Esta semana cumplo un mes que me estreno como lectora digital, aproveché el lanzamiento del Kindle Fire de Amazon para dar el gran paso y comprar una tableta que a tan solo 199 dólares, podría navegar por Internet, ver películas, twitear, bajar libros y juegos. Lo compré por Amazon, me llegó a Nueva York donde a fines de noviembre me encontraba visitando a unos familiares.
Apenas lo tuve entre las manos lo comencé a usar sin leer el manual, quien está acostumbrado a las computadoras maneja el Kindle Fire instintivamente. La primera impresión fue que la tableta negra es más pesada de lo que imaginaba.
Como es mi primera experiencia con lectura digital no lo puedo comparar con otras versiones de Kindle, pero dicen que en cuanto a lectura se trata, el Fire es menos grato a la vista y se hace difícil de leer cuando hay mucha luz como en la playa.
Con la compra del Kindle Fire en los Estados Unidos viene un diccionario en inglés y se nos afilia un mes de prueba a Amazon Prime, que en teoría está muy bien ya que desembolsillando 73 dólares anuales -entre otros servicios que no usaría porque vivo en Venezuela como la llegada en dos días de los pedidos por Amazon- hay una larga lista de películas y series de tv que se pueden bajar gratis como Lost, Grey's Anatomy, Dimensión Desconocida.
En el viaje a Nueva York me enfermé y bajé gratis el documental Food Inc y varios capítulos de la primera temporada de Ally Mc Beal, serie de abogados de los años 90 que entonces no llegué a ver, se bajaron en cuestión de segundos. Otra prerrogativa de los subscriptores de Amazon Prime es que hay disponible cientos de libros para bajar en calidad de préstamo como "Home" las memorias de Julie Andrews.

Sin embargo no fueron los recuerdos de la Novicia Rebelde de los libros en bajar en mi Kindle Fire. Comencé bajando clásicos como novelas de Charles Dickens, Arthur Conan Doyle, Jane Austen y George Elliot. Tampoco fueron los clásicos ingleses los primeros libros digitales en leer, opté por algo más fácil, una colección de ensayos sobre TV. Una vez acostumbrada a la lectura en el kindle, el segundo libro en leer fue "Reading my father" de Alexandra Styron, escritora radicada en Brooklyn que evoca crecer siendo hija del tan famoso como atormentado autor Willian Styron (La decisión de Sofía). No extrañé el pase de las páginas o aquellas sensaciones de quienes juran jamás cambiarse a la fría lectura digital.
De regreso en Venezuela fue la prueba de fuego de cómo funcionaría el Kindle Fire: adiós Ally Mc Beal, Amazon no permite bajar películas fuera de los Estados Unidos por problemas legales. Creo que tampoco se puede bajar música, antes de irme a NY traté de bajar en mi computadora el último cd de Eric Clapton por Amazon, es más barato que en ITunes. No se pudo: la venta está restringida a los Estados Unidos. No tuve problema comprándolo por I Tunes. Para quien vive fuera de USA, no vale la pena afiliarse al Amazon Prime.
De todas maneras el Kindle no lo tengo para bajar música sino para bajar libros y películas, se pueden ver videos en Venezuela suscribiéndose a Netflix, aunque la oferta de películas y series de televisión es más limitada que el Netflix de Estados Unidos o que la oferta de Amazon Prime. Olvídense de estrenos y series nuevas. Tampoco tienen Ally Mc Beal, pero estoy viendo Weeds.
Otra de las razones por las que opté por el Kindle Fire en lugar de un Kindle sencillo fue para navegar por Internet, que se hace con la rapidez de la conexión local, aunque por el tamaño del monitor -7 pulgadas- la experiencia es más limitada que hacerlo desde la computadora.
Siendo dos pulgadas más pequeño que el Ipad, el Kindle Fire si bien tiene muchas de las funciones de la tableta de Apple, es la mitad de máquina a menos de la mitad de precio. Los ejecutivos de Amazon aseguran que no son competencia directa con Apple, pero sí lo son porque la verdadera lucha no está en los aparatos sino en dónde se compra el contenido para llenarlos. El campeón será el portal que logre vender más libros, juegos, películas y música. Por eso el Kindle Fire lo está ofreciendo Amazon a precio de pérdida.
A pesar de su buen precio, muchos de los primeros compradores del Kindle Fire lanzado el 15 de noviembre de 2011 lo han devuelto, le encuentran grandes fallas como la falta de control de privacidad, aquel que lo agarre casualmente puede acceder a él sin problemas y saber en qué andábamos, por ejemplo, en Internet. Como soy una mujer aburrida, para mi ese no es ningún problema, mis hijos lo agarran con confianza y ya bajaron el odioso juego Angry Birds.
Otro de los inconvenientes de leer digital para los hispano lectores es que se consigue poca literatura en español mas allá de los típicos Isabel Allende, el Nobel Vargas Llosa y "Mi Vida" de Ricky Martín. Por ejemplo, Alberto Barrera Tyszka, uno de los escritores contemporáneos más importantes en Venezuela, traducido a varios idiomas, ganador del premio Herralde por La Enfermedad, respaldado por una buena editorial, quien acaba de publicar su más reciente novela: Rating; no existe digitalmente, por lo menos en Amazon. Boris Izaguirre, escritor venezolano que ha hecho carrera en España quien tiene aún un respaldo editorial más importante que Barrera Tyszka, tampoco se encuentra todavía en Kindle. Los escritores venezolanos que hoy se consiguen en Kindle, creo que lo están gracias a la autogestión, habrá que ver cómo les ha ido.

