martes, 7 de julio de 2015

Tras el despecho con Rubén



Estamos cada vez más de a toque: hace unos meses al filtrarse en las redes sociales el discurso motivador de Lorenzo Mendoza a los empleados de Polar de seguir luchando en el país, más de un venezolano en el exterior se ofendió al darse por aludido. Entonces se volvió viral una carta abierta escrita por una emigrante que le reclamaba: "Cómo se ve que usted nunca ha tenido que hacer colas".
Es que adentro o afuera nos lo estamos tomando todo muy a pecho, qué intensidad, por ejemplo yo me tomé muy a pecho cuando Gabriela Montero instó que evitáramos compartir momentos felices por las redes sociales desde Venezuela. Lo que más me dolió fue el apoyo que tuvo de tantos venezolanos que hoy viviendo en aires menos viciados que el nuestro, coincidieron con las severas apreciaciones de la pianista sin escatimar insultos ni ofensas hacia sus paisanos.  
Como si fueran nativos de otras galaxias. 
Palabras más, palabras menos, pero sin tantas groserías como los internautas, Rubén Blades firmó una descarga similar contra los venezolanos como consecuencia de un artículo de Ibsen Martínez en El País. Y digo firmó porque los malpensados aseguran que ese artículo tan pobre en su página web no lo pudo redactar quien compusiera Maestra Vida.
El artículo de Ibsen "Pinches ideas" comienza con una anécdota en un concierto de Blades en Mexico en el que tras la frase emblema que siempre dice después de cantar El Padre Antonio y su monaguillo Andrés: "Matan a la gente pero no matan a las ideas", un borrachito gritó: "Ojalá mataran a las ideas y dejaran tranquilas a las personas, güey". 
Releo el artículo de Ibsen y les juro que no entiendo la intensidad de Blades de sentirse ofendido. Ibsen que suele ser bastante ácido, en esta ocasión ni de lejos arremete contra Blades sino contra el fanatismo. La verdad que no encuentro el porqué el cantante de Ligia Elena se sintiera en la necesidad de escribir un artículo largo y latoso donde no solo arremete contra el amigo de su amigo César Miguel, sino también en contra de "algunos venezolanos " que han emigrado a Panamá. Precisamente, huyendo de una pésima idea llamada "Socialismo del Siglo XXI" que hoy tiene a Venezuela sumida en la miseria. 
Parafraseando a Vargas Llosa: "¿En qué momento se jodió Venezuela?"
Quienes ya no somos tan jóvenes, aquellos venezolanos que aprendimos a bailar salsa con Siembra, tenemos memoria de cuando Venezuela era un país de inmigrantes, jamás de emigrantes. "Venezolano no emigra" decía el refrán. Distábamos de ser el país perfecto pero vivíamos en un país que recibía con los brazos abiertos a quienes huían de otras dictaduras, de izquierda o de derecha, al igual que hoy tantos venezolanos buscan llevar vidas más dignas en países hermanos. 
En qué momento Venezuela dejó de ser "el mejor país del mundo" para ser el país más desastroso en esta Latinoamérica. En qué momento nos volvimos una tierra casi sin esperanzas en la que aquel que tiene la posibilidad de escapar, se va sin mirar atrás. El país donde nadie en su sano juicio se le ocurriría inmigrar.  El gentilicio que tiene hasta los tequeteques a Rubén Blades.
Tengo como cinco primos que se han ido a vivir a Panamá con sus familias. No sé si emigrar es una palabra demasiado definitiva, yo que extraño a mi familia conservo la esperanza de que sea temporal, que quienes se fueron regresen algún día a vivir en una Venezuela mejor, y que las familias y los amigos vuelvan a  estar  cerca. No sé si mis primitos comparten mis aspiraciones, están felices en Panamá, un país en crecimiento como alguna vez parecía serlo Venezuela, un país con el que compartimos idioma, excelente para invertir, para trabajar y para criar a una familia. Me pregunto si sus hijos crecerán sintiéndose venezolanos o panameños. 
Otra de las pajuatadas que se volvió viral fue el comentario en Facebook de una venezolana en Panamá despreciando su país de acogida. Semejante carta destapó una olla de resentimiento hacia los venezolanos que ha sido difícil volver a tapar. No sé si esta señora es ejemplo o excepción, pero en lo que a mis primos respecta me consta que están muy agradecidos con el país que les ha abierto sus puertas. 
Por eso duele tanto leer la reacción de Rubén Blades al artículo de Ibsen Martínez, porque más que descargársele al pana Ibsen en una batalla de las ideas, es como si tuviera esa piedrita en el zapato contra la invasión de venezolanos, y aprovechó para descargárseles, además responsabilizándonos de nuestros propios males a quienes hoy vivimos uno de los momentos más difíciles de nuestra historia, como lo es toda Dictadura. 
Un amigo leyendo el artículo de Blades lo comparó con Donald Trump quien comenzó su campaña como aspirante a candidato del partido Republicano en los Estados Unidos criticando a los mexicanos emigrantes en los Estados Unidos. Después Trump hace la excepción: "No todos... ".  
"Pero esos son algunos venezolanos, no todos, no debemos generalizar ", también aclaró con condescendencia Rubén en su artículo, aunque ya los vidrios estaban rotos. 
Pero los venezolanos te seguimos amando Rubén.
Así también somos.