tag:blogger.com,1999:blog-47569342036312406922024-03-17T05:23:53.464-07:00Evitando IntensidadesAdriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.comBlogger733125tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-22498918360467269592024-02-14T18:44:00.000-08:002024-03-16T08:18:45.672-07:00Anatomía de una caída<p><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiAtdukQ35Hi-KnSVElPr-3IQZqx080TDxenO8gCThr4BJ8IAgf83W0ANDQs869dheWK7ad7A73WFzlxHnWEyQRrhgK6-WtYWzB9hZV5p6EdeY6Uo0dJl7DgKZeLzajICqVnp3XWeYHIcn-Thvg5TyKQURG0Pcq5B_vKgBn7HXoycrY_f7voJJvilG43Y/s1456/890ffe24-bdc8-428e-bdf1-aa3969c5b922_2901x1632.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="819" data-original-width="1456" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiAtdukQ35Hi-KnSVElPr-3IQZqx080TDxenO8gCThr4BJ8IAgf83W0ANDQs869dheWK7ad7A73WFzlxHnWEyQRrhgK6-WtYWzB9hZV5p6EdeY6Uo0dJl7DgKZeLzajICqVnp3XWeYHIcn-Thvg5TyKQURG0Pcq5B_vKgBn7HXoycrY_f7voJJvilG43Y/w400-h225/890ffe24-bdc8-428e-bdf1-aa3969c5b922_2901x1632.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /> </span><span style="font-family: arial;"><span face="system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">A pesar de haber sido merecedora de varios premios de la crítica, entre ellos mejor guión y mejor película extranjera en los Golden Globes, le tenía miedo a la película francesa “Anatomía de una Caída”, nominada a cinco estatuillas Oscar entre ellas mejor película -no película extranjera porque no fue escogida por Francia como su película oficial para los premios de la Academia- además de mejor actriz, guión, edición y dirección.</span></span><div><span style="font-family: arial;"><span face="system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Temía a la película dirigida por Justine Triet porque me habían dicho que si bien era buena, era pesada, un “coutroom drama” francés </span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><a style="color: #385898; cursor: pointer;" tabindex="-1"></a></span><span face="system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">que siguiendo la actual tendencia de películas largas dura dos horas y media, pero a pesar de que la vi alquilada en Amazon una lluviosa tarde en la comodidad de mi casa, no me dormí, porque tengo la mala costumbre de quedarme dormida hasta en la más entretenida de las películas, hasta me dormí viendo Barbie, y eso que la vi en pantalla grande, siestas cortas, como de diez minutos, lo que en inglés llaman “power naps”, que me harán perder si acaso una o dos escenas de la película. </span></span><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"> </span><span style="font-family: arial;">Así que predispuesta a que en “Anatomie d’un chute”, más que una pescaíta, esa tarde lluviosa dormiría casi toda la película, a pesar de que el género “courtroom drama” me encanta, pero ha sido trillado en las películas y en las series de Hollywood, además verlo en francés que es un idioma que apenas manejo, sería una prueba de fuerza contra mi narcolepsia, aun así me quedé despierta esperando los “Objections!” y los “Overuled”, o un final catártico como en "A Few Good Men" de Rob Reiner, cuando el coronel interpretado por Jack Nicholson pierde la compostura y grita: “You can´t handle the truth!”.</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Quizás por eso no me quedé dormida en “Anatomía de una caída”, porque si bien se cuece a fuego lento, ninguna escena sobra, además de ser una película que nos adentra en un mundo nuevo, tan humano pero a la vez tan ajeno a las películas de dramas de cortes, o dramas familiares a los que estamos acostumbrados vía Hollywood, porque más allá de algún flash back que evoque una pelea doméstica, en la corte de Anatomía de una Caída, apenas se levanta la voz, y cuando un testigo es llamado a declarar, más que un diálogo entre dos se vuelve una conversación entre varias partes donde suele intervenir el acusado, común debate. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">La película protagonizada por la actriz alemana Sandra Hüller, trata de un escritor tan guapo como fracasado, Samuel, que muere tras caer desde la terraza más alta de su chalet en los Alpes franceses. Pudo haber sido suicidio pero ciertos indicios forenses indican que fue una caída provocada, siendo la única sospechosa la viuda del difunto, Voyter, una exitosa escritora alemana que apenas habla francés (en la película se habla más inglés que francés). Voyter y Samuel no se habían estado llevando bien. El único posible testigo es el pequeño Daniel de doce años, el hijo invidente de la pareja.</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">“Anatomie d’un chute” más que la anatomía de una fatal caída, es la anatomía de un matrimonio desgastado por el triunfo de ella y la inercia de él, y el niño que se debate, más que la corte misma, en entender qué pasó con su padre.</span></div></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-6466812852517261312022-10-17T11:19:00.003-07:002024-02-14T20:22:38.668-08:00"Estimado Cliente"<p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi2Mh53byHkViGyuxDZoZy1eYrl93_LIvY8_5uLRRFNAoE9SYVjDKEwYVsaW4oYsRKa4-8qs6_1-0KWyVYy2RRXK954T1TT5ROoGcjDUgHaHN0NGE_2fR-JgWIq0K5KqUoBI_izMISLTPjmAxVUyu9XcXpqI-zSwrP5S2Du-dFt5uFv-AOxY23gO2bw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="540" data-original-width="960" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi2Mh53byHkViGyuxDZoZy1eYrl93_LIvY8_5uLRRFNAoE9SYVjDKEwYVsaW4oYsRKa4-8qs6_1-0KWyVYy2RRXK954T1TT5ROoGcjDUgHaHN0NGE_2fR-JgWIq0K5KqUoBI_izMISLTPjmAxVUyu9XcXpqI-zSwrP5S2Du-dFt5uFv-AOxY23gO2bw=w400-h225" width="400" /></a></div> <p></p><p><span style="font-family: arial;">Hace como d<span style="color: #050505;"><span style="font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">iez días vi por HBO "Sentimos las Molestias" serie española parecida a la recordada "Pareja Dispareja" original de Neil Simon, sobre dos amigos de vieja data, ambos llamados Rafael, que por un tiempo se mudan juntos. En una escena de la serie llegan unos supuestos fumigadores de parte del municipio a acabar con no recuerdo qué plaga, les enseñan un papel, les piden que se queden en el jardín que el trabajo se hará con premura, y con premura les roban dentro de la casa relojes, dinero y los "ordenadores". Cuando van a poner la denuncia </span></span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><a style="color: #385898; cursor: pointer;" tabindex="-1"></a></span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">le dicen en la comisaría que no hay nada que hacer, que esa es típica estafa en la que las víctimas son viejos. </span></span></p><p><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">"¡Viejos nosotros!" responden los dos Rafaeles ofendidos, además de robados, los llaman viejos, qué indignación.</span></span></p><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">En el momento que la vi, me reí, qué conejos, típico viejos, cómo imaginar que menos de cuarenta y ocho horas después, caería, o casi caería, como una tonta en una estafa para robarme mi cuenta de whatsapp. Todo empezó un lunes temprano en la mañana cuando sonó mi celular: "estimado cliente la llamamos de Digitel ofreciendo el servicio de 5G, le vamos a mandar un código para que se conecte", esa es la versión resumida, la versión larga es un hombre de parte de Digitel hablando a cien kilómetros por hora para marearte, y como yo quiero servicio 5G, aunque todavía esa velocidad ni siquiera ha llegado a Venezuela, di la clave que acababa de llegar a mi celular sin percartame que estaba dando la clave para cambiar mi whatsapp. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Si, ya sé, qué coneja. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Apenas di los números se me prendió la alarma, sobre todo cuando el "estimado cliente", frase que repetía sin cesar, me pidió que para completar el proceso debía apagar el celular durante más de una hora. Mi mediana inteligencia entonces se despertó, de inmediato le colgué, logré entrar en whatsapp y cambiar otra vez la clave. El "estimado cliente" me volvió a llamar pidiéndome la clave nueva, ahí ya me había convencido que al igual que los viejos de la serie española, esta pobre viudita estaba en proceso de ser víctima de una estafa.</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">O casi.</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">No logré recuperar mi whatsapp de inmediato, fui a Digitel, me confirmaron -con una sonrisa condescendiente- que mi cuenta de whatsapp estaba hackeada, que ninguna potestad tenía Digitel con WhatsApp para arreglarlo, son dos compañías distintas, tenía que comunicarme directamente con ellos. El muchacho que me atendió en Digitel no se pudo ahorrar decirme: "¿Acaso no le pareció extraño que la llamada fuera desde un número de Movistar?".</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Ni que los viejos nos fijáramos en eso. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Logré contactar con Whatsapp por email, muy amables me dijeron que si mi cuenta había sido hackeada -o estaba bloqueada- tenía que esperar una semana para recuperarla, lamentablemente nada se podía hacer antes, esos eran los plazos. Por el whatsapp de mi mamá y a través del servicio de mensajería de Instagram, logré comunicarme con familiares y amigos para que me sacaran de todos los chats. Escribí un mensaje por Facebook y otro por Instagram alertando a mis contactos. La verdad no sé si llegué a ser hackeada, por lo menos nadie de mis contactos me dijo que les escribieron desde mi cuenta para pedirles dinero o cambiar dólares. Mi dignidad quiere pensar que logré detener la estafa a tiempo, logrando bloquear mi WhatsApp antes de que llegaran a pedir dinero en mi nombre. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">En la tarde conversando con los vecinos en la junta de condominio, varios habían recibido llamadas similares, incluido mi hijo, pero ninguno cayó. Lo</span><span style="font-family: arial;"> que más dolió fue el orgullo, la más coneja del edificio. </span><span style="font-family: arial;">Aunque una vecina me confesó que ella también habría caído si no la hubieran alertado de este modus operandis de hackeo. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Hoy me entero</span><span style="font-family: arial;"> de muchas personas en días recientes que han sido víctimas de la misma estafa y muchos de sus contactos han sido víctimas de creer que están pidiendo dinero, depositando cifras más o menos altas en las cuentas suministradas. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Una vez recuperada mi cuenta de whatsapp, escribo esta intensidad, porque a pesar de que a quién le puede gustar confesar que cayó por inocente, o por vieja, no está de más avisarles que no se dejen<br />marear por ningún "Estimado Cliente" y no se pongan de conejos a estar dando claves a desconocidos. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><br /></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-90601892208515900682022-10-16T14:44:00.004-07:002022-10-17T10:04:36.834-07:00 La visita <p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgmzlaK8juMmnhcSsZWovG3m-h3lO_N1sU_DadyHNXwd4tty4aQGeZQcfpA3KMqpVwMhQxweNXYaw44Yp4CfqK8k6EELBRHOho-p0vdwGMGI_UaQXyv-kmtgRKNgHT8UjYLtaHVWRsyH7txbJGWYaeCk8NcuXNG8zd4Xa6BjiwRL9HWZAynVc89MzqX" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="400" data-original-width="600" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgmzlaK8juMmnhcSsZWovG3m-h3lO_N1sU_DadyHNXwd4tty4aQGeZQcfpA3KMqpVwMhQxweNXYaw44Yp4CfqK8k6EELBRHOho-p0vdwGMGI_UaQXyv-kmtgRKNgHT8UjYLtaHVWRsyH7txbJGWYaeCk8NcuXNG8zd4Xa6BjiwRL9HWZAynVc89MzqX=w400-h266" width="400" /></a></div><p><br /></p><span style="font-family: arial;">Esta semana salió publicada en Babelia la lista de las mejores novelas españolas del siglo XXI según el consenso de varios críticos, encabezando la lista la trilogía "Tu Rostro Mañana" de Javier Marías. </span><p></p><p><span style="font-family: arial;">Tras la muerte de Marías el pasado 11 de septiembre muchos amigos me pidieron que les recomendara la mejor novela para empezar a leer al escritor madrileño. No recomendaría empezar con "Tu Rostro mañana", sería como empezar a escalar montañas subiendo al Everest, mejor empezar con lecturas más sencillas como "Corazón tan Blanco" (1992) o con "Todas las almas"(1989), basada en la etapa en la que Marías era un joven profesor en Oxford, novela que aunque debe tener rasgos autobiográficos (¿qué novela no los tiene?) Marías aseguraba ser pura ficción y que personajes que muchos lectores afirmaban haber conocido, eran productos exclusivos de su imaginación.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Recuerdo a Bryce Echenique cuando decía de sus novelas que sus amigos juraban que lo inventado era cierto, y lo cierto inventado. </span></p><p><span style="font-family: arial;"> Por fin decidí a entrarle a "Fiebre y lanza" (2002) primera entrega de la trilogía "Tu rostro mañana" conmovida por la inesperada muerte de Marías, siendo esta su más ambicioso proyecto literario por su densidad de tres novelas de casi mil páginas cada una. Después de leída reitero que "Fiebre y Lanza" no es una novela que recomendaría a quien nunca ha leído a Javier Marías, es un largo y tortuoso camino. Confieso que me costó un poco leerla y no sé cuando encontraré la disposición para leer los dos tomos que me faltan de la trilogía, por ahora preferiría regresar con nuevos ojos a "Mañana en la Batalla piensa en mi" (1994) merecedora del premio Rómulo Gallegos que fue la primera novela de Marías que leí, o buscar "El Hombre Sentimental", novela corta de Marías que me falta por leer. </span></p><p><span style="font-family: arial;"> A pesar de que su lectura no fue todo lo fluida que habría deseado, en "Fiebre y Lanza" encuentro párrafos y páginas llenas de maravillosas disgresiones, sello típico del genio narrativo de Marías, entre esos párrafos rescato uno no por ser el mejor sino porque me remite a un tema que le leí alguna vez al Javier Marías articulista sobre cómo se salta cualquier descripción sobre sueños en las obras de ficción porque les parecen un frenazo en la acción. Bien escribió Calderón de la Barca: "Y los sueños, sueños son". En "Fiebre y Lanza" el narrador reflexiona sobre los sueños como "la memoria imaginando", y hace hincapié que cuando soñamos con nuestros muertos: "Los trae nuestra conciencia dormida...".</span></p><p><span style="font-family: arial;">Y una con el anhelo que nuestro muertos, de vez en cuando, vienen en sueños a visitarnos. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Por ejemplo la otra noche soñé con Isaac Chocrón, en el sueño estaba un poco más serio de lo que acostumbraba ser mi simpático profesor, diría que como melancólico, y el Isaac que conocí era todo menos melancólico, pero ahí estaba mi querido Isaac ante mí, y como en los sueños nuestros muertos siguen vivos, lo abracé y le dije: "Qué alegría verte de nuevo mi querido Isaac".</span></p><p><span style="font-family: arial;">Como suele suceder en sueños cuando caemos en cuenta que la persona con la que hablamos está muerta, me desperté con sobresalto, no tardé en recordar el párrafo de Marías y asociar que Isaac, que en noviembre cumple once años de haber muerto, era Libra, por estos días habría estado cumpliendo años, y quizás mi consiente no haya estado al tanto de celebrar a mi estimado profesor, pero mi subconsciente no ha dejado de añorarlo. </span></p><p><br /><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhi8aqZWTlbPEfET5GjSL9_JUndRTS1xZjGMUHdsDcFZBEZAYshRGuKGYjISL2d_lUx4uwOVcwjrio9hQ9535tSqcQncEUSrtwZ_ozK6Dg-zgbtLNx6vN6QxxcPI3XZyZGDyQ4dmL1coY0cGqTd15ZyHEMfeDrIxL6egvvpniGrBdo_Ozy_37Jt1g6h" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="395" data-original-width="700" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhi8aqZWTlbPEfET5GjSL9_JUndRTS1xZjGMUHdsDcFZBEZAYshRGuKGYjISL2d_lUx4uwOVcwjrio9hQ9535tSqcQncEUSrtwZ_ozK6Dg-zgbtLNx6vN6QxxcPI3XZyZGDyQ4dmL1coY0cGqTd15ZyHEMfeDrIxL6egvvpniGrBdo_Ozy_37Jt1g6h=w400-h226" width="400" /></a></div><p></p><p><br /></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-83687588754630183442022-10-14T06:21:00.004-07:002022-10-14T06:21:56.124-07:00 Los Años <div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgA_PRIplaH2K1KUcpwZbMSLlUfpHxcByp2QDvrnVsahAh_aZ5XcZueWp421hxmGQZyWNNOEDm-pt2RcVLjdcQg_whJVLFlKG2ix-X6sBUKDwR65kLHDhBwvpoWA2d8KLTfkDjQ9QGXEPOm2kELXPT2JPFf_O5oVJRrTvZBqTZ7aQNTThvqqv2B3zEJ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="640" data-original-width="1024" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgA_PRIplaH2K1KUcpwZbMSLlUfpHxcByp2QDvrnVsahAh_aZ5XcZueWp421hxmGQZyWNNOEDm-pt2RcVLjdcQg_whJVLFlKG2ix-X6sBUKDwR65kLHDhBwvpoWA2d8KLTfkDjQ9QGXEPOm2kELXPT2JPFf_O5oVJRrTvZBqTZ7aQNTThvqqv2B3zEJ=w400-h250" width="400" /></a></div> </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">El pasado jueves seis de octubre la Academia Sueca anunció a Annie Ernaux (1940) como Premio Nobel de Literatura 2022, narradora francesa considerada una maestra de la “autoficción” por usar descarnadamente su vida privada para hacer literatura.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">A Annie Ernaux no la había leído, pero si a otro maestro francés del género: Emmanuel Carrere(1957), quien también <span style="font-family: inherit;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span>figuraba en las quinielas de los posibles candidatos al Nobel este año. Carrere ha llevado a tales extremos este género de autoficción que su segunda esposa ganó una demanda para impedir que hiciera novelas de su vida privada, o por lo menos se abstuviera de mencionarla en futuras obras, ni a ellos ni a su hija en común. Aunque Carrere se arregla para hacerlo. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"> Esto de los premios no es una ciencia exacta pero sospecho que tras ser reconocida Ernaux con el más ambicionado galardón de la Literatura mundial, Carrere tiene las mismas posibilidades de llevarse un Nobel que las que tuvo Philip Roth después de que a Saul Bellow se lo dieran, y de las que hoy narradores británicos como Martin Amis y Julian Barnes, tienen tras el Nobel a su compatriota Kazuo Ishiguro.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Si bien he leído varias novelas de Carrere, casualmente ahora estoy leyendo "El Reino", a Ernaux solo la conocía de referencia, en mi enorme ignorancia pensé que era una escritora de relatos canadiense (lo que según mi teoría de no repetir los Nobel de Literatura a autores del mismo país, generación y estilo, Ernaux no lo habría recibido tras el Nobel a la cuentista canadiense Alice Munro). </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Ayer bajé en Kindle "Los años" de Ernaux, es muy temprano para saber si me va a morder su literatura, aunque sus novelas son tan cortas que imagino que pronto lo sabré. Por los momentos el párrafo final del primer capítulo de "Los años" describe un pensamiento que me ronda tras la muerte de mi padre y de mi marido, con menos de año y medio entre si, reflexionando sobre los ciclos de la vida, sobre cómo las dinámicas familiares se transforman inevitablemente con el tiempo y así quienes fueron importantes en la primera parte de nuestras vidas: padres- abuelos; coincidirán muy poco - si acaso lo hacen- con quienes con suerte nos acompañan la segunda parte: Hijos- nietos.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Sobre esas transiciones Annie Ernaux finaliza el primer capítulo de "Los años": </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">"En las conversaciones en torno a una mesa familiar seremos tan solo un nombre, cada vez más sin rostro, hasta desaparecer en la mesa anónima de una generación remota".</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Queda hablar a quienes llegan de quienes se fueron, pero a la larga eso seremos, una generación remota</div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-87122262305089900952022-09-21T08:53:00.000-07:002022-09-21T08:53:02.238-07:00El sandwich perfecto<div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgLxl2dozfVAEjog2dKZeWjOLJma6gbKPP4aMbENETUo73qxB-Js3cREoT_ceVgursPh_aRy1peW-tkNU8rpD2L5kUl982_Ia2Erl8m8jk7RGDxuu1m_2KtTCmJGs58VqFv5MQQEceGePZ5F26Pnbg6PZcFBM3uqkVGQtYwl5DdY0USv9DwoprbYwoA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="315" data-original-width="600" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgLxl2dozfVAEjog2dKZeWjOLJma6gbKPP4aMbENETUo73qxB-Js3cREoT_ceVgursPh_aRy1peW-tkNU8rpD2L5kUl982_Ia2Erl8m8jk7RGDxuu1m_2KtTCmJGs58VqFv5MQQEceGePZ5F26Pnbg6PZcFBM3uqkVGQtYwl5DdY0USv9DwoprbYwoA=w400-h210" width="400" /></a></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><br /></div>Siempre que paso frente a la panadería La Selva en el Bosque tengo un momento magdalenas de Proust, me transporto a mi infancia cuando cada vez que la familia agarraba carretera, mi papá iba a La Selva para comprarnos un sandwich a cada uno. Los sandwichs de La Selva conocidos como "Subm<br />arinos" consistían en una canilla con todo tipo de embutidos, no recuerdo que tuvieran ni lechuga ni tomate ni cebolla, solo embutidos. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Mi papá compraba todos los sandwich iguales, nada de al mío no le pongan mortadela, <span style="font-family: inherit;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span>al mío solo salchichón... mi mamá los repartía en la camioneta Ford Ferlaine antes de agarrar carretera usualmente a Barinas. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"> A nadie se le ocurría abrir los sandwiches para escarbar lo que no nos gustara, ni siquiera yo que escarbar es uno de los verbos que mi mamá sigue usando a la hora de describir mis hábitos alimenticios, porque si bien de niña era muy ñonga a la hora de comer, para mi estricto paladar infantil los sandwiches de La Selva eran una alquimia perfecta de ingredientes que jamás me atreví a modificar. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"> Hoy no podría recordar ni de qué hablamos en esos viajes por carretera, ni dónde nos parábamos para ir al baño, ni si tomábamos agua, jugo o Coca Cola; pero si existe memoria del gusto, la tengo intacta de los deliciosos sandwiches de La Selva. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Dejamos de ir a Barinas, mis hermanos y yo crecimos, y no volví a comer un sandwich submarino de La Selva, hasta que años después en un viaje a La Sabana, en el litoral central, que hice con mi esposo y mis hijos quise repetir la experiencia, porque La Selva sigue en la misma esquina en El Bosque, igualita, como detenida en los años 70, pero no fue lo mismo: mis niños de inmediato abrieron sus submarinos para hacer su propia versión del sandwich perfecto. Temo que yo hice lo mismo.