Entre los principales atractivos de la lectura digital, además de que se puede calibrar el tamaño de la letra, está que los clásicos se bajan gratis o a precio módico si es una mejor edición con notas e ilustraciones, y que muchos libros actuales sus autores permiten bajarlos sin pago alguno. La lista de libros gratis se reduce considerablemente en español. Quizás la oferta aumente con el lanzamiento de Kindle Fire en España.
Como en el caso de la más reciente novela 11/22/63 de Stephen King -de los primeros escritores en apostar por la lectura digital- muchas novedades están casi al mismo precio el libro físico en su versión quality paper back que el libro digital, la mayoría de las veces la diferencia no supera los tres dólares, a veces ni siquiera, a pesar de que entre las bondades ofrecidas por los promotores de la lectura digital estaba que al bajarse los costos de producción, se bajarían considerablemente los precios del libro. Pero este no ha sido el caso, las principales editoriales no aceptaron vender a tan bajo costo, por eso los ebooks pueden ser hasta más caros que los impresos, como el caso de la memorias: "Helen Mirren, a life in words and pictures", en Amazon cuesta 10 dólares más caro en Kindle que en su versión impresa.
Ya que entre las ofertas de lanzamiento de Kindle estaba que ningún libro digital debía superar los 10 dólares, ante el elevado costo de la descarga de algunos libros, en la página de Amazon especifican: "El precio fue puesto por la editorial". Esperemos que por lo menos los escritores salgan mejor parados en los dividendos.
Lo que sí bajó considerablemente fue mi problema de equipaje, cuando viajo suelo regresar cargada de libros, esta vez lo hice, pero la mayoría digitalmente dentro de mi cloud de Amazon. No todos los libros los compré digitales: el catálogo de la exposición en el Guggenheim del artista italiano Maurizio Catellan lo compré en tapa dura, al igual que la recién publicada biografía de Steve Jobs, en este caso porque sé que es un libro, que por lo menos en mi familia, tendrá múltiples lectores.

Ahora estoy leyendo mi tercer libro en Kindle Fire que bajé en Venezuela tan rápido como se bajan en los Estados Unidos: "Los Enamoramientos" de Javier Marias. De los escasos autores hispanos contemporáneos que se consiguen en Kindle. En el caso de Los Enamoramientos, editado por Alfaguara, el libro digital sin duda salió más económico que si lo hubiese comprado en físico: 9.90 dólares contra 24.99 dólares (precio de Amazon), pero leyendo esta novela en la que se habla de amor y de muerte; pienso en mis padres, en mi vecina Beatriz, en mi amiga Larissa; en aquellas personas con las que comparto lecturas, a quienes se la habría prestado y no podré hacerlo porque leer en digital es instranferible, y comienzo a comprender la noticia que sale en los periódicos de hoy de cómo las librería en los Estados Unidos están viendo un repunte de clientes tras el ataque de las tabletas y de los e-readers.
A quienes estén interesados sobre el tema los invito a leer mi más reciente post, a tres meses con el Kindle Fire:
Apología a la lectura digital
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A un año y medio del Kindle Fire