
¡Qué Brad Pitt ni qué Brad Pitt! ¡Qué Matthew McConaughey ni qué Matthew McConaughey!¡Quién dijo Leonardo Di Caprio! Hasta ayer, 26 de septiembre de 2008, el hombre más guapo de la industria del cine era Paul Newman, quien anoche murió en su casa en Connecticut a los 83 años rodeado de su familia, y que hasta el final de su vida, fue un papito rico.
Paul Newman me despertó la líbido, y además, el condenado sabía actuar.
Fueron pocas sus películas que vi en cine, quizás Butch Cassidy & the Sundance Kid, El Golpe, Infierno en la torre, y El Color del Dinero, con la cual finalmente ganó el Oscar (aunque dista de ser su mejor actuación); las grandes películas de Paul Newman las vi en la televisión venezolana de los años 70, repetidas veces, porque a cada rato las pasaban, y a pesar de no ser las más apropiadas para una niña que no llegaba a los doce años, no sólo me despertaron el gusto por los galanes de pectorales definidos e intensos ojos azules, sino también por el buen cine: Un largo y ardiente verano, La gata sobre el tejado de zinc caliente, Hud, The Hustler, entre tantas.
La segunda mitad de su vida la dedicó a su familia, a correr carros y a comercializar aderezos para ensaladas, pero yo siempre recordaré a Paul Newman como el forastero de sonrisa seductora que llega a un pueblo en medio de una ola de calor para terminarlo de incendiar con su sensualidad, o como el bandolero que una mañana de verano llevó a la chica de su mejor amigo a pasear en bicicleta.
Paul Newman me despertó la líbido, y además, el condenado sabía actuar.
Fueron pocas sus películas que vi en cine, quizás Butch Cassidy & the Sundance Kid, El Golpe, Infierno en la torre, y El Color del Dinero, con la cual finalmente ganó el Oscar (aunque dista de ser su mejor actuación); las grandes películas de Paul Newman las vi en la televisión venezolana de los años 70, repetidas veces, porque a cada rato las pasaban, y a pesar de no ser las más apropiadas para una niña que no llegaba a los doce años, no sólo me despertaron el gusto por los galanes de pectorales definidos e intensos ojos azules, sino también por el buen cine: Un largo y ardiente verano, La gata sobre el tejado de zinc caliente, Hud, The Hustler, entre tantas.
La segunda mitad de su vida la dedicó a su familia, a correr carros y a comercializar aderezos para ensaladas, pero yo siempre recordaré a Paul Newman como el forastero de sonrisa seductora que llega a un pueblo en medio de una ola de calor para terminarlo de incendiar con su sensualidad, o como el bandolero que una mañana de verano llevó a la chica de su mejor amigo a pasear en bicicleta.