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"> En las curvas rumbo a La Sabana me di cuenta que los sandwiches de entonces, décadas después, ya no me parecían los mismos no porque hubieran cambiado en la excesiva combinación de embutidos ni por la conciencia del exceso de calorías ni la bomba de colesterol que representaban, sino porque a pesar de que con mi esposo e hijos no nos faltaron rituales inolvidables, el sandwich perfecto se había quedado en el pasado, en esos viajes a Barinas en una camioneta azul Ford Fairlane con mis padres y mis hermanos.</div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-80797827726394947822022-09-16T09:28:00.002-07:002022-09-16T09:28:30.390-07:00El último pellizco del joven Marías <p><br /></p><p style="text-align: justify;"> <span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhvrijqAh_Zb7wMVsxvEXEGeQ9OziTUYWchZ2s7f9lKW4bAl7QfGanC_F6N9kaKYB2itD_5oFvF631THlvpkfE5bp5uBTBsTXm5_7qH6XgyxhjGOkzT73u59kwfBSyEpdDSt8H4EC6ArSmujfR_mLd2NYuai2i5dRdLJwJR2rnGDqda1r0PYQcNW0kQ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="409" data-original-width="700" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhvrijqAh_Zb7wMVsxvEXEGeQ9OziTUYWchZ2s7f9lKW4bAl7QfGanC_F6N9kaKYB2itD_5oFvF631THlvpkfE5bp5uBTBsTXm5_7qH6XgyxhjGOkzT73u59kwfBSyEpdDSt8H4EC6ArSmujfR_mLd2NYuai2i5dRdLJwJR2rnGDqda1r0PYQcNW0kQ=w400-h234" width="400" /></a></div><br />La madrugada del pasado lunes desperté como a las cuatro de la mañana y me costó agarrar de nuevo el sueño, me fui al universo de los “Y si tan solo”, universo que se debería evitar como la peste, pero al cual es difícil de vez en cuando no visitar. <span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">La noticia de la inesperada muerte de Javier Marías de una infección pulmonar a semanas de cumplir 71 años me dejó movida, no porque hubiese conocido al escritor español más allá de sus novelas, y artículos primero como El Fantasma y después los publicados en El País, me afectó también su edad y su manera </span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">de afrontar el oficio de escritor. </span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Para los menores de cuarenta, setenta y un años les parecerá casi un anciano, pero qué susto pensar que apenas era doce años mayor que yo. Tengo muchos amigos de esa edad. Yo todavía me siento una joven promesa. </span></p><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"> Regresando a mis desvelos ¿por qué me tomé la muerte del a menudo cascarrabias articulista de El País -acostumbrado a pellizcarle el culo al lector, como decía Cabrujas debía ser todo buen articulista- de manera más intensa que las de otros admirados escritores como Gabriel García Márquez, Philip Roth y Patricia Highsmith? </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Quizás porque me llevó sin querer a ese universo de los “Y si tan solo”. Hijo del conocido filósofo español Julián Marías, el joven Marías como se le conoció hasta su muerte, comenzó su carrera como traductor y profesor universitario antes de dedicarse exclusivamente a la escritura. Trato de sacar cuentas desde cuándo soy su lectora, no lo leí cuando ganó el premio Rómulo Gallegos por su novela “Mañana en la batalla piensa en mi”, publicada en el año 1994, pero si fue su primera novela que leí, mi edición es de 1997. Sus novelas anteriores: “Todas las almas” y “Corazón tan blanco” las leí poco después. "Negra espalda del tiempo", para muchos su mejor obra, la leí recientemente. Me salté su obra más ambiciosa la trilogía “Tu rostro mañana” (Ayer comencé con el primer tomo), y estoy al día con sus novelas publicadas los últimos diez años, la última: “Tomás Nevinson”, la terminé hace un par de meses. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">El caso es que si bien no conocí personalmente a Javier Marías, tenía más de veinte años leyéndolo y eso no es que me hace una experta en su obra, no soy crítico literario y soy de memoria corta, pero si sentirlo cercano, como un amigo del cual siempre tenía noticias. Y aunque para muchos su literatura fuera un ladrillo, y para otros arrogante como columnista, a Javier Marías no se le podía negar que tenía lo que se llama Oficio de Escritor, catorce novelas publicadas a lo largo de tres décadas, algunas mejores que otras, pero todas impecables. Con “Tomás Nevinson” (2022) Marías se despide -creo que no hay obra póstuma- con una excelente novela de ochocientas páginas que deja a sus lectores con ganas de más, porque Javier Marías no llegó a ver su ocaso como narrador, murió cuando todavía estaba en la cresta de una ola de la que nunca cayó. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">No se puede decir lo mismo de mis otros escritores preferidos fallecidos aquí nombrados, autores como García Márquez, Philip Roth, Patricia Highsmith; que tuvieron suficiente vida para darse el lujo de retirarse del oficio de escritor. Porque si se piensa en la escritura como oficio, Javier Marías era el propio escritor a dedicación exclusiva, aunque en una de sus tremenduras asegurara que ser escritor era el mejor oficio para “señoritos vagos”, pero sabemos que no es así, para publicar catorce novelas como las escritas por Marías se requiere imaginación, inteligencia, constancia, talento, y sobre todo mucho trabajo. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Viendo por YouTube un encuentro que realizara Alfaguara para celebrar el aniversario de la editorial donde reunieron a Marías, con Arturo Pérez Reverte y Mario Vargas Llosa, cuando la moderadora pregunta a tan distinguido panel cuándo decidieron ser escritores, Marías contestó que el nunca decidió ser escritor, él lo que quiso fue escribir, escribir aquellas historias que quería seguir leyendo, por ejemplo de niño leía muchas historias de mosqueteros, y como era un género no muy extenso, comenzó como a los doce o trece años a escribir sus propias historias de mosqueteros, aunque eventualmente quien se haría famoso como escritor de historias de mosqueteros fuera su amigo Pérez Reverte con sus novelas del Capitán Alatriste, y el Maestro de Esgrima. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">No creo que Javier Marías visitara a menudo el universo de los “Y si tan solo”, y "si tan solo hubiera insistido con mis historias de mosqueteros", no creo, si lo lloro más de lo que lloré a otro escritor con una carrera literaria similar, digamos Philip Roth, quizás al ser Marías más contemporáneo conmigo, ver cómo el tiempo pasa tan rápido, y me ha faltado la constancia y el coraje de escribir con oficio. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">"Y sí tan solo...". </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Y también lloro el saber que a Marías, casi alcanzando los setenta y uno, cuando sus lectores creíamos que todavía lo tendríamos para rato, que por lo menos en la próxima década cada dos años tendríamos una nueva novela de él, y todas las semanas un artículo sobre los más variados temas, porque esos “señoritos vagos” escritores suelen ser longevos, un mal domingo en lugar de su acostumbrada columna en El País recibimos la noticia de su muerte por una afección pulmonar. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Tremendo pellizco en el rabo, joven Marías, venir a morirse cuando todavía le quedaba tanto por escribir</div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-51466317382893219182022-08-30T10:01:00.009-07:002024-02-14T20:28:26.149-08:00Un VIP, un VIP <p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjlJfzY-DVdzjgmVpdCwVDjKgvppJ_C6yfONu6iGf0gLSoTZwAY5TmsKHCwpjzZbeIgzlMyJIgqm1kU0PEG9w1fwqtRlQx7CjD19XyXrXr2H_hzXpP7f8RvENba1hrReBeV-vUEoqSlQP7Nt_yz4P5wqQI9H52QFhsL7TOYDwhqhueJj9_aJ5H-q5d9" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjlJfzY-DVdzjgmVpdCwVDjKgvppJ_C6yfONu6iGf0gLSoTZwAY5TmsKHCwpjzZbeIgzlMyJIgqm1kU0PEG9w1fwqtRlQx7CjD19XyXrXr2H_hzXpP7f8RvENba1hrReBeV-vUEoqSlQP7Nt_yz4P5wqQI9H52QFhsL7TOYDwhqhueJj9_aJ5H-q5d9" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: medium;"><br /><br /></span><p></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Eugenia compartió la noticia en el chat como si de un sobrino se tratara: ¡Bad Bunny se llevó el premio MTV al mejor artista del año, no el MTV Latino, el MTV, MTV! Le ganó a artistas como Harry Styles, Drake, Lizzo y Ed Sheeran; primer artista de habla hispana en llevárselo y además dio su discurso de agradecimiento en español. </span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Helvetica Neue;">¿Quién le habría dicho a la Eugenia de hace cinco años que la Eugenia del futuro iba a celebrar el triunfo en los premios MTV de un reguetonero? </span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Helvetica Neue;">La invasión de la más reciente ola de reguetón ha sido difícil de resistir, a mi todavía solo me gusta bailarlo, y entre junio y agosto de 2022 bastante que he bailado “Tití me preguntó” de Bad Bunny, la canción con la que el artista puertorriqueño nacido en 1994, la edad de mi hija Isabel, levantó controversia en las redes porque entre las “mucha novia, mucha novia” que se iba a llevar para “un selfie, say “cheese” en un VIP, un VIP” en medio de la bacanal de la coreografía, le estampó un beso en la boca a un bailarín, para aplausos de unos, y disgusto de otros. </span></span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Tanto la bailé que tengo tres meses con el “un V.I.P, un V.I.P” pegado y eso que lo que más me cuesta del reguetón es las letras, por ejemplo: </span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">“Vamo´a tirarno’un selfie, say “cheese”, ey </span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Que sonrían las que ya les metí </span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">En Un VIP, un VIP</span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Saluden a Tití”…</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgsEn2x2b7D4wZFECLbAkQqjr7V07VMpW2EgNJkoKvExfq7-AV5vw8d_VqUDBS9sz66Vkjeq44B-LnMVbGz2XUcQ3L9cMiOWdGI6Py_6y9CHrHwrPNEvrXidsH03a5zzyZVCoThbPtOpOWaUj5qTL5F38T8SjWfnw2mrqJ5GtsFrBbURQpFo8CUSQU4" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: medium;"><img alt="" data-original-height="770" data-original-width="1280" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgsEn2x2b7D4wZFECLbAkQqjr7V07VMpW2EgNJkoKvExfq7-AV5vw8d_VqUDBS9sz66Vkjeq44B-LnMVbGz2XUcQ3L9cMiOWdGI6Py_6y9CHrHwrPNEvrXidsH03a5zzyZVCoThbPtOpOWaUj5qTL5F38T8SjWfnw2mrqJ5GtsFrBbURQpFo8CUSQU4=w320-h193" width="320" /></span></a></div><p></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span>Cada generación con lo suyo, el año pasado mi amiga Anita para celebrar su cumpleaños y su regreso a la vida después de pasar por un Covid muy fuerte, reunió a un grupo de panas a una merienda en el jardín de su edificio. Puras mujeres. Como DJ una amiga conectó su teléfono a unas cornetas. La único que pidió la cumpleañera fue que no le pusieran reguetón porque la atormenta. Cantamos y bailamos la música que oíamos entre los años 70 y 80: Rubén Bládes, Barry White, Donna Summers, Police… la fiesta estaba muy animada, cuando comenzó a anochecer llegaron algunos hombres: los hermanos mayores de la cumpleañera, el novio, el cuñado, los sobrinos adultos… los caballeros se sentaron en una mesa aparte aturdidos con el mujerero loco cantando y gritando, hasta que en el momento de euforia mayor, cuando las niñas cincuentonas cantábamos como las veinteañeras que alguna vez fuimos: “Sufre mamón, devuélveme a mi chica o te retorcerás entre polvo pica pica”, el hermano mayor de la cumpleañera, a quien como que nunca le quitó una novia un chico pijo con un jersey amarillo, se paró frente a las cornetas gritando eufórico: “¿Pero bueno niñitas qué música es esta? ¿Qué es eso de te retorcerás entre polvo pica pica? ¿A ustedes qué les pasa? ¡Pongan buena música, caramba!” </span><span>no sé si fue que tomó control de las cornetas o si surtió efecto el regaño, pero el volumen de la música inmediatamente bajó, se acabó la salsa, el merengue, el disco y el pop, y se dejó oír un jazz incidental muy bueno para conversar pero con varios rones/Vodkas/proseccos encima lo que queríamos era bailar y cantar, y tras el grito de “¡Pero bueno niñitas qué música es esta!”</span><span> d</span><span>espertamos del embrujo y poco a poco empezamos a buscar nuestras carteras, “miren la hora que es”, “mi marido me va a matar”, "No me gusta manejar de noche", “dejé sola a mi mamá”.</span></span></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span> </span>El hermano mayor lo que consiguió fue que se acabara la fiesta de cumpleaños, hasta el año que viene, arrivederci, háganme un favor y no me inviten para la próxima... de no habernos interrumpido así, tan abrupto, tan cortanota, la fiesta se habría extendido horas, días, semanas, hasta meses, y quizás ahí todavía estaríamos cantando: “Sonrían las que ya les metí en un VIP, un VIP, saluden a Tití”.</span></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-55432927888442805292022-08-26T18:50:00.001-07:002022-08-26T18:50:50.628-07:00¡Viva Yordano!<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEid1iOrZwYspNSLHVqmk-F_uLfPRuhZPTTc3hWGyNvmCLrRSgvWKlEew57AJWAjXOMPuimJIHiIFiQK71NzAw0ubs96c3sTMGtlLdXSJIBmBLqH9TIEsCnO0-wxLgzfoCBcoDk3hG9uVeKQzvG3PCMe6s3gx42K3t0YbguIft3Nu7gSPrXTmRPGat9C" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="1080" data-original-width="1724" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEid1iOrZwYspNSLHVqmk-F_uLfPRuhZPTTc3hWGyNvmCLrRSgvWKlEew57AJWAjXOMPuimJIHiIFiQK71NzAw0ubs96c3sTMGtlLdXSJIBmBLqH9TIEsCnO0-wxLgzfoCBcoDk3hG9uVeKQzvG3PCMe6s3gx42K3t0YbguIft3Nu7gSPrXTmRPGat9C=w400-h250" width="400" /></a></div> <p></p><p style="text-align: justify;"><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Exploto de orgullo tras la noticia que mi hermano de la vida @yordanodimarzo, recibirá en noviembre un Premio a la Excelencia Musical de los Latin Grammy en Las Vegas, reconocimiento que llega cuando Yordano celebra con la gira: “Vivir para cantarlo”, cuarenta años de vida profesional, aunque según aseguran sus amigos de juventud, Gio anda con la guitarra al hombro desde siempre.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Dicen las malas lenguas que había quienes se quejaban: “Otra vez Giordano con la guitarrita”, </span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">pero cuando Giordano profesionalmente pasó a ser Yordano, su amigo Carlos Morales andaba con varios Discos Negros en la maleta del carro repartiéndolos entre posibles conquistas: “Ese es mi pana, ya verán como pronto será famoso”.</span></p><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">No llegaba a imaginar Carlos cuánto, cuando su mutuo amigo Roberto Cassani fue a verlo por primera vez en Estudio Mata de Coco, se quedó impresionado porque el “otra vez Giordano con la guitarrita”, se había convertido en Yordano, un verdadero ídolo con su Otra Cara Bonita, su Manantial de Corazón, su Hoy vamos a salir … De ese primer disco de Yordano con “Y” conocido como el Disco Negro, todas las canciones fueron éxitos en la radio. Las LigiasElenas de la época nos las sabíamos de corazón. A diferencia de Carlos y de Roberto, fui fan de Yordano antes de ser su amiga, de esas fans que se abrían paso a codazos para estar en primera fila en el Estudio Mata de Coco coreando: “Mil susurros de arena que se desvanecen conmigo”.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">No mucho después de esas primeras presentaciones, en el año 1987 cuando ya Yordano tenía un segundo disco y material suficiente para su primer concierto solo en el Teatro Teresa Carreño, una noche fue a la Sala Juana Sujo en la calle Los Manolos de Los Caobos donde se presentaba Suicidio en Si Bemol de Sam Shepard dirigida por Enrique Porte, más que para ver la obra quería conocer a Enrique por recomendación de José Ignacio Cabrujas quien los consideró buena liga para lo que sería La Noche, una inolvidable puesta en escena basada en la imaginería urbana de Yordano.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">A pesar de que era un reguapo que estaba en la cumbre de su popularidad -presencié como un grupo de muchachas lo perseguía a gritos a las puertas de RCTV en Quinta Crespo como si de un Beatle se tratara- Yordano encajó de inmediato y sin ínfulas en el Taller del Actor, siendo uno más de esa familia elegida que formamos a mediados de los años ochenta además de Enrique, su esposa Rosa Helena, El Chino, Laurita, José Ramón, Flavio, y por supuesto Mariale, entre otros amigos que orbitaban por la Cervecería Tío Pepe en la Calle El Recreo en Sabana Grande. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Yo era como la mascota del grupo, soldado raso, si trato de ponerle fecha al inicio de mi amistad con Yordano, el cómo pasé de fan a amiga sin dejar de ser fan, el momento exacto en el que dejé de verlo como galán musical para entrar definitivamente en el “Friend Zone”, quizás fue cuando en una de nuestras primeras conversaciones nos dimos cuenta que compartíamos al peruano Alfredo Bryce Echenique como escritor de cabecera, considerándonos miembros del Club Martín Romaña, antihéroes por naturaleza que entre otras características: “odiábamos molestar”. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"> Pero el amigo del alma de Yordano en el Taller del Actor era Enrique, eran contemporáneos, ambos vivieron en Londres por la misma época de los años 70, no se llegaron a conocer entonces, aunque Yordano era amigo de Cheo Porte, hermano de Enrique. Esa noche finalizada la función en la pequeña sala de teatro en Los Caobos, el músico y el hombre de teatro se hicieron mejores amigos, espíritus afines con las mismas referencias musicales, literarias y cinematográficas, además de similares maneras de ver la vida. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">De cierta forma tan entrañable amistad la heredé cuando Enrique muriera inesperadamente de un ataque al corazón en agosto de 1990, amistad que ha fluido de manera intermitente con el transcurso de los años, si sigo poniendo fechas, tras su matrimonio con Yuri -aunque ella jure que me tenía unos celos horribles- nos ha vuelto una llave que sería inseparable, de no ser por razones geográficas que con suerte hemos logrado sortear. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Y aunque de vez en cuando nos enfrasquemos en interminables discusiones como si Sansa debió haberle advertido a Jon Snow que contaba con las tropas de Little Finger en la Guerra de los Bastardos en la serie Game of Thrones (Yordano sigue bravo con Sansa, a mi me parece que fue parte de su estrategia), mucho más es lo que tenemos en común: “Hablan el mismo lenguaje”, dice Yuri “A veces no los entiendo, como si estuvieran hablando otro idioma”. </div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Entre Yordano y yo fue surgiendo un cariño fraternal, amistad que no tendrá cuarenta años, como su carrera profesional, pero si los suficientes para haber compartido tanto alegrías como tristezas, como dice la canción: “Yo aguanto llanto y risas también”… llantos como las inesperadas muertes de Enrique, de su hermano Evio, del amigo Morales, y de mi marido Oscar. Y tantas pero tantas risas y alegrías, siendo la alegría más reciente el anuncio del reconocimiento de los Latin Grammy a la trayectoria de Yordano por su “excelencia musical y aporte a la música latina, una leyenda de la música”, que tendrá lugar en noviembre en Las Vegas.</div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Haré lo posible por acompañar a Yordano y a Yuri en ese momento tan importante, lo que no puedo prometer es no regresar a mis andadas de fan veinteañera y que en lugar de cantar “Viva Las Vegas!”, cantaré: ¡Viva Yordano!”.<br /></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-17765843684565579932022-01-17T08:45:00.008-08:002022-10-16T18:11:18.386-07:00Los discípulos de Stanislavsky<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-GjmVx-lWdzM/YeWZWJVEOyI/AAAAAAABS6s/IpEz-SaPhkcZfETaJkhKTR50jQDdsZtfQCNcBGAsYHQ/Untitled-design-51.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="625" data-original-width="1000" height="250" src="https://lh3.googleusercontent.com/-GjmVx-lWdzM/YeWZWJVEOyI/AAAAAAABS6s/IpEz-SaPhkcZfETaJkhKTR50jQDdsZtfQCNcBGAsYHQ/w400-h250/Untitled-design-51.png" width="400" /></a></div><span style="font-size: medium;"> </span><p></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span>Tras la muerte de Peter Bogdanovich el pasado 6 de enero a los 82 años, desempolvé de mi biblioteca: “Who the Hell is in it- Conversations with Hollywood´s Legendary Actors-“ (2004). Actor, director, productor, siendo su película más lograda: “The Last Picture Show”(1971), Bogdanovich también se destacó como crítico y cronista del viejo Hollywood. En “Quién diablos trabaja ahí…” rescata el recuerdo de un heterogéneo grupo de actores. Estas</span><span> </span><span>semblanzas van desde leyendas del cine mudo como Lillian Gish, hasta River Phoenix (1970-1993), joven promesa que habría de morir de una accidental sobredosis antes de demostrar hasta dónde pudo llegar su potencial como actor.</span><span> </span></span></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span>Entre los perfiles de estrellas como Cary Grant, Humphrey Bogart y Jack Lemmon, en</span><span> </span><span>“Who the Hell is in it” figura un nombre desconocido para el público no conocedor del oficio del actor: Stella Adler, actriz y directora de teatro cuya mayor importancia fue como profesora de varias generaciones de actores entre quienes se encuentran Robert De Niro, Warren Beatty, Shelley Winters, Marlon Brando, Martin Sheen. Bogdanovich </span><span>entró al taller de Adler a los dieciséis años mintiendo que tenía dieciocho. Eventualmente se habría de descubrir la mentira que le costó el que pudo haber sido su primer papel en una obra de teatro en Broadway. El problema no era que la profesora dudara de la capacidad del alumno para interpretar el rol sino que por las leyes del trabajo de menores, contratar a Bogdanovich salía muy costoso. Adler no tenía casi presupuesto para pagarle a los actores, pero sus alumnos la querían tanto,</span><span> </span><span>tan gran era el privilegio y aprendizaje de ser dirigidos por Stella Adler, que actores de renombre aceptaban trabajar para ella por una décima parte de lo que cobrarían en cualquier otro proyecto.</span><span> </span></span></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span>Según Bogdanovich -quien siguió siendo amigo de la legendaria profesora de actores hasta su muerte en Los Angeles 1992 a los 91 años- no podía haber mejor aprendizaje que las observaciones de Adler tras los ejercicios de actuación de sus alumnos, basado en las enseñanzas del famoso método Stanilavsky, a diferencia del Actor´s Studio dirigido por Lee Strasberg que también seguía el método del maestro ruso de actuación, Adler trabajó con Stanislavsky en París, y de esa experiencia regresó con un cuaderno lleno de notas, que utilizaba en sus clases. </span><span> </span></span></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Bogdanovich rescata de las memorias de Marlon Brando el recuerdo de su profesora de actuación: “Stella siempre decía que nadie podía enseñar a ser actor, pero ella podía… Era capaz de decirte no solo cuando te estabas equivocando, sino porqué… Si tocabas una nota errada en escena, se daba cuenta de inmediato y paraba la escena: “Espera, espera, espera… ¡Eso está mal!”, excavaba en su larga reserva de intuitiva inteligencia para explicarte porqué el personaje habría de comportarse en determinada forma basada en la visión del autor. Sus instintos eran siempre acertados y extraordinarios… Gracias a Stella la actuación cambió completamente durante los años 50 y 60”.</span></p><p><span style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Uno de los alumnos estrellas de Adler que según Bogdanovich sentía antipatía por su profesora: Robert De Niro. No había forma que la profesora se acordara de su cara, ella decía que De Niro era tan buen actor, que hacía tan suyos sus personajes, que se convertía en ellos, por eso a Adler le era imposible recordarse cómo era el hombre fuera del personaje. A Bogdanovich le parecía que no podía haber mejor elogio viniendo de semejante profesora, pero De Niro no le perdonaba a Adler que cada vez que se encontraba con ella tenía que presentarse como si lo estuviera viendo por primera vez. Por eso cuando muchos de sus alumnos estrellas le rindieron un homenaje a Stella Adler, De Niro se negó a participar. </span></span></p><p><span style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"> Supe de Stella Adler gracias al Taller del Actor de Enrique Porte. Enrique decía que trabajaba con sus actores siguiendo el método de Stanislavsky haciendo énfasis que su escuela de actuación era la de Stella Adler, no la de Lee Strasberg. Enrique comenzó muy joven como actor trabajando en obras como: "Tu país está feliz” en los inicios del Grupo Rajatabla. A finales de los años setenta se fue a estudiar dirección a Londres, regresó a principios de los ochenta, y después de trabajar con otro gran maestro de actores: Juan Carlos Gené, Enrique fundó su Taller del Actor en Sabana Grande, además de dar clases en la Escuela de Artes en la UCV, donde lo conocí y pronto más que un Profesor, él, y quienes entonces orbitaban su Taller del Actor, se volvieron mi familia elegida. </span></span></p><p><span style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Desde un principio Enrique me participó que como actriz yo no servía, pero me dejó quedarme como oyente. Para mi fue una cátedra de estructura dramática, porque al igual que Stella Adler, a Enrique le gustaba trabajar meses con una obra para entrar en la piel de los personajes, en el por qué de sus acciones. </span></span></p>
<p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">“¿Cuál es la acción?”- solía ser la primera pregunta de Enrique cuando un actor terminaba su ejercicio en clase, cuál era el objetivo en escena y qué obstáculos tuvo que superar para lograrlo. Cuando se tocaba una de esas notas erradas de las que escribe Brando, Enrique también podía parar un ejercicio para decir que lo que estaba pasando era “más falso que un billete de siete bolívares”, o que un actor estaba siendo “indicado”, que con un exceso de gestos sobre actuados se indicaba la acción, más que actuarla.</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></span></p>
<p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"> Enrique murió demasiado joven apenas pasando el umbral de los cuarenta años. En agosto de 2022 van a hacer 32 años, todavía lo tengo tan presente: lo recordé leyendo la crónica de Bogdanovich sobre Stella Adler, o el otro día cuando una compañera del Taller me comentó por Facebook que le pareció que la actuación de Olivia Coleman en “The Lost Daughter”, era lo que nuestro maestro Enrique habría llamado: “Indicada”, llena de modismos para indicar sus conflictos internos. </span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></p>
<p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Dos series recientes que tratan sobre profesores de actuación también me hicieron recordar mucho a Enrique: “Barry” comedia negra de HBO con Bill Hader como el frío asesino profesional que descubre que tiene madera de actor, y Henry Winkler como su profesor de actuación; y “The Kominsky Method”, comedia/drama de Netflix cuya tercera y última temporada vi la semana pasada, protagonizada por Michael Douglas como un viejo profesor de actuación que tiene un taller que si Enrique hubiese vivido treinta años más, lo imagino igualito. </span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Ambas series se desarrollan en Los Angeles, y a diferencia de los talleres de Adler y de Enrique, estos profesores de actuación no trabajan con obras de teatro sino con escenas de cine o de televisión. También a diferencia de Enrique Porte y Stella Adler, quienes abandonaron la actuación para dedicarse a ser profesores de actores y directores de teatro, tanto el Kominsky de Michael Douglas como el Martineau de Henry Winkler, están en la misma batalla de sus alumnos de hacer casting tras casting para conseguir un papel que termine de darles la tan esperada oportunidad para demostrar hasta donde pueden llegar como actores. </span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span> </span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span>En una escena muy bonita de uno de los últimos capítulos de "The Kominsky Method”, un par de alumnos recrea la escena de "Titanic" donde Jack se despide de Rose antes de soltarse de la tabla en la oscuridad del helado océano Atlántico. El profesor no tiene objeción con la actuación de sus alumnos, muy parecida en el tono melodramático a la de Leonardo Di Caprio y Kate Winslet en la taquillera película de James Cameron, hasta lograron sacarle una lagrimita a varios de sus compañeros. Al final la objeción del maestro Kominsky es la escena en sí, palabras más o palabras menos, porque no son textuales, el viejo profesor le pregunta a sus jóvenes alumnos: “¿Han estado alguna vez cerca de la muerte? Porque no es así, la vida, o la muerte, rara vez dan la oportunidad de un monólogo de despedida”.</span> </span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"> </span></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-83841780054352358292022-01-08T15:00:00.009-08:002022-01-08T15:19:21.221-08:00Gusto, la vida de Stanley Tucci a través de la comida<p> <span style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-YzqCSuUllDE/YdoV67KVwOI/AAAAAAABSsM/hG5QhCUbiyIqOAzH30aBStSacqvVm1PnwCNcBGAsYHQ/imrs.php.jp2" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: arial;"><img alt="" data-original-height="317" data-original-width="210" height="240" src="https://lh3.googleusercontent.com/-YzqCSuUllDE/YdoV67KVwOI/AAAAAAABSsM/hG5QhCUbiyIqOAzH30aBStSacqvVm1PnwCNcBGAsYHQ/imrs.php.jp2" width="159" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><span style="font-family: arial;"> </span><div><span style="font-family: arial;"> Tomó ver por YouTube a Stanley Tucci prepararle un negroni a su esposa en plena cuarentena, para darnos cuenta que a sus sesenta años Tucci, quien rara vez hace el papel del galán de la película, es uno de los hombres más atractivos de Hollywood. Sin un pelo en la cabeza, portador de gruesos lentes, vestido con camisa azul de botones bien ceñida a su cuerpo delgado, como de quien no deja de hacer yoga un día de su vida, gracias a sus habilidades como bartender dejó al descubierto que nadie más sexy que el marido de Julia Child en Julie & Julia; que el Director de Arte en The Devil Wears Prada, que el anfitrión de The Hunger Games.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #060606;"> En sus recién publicadas memorias:</span><span style="background-color: white; color: #060606;"> </span><span style="background-color: white; color: #060606;">"Taste- My life throught food" (2021) como bien lo dice el título, prevalece la memoria gastronómica, hijo de inmigrantes italianos radicados al sur del estado Nueva York, Stanley(1960) es el hijo mayor de una familia que sin ser rica, o quizás por no serlo, nunca le faltó un plato de buena comida en la mesa porque su madre -descendiente de calabreses- hacía magia para que sus tres hijos comieran comida balanceada, sin desperdicio alguno. </span></span></div><div><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #060606;">Si se comía albóndigas en la noche, los muchachos llevaban de almuerzo al colegio sandiwche de albóndigas con pan italiano. Cuando Stanley se quejaba de algún plato que no le gustaba, su madre le decía: “Anda a ver que están comiendo los vecinos", el niño se quedaba callado porque le constaba que en ninguna casa se comía tan bien como en la suya.</span><span style="background-color: white; color: #060606;"> </span>
</span><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> Por estar acostumbrado desde niño a la buena mesa, Tucci reafirma en sus memorias que la comida tiene papel protagónico en su vida, por ejemplo, cruza los dedos para que lo vuelvan a contratar para filmar una película en Alemania, la única vez que lo hizo recuerda el catering del desayuno en Berlín como uno de los mejores de su vida, mientras que ¡oh sorpresa! el catering de las películas filmadas en Italia suele ser deficiente, siendo para Tucci lo peor los desayunos: pasteles dulzones y secos. No tiene diente para el dulce, quizás ese sea uno de los secretos de su figura. </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> Leyendo Taste se comprende que en 1996 el descendiente de calabreses escribiera y co-dirigiera Big Night con su amigo Campell Scott, una de las mejores películas sobre comida que recuerde, la historia de dos hermanos -uno de ellos Tucci- dueños de un restaurante italiano en los años cincuenta que ante el fracaso del negocio, dan un gran banquete la noche de su cierre definitivo, antes de seguir cada uno con su vida. Big Night no fue un éxito de taquilla cuando se estrenó como lo fue de crítica, hoy es considerado un clásico de las películas sobre gastronomía.</span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> En Taste cada capítulo viene acompañado por lo menos de una receta. No son recetas fáciles, por lo menos no para alguien que no tenga conocimientos básicos de cocina como para superar obstáculos como cocinar en fuego de leña, cuando se vive en un apartamento. Pero tampoco es un libro de recetas, Tucci ya ha publicado dos, no hace falta saber cocinar para disfrutar de los cuentos del actor como si se estuviera tomando un dry martini con él -con una o tres aceitunas, jamás dos- contando el muy snob cómo sería capaz de pararse de una mesa si a un comensal se le ocurre cortar con tenedor y cuchillo la pasta antes de comerla.</span></p></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-72651947022428697072022-01-03T08:52:00.003-08:002022-01-03T08:52:55.180-08:00El hombre más cool del planeta<p> </p><div class="qzhwtbm6 knvmm38d" style="font-family: inherit; margin-bottom: 5px; margin-top: 5px;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw m9osqain hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--secondary-text); display: block; font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><h2 class="gmql0nx0 l94mrbxd p1ri9a11 lzcic4wl aahdfvyu hzawbc8m" id="jsc_c_53" style="color: inherit; font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><a aria-label="6 d" class="oajrlxb2 g5ia77u1 qu0x051f esr5mh6w e9989ue4 r7d6kgcz rq0escxv nhd2j8a9 nc684nl6 p7hjln8o kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x jb3vyjys rz4wbd8a qt6c0cv9 a8nywdso i1ao9s8h esuyzwwr f1sip0of lzcic4wl gmql0nx0 gpro0wi8 b1v8xokw" href="https://www.facebook.com/adrianavillanuevag/posts/10159076629164843?__cft__[0]=AZVAO2ajLY72pDHEWN3gFqW5D_UoJPzU5cwZkdSiV7mIM-K_ThGQcYOoIO4X_7iHcAldGcjhlWjbslIjFE7P-lDGb-uOqZPr0GIgWfk6SZkEnA3nBUVbmgsvWpI0aiJwhVw&__tn__=%2CO%2CP-R" role="link" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: 600; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;" tabindex="0"><div class="taijpn5t pq6dq46d bp9cbjyn" style="align-items: center; border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline-flex; font-family: inherit; justify-content: center; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; touch-action: manipulation;"><span class="tojvnm2t a6sixzi8 abs2jz4q a8s20v7p t1p8iaqh k5wvi7nf q3lfd5jv pk4s997a bipmatt0 cebpdrjk qowsmv63 owwhemhu dp1hu0rb dhp61c6y iyyx5f41" style="align-content: inherit; align-items: inherit; align-self: inherit; display: inline !important; flex-direction: inherit; flex: inherit; font-family: inherit; height: inherit; justify-content: inherit; max-height: inherit; max-width: inherit; min-height: inherit; min-width: inherit; width: inherit;"><span class="l9j0dhe7" style="display: inline !important; font-family: inherit; position: relative;"><span class="q45zohi1 g0aa4cga pmk7jnqg" style="clip-path: polygon(0px 0px, 0px 0px, 0px 0px, 0px 0px); clip: rect(0px, 0px, 0px, 0px); display: inline !important; font-family: inherit; position: absolute;"><br /> Compartido con: Público</span></span></span></div></a></h2></span></div><div class="qzhwtbm6 knvmm38d" style="margin-bottom: 5px; margin-top: 5px;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn mdeji52x e9vueds3 j5wam9gi b1v8xokw m9osqain hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: block; line-height: 1.2308; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="separator" style="clear: both; color: var(--secondary-text); font-family: inherit; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-NpHoudTaLc4/YdMY3JnGM0I/AAAAAAABSl4/3DlxFwbOlfYZNed_rPUY5MRyjj-KKmwRQCNcBGAsYHQ/AI2FITFVIFBWZFTSJRB4TWSOCI.jpg" style="margin-left: 1em; 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font-family: inherit; font-weight: 400; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; font-family: inherit; margin: 0px; white-space: pre-wrap; word-wrap: break-word;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn mdeji52x e9vueds3 j5wam9gi b1v8xokw m9osqain hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--secondary-text); display: block; font-family: inherit; line-height: 1.2308; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-size: medium;"><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: inherit; display: inline; font-family: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; 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box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;" tabindex="0">Termino de leer la biografía oral de Anthony Bourdain de Laurie Woolever, su asistente durante una década quien recopila un coro de voces de los más allegados de Bourdain: familiares, amigos, colegas, gente con la que trabajó detrás de la pantalla; para contarnos la vida del célebre chef norteamericano</a><span style="font-family: inherit;"><span style="box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; list-style-image: initial; list-style-position: initial; text-align: inherit; touch-action: manipulation;">.</span></span></div></div></span></span><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="border: 0px; box-sizing: border-box; cursor: inherit; display: inline; line-height: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; position: relative; text-align: inherit; touch-action: manipulation;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: inline !important; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; margin: 0px; word-wrap: break-word;"><div dir="auto" style="display: inline !important;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; cursor: pointer; display: inline; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; touch-action: manipulation;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: inherit; white-space: pre-wrap;"> Aunque llamar a Bourdain solo chef no le hace justicia, quizás fue su faceta menos conocida, su fama más que a sus habilidades en los fogones se debió a su segunda carrera, cuando guardó los cuchillos y comenzó su vocación de narrador escribiendo primero novelas de misterio con poco éxito como "Bone in the Throat", el éxito por fin le llegó con su primer libro de no ficción sobre los entretelones de los restaurantes de Nueva York: "Kitchen Confindential", luego habría de</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="color: inherit; white-space: pre-wrap;"> convertirse en un monstruo de la televisión narrando sus aventuras por el mundo en "A c</span></span></span><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: black; cursor: pointer; display: inline; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; touch-action: manipulation;"><span style="caret-color: rgb(0, 0, 0); white-space: pre-wrap;">ooks</span></span><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; touch-action: manipulation;"><span style="color: inherit; white-space: pre-wrap;"> tour" (2002-2003) por Food Network, "No reserevations" (2005-2012) en The Travel Channel, y "Parts Unknown" (2013-2018) por CNN. La comida de cada país era solo una excusa para hacer análisis sociopolíticos al desenfadado estilo Bourdain. </span></span></div></div></span></span></span></span><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn mdeji52x e9vueds3 j5wam9gi b1v8xokw m9osqain hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: block; line-height: 1.2308; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-size: medium;"><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: inherit; display: inline; font-family: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; position: relative; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: inline !important; font-family: inherit; font-weight: 400; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; font-family: inherit; margin: 0px; white-space: pre-wrap; word-wrap: break-word;"><div dir="auto" style="display: inline !important; font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; list-style-image: initial; list-style-position: initial; text-align: inherit; touch-action: manipulation;">Re</span></span><a aria-label="6 d" class="oajrlxb2 g5ia77u1 qu0x051f esr5mh6w e9989ue4 r7d6kgcz rq0escxv nhd2j8a9 nc684nl6 p7hjln8o kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x jb3vyjys rz4wbd8a qt6c0cv9 a8nywdso i1ao9s8h esuyzwwr f1sip0of lzcic4wl gmql0nx0 gpro0wi8 b1v8xokw" href="https://www.facebook.com/adrianavillanuevag/posts/10159076629164843?__cft__[0]=AZVAO2ajLY72pDHEWN3gFqW5D_UoJPzU5cwZkdSiV7mIM-K_ThGQcYOoIO4X_7iHcAldGcjhlWjbslIjFE7P-lDGb-uOqZPr0GIgWfk6SZkEnA3nBUVbmgsvWpI0aiJwhVw&__tn__=%2CO%2CP-R" role="link" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;" tabindex="0">cuerdo la arrechera patria que nos dio a los venezolanos cuando vino Bourdain a Caracas por unos días a una conferencia, y no pareció interesarle la gastronomía de Venezuela como para dedicarle un programa. Cómo osaba despreciar un pabellón con barandas o una buena reina pepiada. Debe ser que no le interesamos como país, es que somos muy difícil de contar, y eso era lo que era Bourdain, su gran don, su manera rocanrol de contar historias de sus viajes, de la gente que conoció, de los platos que compartió, de las alegrías y de los padecimientos de cada pueblo o gran ciudad que visitó, como si se los estuviera contando a un grupo de panas. </a></div></div></span></span></span></span><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn mdeji52x e9vueds3 j5wam9gi b1v8xokw m9osqain hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: block; line-height: 1.2308; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-size: medium;"><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="border: 0px; box-sizing: border-box; cursor: inherit; display: inline; line-height: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; position: relative; text-align: inherit; touch-action: manipulation;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: inline !important; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; margin: 0px; word-wrap: break-word;"><div dir="auto" style="display: inline !important;"><a aria-label="6 d" class="oajrlxb2 g5ia77u1 qu0x051f esr5mh6w e9989ue4 r7d6kgcz rq0escxv nhd2j8a9 nc684nl6 p7hjln8o kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x jb3vyjys rz4wbd8a qt6c0cv9 a8nywdso i1ao9s8h esuyzwwr f1sip0of lzcic4wl gmql0nx0 gpro0wi8 b1v8xokw" href="https://www.facebook.com/adrianavillanuevag/posts/10159076629164843?__cft__[0]=AZVAO2ajLY72pDHEWN3gFqW5D_UoJPzU5cwZkdSiV7mIM-K_ThGQcYOoIO4X_7iHcAldGcjhlWjbslIjFE7P-lDGb-uOqZPr0GIgWfk6SZkEnA3nBUVbmgsvWpI0aiJwhVw&__tn__=%2CO%2CP-R" role="link" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; font-weight: 400; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation; white-space: pre-wrap;" tabindex="0">No había distanciamiento entre Bourdain y el espectador, hablaba a la cámara con groserías, fumaba, echaba broma, agarraba rabietas, tomaba como un cosaco; de cierta forma los espectadores nos sentíamos panas de Bourdain, alguien con quien quisiéramos viajar, sus amigos lo recuerdan como el mejor compañero de viaje. Quién no habría pagado lo que sea aunque fuera por tomarse unos tragos hasta el amanecer con Tony tras ir a comer sushi en oscuros tugurios que no pasarían control alguno de sanidad. </a><span style="font-family: inherit;"><span style="color: var(--primary-text); white-space: pre-wrap;"> La entradas para sus presentaciones podían costar hasta doscientos </span></span><span style="white-space: pre-wrap;">dólares, llenándose los aforos donde se presentaba. </span><span style="font-family: inherit;"><span style="color: var(--primary-text); white-space: pre-wrap;"> </span></span></div></div></span></span><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: inherit; display: inline; font-family: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; position: relative; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: inline !important; font-family: inherit; font-weight: 400; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; font-family: inherit; margin: 0px; white-space: pre-wrap; word-wrap: break-word;"><div dir="auto" style="display: inline !important; font-family: inherit;"><a aria-label="6 d" class="oajrlxb2 g5ia77u1 qu0x051f esr5mh6w e9989ue4 r7d6kgcz rq0escxv nhd2j8a9 nc684nl6 p7hjln8o kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x jb3vyjys rz4wbd8a qt6c0cv9 a8nywdso i1ao9s8h esuyzwwr f1sip0of lzcic4wl gmql0nx0 gpro0wi8 b1v8xokw" href="https://www.facebook.com/adrianavillanuevag/posts/10159076629164843?__cft__[0]=AZVAO2ajLY72pDHEWN3gFqW5D_UoJPzU5cwZkdSiV7mIM-K_ThGQcYOoIO4X_7iHcAldGcjhlWjbslIjFE7P-lDGb-uOqZPr0GIgWfk6SZkEnA3nBUVbmgsvWpI0aiJwhVw&__tn__=%2CO%2CP-R" role="link" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;" tabindex="0">Esa empatía que logró Bourdain con el espectador fue su gran logro pero también su principal condena, dicen los amigos que no podía caminar ni dos cuadras en Nueva York sin que lo pararan por lo menos veinte personas para pedirle que se tomaran un selfie. Siempre accedía, o casi siempre, cuando estaba con su hija Ariana a veces explotaba esperando una privacidad que ya le era negada porque Tony era nuestro pana, qué importa que no lo conociéramos. </a></div></div></span></span></span></span><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn mdeji52x e9vueds3 j5wam9gi b1v8xokw m9osqain hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: block; line-height: 1.2308; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-size: medium;"><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: inherit; display: inline; font-family: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; position: relative; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: inline !important; font-family: inherit; font-weight: 400; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; font-family: inherit; margin: 0px; white-space: pre-wrap; word-wrap: break-word;"><div dir="auto" style="display: inline !important; font-family: inherit;"><a aria-label="6 d" class="oajrlxb2 g5ia77u1 qu0x051f esr5mh6w e9989ue4 r7d6kgcz rq0escxv nhd2j8a9 nc684nl6 p7hjln8o kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x jb3vyjys rz4wbd8a qt6c0cv9 a8nywdso i1ao9s8h esuyzwwr f1sip0of lzcic4wl gmql0nx0 gpro0wi8 b1v8xokw" href="https://www.facebook.com/adrianavillanuevag/posts/10159076629164843?__cft__[0]=AZVAO2ajLY72pDHEWN3gFqW5D_UoJPzU5cwZkdSiV7mIM-K_ThGQcYOoIO4X_7iHcAldGcjhlWjbslIjFE7P-lDGb-uOqZPr0GIgWfk6SZkEnA3nBUVbmgsvWpI0aiJwhVw&__tn__=%2CO%2CP-R" role="link" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; cursor: pointer; display: inline; font-family: inherit; list-style: none; margin: 0px; outline: none; padding: 0px; text-align: inherit; text-decoration: none; touch-action: manipulation;" tabindex="0">A los sesenta años Anthony Bourdain a millones de espectadores alrededor del mundo nos parecía uno de los hombres más cool del planeta, por eso costó tanto entender su suicidio en junio de 2018, ¿cómo un hombre que aparentaba estar surfeando la cresta de la ola se decidía de un momento a otro saltar de ella?</a> </div></div></span></span><span class="t5a262vz nc684nl6 ihxqhq3m l94mrbxd aenfhxwr l9j0dhe7 sdhka5h4" style="cursor: inherit; display: inline; line-height: inherit; position: relative;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa ht8s03o8 a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb d9wwppkn iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v b1v8xokw oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; display: inline !important; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="display: inline !important; margin: 0px; word-wrap: break-word;"><div dir="auto" style="display: inline !important;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: var(--primary-text); white-space: pre-wrap;">Quienes realmente lo conocieron, -no solo nosotros, la plebe detrás de la pantalla- quedaron igualmente desconcertados, buscando un razón: una vida de adicciones, una mujer que se le atravesó en el camino atormentándolo más de lo que ya lo estaba por naturaleza, estaba agotado, tantos viajes pasaron factura... quién sabe, desconcierto, con su súbito adiós Tony dejó desconcierto, pero fue su decisión, lo más importante es que el chef </span></span><span style="color: black;"><span style="caret-color: rgb(0, 0, 0); white-space: pre-wrap;">trotamundos Anthony </span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="color: var(--primary-text); white-space: pre-wrap;">Bourdain dejara como legado cientos de horas filmadas de sus recorridos por el mundo para seguir sintiéndolo cerca, accesible, el pana de todos, al hombre más cool del planeta.</span></span></div></div></span></span></span></span></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-79239744612811895312021-12-11T13:09:00.008-08:002022-10-16T18:05:34.443-07:00El pastel de Chucho a la manera de Oscar<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-MmoevzW3_Ms/YbUGY-W82kI/AAAAAAABRyQ/nxK10whesfsHFxJhPwFWkg2rk9uuvlz3wCNcBGAsYHQ/IMG_9318.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="300" src="https://lh3.googleusercontent.com/-MmoevzW3_Ms/YbUGY-W82kI/AAAAAAABRyQ/nxK10whesfsHFxJhPwFWkg2rk9uuvlz3wCNcBGAsYHQ/IMG_9318.jpeg" width="400" /></a></div><br /><span style="color: #060606; font-family: arial;"><span style="background-color: white; caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;"> </span></span><p></p>
<p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #060606;"><span style="font-size: 15px;"> Hay quienes </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;">dicen</span><span style="font-size: 15px;"> que escribir sobre muertos famosos en perfiles de las redes sociales son ejercicios de ego, textos más para hablar de uno mismo que del difunto. Puede que tengan razón, pero también son ejercicios de memoria colectiva, nos unen en torno a un ser admirado que de cierta forma marcó tantas vidas. </span></span></span><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;">Así que los voy a fastidiar con un ejercicio de memoria emocional sobre Rubén Santiago, otro ídolo de la gastronomía venezolana que muriera este diciembre de 2021, horas antes que se fuera de este mundo don Armando Scannone. </span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #060606;"><span style="font-size: 15px;"> El año pasado, meses después de que murió mi esposo Oscar, haciendo mis hijos y yo un balance de nuestra vida familiar en medio de una tristeza tan grande, coincidimos en que nuestros momentos más felices como familia fueron en la isla de Margarita, donde durante mucho tiempo íbamos por lo menos tres veces al año a pasar las vacaciones escolares: en Navidades, Semana Santa y dos o tres semanas entre agosto/septiembre. </span></span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="color: #060606; font-family: arial;"><span style="font-size: 15px;"> Mis hijos recuerdan esos días en la casita familiar en Terrazas de Guacuco como los momentos en los que tenían a su papá al cien por ciento: no había trabajo, ni amigos, ni golf... siempre con nosotros, feliz inventando el plato del día, porque más </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;">allá</span><span style="font-size: 15px;"> de comernos una cachapa con cocada en la carretera de regreso de Playa El Agua, pocas veces íbamos a restaurantes: cuando el cocinero se cansaba y exigía una noche libre, lo que no era muy frecuente porque Oscar disfrutaba mucho cocinar, íbamos a comer a la Trattoría del Porto en el Tirano, a El Faro en la 4 de Mayo, o a comer pizzas en Positano en Porlamar.</span></span><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;"> </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> Oscar y yo a veces nos despertábamos más temprano que los niños, casi de madrugada, y nos escapábamos a desayunar al Mercado de Conejero, hasta que descubrimos a los Hermanos Moya, y después de comer arepas de cazón con queso pecorino (él) y</span><span style="font-family: arial;"> </span><span style="font-family: arial;">arepa con huevo y chorizo (yo), nos íbamos a las Bahías de Pampatar o del Tirano a comprar la pesca fresca del día.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #060606;"><span style="font-size: 15px;"> Conocíamos de fama la Casa de Rubén pero nunca habíamos ido porque el popular restaurante en Porlamar abría solo para el almuerzo, cerraba como a las cuatro, cinco de la tarde. Creo haber ido a almorzar hace años cuando todavía estaba soltera, una vez que llegué a </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;">Porlamar</span><span style="font-size: 15px;"> con una amiga, recuerdo haber probado el pastel de chucho, solo pudo haber sido allí porque tan famoso plato de la gastronomía margariteña es creación de Rubén Santiago, pero con la familia nunca fui, no sacrificábamos un día de playa ni por el más exquisito manjar. </span></span></span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> Hasta que un día aterrizamos en Margarita como a las 3 pm, la tarde estaba nublada, como estábamos muertos de hambre, se nos ocurrió ir con las maletas en el carro a La Casa de Rubén (entonces en Margarita a cada rato robaban las maletas a quienes venían del aeropuerto y se detenían a hacer compras) nos arriesgamos porque eran como las cuatro de la tarde, no daba tiempo de dejar las maletas en Guacuco, el legendario restaurante estaría a punto de cerrar. Rubén magnánimo accedió a que a esta hambrienta familia fuéramos los últimos comensales del día.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;"> Yo no había vuelto a comer pastel de chucho en mi vida, mi paladar</span><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;"> </span><span style="color: #060606; font-family: arial;"><span style="font-size: 15px;">con los años se volvió menos aventurero, la combinación de plátano maduro con crema bechamel, guiso de pescado, </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;">ají</span><span style="font-size: 15px;"> margariteño y queso no me apetecía, prefería pescado, de esos tan frescos parecieran estar a punto de saltar en el plato. Los niños también optaron por pedir pescado.</span></span><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;"> </span><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;">Oscar fue el único que se fue por la especialidad de la casa: el pastel de chucho, plato que no había probado en su vida, para él fue como la experiencia del crítico de gastronomía Anton Ego cuando probó la ratatouille de la rata Remy, en su caso no lo remitió a la infancia pero si a un mundo de sabores que tenía que adoptar en nuestras vidas, así que se llevó la receta del pastel de chucho de Rubén, la metió dentro del libro rojo de Scannone que teníamos en la casita de Guacuco, y entre los platos que nunca volvieron a faltar en nuestros viajes a Margarita, fue el pastel de chucho, aunque Oscar usaba el pescado que sobrara del día anterior, no solo chucho o cazón, como dice la receta de Rubén. </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> A la casa de Rubén no volvimos en familia, un día que amaneció lluvioso mis hijas y yo decidimos ir al cine en Sambil, Oscar odiaba el barullo del Sambil, decía que lo atormentaba, de una dijo que se quedaría con el compinche en plan de padre e hijo, y se lo llevó a almorzar a la Casa de Rubén. De haber sabido las chicas de la familia que semejante opción estaba en la mesa, nos habríamos anotado en el plan gastronómico en lugar de ir a ver Papita, maní, tostón.</span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"> Oscar lo compensó con su</span><span style="font-family: arial;"> </span><span style="font-family: arial;">propia versión de pastel de chucho, que no sería la de Rubén Santiago, pero tampoco desmerecía. </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="color: #060606; font-family: arial; font-size: 15px;">Comparto la receta de Rubén Santiago que </span><span style="color: #060606; font-family: arial;"><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;">publicó mi amiga Larissa en su perfil de Facebook. </span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="color: #060606; font-family: arial;"><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6); font-size: 15px;"><br /></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #060606; font-family: arial;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-X6PuYPRUUME/YbUKAi23qaI/AAAAAAABRyY/UCKygp-EJXE_QNua_0VaXWGZ5FwXFsKIQCNcBGAsYHQ/265014026_10161866996569466_8362095786077300506_n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="777" data-original-width="620" height="240" src="https://lh3.googleusercontent.com/-X6PuYPRUUME/YbUKAi23qaI/AAAAAAABRyY/UCKygp-EJXE_QNua_0VaXWGZ5FwXFsKIQCNcBGAsYHQ/265014026_10161866996569466_8362095786077300506_n.jpg" width="192" /></a></span></div><span style="color: #060606; font-family: arial;"><br /></span><p></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-8003049279710745632021-09-24T13:46:00.002-07:002021-09-24T15:51:07.098-07:00Las Cosas Sencillas <p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> <span style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; text-align: justify;"> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-mCaS0SfXNn4/YU4zoWrs5dI/AAAAAAABN9M/yHfzHrbX1YYrbbw7MvS81aUoxe6B3c3SgCLcBGAsYHQ/0.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1490" data-original-width="1987" height="300" src="https://lh3.googleusercontent.com/-mCaS0SfXNn4/YU4zoWrs5dI/AAAAAAABN9M/yHfzHrbX1YYrbbw7MvS81aUoxe6B3c3SgCLcBGAsYHQ/w400-h300/0.jpeg" width="400" /></a></span></div><span><br /><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Hace poco más de un año Milagros Socorro convocó a varios alumnos de sus talleres de Memoria y Periodismo de la Fundación Polar para estrenarse como profesora <i style="background-color: white; color: #060606; text-align: justify;">on line</i><span style="background-color: white; color: #060606; text-align: justify;">. Como estaba probando esta plataforma para dar clases, escogió a un grupo pequeño, el taller no tendría mayor costo, según la profe, que sufrir la novatada de estar dirigido por quien se inicia en la enseñanza virtual, entonces en auge con el comienzo de la inusitada pandemia. </span></span></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="color: #060606;"><span>Quién nos habría dicho a quienes alguna vez compartimos la cómoda sala de conferencias de la Fundación Polar en los Cortijos, que años después no solo estaríamos aislados en nuestros hogares debido a un virus muy contagioso que podía ser mortal, sino que también estaríamos dispersos por el mundo. Pero como canta Diana Ross: "Ain´t no </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6);">Mountain</span><span> High enough" Milagros volvió a reunir a sus alumnos, y una tarde de finales del pasado julio se encendieron en torno a la pantalla de Milagros en una pequeña ciudad escandinava, pantallas desde Caracas, Panamá, Nueva York, Miami, Paris, Maracaibo, Bogotá, Madrid, Medellín... El tema elegido por Milagros para estrenarse en este Taller Virtual fue Literatura Venezolana, cuatro sesiones para trabajar el tema del confinamiento primero en el cuento "La hora menguada" de Rómulo Gallegos, y después en la novela Ifigenia, de Teresa de la Parra.</span></span></span><span style="background-color: white; color: #060606; text-align: justify;"> </span></span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"> Cuando Milagros me convocó a esta experiencia virtual a finales de Julio de 2021, yo todavía estaba aturdida ante mi reciente viudez, ella no sabía si me sentiría de ánimo. Para mi fue un: "Santo ¿quieres misa?”, qué mejor manera de engavetar por unas horas tanta tristeza que participando de nuevo en una Taller de Literatura con Milagros. </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span> </span><span>Tan novata era Milagros en esto de la educación virtual que no sabía cuánto cobrar, no quería estafar a sus incautos alumnos siendo esta su primera experiencia, sugirió que donáramos lo que pudieran nuestros bolsillos, o lo que dictara nuestro corazón, a la causa Prepara Familia quienes trabajan con las uñas para ayudar a las madres de los pacientes del Hospital J.M de los Ríos. La profe describió la causa como tender una mano a: "mujeres confinadas por la enfermedad de sus hijos". </span><span> </span></span></p>
<p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="color: #060606;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Y aunque Milagros asegurara que ya sus años de profesora estricta e implacable habían pasado, que ahora era una dulce viejecita incapaz de fustigar a sus alumnos cuando no cumplían con las lecturas requeridas, cumplí con mi deber y la primera sesión ya había leído el cuento de Gallegos, además de ver por You Tube el unitario de RCTV de los años ochenta con Marina Baura y Doris Wells como las dos hermanas que viven juntas en un pequeño pueblo en la Venezuela Gomecista, pesado confinamiento de por vida. </span></span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span><span style="color: #060606;"><span> </span></span></span><span style="color: #060606;">A pesar de mi tristeza de viuda reciente, estaba muy emocionada de ver caras queridas y poder participar en discusiones literarias, así fuera por pantalla. Ese martes de finales de julio 2021 cuando empezaron a aparecer en el salón de chat pantalla tras pantalla en mi computadora, solo vi una cara del taller de Memoria y Periodismo del año 2002: la periodista Vicglamar Torres (más adelante se incorporó Andreína Mujica). A algunos participantes los conocía de las vueltas que da la vida, a otros no. </span><span style="color: #060606;"><span>A muchos les gustó La Hora Menguada, otros preferimos Ifigenia. En lo que casi todos coincidimos fue que la pasamos tan bien esos cuatro </span><span>encuentros virtuales </span><span>que Milagros decidió extender el Taller, pero girando el timón de aguas turbias a aguas más felices para trabajar con al autor que mejor representa la alegría de vivir del venezolano: Aquiles Nazoa, aprovechando que en el año 2021, se celebraron cien años de su nacimiento. </span></span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span style="color: #060606;"><span>Para esta nueva etapa del Taller, Milagros invitó al director y actor de teatro</span></span><span style="color: #060606;"> </span><span style="color: #060606;">Basilio Álvarez, e inesperadamente pasamos de ser un taller de Literatura a un Taller</span><span style="color: #060606;"> </span><span style="color: #060606;">Virtual de Teatro, trabajando desde tan diversas ciudades del mundo la esencia y el corazón venezolano con piezas de don Aquiles como “Ay amor cuando yo muera”, su "Credo", "La ratita presumida”, “Las Muñoz Marin”, y otras obras cuyos títulos mi escasa memoria no da para recordar.</span></span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">De estos encuentros salió una grabación cortesía del Basilio y del grupo teatral Skena que se encuentra en You Tube: <a href="https://youtu.be/gZdL5kpYOPo" rel="nofollow">Aquiles Nazoa: Las Cosas más Sencillas-100 años</a>. Confieso que meses después de montada hoy fue que la vi, sufro de miedo escénico, peor aún: de vergüenza escénica, terror a verme en pantalla. </span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Me gustó mucho como quedó esta lectura dirigida por Basilio, agradecí que me tocaran pocas líneas, porque mis compañeros de Taller: locutores, escritores y periodistas, tan seriecitos que se veían, asombraron con su talento para las tablas, aunque fueran virtuales. Robándose la escena "Las Muñoz Marín”, entre quienes destacaba Vicglamar.</span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Viendo hoy en el montaje a la dulce Vicglamar se me arruga el corazón: tras lidiar una dura batalla, su enfermedad ayer se la llevó. En pantalla hace un año se veía delicada de salud, sin embargo estuvo en casi todas las citas teatrales/literarias desde su hogar en Nueva York, con tan buena vibra y energía como cuando la conocí en el primer Taller de Memoria y Periodismo hace casi veinte años cuando era una joven periodista.</span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span><span style="color: #060606;"><span> En la repartición de roles, Basilio como buen director no se equivocó en ver en Vicglamar la </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6);">inteligencia, </span><span>chispa y humor para interpretar a una de las safriscas señoras que se encuentran en la tienda Sears, como decía Carola Espada, el equivalente hoy a un bodegón. Una de los momentos</span></span></span><span style="color: #060606;"> más divertidos en el video es cuando uno de los hijos de Vicgalamar aparece <i>photo booming</i> la interpretación de su mamá justo cuando recomienda a su amiga comprar: "La Novela de Beethoven".</span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: #060606; font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></p>
<p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="color: #060606; font-family: georgia; font-size: medium;"><span>Hace unas semanas murió otra querida compañera de nuestro primer taller virtual: Juli Carbonell. A Juli la veíamos por pantalla en su cuarto acostada en su cama, mitad la cara de Juli, mitad el techo, decía que estaba encerrada huyendo "de ese gentío” que era su casa. Con Juli no me tocó la suerte de compartir algún taller presencial, pero la conocía </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6);">porque</span><span> era pariente de unos parientes, y a menudo me la encontraba en alguna presentación literaria. Cuando salió publicado: "Margot una caraqueña del Siglo XX", que nació en el primer taller que dio Milagros en la Fundación Polar, sobre las vivencias de mi abuela, Juli me jaló las orejas porque debí haberle dado mayor protagonismo en el capítulo de los artistas al escultor venezolano Francisco Narváez, y tenía razón. </span></span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="color: #060606;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></span></span></p>
<p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="color: #060606; font-family: georgia; font-size: medium;"><span>En la tercera etapa del Taller se trabajó otra novela venezolana muy</span><span> apropiada por el tema del confinamiento y el éxodo, sabiéndonos repartidos en tantas ciudades del mundo: Casas Muertas de Miguel Otero Silva. Carolina Espada tomó las riendas del proyecto que habría de volverse bastante ambicioso: una lectura dirigida y dramatizada por Carolina a presentarse cuando estuviera en su punto. En este trayecto no participé, emocionalmente no podía darle el tiempo y la seriedad que requería este proyecto, tomaría una dedicación de meses, así que me salí del grupo. Hace unos días me escribió Carolina para invitarme a la presentación de Casas Muertas por You Tube a beneficio de @preparafamilia, 25 de septiembre, 5 pm, hora de Venezuela.</span></span></span></p><p style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span><span style="color: #060606; font-family: georgia; font-size: medium;"><span> </span></span></span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Si yo me rendí a la lectura dirigida de Casas Muertas, Vicglamar no se rindió, trabajó creo que hasta el final en el rol de doña Carmelita. En su honor y en el de Juli, los invito mañana a la lectura dramatizada de Casas Muertas, abajo dejo la invitación, no olviden su aporte a Prepara Familia, ¿Cuánto? Lo que sus bolsillos o su corazón les puedan dar a las luchadoras madres del Hospital J.M de los Ríos.</span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-8103JHBHaLs/YU4wfbxJc-I/AAAAAAABN9E/pcNWojKwA5Q2pMbmGxDiewsBDORWH3KBACLcBGAsYHQ/unnamed.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="718" data-original-width="724" height="240" src="https://lh3.googleusercontent.com/-8103JHBHaLs/YU4wfbxJc-I/AAAAAAABN9E/pcNWojKwA5Q2pMbmGxDiewsBDORWH3KBACLcBGAsYHQ/unnamed.jpg" width="242" /></a></span></div><p></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-26293808948043335492021-08-09T19:41:00.010-07:002022-10-16T18:01:20.568-07:00Un comienzo <span style="font-family: georgia;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-a2GpTgeWi38/YRHU6tJoAZI/AAAAAAABMWI/rY2kSq9zoQgfdqdmNRLej6FfFUOPxThngCPcBGAsYHg/s1080/d9abf5dd-f73f-4c4b-8bf1-268b97e6c4c6.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="1080" height="300" src="https://1.bp.blogspot.com/-a2GpTgeWi38/YRHU6tJoAZI/AAAAAAABMWI/rY2kSq9zoQgfdqdmNRLej6FfFUOPxThngCPcBGAsYHg/w400-h300/d9abf5dd-f73f-4c4b-8bf1-268b97e6c4c6.jpg" width="400" /></a></div> </span><div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Mis amigos me echan broma que el pase de viuda valía por un año, y ya pasó un año de la inesperada muerte de mi marido de un paro cardíaco, a veces siento que fue ayer, a veces siento que fue en otra vida, pero ya el pase caducó, los amigos me piden que vuelva a retomar mi vida que es lo mismo que vuelva a escribir. </span></div><div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Recién enviudé muchos esquivaban el tema de cómo me sentía más allá del "ahí, llevándola", pero había quienes indagaban mi dolor más íntimamente y me preguntaban sin rubor cómo me sentía esos primeros días, esas primeras semanas, después de recibir la noticia que Oscar había muerto. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">"¿Qué piensas cuando apagas la luz?" me preguntaba mi prima María Elvira. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Las primeras semanas era poco lo que pensaba, caía dormida apenas ponía la cabeza en la almohada, el dolor cansa, por lo menos a mí me dejaba agotada. A veces extendía el brazo, como durante tantos años lo hice para constatar que tenía a mi marido al lado, encontrando el lado derecho de la cama frío, vacío. Joyce Carol Oates en su recuento de los primeros meses de viudez habla de insomnio, en cambio yo llegaba a la cama exhausta no solo del duelo sino también apagando incendios producto de la súbita partida de un marido que en treinta años de matrimonio nunca delegó las finanzas de la familia. </span><span style="font-family: georgia;">Si alguna palabra me describía esos primeros días, esas primeras semanas, era agobiada, no solo agobiada de la pena, agobiada de tener que resolver problemas prácticos como descubrir la clave para poder pagar Internet o buscar a un mecánico que arreglara el arranque del carro. </span></div><div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> La mejor metáfora que encontré para describir la intensidad del golpe de esos primeros días, de esas primeras semanas, de esos primeros meses, era que me sentía como si hubiera recibido un sartenazo en la cara, o un choque de frente con un tren, como los que recibía Will E. Coyote tratando de atrapar al Correcaminos. Un golpe seco que si no te pulveriza te deja viendo estrellitas, aunque fisicamente estaba bien, la sensación corporal era similar a la que queda tras sufrir un accidente. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Muchas personas que pasan por pérdidas similares lo que desean es estar a solas con su duelo, a mí me gustaba tener compañía, a pesar de la tristeza, buscaba con la familia y los amigos alguna razón para reír. Encontraba cierto consuelo al sentirme acompañada, mientras la tristeza se alimentaba de la soledad. </span><span style="font-family: georgia;">Netflix el mejor bálsamo para no pensar, veía maratones de Modern Family y de una telenovela colombiana titulada La Venganza de Analía. Mi hijo a veces me acompañaba a ver televisión. La noche de un sábado, como dos semanas después de muerto Oscar, pasadas las diez, tras horas de ver como zombies Modern Family, teníamos hambre pero no teníamos ánimo para prepararnos algo de comer, hasta que saqué fuerzas para pararme del sofá frente al televisor y cocinar una pastina con mantequilla, queso y crema como las que le preparaba de bebé. De haber estado sola me habría ido a la cama con el estómago vacío. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> Una comadre que quedara viuda años atrás con niños pequeños me dio el mismo consejo que le dieron a ella recién muerto su marido: "Tus hijos van a estar como tu estés, tu eres quien da la pauta, si te ven destrozada, ellos estarán destrozados, si te ven fuerte, ellos se sentirán protegidos", tras ese consejo aunque mis hijos ya no son niños, procuré encontrar reservas de fuerza que no sabía que tenía, reservas que me dieron fuerza aquella noche para preparar una sencilla pastina, lo que en ese momento de inmensurable tristeza fue una labor titánica. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Para lo que no encontré fuerzas fue para contestar muchas de las incontables notas de condolencia recibidas por whatsapp, por mensaje directo en Facebook o por Instagram, tenía la intención de hacerlo, de responder a la gentileza de cada una de las personas que me escribió para solidarizarse con mi pérdida, pero no lo logré, todavía encuentro en mi celular notas de condolencia sin contestar. Hoy encontré un mensaje de pésame de un número que no tengo registrado, su avatar es un paisaje, un año después de escritas me da pena agradecer esas amables palabras de consuelo antes de preguntar ¿Y tú quién eres? </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Los mensajes más frecuentes que recibí me prometían que el tiempo sería el mejor aliado para sanar semejante golpe de la vida. Lo que no sabían era que esos primeros días, esas primeras semanas, el tiempo para mi era una abstracción, no era tangible, mi reloj se paró la mañana de ese sábado cuatro de julio cuando me tocaron la puerta para avisarme que mi marido </span><span style="font-family: georgia;">había muerto</span><span style="font-family: georgia;"> </span><span style="font-family: georgia;">de un infarto subiendo el Ávila con unos amigos. Pero tenían razón quienes hablaban a favor del tiempo como el mejor aliado, eventualmente mi reloj arrancó, y a pesar del profundo dolor, la vida siguió su curso. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Durante las primeras semanas no tuve fuerzas para retomar la hora de caminata diaria que me impuse como ejercicio comenzando la pandemia, me obligué a caminar otra vez a pesar que sentía que iba cargando con un pesado yunque de hierro en el pecho. Hasta que poco a poco volví a mi ritmo habitual, el yunque en el pecho fue desapareciendo, a excepción de la tarde de un domingo como ocho meses después de muerto Oscar que caminando por la áreas comunes del edificio, en la planta baja unos vecinos bailaban Jerusalema, canción que me llevó de inmediato al final</span><span style="font-family: georgia;"> de la etapa de cuarentena más radical y a aquellos primeros días de duelo por la pérdida de mi marido. Al reconocer las notas el pesado yunque volvió a mi pecho. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Nunca me gustó Jerusalema, baile que obligaba a fingir felicidad en medio de la etapa más cruenta de la pandemia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Me di un año para retomar la escritura pero no dejé de leer, con menos concentración que mi ritmo habitual de lectura, me cobijé en libros de escritores que hicieron de sus duelos literatura como Joan Didion, Fernando Savater y C.S. Lewis. No tardé en regresar a las lecturas de novelas y biografías, aunque todavía carezco de concentración para enfrascarme en lecturas muy profundas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Con lo que no logré sentirme identificada fueron con los cinco estados del duelo según Elizabeth Kübler-Ross: por lo menos me salté el estado de negación, si sentí mucha rabia pero sobre todo depresión, o mas bien una enorme tristeza, antes de pasar al estado de aceptación, incluyendo un sexto estado del duelo del que no trata Kübler-Ross, estado que no supe definir hasta que encontré el libro: "Anxiety: the missing stage of grief" de la psicóloga Claire Bidwell Smith. No me había dado cuenta que estos últimos trece meses he vivido con una incontrolable ansiedad tras la inesperada muerte de mi marido, en un año de incertidumbres ante la pandemia del Covid19, en un país donde la zozobra política- social-económica se instaló desde hace más de veinte años... no digo yo ansiedad tengo que sufrir... ansiedad de alto voltaje. Ansiedad radioactiva. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Al cumplirse el primer año de la muerte de Oscar sus amigos conmemoraron las grandes pasiones al final de su vida, a las que dedicó la mayor parte de su tiempo y de su corazón: el golf y la Fundación Blandín. Fue develada una placa con su nombre en el Driving Range del club, me fotografié rodeada de sus amigos, como estoy vestida de morado bromeo: "La viuda alegre".</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">"Desde el día uno"- contesta su amigo Fernando, que también es mi amigo. Esa percepción de la viuda alegre, que nada tiene que ver con la alegría de una viuda enamoradiza, se la debo a una lección que me inculcara mi madre desde niña: "nunca dejes que te digan pobrecita", por eso cuando alguien se me acercaba a darme el pésame con una carga de lástima, buscaba bajarle dos a la intensidad, ya saben, la procesión se lleva por dentro, un lugar común que en mi caso encaja perfectamente, y así un año después de la muerte de mi marido comienzo a bailar en público en pequeñas reuniones -que en privado la música nunca me abandonó-, lo que no me hace extrañar menos a Oscar y pensar que la muerte nos robó envejecer juntos. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">El fin de semana pasado fui a la playa a celebrar el cumpleaños de mi amiga Sabrina, no éramos muchos, no más de diez amigos, conmigo once, pero gozamos como si estuviéramos en una fiesta en los años 80, antes del "por ahora", mucho antes de la pandemia, antes de los problemas naturales de ser adultos y del paso de los años... Nos divertimos barato, unas cornetas y un micrófono, bailamos como bailan los millenials, en grupo, sin pareja. De repente suena "Decisiones": "La ex señorita no ha decidido qué hacer" me apodero del micrófono para acompañar de manera desafinada al gran Rubén Blades : "En su clase de geografía la maestra habla de Turquía mientras que la susodicha solo piensa en su desdicha y en su dilema, ¡ay qué problema!". </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">"Ya pasó más de un año, ya cantas, ya bailas, ¿Y escribir para cuándo?", me pregunta El Grillo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div><div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Este es un comienzo. </span></div><div><br /></div></div></div></div></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-10011783506861634332021-08-09T08:03:00.003-07:002022-10-16T17:55:04.668-07:00El Cangurito<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-t6FMZTkBDiI/YRFDAfjuyCI/AAAAAAABMUs/OpvwizwP7JMBNOySnCoDNwwA02uBNFVpQCLcBGAsYHQ/200659290_10158736470729843_3540631759386248187_n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1496" data-original-width="1121" height="320" src="https://lh3.googleusercontent.com/-t6FMZTkBDiI/YRFDAfjuyCI/AAAAAAABMUs/OpvwizwP7JMBNOySnCoDNwwA02uBNFVpQCLcBGAsYHQ/w233-h320/200659290_10158736470729843_3540631759386248187_n.jpg" width="233" /></a></div> <span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: arial; white-space: pre-wrap;"><p><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: arial; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p>La otra noche soñé que un cangurito me rondaba, un canguro tipo duende, así como el hada Campanita ronda a Peter Pan, cuando me desperté pensé mira qué raro soñar con un canguro, animal que se asocia con Australia, destino que, por lo lejos de Venezuela, nunca he estado tentada en visitar. </span><p></p><p><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Al rato recordé haber visto hace poco el capítulo en Modern Family donde la familia Dunphy/Pritchett -con la excepción del pequeño Joe Fulgencio- viaja a Australia, y mientras Jay Pritchett y su hija Claire tratan de escabullirse del resto de la familia para ganar una licitación, Phil Dunphy -esposo de Claire- intenta vivir la experiencia del viaje con la intensidad que lo caracteriza, ganándose el golpe de un canguro al que imprudentemente, se acerca demasiado. </span></p><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Así como Friends fue mi serie de principios de pandemia, cuando la angustia del confinamiento obligado ante el surgimiento de un poderoso virus con alto índice de mortalidad no daban para concentrarme en series más profundas, Modern Family fue mi serie de reciente viudez, cuando el peso de la pena ante la inesperada muerte de mi marido no me daba más que para estar sentada como una zombie frente al televisor siguiendo las peripecias de la familia californiana.</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Podía pasar horas viendo Modern Family por Netflix, riéndome a veces y otras veces se me arrugaba el corazón pensando que ya en mi vida no había padre: mi papá murió en enero de 2019, y Oscar, el padre de mis hijos, va a cumplir un año de muerto. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">El duelo va mutando, ya no paso horas frente al televisor viendo Modern Family, voy por la sexta de once temporadas, de vez en cuando veo un capítulo, a veces dos. Todavía me rio, y se me arruga el corazón. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Hoy pienso que quizás la selección de serie de duelo no fue casual, llámese masoquismo o catarsis, aunque la figura materna está presente en los personajes de Claire Dunphy y Gloria Pritchett, Modern Family gira en especial alrededor de las figuras paternas, quienes a pesar de sus diferentes personalidades, tratan cada una a su manera quizás no ser "los mejores papás del mundo" sino el mejor papá posible.</span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Trato de pensar en qué padre de Modern Family puedo identificar a mi papá, o a Oscar, y no lo consigo, mi papá quizás un poco con Jay, el patriarca, Oscar también tiene mucho de Jay, pero también de Phil, el padre que tanto hace reír a sus hijos con sus sueños y locuras; veo algo de ellos en la ternura de Cam, y un toque de las neurosis de Mitch, los dos papás de la pequeña Lily. </span></div><div dir="auto" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">En Modern Family no falta la figura paterna ausente, en el caso del papá de Manny, hijastro de Jay, su papá aparece y desaparece de su vida con la frecuencia de un cometa, rompiéndole a cada rato el corazón, hasta que Manny va asumiendo al esposo de su madre, como su verdadero padre, el que lo abraza y lo conforta en su primer despecho. </span></div><p><span style="font-family: arial;"><span face="system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif" style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; white-space: pre-wrap;">Hoy, mi primer Día del Padre sin padre a mi alrededor, ante tantos "el mejor papá del mundo" en las redes sociales, algunos presentes y otros que ya no están, quiero darle gracias a la vida porque yo que no creo en "el mejor papá del mundo" sino en buenos papás, y que cada uno en su estilo, tuve la inmensa suerte de haber tenido un buen padre, y un buen padre para mis hijos. </span></span></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-38284765405313408712021-06-28T11:28:00.004-07:002022-10-16T17:49:05.585-07:00 Que la abuela espere a que le toque <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-ztmqkim0Xg8/YNoGk5R_sxI/AAAAAAABKDs/-ugmV1bgAag8_GdC_0z1OeVIBcMlTwbCgCLcBGAsYHQ/r.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="446" data-original-width="640" height="223" src="https://lh3.googleusercontent.com/-ztmqkim0Xg8/YNoGk5R_sxI/AAAAAAABKDs/-ugmV1bgAag8_GdC_0z1OeVIBcMlTwbCgCLcBGAsYHQ/r.jpeg" width="320" /></a></div> <p></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span style="background-color: white; color: #060606;">En los Estados Unidos y en Europa, no sé cómo será el proceso en el resto de países latinoamericanos que no son Venezuela, el criterio de vacunación contra el Covid-19 la prioridad fue la edad, personas de alto riesgo y trabajadores de primera fila. Comenzaron vacunando a los mayores de ochenta años, bajando gradualmente de década para asegurarse que los ancianos, que son los más vulnerables a fallecer de Covid19-, no se quedaran sin vacunar.</span><span style="background-color: white; color: #060606;"> </span></span></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span style="background-color: white;"><span style="color: #060606;"><span>Cuando en los Estados Unidos comenzó el proceso de vacunación, muchos viejitos hacían la cita y después no iban, como las vacunas se echan a perder poco después de </span><span style="caret-color: rgb(6, 6, 6);">ser</span><span> descongeladas, había quienes esperaban en fila en los centros de vacunación a ver si les ponían una que sobrara, así muchos jóvenes salieron vacunados antes de que le tocara su turno por edad.</span></span></span><span style="background-color: white; color: #060606;"> </span></span></p><p><span style="background-color: white; color: #060606; font-family: georgia; font-size: medium;">Hoy en los Estados Unidos se vacuna sin necesidad de hacer cita, sin criterio ni de edad ni de riesgo. La vacuna de Johnson & Johnson, de una sola dosis, está disponible para los turistas. Como todavía falta mucha gente por vacunar, por lo menos en Nueva York donde viven mis hijas, incentivan la vacunación rifando pasajes aéreos, ofreciendo tickets de eventos deportivos, boletos de Metro válidos por una semana, donas, galletas con trocitos de chocolate, y hay quienes dicen que tabacos de marihuana en el parque de Union Square si muestras tu tarjeta de recién vacunado.</span></p><p><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><span style="background-color: white; color: #060606;"> </span><span style="background-color: white; color: #060606;"> </span></span><span style="background-color: white; color: #060606; font-family: georgia; font-size: large;">Como en Venezuela somos como somos, en muchos centros de vacunación alargaron los treinta días de espera entre dosis de la vacuna Sputnik a noventa días, y es más fácil conseguir la primera dosis de la vacuna que la segunda, por lo menos a quienes fueron vacunados con la vacuna rusa, que es la que están poniendo en Venezuela a los mayores de sesenta años. </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">A mi madre le tocaba hoy recibir la segunda dosis de la Sputnik, y le dijeron que no se molestara en hacer la cola que no tenían segundas dosis, ni sabían cuándo tendrían. Muchas personas en Caracas se quedaron por tiempo indefinido con esa solitaria primera dosis de Sputnik. Una sola dosis de vacuna es como protegerse con un condón roto. Protegidos a medias un incontable número de venezolanos a menos que se procuren la segunda dosis en el mercado de negro, otra forma en esta Venezuela revolucionaria para hacer dinero de manera inescrupulosa.</span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Hasta nuevo aviso los ancianos en Venezuela siguen siendo casi tan vulnerables al Covid como cuando empezó la pandemia. </span><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Como ya deberíamos estar acostumbrados tras más de dos décadas en manos de este proceso revolucionario, en Venezuela el principal criterio para la vacunación parece ser la filiación política y no el factor riesgo. Los allegados al régimen fueron los primeros en ser vacunados en servicio V.I.P. Los ciudadanos con carnet de la patria hoy tienen que esperar a recibir un mensaje de texto al celular que los convoque para vacunarse en algún operativo masivo de vacunación. El criterio es aleatorio, pueden convocar a un zagaletón de treinta años mientras su abuelita de ochenta se queda esperando. </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">En algunos de estos operativos más improvisados, previa cola de varias horas, se han vacunado muchos venezolanos sin cita y sin carnet de la patria, como fue el caso de mi madre, mientras que en otros operativos más politizados se ha tratado con desprecio a quienes no porten carnet de la Patria: "Váyanse a vacunar a Miami". Rico o pobre, con carnet o sin él, quien se lleve a su abuela para ver si la vacunan en un operativo con previa convocatoria "no se me vaya a morir la vieja", corre el riesgo que la devuelvan sin miramientos porque: "Aquí no hay prioridades, la doña que espere a ser convocada". </span></p><p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"><br /></span></p>
<p style="background-color: white; color: #060606; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span style="font-family: georgia; font-size: medium;"> No falta quien tanta ineficacia para vacunar se la responsabilice a las sanciones, como si la falta de criterio no priorizando a los ancianos fuera culpa de ellas. No podemos compararnos con los Estados Unidos, país con el poder para conseguir millones de vacunas para asegurarles a todos sus habitantes ser vacunados con la premura posible, por eso lleva la delantera mundial a la hora de la vacunación, pero por lo menos podemos emular el sentido común de tantos otros países con una gota de criterio de priorizar las vacunas que les van llegando para la población más vulnerable. </span></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-85456230721726488502021-01-19T08:27:00.011-08:002021-01-20T10:29:46.192-08:00El porvenir <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-hQdV56cIRMU/YAb6wRUbmtI/AAAAAAABEwg/9Ln4LIu4M-oHFhhV_LaPqtRgSgI99dXxgCLcBGAsYHQ/800697-l-avenir-de-mia-hansen-love.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="649" data-original-width="975" height="219" src="https://lh3.googleusercontent.com/-hQdV56cIRMU/YAb6wRUbmtI/AAAAAAABEwg/9Ln4LIu4M-oHFhhV_LaPqtRgSgI99dXxgCLcBGAsYHQ/w379-h219/800697-l-avenir-de-mia-hansen-love.jpg" width="379" /></a></div><br /> La otra tarde hablaba con mi hija Isabel cómo el año 2020 me dejó la lección de no hacer planes ni a mediano ni a largo plazo, más que una lección un trauma, el Covid-19 derribó casi todos los planes que podía tener para el año 2020, y la inesperada muerte de mi marido derribó cómo asumía sería mi vida en los próximos diez o veinte años. Después pensé que esa no era una conversación para llevar con una muchacha de 26 años, a esa edad la hoja de vida está casi en blanco, es necesario hacer planes, tener metas, e irlas cumpliendo. A los cincuenta y siete años los planes son a corto plazo, hay que pensarlos y ejecutarlos con rapidez antes de que la vida se ría de ellos. Y esperar a ver qué sorpresas nos depara el destino. <p></p><p>Casualmente termino de leer In Five Years (En cinco años), de Rebecca Serle, novela de fácil lectura publicada en el año 2020: Danni a los 28 años ya tiene su proyecto de vida encaminado: a punto de conseguir trabajo en una prestigiosa firma de abogados corporativos, esa noche espera una propuesta de matrimonio de su novio, un joven experto en finanzas tan ambicioso como ella. En la entrevista de trabajo a Danni le hacen la pregunta que no suele faltar: ¿Cómo te ves en cinco años? Danni contesta que se ve trabajando en la firma ascendida a Junior Partner, en el plano personal se ve casada con su novio viviendo en un apartamento en Grammercy Park, todavía sin hijos. Como esperaba, esa noche su novio le propone matrimonio en el Rainbow Room en el Rockefeller Center, con una de las mejores vistas en Manhattan, mezclan vino con champaña, toman de más. Al día siguiente Danni se despierta cinco años después en un moderno loft en Brooklyn en la cama con un desconocido que la trata con la familiaridad. ¿Quién es ese señor? Guapo es, pero ¿Qué pasó con su vida? ¿Dónde está su prometido? ¿Qué pasó en esos cinco años que literalmente pasaron de la noche a la mañana? </p><p>En el capítulo siguiente Danni vuelve a despertar en brazos de su prometido, descartado el sueño como lo que es: un sueño. La vida sigue su curso según lo planeado, hasta que Danni se topa inesperadamente con "el hombre de sus sueños", y es el novio de su mejor amiga. El resto se los dejo para cuando hagan la película, porque es típico libro que no tardaremos en ver en pantalla protagonizado por Elle Fanning o Emma Stone. </p><p>La directora francesa Mía Hansen-Love de 39 años, no sería mucho mayor que la Danni de la novela norteamericana cuando en el año 2016 se le ocurrió tratar con mayor profundidad el tema del paso del tiempo, o del porvenir, en la película "L'avenir", que vi ayer por casualidad en la plataforma de streaming Criterion. Basada en la vida de su madre, Nathalie es una profesora de filosofía, hermosa e inteligente mujer -interpretada por Isabelle Huppert- quien pasados los sesenta años pierde en corto tiempo y de distintas maneras las principales anclas de su vida: su madre, su marido, su trabajo, sus hijos. Su fe en dogmas existenciales como el marxismo, la había perdido hacía tiempo. </p><p>La película comienza con Nathalie rompiendo un piquete de una huelga para dar clases en la universidad, los jóvenes que protestan le reclaman si no se da cuenta que en están luchando por ella, por su derecho a una jubilación más temprana: </p><p>-¿Acaso quiere seguir trabajando hasta los 67 años?</p><p>-¿Quién dijo que yo me quiero retirar?</p><p>Nathalie no cae en intensidades, no se hunde en depresiones, tampoco se va a bailar y aturdirse en discotecas de adultos como la Gloria chilena o la Gloria de Julianne Moore, quizás porque la profesora de Filosofía no tiene que filosofar mucho para darse cuenta que nunca se ha sentido más libre en su vida. </p><p>La escena final en su pequeño apartamento parisino nos encontramos con una Nathalie sola, si no feliz, tranquila, saboreando una taza de té -o quizás una copa de vino- esperando lo que está Por Venir. Los créditos finales los acompaña una versión de La Melodía Desencadenada de Los Righteous Brothers:</p><p> "As time goes by </p><p>so slowly </p><p>and time can do so much".</p><p> ¿Quién dijo que después de cierta edad no se puede esperar con ilusión <i>l'avenir</i>?</p><p> </p><p><br /></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-55917554535833948072021-01-04T07:48:00.014-08:002021-01-04T18:44:45.189-08:00¿Cuál es el atore?. <div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-_zHDybAoe08/X_MlLrfWamI/AAAAAAABEXg/3bdEn78mhtoX0AdLC9JunmKT-F8YyT6UACPcBGAsYHg/s2048/IMG_0116.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="221" src="https://1.bp.blogspot.com/-_zHDybAoe08/X_MlLrfWamI/AAAAAAABEXg/3bdEn78mhtoX0AdLC9JunmKT-F8YyT6UACPcBGAsYHg/w320-h221/IMG_0116.JPG" width="320" /></a></div><div><br /></div>Sacando cuentas el cambio comenzó recién cumplidos los cincuenta años, quizás un poco después, entrando la sexta década Oscar era un gordito feliz, si yo le decía que estaba subiendo de peso, que debía hacer ejercicio y mejorar su alimentación, me contestaba que cuál era el problema. Como yo tampoco hacía ejercicio y podía perder unos kilos para verme mejor, no tenía moral para insistir. Fue nuestro amigo Fernando quien logró el cambio, desconozco que argumentos usó, quizás enseñando con el ejemplo, durante varios meses se reunían temprano todas las mañanas en el gimnasio del club donde Fernando, en forma toda su vida, diseñó un entrenamiento para Oscar en la caminadora que intercalaba trote con caminata, además de pesas y abdominales.</div><div>El cambio se comenzó a ver a las pocas semanas, mi esposo adelgazó no solo por el ejercicio, también entró en una dieta estricta de no cenar, con una fuerza de voluntad admirable para un glotón que cocinaba casi todas las noches para la familia. Desde que comenzó el entrenamiento nuestro chef particular en la noche se negaba a comer nada más allá de un plato de sopa, ni una empanada, ni una arepita, si acaso un vodka porque tampoco era un mártir. </div><div>Yo estaba contenta por él porque su sobrepeso comenzaba a rayar con la obesidad, pero ni loca me unía a semejante dieta, mucho menos a su ritmo de ejercicios, soy de la filosofía de Oscar Wilde de "haría cualquier cosa por mantenerme joven menos hacer ejercicio", no soy flaca, tampoco soy gorda, pero para qué negarlo tres kilos menos no me sentarían mal. Sobre todo si mi marido, en cuestión de meses, había perdido más diez kilos o dos tallas de pantalón. La ropa le quedaba colgando, a los pocos meses después de comenzada su rutina de ejercicios, se compró un par de blue jeans, un par de pantalones para vestir, y regaló los pantalones que le quedaban grandes. Traté de convencerlo que dejara por lo menos un blue jean de los viejos guardado, quién quita. Se puso furioso: después de tanto sacrificio ni loco volvía a engordar, jamás en su vida se había sentido mejor. </div><div>Y aunque la dieta estricta no duró mucho, el afán de hacer ejercicio lo acompañó hasta su último suspiro, literal. Murió subiendo el Ávila recién cumplidos los 58 años, pero ese punto es el final de la historia. </div><div>Oscar siempre fue un fusuco, acelerado, yo soy de temperamento tranquilo, pausado, de cierta manera nos complementábamos, o por lo menos lo hacíamos antes que le diera por hacer tanto ejercicio, hasta entonces cuando caminábamos juntos nos las arreglábamos para acoplarnos yendo al mismo ritmo, pero cuando comenzó a trotar a diario, siempre iba varios pasos delante de mi, por más que yo apurara el paso, no lograba alcanzarlo, por eso vivía diciéndole: ¿"Cuál es el atore?".</div><div>Hace pocos años, viajamos a Buenos Aires y a Bogotá, ciudades a las cuales primera vez que íbamos, Oscar me esperaba en las esquinas viendo el celular o fumando un cigarrillo porque decía que no podía ir a mi paso, que yo caminaba demasiado lento, y es verdad, me doy cuenta en Nueva York donde caminar rápido es una característica de la ciudad, que hasta las viejitas en andaderas me pasan. En Buenos Aires y Bogotá tenía la justificación de estar conociéndolas, absorbiendo cada detalle, poco a poco, "¿Cuál es el atore?". El siempre me contestaba: "Es que tú caminas demasiado lento", y yo le contestaba "eres tú el que camina demasiado rápido". En nuestros viajes anteriores eso no pasaba. </div><div>Hasta para ir al edificio de mi mamá que queda al lado de nuestro edificio, Oscar iba varios pasos adelante de mí. Durante el principio del confinamiento, cuando seguimos una cuarentena estricta aterrados por el contagio al Covid-19, ni mi mamá, ni mi hijo ni yo salimos durante más de dos meses. Oscar era quien se encargaba de buscar los alimentos y preparar el almuerzo para la familia. Al principio iba en carro, cuando comenzó la escasez de gasolina en Venezuela, decidió que qué mejor ejercicio que ir al Mercado de Chacao trotando. Se iba cargando con dos bolsas vacías, y se regresaba trotando con los ingredientes del almuerzo del día. El único inconveniente fue un perro realengo que lo atacó. Oscar le tenía terror a los perros, este incidente no lo paró de regresar al Mercado de Chacao trotando, solo cambió de ruta para no volver a enfrentarse con la fiera.</div><div>Por mi parte comenzando la cuarentena decidí que procuraría hacer ejercicio todos los días, jamás con la intensidad de Oscar, caminaría todas las mañanas por el edificio una hora, a mi paso, oyendo un audiolibro, no era un plan de ejercicio para adelgazar, sino para moverme un poco, no quedarme encerrada leyendo, armando un rompecabezas o viendo Netflix. Oscar, que había pasado de la caminadora del gimnasio del Club a correr maratones, a participar en carreras nocturnas subiendo al Ávila con linterna en la frente, y hasta llegó a irse trotando con su grupo de amigos corredores a las playas de Todasana; veía mi disciplina de caminar por el edificio como un inútil divertimento: "Eso no es ejercicio, si no sudas, si no te late el corazón como un caballo desbocado, estás perdiendo el tiempo". Yo no me dejé desmoralizar, "¿Cuál es el atore?" para quien el mayor ejercicio era ir del cuarto a la computadora, o arreglar la biblioteca, esa caminata diaria era un gran avance. Caminata que sigo hasta hoy. </div><div>Cuando el confinamiento comenzó a hacer mella en almas claustrofóbicas como la de Oscar, como en mayo, no tardó en conseguir compañeros de ejercicios que lograban burlar la cuarentena primero subiendo un cerro por El Cafetal, después por entradas más clandestinas al Ávila que la subida de Sabas Nieves, que estuvo cerrada varios meses. No los conocía a todos, por las fotos que compartía en Instagram veía que era un grupo heterógeneo de corredores, hombres y mujeres, muchos no llegaban a los cuarenta años, otros ya pasaban los setenta. A menudo le decía que no se excediera, él no tenía cuarenta años. No me hizo caso. El padre y el abuelo de Oscar habían muerto antes de los cincuenta años de un infarto, era lógico que se debió haber chequeado regularmente con un cardiólogo, pero para él su certificado de salud era saber que seguía con facilidad el ritmo de corredores veinte años menores. </div><div>Oscar era "un duro", le decían sus amigos deportistas sabiendo que había empezado semejante nivel de ejercicio después de los cincuenta.</div><div>Cuando Oscar comenzó a trotar, antes y después de la cuarentena más estricta, yo me despertaba como a las siete de la mañana, ya él se había ido hacía rato. Rara vez me daba las coordenadas de sus planes de ejercicios, ese sábado cuatro de julio el día amaneció como cualquier otro de los últimos meses de la era del Covid-19, el cielo azul intenso, sin una nube, me desperté a la hora de siempre, ya Oscar no estaba en la casa, tendí la cama, me vestí con ropa de ejercicio, estaba en la cocina pensando qué me iba a preparar de desayuno antes de salir a caminar, apenas pasaban las ocho de la mañana cuando sonó el timbre. Me asomé a la puerta y vi con grata sorpresa que eran mis tíos, inocente de mí, pensé que pasaban por el vecindario y decidieron visitarme para que les brindara un café. Esa ingenua alegría duró breves segundos al ver sus rostros pálidos, balbuceando, intentando buscar las palabras para iniciar la conversación. María Elisa me dijo que entráramos que teníamos que hablar, Gonzalo continuo que tenían que darme una mala noticia. Yo no pude moverme de la puerta, necesitaba saberlo ya: "¿Qué pasó?". María Elisa dijo: "Oscar, un infarto". No hizo falta decir más, en ese momento supe que después de treinta años de matrimonio, me había quedado viuda.</div><div>De las primeras llamadas que hice fue a los amigos con los que estaba subiendo a un sector de la montaña conocido como El Bombillo. Hablé con Fernando, me contó que Oscar se sintió mal a medio camino, fue rápido, apenas un mareo, dijo que quería regresar a casa, dando la vuelta se desmayó, un infarto fulminante, hicieron lo que pudieron, una doctora que estaba pasando por casualidad intentó revivirlo dandole masajes cardíacos, pero fue inútil. </div><div>Traté de ser fuerte, le dije que Oscar había muerto haciendo lo que le había llenado la vida los últimos años, rodeado de amigos.</div><div>El resto es parte de la intimidad del dolor que no viene al cuento, demasiada intensidad, solo que hoy se están cumpliendo seis meses de que a Oscar se le paró el corazón, todavía en las mañanas cuando me despierto, extiendo el brazo al lado derecho de la cama, y al sentirlo vacío, pregunto: "¿Pero cuál era el atore?".<br /></div>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-54896728903909588392021-01-01T16:51:00.005-08:002021-01-02T05:52:16.782-08:00Cuando el tiempo se paró y otras lecturas de 2020<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /><br /><a href="https://1.bp.blogspot.com/-9jg6iUS1Kew/X--75KryeHI/AAAAAAABEVg/zZTWsXH16QsZf7xAsM2P-YTQMS61kuTpwCPcBGAsYHg/s3420/IMG_3444.HEIC" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2829" data-original-width="3420" height="254" src="https://1.bp.blogspot.com/-9jg6iUS1Kew/X--75KryeHI/AAAAAAABEVg/zZTWsXH16QsZf7xAsM2P-YTQMS61kuTpwCPcBGAsYHg/w307-h254/IMG_3444.HEIC" width="307" /></a></div> <p></p><p>2020 fue un año terrible en muchos aspectos pero un buen año en lecturas, el confinamiento favorece en ese sentido, por lo menos a mi me favoreció, muchos amigos me cuentan que en este obligado encierro por la pandemia carecían de atención para leer. También fue un año en el que desarrollé el hábito de caminar por mi edificio acompañada de un audiolibro, eligiendo memorias narradas por sus autores, así caminé con Woody Allen, Elton John, Phil Collins, Roger Daltrey y Trevor Noah, entre otros; además de regresar a un par de clásicos de la literatura inglesa: "Grandes esperanzas" de Charles Dickens, y "Frankestein" de Mary Shelley, también en audiolibros. Traté Emma de Jane Austen, pero la narración no me gustó. </p><p>Este loco año 2020 sirvió para desempolvar mi biblioteca, gracias a los talleres en zoom de Milagros Socorro, con la participación de Basilio Alvarez, regresé a clásicos de la literatura venezolana como Ifigenia de Teresa de la Parra, el cuento La Hora Menguada de Rómulo Gallegos, una selección de poesía y obra humorística de Aquiles Nazoa y Casas Muertas de Miguel Otero Silva. </p><p>Fue un año en el que descuidé un poco uno de mis géneros favoritos: la novela policial leyendo apenas "Un Destello de Luz" de Louise Penny, "En el nombre del hijo" de Donna Leon, "Muerte en Estambul" de Prietos Markaris, "Las alas de la esfinge "de Andrea Camilleri, "La transparencia del tiempo" de Leonardo Padura y "El alemán de Atacama" del chileno Roberto Ampuero. Todos por Kindle. </p><p> Tras la muerte de mi esposo Oscar a mediados de año, intenté un libro de autoayuda escrito por una tanatólogo mexicana sobre cómo afrontar tan inesperada pérdida, a las pocas páginas me di cuenta que para mi la mejor ayuda solo podía venir de maestros de la literatura que han pasado situaciones similares y volví a "The year of Magical Thinking" de Joan Didion, en la versión de teatro interpretada por Vanessa Redgrave, "La Historia de una viuda" de Joyce Carol Oates, "La peor parte: Memorias de Amor" de Fernando Savater, y "Grief Observed" de C.S Lewis; todas obras dedicadas a la muerte de la pareja, además de "Lo que no tiene nombre" de Piedad Bonnet y "Patrimonio" de Philip Roth; dedicados a la muerte de su hijo en el caso de la autora colombiana, y la muerte del padre en caso del escritor norteamericano. </p><p>2020 fue un año de leer ficción y no ficción por igual, con una extraña tendencia a obras dedicadas a la figura del padre, tema al que dedicaré una intensidad, mientras tanto dejo un recuento de veinte libros que me ayudaron a ser más llevadero este desafortunado año de pandemia y viudez: </p><p>1) "Lost Children Archives" de Valeria Luiselli (2019)- la joven autora mexicana cambia el español por el inglés para narrar la historia de una pareja en medio de una crisis matrimonial se embarca en un <i>road trip</i> de Nueva York a Arizona con sus dos pequeños hijos, rumbo a la tierra de la diezmada tribu de los indios apaches. El esposo trabaja grabando sonidos, la esposa investiga la desaparición de niños mexicanos en la frontera. Una de las mejores novelas leídas este año. </p><p>2)- "2666" de Roberto Bolaño (2004)- le tenía miedo a este libro de más de mil páginas, como tres novelas en una, qué mejor momento de entrarle que en un encierro obligado, mi parte favorita fue la primera parte "de los cuatro académicos en busca de un enigmático escritor alemán" como se lee en la contraportada, la segunda parte dedicada a la investigación de las desapariciones de cientos de mujeres en México a lo largo de los años, sin mayor afán de la justicia de encontrar a los responsables, es desoladora.</p><p>3)- "Tus pasos en la escalera" de Antonio Muñoz Molina (2019); esta novela que comencé a leer recién empezada la pandemia es como mandada a hacer para el obligado encierro que caracterizó el 2020, la historia del confinamiento de un hombre con su perro en un pequeño apartamento en Lisboa en espera de su mujer que tarda más que Godot en llegar. </p><p>4)- "The memory police" de Yoko Owaga (1994): Distopía japonesa recién traducida al inglés cuenta la obligada desaparición de la memoria de una sociedad bajo un régimen totalitario. <br />Cualquier parecido a la realidad...</p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /><a href="https://1.bp.blogspot.com/-NEonUBG1FtY/X--6UQTZh_I/AAAAAAABEVU/ZZUvNwjYePEme6w0bhi4ToP21d4nr442gCPcBGAsYHg/s4032/IMG_3328.HEIC" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4032" data-original-width="3024" height="240" src="https://1.bp.blogspot.com/-NEonUBG1FtY/X--6UQTZh_I/AAAAAAABEVU/ZZUvNwjYePEme6w0bhi4ToP21d4nr442gCPcBGAsYHg/w242-h240/IMG_3328.HEIC" width="242" /></a></div> <p></p><p>5)- "Ifigenia" de Teresa de la Parra: ¿Pueden creer que es la primera vez que leo Ifigenia? hay quienes les parece una lata de novela sin encontrar que el sacrificio de esta damisela caraqueña es una historia que sigue describiendo a esta Venezuela donde las cándidas niñas de la Sociedad no se enamoran de trompetistas sino de enchufados. </p><p>6)- "Grandes Esperanzas" de Charles Dickens: no sé si leí de niña o si creí haberla leído de tantas versiones cinematográficas que he visto desde la de David Lean hasta la de Alfonso Cuarón. La intercalé entre un bien narrado audiolibro y la vieja edición que tengo en casa. Una novela tan inmensa y rica en situaciones, atmósfera y personajes que no hay versión cinematográfica que pueda hacerle justicia, aunque la de Lean que vi en YouTube está muy bien, tendría que volver a ver la de Cuarón.</p><p>7)- "Alegría"- Manuel Vilas (2019), lo que se quedó por fuera en Ordessa, larga carta de amor al padre, a los recuerdos, a los hijos que van haciendo sus propios caminos, a lo que va quedando de la familia, a la memoria que se niega a rendirse. </p><p>8)- "My Dark Vanessa" de Kate Elizabeth Russell (2020)- Vanessa Rye entrados los treinta años regresa al recuerdo de un romance de adolescencia con un profesor de bachillerato, tarda en decidir si ese idílico amor fue real o un caso más de abuso de menores. </p><p>9)-"Stoner" de John Williams (1965)- la vida gris de un académico muy bien narrada en sus distintas etapas desde la decisión del joven Stoner de dejar la agricultura por las letras, hasta la negativa de dejarse chantajear por la mediocridad de un estudiante y de una facultad. </p><p>10)- "Rodham" de Curtis Sittenfeld (2020): Un "What if?", qué habría pasado si la brillante abogado Hillary Rodham habría dejado a su carismático y ambicioso novio, el joven político Bill Clinton por sus continuas infidelidades. ¿hasta dónde pudo haber llegado?</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-ip-gm823Q-I/X---QkEFnXI/AAAAAAABEVs/VaLU1Ew7yfIccZQAOQoSdIgFgeGMPYzVwCPcBGAsYHg/s4032/IMG_2041.HEIC" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4032" data-original-width="3024" height="301" src="https://1.bp.blogspot.com/-ip-gm823Q-I/X---QkEFnXI/AAAAAAABEVs/VaLU1Ew7yfIccZQAOQoSdIgFgeGMPYzVwCPcBGAsYHg/w226-h301/IMG_2041.HEIC" width="226" /></a></div><p></p><p>No Ficción:</p><p>1)- "De vidas ajenas" de Emmanuel Carrere (2009): difícil ponerle un límite entre la ficción y la no-ficción en la obra de Carrere, tanto que su ex esposa lo demandó prohibiéndole que escribiera sobre ella y su hija, esta novela de no ficción escrita en tiempos más felices para la pareja se inicia cuando la familia pasa lo que comienza como unas plácidas vacaciones en Sri Lanka cuando un tsunami arrasa el pequeño pueblo costero donde vacacionaban, ese es solo el principio, antes de adentrarse en la intimidad de su familia política que vive el dolor de una hija con cáncer incurable. </p><p>2)"Born a Crime"- Trevor Noah es de las mejores narraciones en Audiobooks que oí este año, el comentador político sudafricano radicado en los Estados Unidos, narra su infancia en una Sur Africa todavía viviendo en el sistema de Apartheid, hijo de un suizo con una mujer negra, el color de su piel más claro que el del resto de su familia materna, le da cierto privilegios pero también la sensación de no terminar de pertenecer en ningún lado. Narrado con humor y ternura, el libro solo abarca la vida de Noah en SurAfrica. </p><p>3)"Me"- Elton John (2019)- ¿Quién no quiere ser amigo de Elton John y oírle sus cuentos? Mucho mejor que ver Rocket Man. </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-lhcFLuzB7Yc/X---Qimzs3I/AAAAAAABEVs/C9PytMJTZ7Yy5o9-P4W7HtbMpN5bKrzPwCPcBGAsYHg/s4032/IMG_1486.HEIC" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4032" data-original-width="3024" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-lhcFLuzB7Yc/X---Qimzs3I/AAAAAAABEVs/C9PytMJTZ7Yy5o9-P4W7HtbMpN5bKrzPwCPcBGAsYHg/w150-h200/IMG_1486.HEIC" width="150" /></a></div>4)-"Unquiet"- Linn Ullman (2015)- la hija de Ingmar Bergman y Liv Ullman narra su infancia entre Färo, la isla donde el director sueco pasó el final de su vida; y la volátil vida con su madre quien tenía la teoría que lo único que hacía falta para la crianza de un niño era que vivir cerca de un jardín con un árbol donde poder encaramarse. <p></p><p>5)-"Educated" de Tara Westover (2018)- otra infancia irregular la de una familia mormona cuyos padres no creen ni en el sistema de educación ni en el de salud, infecciones y accidentes se curaban con los ungüentos de la madre, y la educación de la numerosa prole fue autodidacta, pero lo suficientemente buena para que varios de los hijos lograran, en contra de los deseos del padre, graduarse en universidades.</p><p>6)- "Una Odisea: un padre, un hijo, una epopeya" de Daniel Mendelsohn (2017): ¿Qué mejor manera la de un jubilado padre de vincularse con un hijo a quien le cuesta tanto entender, que uniéndose como oyente a las clases universitarias que da sobre la Odisea de Homero?</p><p>7)- "When Time Stopped"- Ariana Neumann (2020)- tras vivir una infancia idílica rodeada de verde en una casa sin nombre en el la urbanización Country Club de Caracas, Ariana siente que fueron muchos los misterios que se llevó su papá, el empresario Hans Neumann, a la tumba. Ariana, radicada en Londres, con la ayuda de familiares sobrevivientes del holocausto y de sus descendientes, desentraña esta historia de sobrevivencia en la Europa tomada por los nazis. </p><p>8)-""Life isn´t everything: Mike Nichols as remembered by 150 of his closest friends" de Ash Carter (2019)- bien hilados testimonios que dan una idea de la vida y método de Mike Nichols, nacido Mikail Igor Peschkowsky, otro sobreviviente de la Europa Nazi que rehace su vida, en su caso en los Estados Unidos como uno de los directores de Cine y de Teatro más importantes del espectáculo norteamericano.</p><p>9)- "La lengua Salvada" y "La antorcha al oído" de Elías Canetti- gracias a que Canetti escribió diarios buena parte de su vida, sus memorias están muy bien detalladas, comienzan de niño en Bulgaria en el seno de una familia judía que conserva el español como idioma, antes de su paso a lo largo de su infancia y adolescencia por varios países europeos como un niño pedante intelectualmente con una enfermiza relación con su madre tras la súbita muerte de su padre. La familia logra salvarse de los Nazis emigrando a Suiza durante los años de la guerra. </p><p>10)-"Chasing the light: Writing, directing and surviving Platoon, Midnight Express, Scarface, Salvador and the movie game"- de Oliver Stone (2020)</p><p>y ""Apropos of Nothing de Woody Allen (2020)- </p><p>la corrección política me hace temer confesar que me encantaron ambos libros, a Oliver Stone porque ha sido un cretino en su apoyo incondicional con la dictadura en Venezuela, lo que no le quita que sus memorias de infancia y juventud y sus primeros pasos en el cine sean entretenidas y muy bien escritas. Y en el caso de Allen, señalado por su pareja Mia Farrow de pedofilia, acusación que no se ha podido demostrar en corte a la que Allen dedica como veinte páginas tratando de convencer también al lector de su inocencia, el encanto del libro no está en los detalles sórdidos de semejante escándalo sino en las anécdotas de su niñez que recuerda Radio Days, y en su tránsito por una carrera de más de sesenta años desde sus comienzos como guionista y en stand up, hasta su última película: "A Rainy Day in New York", que no logró ser estrenada, porque en los tiempos del #metoo Allen es un hierro caliente al que pocos se arriesgan a tocar. </p><p>Bono: la portada de este post: Secondhand Time de Svetlana Alexievich, otra historia oral escrita por la premio Nobel sobre la vida en Rusia tras la caída de la Unión Soviética antes que Putin amenazara en asomar sus dientes. </p><p><br /></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-57309697322181663762020-12-26T05:50:00.003-08:002020-12-26T07:12:14.514-08:00It's a wonderful life<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-4tMWEQCyz9Q/X-c6GDGQHQI/AAAAAAABEFw/l71HYRnRHfwmJn-xQ4YvlbALBaTjEj6XQCLcBGAsYHQ/Unknown-2.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="168" data-original-width="300" height="224" src="https://lh3.googleusercontent.com/-4tMWEQCyz9Q/X-c6GDGQHQI/AAAAAAABEFw/l71HYRnRHfwmJn-xQ4YvlbALBaTjEj6XQCLcBGAsYHQ/w400-h224/Unknown-2.jpeg" width="400" /></a></div><br /></div><br /><div style="text-align: justify;"> Hace como seis años mi prima Eugenia decidió ver las cien mejores películas norteamericanas según el American Film Institute (AFI), la primera lista, la de 1998, seleccionada por una encuesta en la que participaron más de 1500 personas relacionadas a la industria del cine. Eugenia las vería de atrás para adelante, comenzando por la película cien: Yankee Dooddle Dandy, terminando por la primera: Citizen Kane de Orson Welles. Mi prima invitó a un heterogéneo grupo de sus amigos a quienes nos unía el amor por el cine, aunque no siempre por las mismas películas, con el tiempo descubrimos que también nos unía un similar temperamento existencial. No era una cita obligada, nos dijo Eugenia, quincenalmente -exceptuando la época de vacaciones escolares- ella se sentaría con su perro Bebo en la terraza de su casa a ver una película, quien quisiera venir que viniera, con una botella bajo del brazo, o con algo para picar. Por una razón o por otra me salté varias películas, como después del secuestro express de mi hija Isabel que agarré terror a salir de noche durante varios meses, hasta que Annie Hall logró sacarme de la cueva. Algunas películas, creo que entre ellas Intolerancia de Griffith, Eugenia las vio sola acompañada del fiel Bebo, nadie del club se entusiasmó a ver una película muda de más de tres horas de duración, en mi defensa: yo la había visto en la cátedra de cine de Iván Feo en la Escuela de Artes. </div><p></p><p style="text-align: justify;">Cuando empezamos a reunirnos llegar a la meta nos parecía muy lejos, a principios del 2020, tras ver Sunset Boulevard de Billy Wilder, una de mis películas favoritas, nuestra mayor angustia existencial como grupo -país aparte- era que la próxima película It´s a Wonderful Life, ya era la número once en la lista, estábamos a pocos metros de la recta final, ¿qué sería de nuestras vidas? Cómo imaginar que ese virus bautizado científicamente como Covid-19 que los políticamente incorrectos llaman "la gripe china" supuestamente originado por un campesino que se comió un murciélago infectado en la provincia de Wuhan, virus que comenzaba a hacer estragos al otro lado del mundo en febrero por la velocidad de contagio, en menos de un mes se convertiría en la primera pandemia desde la gripe española cien años atrás. </p><p style="text-align: justify;"> Así en este año de prohibido hacer planes el clásico navideño del año 1946 dirigido por Frank Capra sobre un ángel sin alas con la misión de bajar a la tierra para convencer al desolado George Bayley (James Stewart) que su vida sí tiene sentido, se quedó en pausa hasta quién sabe cuando porque si algo respetó la organizadora de la veladas cinematográficas, fue la cuarentena que se extendió indefinidamente. It's a wonderful Life se convirtió como en la maldición del hada mala de la Bella Durmiente, la película en una pausa prolongada que ya va para diez meses. Cuidado con lo que deseas, pensar que a principios de años estábamos de lo más tristes jurando que a mediados de 2020 con el Ciudadano Kane cerraríamos este primer ciclo de AFI Movie Club. </p><p style="text-align: justify;"> Hasta que ayer decidí serle infiel a mi querido grupo de cine y ver It´s a wonderful Life acompañada de mis hijas, después de todo qué mejor día para ver un clásico de navidad que un aburrido 25 de diciembre. Yo la había visto hace años, pero no en Navidad, y era poco de lo que me acordaba, más allá de la crisis existencial del protagonista. Qué año para decidir regresar a ella, año en el que perdimos a nuestro George Bailey, mi esposo Oscar, quien como escribió mi hija Isabel en su crónica "El Ministro de la Felicidad" vivió su vida en una Caracas que tantos desertaron, no tratando de arreglar el país, que bien sabía que era una proeza que se escapaba de sus manos, sino buscando hacer una diferencia en su pequeña comunidad. Oscar murió de un infarto fulminante, no sé si en esos segundos finales tuvo el recuento que el ángel Clarence le hizo a George Bailey para que viera la importancia de su vida en los pequeños/grandes aportes que un hombre/mujer cualquiera va dejando por el camino. Quizás este recuento nos queda a los familiares y a los amigos, y vaya que Oscar tenía amigos, le salen amigos bajo las piedras que me cuentan algún detalle en el que Oscar los ayudó que él ni siquiera se molestó en comentarme. </p><p style="text-align: justify;">Yo no soy tan colaboradora y práctica como era Oscar, pero si agradezco tanto a la vida mis amigos, en este año de pandemia, de distancia obligada, no sé que habría sido de mi sin la ayuda de tanta gente querida que a pesar de la cuarentena me ofrecieron un hombro para llorar, o me tendieron una mano para ayudarme en las cosas prácticas del hogar de las que se ocupaba Oscar, desde enseñarme a pagar las cuentas hasta encender el calentador de gas. </p><p style="text-align: justify;">Por eso se me aguó el guarapo en el final de It´s a Wonderful life, voy a cometer la temeridad de hacer un spoiler de la película que es el mayor pecado de nuestro club de cine, por lo menos para Eugenia, corro el riesgo de ser expulsada de las últimas diez películas que me quedan por ver cuando pase la Pandemia, que algún día ha de pasar </p><p style="text-align: justify;"><span style="color: red;">(OJO: SPOILER EN CAMINO</span>) : </p><p style="text-align: justify;">cuando George Bailey entiende que vaya qué valió la pena haber nacido y vivido en ese pequeño pueblo -aunque bajo la sombra de un tirano que le quiere echar el guante a todo- rodeado por el afecto de su familia y tantos amigos, recibe un regalo sorpresa, un libro del ángel Clarence, dedicado:</p><p style="text-align: justify;"> </p><p style="text-align: justify;">"Querido George: </p><p style="text-align: justify;"> Recuerda ningun hombre que tenga amigos es un fracaso</p><p style="text-align: justify;"> ¡Gracias por las alas!</p><p style="text-align: justify;"> Love </p><p style="text-align: justify;"> Clarence. </p><p><br /></p>Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-74686685380014416952020-08-12T09:04:00.002-07:002020-12-26T06:10:19.480-08:00Y aunque el miedo esté ahí<p><br /></p><p><img border="0" data-original-height="180" data-original-width="320" height="281" src="https://1.bp.blogspot.com/-LoQ3vUfE8Qo/XzQNOwcD78I/AAAAAAAA_g0/-7T2fcbKRAs5BISFahP5ixLq9GYbuiPDwCLcBGAsYHQ/w500-h281/_111861444_boo1.jpg" width="500" /></p><p><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></p><p><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">Es</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">ta maña</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">na amanecí oyendo la entrevista que le hiciera la </span></span><span style="white-space: pre-wrap;">periodista</span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;"> Shirley Varnagy al doctor Julio Castro, médico especialista en infectología que se ha convertido para muchos en el experto </span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">del Covid en Venezuela, decía que las consecuencias de la flexibilización de la cuarentena esta semana no se verían sino hasta dentro de dos o tres semanas. Aunque si somos francos la cuarentena, por lo menos en Cara</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">cas, ha sido sumamente relajada, los caraqueños cuando más respetamos la extendida cuarentena fue al inicio de ella cuando no había muchos más casos que las decenas de contagiados</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;"> que llegaron de Europa antes de que las fronteras </span></span><span style="white-space: pre-wrap;">aéreas</span><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;"> se cerraran. Pero ahora que los casos de Covid declarados en Venezuela ya superan los mil diarios, con cuarentena estricta o con cuarentena flexible, las calles caraqueñas no se ven ni de lejos tan desoladas como en marzo, abril y mayo. </span></span></p><p><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">Ayer me tocó ir a comprar unas medicinas, como tenía cita médica fui al Farmatodo de La Floresta, no había mucha gente, tampoco tenían las medicinas que necesitaba, pero aproveché para comprar algunos artículos domésticos para evitar salir al mercado. Esperando que me cobraran llegó una mujer que apoyándose al mostrador, se quitó su tapabocas de tela de colorines para exigir: "Ay mi amor me pueden atender rápido que dejé a los niños en el carro".</span></span></p><p><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;">La farmaceuta no se conmovió: "Tome su número".</span></span></p><p><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;"> La señora no tenía más de dos personas por delante, </span></span><span style="white-space: pre-wrap;">agarró su número y siguió a mi lado a una distancia que deseé tener una franela que dijera: "No te pegues que no es bolero". Porque yo salgo con tapabocas y con máscara, y aún así salgo asustada. ¿Cómo no estarlo? Minutos antes llegó un paciente de Covid a la puerta de la clínica, o intentó llegar, cuando lo fueron a bajar del carro ya estaba muerto. Quiero creer que no tuvieron al pobre señor ruleteando hasta encontrar una clínica donde lo recibieran porque ya la mayoría de los centros hospitalarios en Caracas tienen sus cupos saturados. Menos mal que no vi semejante tristeza, la desesperación de sus familiares, que yo estoy de a toque, me enteré porque un cuida carros con el tapabocas colgado se lo estaba contando a un compañero. </span></p><p><span style="white-space: pre-wrap;">La impaciente señora del tapabocas en la barbilla y los niños en el carro, mientras esperaba su turno de manera poco discreta se volteó a ver qué me estaba llevando, tras rascarse la comisura del labio, agarró uno de los chocolates de leche que yo pretendía comprar, preguntándole a la farmaceuta:</span></p><p><span style="white-space: pre-wrap;">"¿Mira mi amor a cuánto está viniendo este chocolate?".</span></p><p><span style="white-space: pre-wrap;">Y volvió a dejar el chocolate a un lado entre mis compras (nota mental, salir con guantes). Empujé el chocolate contaminado con el codo, y agarré otro del mostrador, quién sabe si podría estar igual de infectado, pero por lo menos no había sido yo testigo del angustioso proceso de la señora que se rasca la boca y después agarra mi chocolate. </span></p><p><span style="white-space: pre-wrap;"> Al no encontrar las medicinas que buscaba me dirigí a Locatel de La Castellana, donde sí las tenían y no había mayor aglomeración en la farmacia. La cola para pagar en Locatel ahora es tipo aeropuerto, las medicinas no te las asignan en una caja específica sino que cuando te llega el turno para pagar, las pides. Hay marcas en el piso para que se respete la distancia social, una empleada va llamando la atención a quien se pase de la raya. Sin embargo en los estrechos pasillos donde se consigue el resto de la mercancía había tanta aglomeración que los sentí como una ruleta rusa: codo con codo, dame un permisito ahí que necesito agarrar un agua oxigenada, unas cuantas carrasperas... hicieron que me fuera de Locatel sin el champú que necesitaba. </span></p><p><span style="white-space: pre-wrap;">Sé que me dirán que si estoy tan paranoica hay muchas alternativas para no salir de la casa y tener que cruzarse con la señora que contaminó mi chocolate o con carrasperas ajenas, hoy con delivery se compran desde artefactos eléctricos hasta medicinas, pero a veces hay que salir, por alguna circunstancia determinada. Lástima que aunque el miedo al Covid-19 esté ahí, no parece estarlo para todo los caraqueños por igual. </span></p><div data-block="true" data-editor="ag99l" data-offset-key="du5eq-0-0" style="font-family: inherit;"></div><br class="Apple-interchange-newline" />Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-81111004255808172362020-07-25T07:36:00.000-07:002020-07-25T07:36:16.284-07:00El karma de la oficial <div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
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<a href="http://1.bp.blogspot.com/-TM1MBT-X0tE/Xxw_UzzTsRI/AAAAAAAA-6U/fHCDmJ1rkIYx7vR5U3xkoOSkeR1UBy0eACK4BGAYYCw/s1600/frase-901735.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="163" src="https://1.bp.blogspot.com/-TM1MBT-X0tE/Xxw_UzzTsRI/AAAAAAAA-6U/fHCDmJ1rkIYx7vR5U3xkoOSkeR1UBy0eACK4BGAYYCw/s400/frase-901735.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
El pasado lunes al mediodía tenía una cita en el Centro Médico de Caracas en San Bernardino, como mi licencia de conducir se venció la semana pasada justo el día de mi cumpleaños, me llevaba Lubin, el chofer de unos queridos amigos que en estos momentos se encuentran fuera de Venezuela. Tampoco es bueno manejar en este estado, en medio del duelo se tiene la cabeza medio perdida: dejé olvidados el celular, las llaves de la casa, y lo más importante, el salvo conducto donde el doctor indicaba que tenía que regresar a consulta este lunes de estricta cuarentena. </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Caracas como si nada, mucha gente en la calle aunque casi todos con su mascarilla así fuera en la papada. Como yo no ando para juegos llevaba tapabocas y máscara de plástico, doble barrera protectora contra el Covid-19. Lubin iba con su tapabocas bien puesto. No fue mayor sorpresa encontrarnos con una alcabala en la entrada a la Cota Mil en La Florida conformada por un soldadito que parecía un adolescente y una mujer oficial. Ambos con el tapabocas en la barbilla.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
“¡CDLM, se me quedó el salvoconducto!”, pensé, nos tendríamos que devolver, pero no sin antes sacar la carta de viuda para ver si nos dejaban pasar: “oficiales tengo una cita médica, estoy mal, mi marido acaba de morir”.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Los oficiales cero nivel de empatía:</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
"Papeles del carro, seguro de responsabilidad civil, licencia de conducir, certificado médico del conductor”.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
En ese momento me di cuenta que no estábamos ante una lógica barrera de cuarentena sino ante un vulgar matraca. </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Aunque el matraqueo en Venezuela debe existir desde los tiempos de la Colonia, estos últimos años se ha vuelto más descarado, el objetivo de muchos de estos oficiales no es verificar que los papeles estén en orden, sino que todo se solucione con “una colaboración”. La avenida Boyacá mejor conocida como la Cota Mil suele ser territorio por excelencia para conseguir “colaboraciones”, a mi hijo hace un par de años un mediodía regresando de la universidad lo detuvieron a la altura de El Marqués, y al no tener consigo el certificado de Seguro de Responsabilidad Civil del auto, le retuvieron los documentos hasta que regresara con algo de comer. En ese momento Venezuela todavía no se manejaba al son del dólar, la principal divisa era comida, así que mi hijo, entonces de 18 años, tuvo que pedirle a su papá que le depositara y con un pote de arroz chino se solucionó el problema.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
“Toma tus papeles chamo, para la próxima recuerda tenerlos en regla” de lo más buena nota le aconsejó un oficial mientras saboreaba su arroz chino.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
De hace un tiempo para acá, muchos amigos por encima de los cuarenta años han sido detenidos por improvisadas alcabalas en la Cota Mil cazando a quien le falte un papel, buscando no imponer una multa cívica sino arreglarlo con “una colaboración”, en divisas si es posible. Es toda una negociación urbana, el infractor no puede ofrecer la colaboración, tiene que esperar la oferta, porque de lo contrario le pueden clavar un intento de soborno al delito de por ejemplo, andar con el certificado médico vencido. </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Después del incidente del arroz chino mi esposo juró que a nuestra familia no nos volvían a agarrar de pendejos, y procuró que todos nuestros papeles estuvieran en orden, menos mal porque tiempo después fuimos detenidos en el que debe ser uno de los más cotizados puntos del matraqueo: la curva en La Guaira para dirigirse al aeropuerto. Oscar nos llevaba a mi mamá y a mi que viajábamos a Europa a visitar a la familia, eso fue a fines de febrero de este año 2020 cuando el Covid-19 todavía parecía una amenaza lejana, un cuento chino, y a pesar de que íbamos en mi poco ostentosa mini van Mitsubishi que tiene más de veinte años, y que no habíamos cometido ninguna infracción de tránsito, fuimos detenidos por la improvisada alcabala pidiendo ver los papeles del carro y del conductor. Poco faltó para que nos pidieran los pasaportes. Enorme sería su desilusión cuando todo estaba en regla y nos tuvieron que dejar pasar sin la aspirada colaboración. </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Semanas antes de morir Oscar logró renovar en línea su licencia de conducir, la mía la renovaría después porque ya habría tiempo. No lo hubo para él, murió de un infarto fulminante doce días antes de mi cumpleaños, yo tengo que esperar a tener cabeza para realizar ese trámite en línea que a Oscar se le hizo bastante fácil. Estaba mal acostumbrada a que de estas faenas prácticas de la vida se ocupara mi marido.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Mientras tanto acepto la gentileza de mis amigos de usar a su chofer, que no son muchas las salidas, en tiempo de cuarentena no salgo más que para citas médicas lógicas por el duelo que estoy viviendo. </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Y así íbamos Lubin y yo, conversando sobre cualquier cosa, podríamos parecer una tía y su sobrino porque yo iba en el asiento delantero, cuando nos detuvieron en la alcabala improvisada en la Cota Mil y tuvimos que estacionar el carro en el hombrillo. La verdad es que no esperaba que se pusieran a pedir papeles, pensé que me iban a mandar a dar la vuelta por no llevar el salvo conducto, por eso me sorprendió cuando en tono frío comenzaron la retahila: </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
“Carnet de circulación…”.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
“Ay coño dónde esta eso”, pensé.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Me puse a buscar entre los papeles y papelitos en mi portamonedas y nada que lo encontraba. Hasta que me iluminé y recordé que Oscar guardaba esos documentos en la guantera del carro, y ahí estaban: el carnet de circulación y el Seguro de Responsabilidad Civil. Lubin tenía al día su licencia pero había extraviado el Certificado Médico.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Lubin no me dejó que me bajara del carro, yo oía como la fiscal con el tapabocas en la barbilla le decía que esto se arreglaba con una colaboración, a lo que él contestó: “Ninguna colaboración, póngame la multa”, y mientras le escribían la multa, yo veía como pasaban carros y carros y carros y carros… qué cuarentena ni que ochos cuartos. Esta gente está aquí es para matraquear. </div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Cuando la oficial terminó de escribir la multa y nos dejó marchar, la mujer se sentó con cara retrechera esperando que nos fuéramos para ver si con la próxima víctima tenían más suerte. Mientras Lubin regresaba al volante, me le quedé viendo fijamente a los ojos y le dije: “¿Usted sabe lo que es el Karma? Lo malo que uno hace en la vida se devuelve”. La oficial esquivó mi mirada, como si acabara de echarle una maldición guajira. Lubin aceleró no nos fueran a poner otra multa por anunciarle la existencia del karma a la señora oficial.</div>
<div style="background-color: white; color: #060606; font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 15px; font-stretch: normal; line-height: normal;">
Quiero creer que en la noche antes de irse a dormir la muy matraquera se habrá metido en Wikipedia en Internet buscando la palabra Karma, aunque seguro la escribiera con “C”. </div>
Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-84378494980789949432020-07-21T15:56:00.002-07:002020-07-21T15:56:38.168-07:00Gloria <div>
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<div class="qzhwtbm6 knvmm38d" style="margin-bottom: 5px; margin-top: 5px;">
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<div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="margin: 0px; white-space: pre-wrap; word-wrap: break-word;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div dir="auto">
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En esto del duelo me ha dado por soñar películas, la otra noche soñé que Totoro estaba a mi lado, no ha vuelto a aparecer, hace dos noches soñé que yo era una Gloria venezolana, pero no la Gloria de Sebastián Lelio protagonizada por Paulina García, mujer de 58 años divorciada con hijos grandes que ahogaba su soledad bailando en las discotecas de adultos en Santiago, mucho menos Gloria Bell, también dirigida por Lelio pero con Julianne Moore como la cincuentona asidua a las discotecas de adultos contemporáneos en L.A. </span></span><span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div dir="auto">
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> No, la Gloria de mis sueños era mucho más cool, era la Gloria de John Cassavetes del año 1980 protagonizada por Gena Rowlands en su máximo esplendor de "tough cookie", imagino que muchos aquí recordarán a esa Gloria, papel que en los 90 interpretó en un remake sin éxito Sharon Stone. </span></span><span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div dir="auto">
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El otro día vi un meme que con quien te gustaría estar acompañado en una situación de peligro que si Bruce Willis, Jan Claude Van Damme, Steven Seagal, Sarah Connors, la novia de Kill Bill; yo quisiera estar con Gloria, inteligente, de sangre fría, una gran evitadora de intensidades. Para quienes no recuerden la película, o por su edad no la llegaron a ver, se las refresco con la ayuda de Wikipedia porque tengo años que no la veo: una familia es masacrada en su apartamento en el Bronx porque el papá, que era contador de la mafia, testimonió en contra de sus jefes. Sabiendo lo que estaba a punto de suceder la madre le encomienda a su vecina, Gloria, que protegiera a sus hijos que también estaban marcados, y aunque la ácida mujer que había sido amante de un jefe de la mafia hacía alarde que no le gustaban los niños, accede a llevarse al pequeño Phil, un chamo precoz como de siete años, la hija adolescente se niega abandonar a sus padres y muere con ellos. </span></span><span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div dir="auto">
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Cuando le cuento sobre Gloria a mi hijo me dice, pero es igual que Leon, la principal diferencia con el Leon de Luc Besson protagonizada por Jean Reno, es que la niña a proteger era Nathalie Portman que era una cuchura, y el pequeño Phil era feíto, se vestía como el Tony Manero de Fiebre del Sábado por la Noche, lo que los americanos llaman un "Wise crack", de lengua afilada, un adulto en miniatura, pero que en contados momentos de la película inspiraba una enorme ternura porque después de todo era un niño desamparado, que acaba de perder a su familia, y dependía de esa vieja amargada para salvarle la vida. </span></span><span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div dir="auto">
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Y yo en mi sueño era esa Gloria de Gena Rowlands, a pesar que nadie menos Gena Rowlands que yo, quisiera creer que soy más la Gloria de Julianne Moore, pero vamos a sincerarnos, soy más la Gloria de Paulina García. Pero como en los sueños manda el subconsciente, en mi sueño de lo más Gloria a lo Rowlands me veo protegiendo a una bebé como de un año, una bebé cuya vida está en peligro por amenazas de nuestras mafias de narco enchufados y demás bichos, una bebé que apenas conozco, con quien no siento más que una normal empatía porque no es nada mío, pero me toca defenderla poniendo en riesgo mi vida. La bebé no está a mi cargo, solo me toca defenderla, no se ha establecido relación entre nosotras. </span></span><span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div dir="auto">
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Cuando llego a un momento en el sueño de un dilema muy humano: vale la pena arriesgar la vida por una bebé que ni siquiera he cargado, cuando en el sueño me cuestiono: ¿hasta dónde llega mi heroísmo? Porque yo no soy la Gloria de Gena Rowlands, soy Pikivil, poco dada a la violencia y a los asuntos prácticos de la vida (no siento que mis actuales problemas vivenciales sean parte del sueño). Y en esa encrucijada existencial onírica: ¿es el momento de rendirme en salvar a esa bebé y correr por mi vida? o será el momento de inmolarme como Theon Greyjoy en la batalla final contra los zombies por esta bebé desconocida... y como que me debí haber sacrificado porque abruptamente desperté de esa pesadilla, y suspiré aliviada, hay sueños horribles de los que uno se despierta, gracias Dios mío que solo era un sueño, y hay momentos en los que por más que intentemos, no podemos despertar de lo que parece una pesadilla.</span></span></div>
</div>
<span class="oi732d6d ik7dh3pa d2edcug0 qv66sw1b c1et5uql a8c37x1j muag1w35 enqfppq2 jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; line-height: 1.3333; margin-bottom: -4px; margin-top: -4px; max-width: 100%; word-break: break-word; word-wrap: break-word;">
</span></div>
</div>
</div>
</div>
</div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; caret-color: rgb(0, 0, 0); color: black; font-family: inherit; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; orphans: auto; text-align: start; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<div class="stjgntxs ni8dbmo4 l82x9zwi uo3d90p7 h905i5nu monazrh9" data-visualcompletion="ignore-dynamic" style="border-bottom-left-radius: 8px; border-bottom-right-radius: 8px; border-top-left-radius: 0px; border-top-right-radius: 0px; font-family: inherit; overflow: hidden;">
<div style="font-family: inherit;">
<div style="font-family: inherit;">
<div class="l9j0dhe7" style="font-family: inherit; position: relative;">
<div class="bp9cbjyn m9osqain j83agx80 jq4qci2q bkfpd7mw a3bd9o3v kvgmc6g5 wkznzc2l oygrvhab dhix69tm jktsbyx5 rz4wbd8a osnr6wyh a8nywdso s1tcr66n" style="align-items: center; border-bottom: 1px solid var(--divider); color: var(--secondary-text); display: flex; font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; justify-content: flex-end; line-height: 1.3333; margin: 0px 16px; padding: 10px 0px;">
<div class="bp9cbjyn j83agx80 buofh1pr ni8dbmo4 stjgntxs" style="align-items: center; display: flex; flex-grow: 1; font-family: inherit; overflow: hidden;">
<span aria-label="Consulta quién reaccionó a esto" role="toolbar" style="font-family: inherit;"><span class="bp9cbjyn j83agx80 b3onmgus" id="jsc_c_zs" style="display: flex; font-family: inherit; padding-left: 4px;"><span class="np69z8it et4y5ytx j7g94pet b74d5cxt qw6c0r16 kb8x4rkr ed597pkb omcyoz59 goun2846 ccm00jje s44p3ltw mk2mc5f4 qxh1up0x qtyiw8t4 tpcyxxvw k0bpgpbk hm271qws rl04r1d5 l9j0dhe7 ov9facns kavbgo14" style="border-bottom-left-radius: 11px; border-bottom-right-radius: 11px; border-top-left-radius: 11px; border-top-right-radius: 11px; border: 2px solid; font-family: inherit; height: 18px; margin-left: -4px; position: relative; width: 18px; z-index: 2;"><br /></span></span></span>
<div class="" style="font-family: inherit;">
</div>
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Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-56601908782107610862020-07-21T15:35:00.002-07:002020-07-21T15:35:47.316-07:00El Ministro de la Felicidad <header class="entry-header" style="background-color: #28c1a3; color: #c7eee6; font-family: "Source Sans Pro", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 176.796875px 0px 0px; padding: 20px 30px;"><h1 class="entry-title" style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 3.6rem; font-style: inherit; font-weight: 200; line-height: 1; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<a href="https://lahoradeldelirio.wordpress.com/2020/07/13/el-ministro-de-la-felicidad/" rel="bookmark" style="border: 0px; color: #c7eee6; font-family: inherit; font-size: 36px; font-style: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration: none; transition: color 0.25s ease-in-out; vertical-align: baseline;">El Ministro de la Felicidad</a></h1>
</header><div class="entry-content" style="border: 0px; caret-color: rgb(44, 62, 80); color: #2c3e50; font-family: "Source Sans Pro", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 176.796875px 0px 0px; outline: 0px; padding: 30px; vertical-align: baseline;">
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mi papá a dónde iba hacía amigos, buscaba su lugar en pequeñas comunidades, tan tercas como él, que seguían luchando en un país que te pone todo en contra. </span></div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
por Isabel Thielen</div>
<figure class="wp-block-image size-large" style="margin: 0px 0px 1em;"><img alt="" class="wp-image-1013" data-attachment-id="1013" data-comments-opened="1" data-image-description="" data-image-meta="{"aperture":"0","credit":"","camera":"","caption":"","created_timestamp":"0","copyright":"","focal_length":"0","iso":"0","shutter_speed":"0","title":"","orientation":"0"}" data-image-title="screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm" data-large-file="https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=444" data-medium-file="https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=300" data-orig-file="https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png" data-orig-size="1200,888" data-permalink="https://lahoradeldelirio.wordpress.com/screen-shot-2020-07-13-at-11-02-27-pm/" sizes="(max-width: 1024px) 100vw, 1024px" src="https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=1024" srcset="https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=1024 1024w, https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=150 150w, https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=300 300w, https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png?w=768 768w, https://lahoradeldelirio.files.wordpress.com/2020/07/screen-shot-2020-07-13-at-11.02.27-pm.png 1200w" style="height: auto; max-width: 100%;" /></figure><div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Este es el mejor país del mundo, </span>solía decir mi papá en sus clásicos monólogos a la hora de comer. Mi mamá, mis hermanos y yo, nos burlábamos ante absurda declaración. Lo llamábamos el Ministro de la Felicidad, cualquiera diría que lo había contratado el PSUV para sembrar optimismo en medio de una Venezuela cayéndose a pedazos. Pero aún así, frente a la crisis económica, a los meses de protestas, a las odiseas para conseguir medicamentos y a los secuestros sobrevividos, mi papá nunca dejó de insistir que su propio país era el lugar ideal para vivir. </div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Oscar fue un hombre inmune a las tendencias. Elegía los zapatos<span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Asics</span> por encima de los sobrevalorados Nikes. Le tenía la cruz a Apple, se negaba a caer en el círculo vicioso de ir tras el último modelo de Iphone. Solo se comprometía a todo aquello que fuera a perdurar en el tiempo. </div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Mi papá le costaba dejar ir las cosas. Por más que mi mamá suplicara que vendiera su Corolla Blanco del año 1992, que nos dejó accidentados tantas vez al borde de la autopista, mi papá resistió. Cruzaba fronteras para conseguir los repuestos, regateaba los precios, hacía lo imposible para que el carro siguiera en marcha. Después de llevar tres años parado, papá logró repararlo meses antes de su repentino fallecimiento. </div>
<div class="inline-ad-slot" data-adtags-visited="true" data-adtags-width="443" id="inline-ad-0" style="border: 0px; float: left; font-family: inherit; font-style: inherit; height: 0px; margin-left: auto; margin-right: auto; outline: 0px; overflow: hidden; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 443px;">
</div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Y así cómo papá se aferró al Corolla blanco, a su querido <span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Ferrari,</span>también se aferró al país. Durante los últimos dos años, cuando ya la ola migratoria había arrastrado a sus dos hijas, a tres hermanos, y tantos amigos; papá gastaba sus ahorros construyendo una fortaleza en medio del caos.</div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Ese Oscar si pasa trabajo. Con tanto talento para reparar las cosas, ¿Por qué no te vienes y montas un taller de conserjería? </span>Sobraban los consejos de amigos y familiares que ya se habían aventurado a salir en búsqueda de una llamada calidad de vida. Pero mi papá, como buen Tauro, se mantenía fiel a su filosofía de Ministro de la Felicidad y mantenía en alto las ventajas de quedarse en Venezuela. </div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Estaban las razones obvias, que se han convertido en el lugar común del sentimiento nacional. El clima perfecto, la cercanía de la playas, la luz dorada de la tarde sobre El Ávila. Pero la raíz de ese arraigo, no era la madre naturaleza sino los que habitaban en ella. Mi papá a dónde iba hacía amigos, buscaba su lugar en pequeñas comunidades, tan tercas como él, que seguían luchando en un país que te pone todo en contra. </div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Mi papá, siempre nadando a contracorriente, se atrevió a meternos en un colegio nuevo, cuando todavía tenía el suelo de tierra, porque creía en el proyecto innovador e integral. Como padre fundador se involucró en todas las actividades escolares. Con tablas de madera construyó <span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Hi-Yo Silver</span>, que me llevó a dos victorias consecutivas en el concurso de carruchas. En el equipo de fútbol de mi hermano era el<span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> compinche querido,</span> a cargo de sacar lo mejor de cada jugador. Le montaba la guerra a los árbitros ante cada falta. Siempre ganaba la pelea, no por la magnitud de los gritos, si no por ser el único que se sabía al pie de la letra las reglas de futbolito. </div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Oscar Thielen se quedó en Venezuela porque creía que la restauración nacional también dependía de uno mismo. Apoyaba a las labores dispuestas a mejorar lo que queda de país. A la Fundación Blandín, donde recaudó fondos para ayudar a gente cercana a él. Hablaba muy orgulloso del emprendimiento de YEiPii, una aplicación de pago creada por un grupo de veinteañeros. Cómo buen madrugador era el primer cliente de Los Hermanos Moya, la famosa arepera en Margarita que también lamentó su partida. </div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Me incomoda echármelas acerca del gran padre que tuve porque sé de tantas personas que no corrieron con mi misma suerte. Mi papá fue durante 25 años una fuerza de gravedad que me ancló a la tierra. Siempre atento a señalarme la pista de aterrizaje para centrar mi mente dispersa que tiende a perderse entre las nubes. Me consuela saber que fue un segundo padre, un hermano mayor, un jefe ejemplar, un gran amigo y mentor para muchos. Qué su magnitud solidaria traspasó la vida familiar. </div>
<div class="inline-ad-slot" data-adtags-visited="true" data-adtags-width="443" id="inline-ad-1" style="border: 0px; float: left; font-family: inherit; font-style: inherit; height: 0px; margin-left: auto; margin-right: auto; outline: 0px; overflow: hidden; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 443px;">
</div>
<div data-adtags-visited="true" style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
A pesar de ya llevar dos años en el exilio, la pérdida de un padre se siente como un súbito revolcón que me arrastró a las orillas de una adultez que ya no podía seguir postergando. Ahora solo me queda recordar y seguir el ejemplo de aquel <span style="border: 0px; font-family: inherit; font-style: italic; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">fixer </span>impulsivo, siempre dispuesto a servir, a ayudar, a nadar en contracorriente, y mantener la insensata integridad de un Ministro de La Felicidad. </div>
</div>
Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4756934203631240692.post-34163814207350133392020-07-21T10:29:00.000-07:002020-07-21T10:29:56.230-07:00Oscar <a href="https://1.bp.blogspot.com/-CGXUpW53Tlw/XxclOItPpWI/AAAAAAAA-w8/RNfO8AxWXmcN-myqZnbAwiSpa_E62jyywCPcBGAsYHg/s1600/5ead9c14-a609-46b6-aa2e-4bdb4340ab03.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="768" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-CGXUpW53Tlw/XxclOItPpWI/AAAAAAAA-w8/RNfO8AxWXmcN-myqZnbAwiSpa_E62jyywCPcBGAsYHg/s320/5ead9c14-a609-46b6-aa2e-4bdb4340ab03.jpg" width="240" /></a><span style="background-color: white; caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"> El sábado cuatro de julio murió mi esposo Oscar de un infarto fulminante, acababa de cumplir 58 años en mayo, han sido momentos muy duros para toda la familia pero también arropados con mucho cariño de tanta gente que lo quiso y lo apreció porque aunque a veces medio querre querre, Oscar era un hombre que siempre estaba más que dispuesto para ayudar a los demás, lo que demostró con creces los últimos años en su labor con la Fundación Blandín. En medio del inmenso dolor de su repentina perdida no dejo de sentirme una mujer afortunada por haber estado casada con Oscar treinta años y por la familia que hicimos, también me siento afortunada por sentirme tan querida gracias a las manifestaciones de afecto de innumerables amigos, familiares y vecinos, muchos hoy nos separa la distancia de la emigración y del Covid-19, sin olvidar a los amigos virtuales, algunos a quienes apenas conozco pero los siento cercanos al compartir intereses comunes en este vecindario. Me siento inmensamente afortunada de no haberme sentido sola estas rudas semanas ni desamparada gracias a los afectos en Caracas que desafiaron la pandemia para acompañarnos en este tsunami emocional y existencial, y de tantos amigos que han preferido manifestar su duelo en medio de semejante crisis de salud desde su casa agarrando el teléfono para ofrecer unas palabras de consuelo o con un mensaje de WhatsApp o por otras vías. He tratado de responder a todos estos mensajes de cariño pero es una tarea abrumadora, me tomará mi tiempo. Fiel a mi apostolado de evitar intensidades, no soy persona de estar compartiendo un dolor tan íntimo en las redes, eventualmente le dedicaré su intensidad a Oscar como se la merece, porque soy escritora, y las escritoras escribimos como necesidad imperiosa de expresión. Quizás en una semana, quizás en un año, pero las intensidades regresarán, les debo el cuento de cómo Oscar se entró a golpes en el baño del Le Club para recuperar mi cartera cuando comenzábamos a salir, o el día que chupó gasolina para auxiliar a un carro a las dos de la madrugada en Sabana Grande ganándose el afecto y la admiración eterna de mis amigos teatreros. Será una intensidad escrita desde el amor, no desde el dolor, solo quería compartir estas líneas para darles las gracias por tantas muestras de solidaridad y para decirles que aunque nuestra vida ya no será igual, estaremos bien, se lo debemos a Oscar.</span><br />
Adriana Villanuevahttp://www.blogger.com/profile/03512135544549681769noreply@blogger.com3