Debió ser el jet lag, ese desagradable malestar que sufren los viajeros intercontinentales por el cambio de huso horario. Estar en Guinea Ecuatorial, al día siguiente en Gibraltar, después en Venezuela antes de viajar a Brasil para regresar a Madrid, tiene que descontrolar por más frecuente viajero que se sea. No queda otra porque no puede ser que el canciller español Miguel Ángel Moratinos, coincidiendo su visita a Venezuela con la bravuconada de la fiscal Luisa Ortega Díaz de proponer una Ley de Delitos Mediáticos que llevaría a la cárcel de 2 a 4 años a quien importunara al feliz mundo revolucionario; que horas después del cierre de 34 emisoras de radio y de saber que más de 200 emisoras podían ser cerradas en los próximos días; que el único canal de televisión opositor que queda se le amenaza con revocársele la concesión; a pesar de las incesantes cadenas gubernantales; de la propuesta de regular la TV por cable; con periodistas presos; con los poderes públicos secuestrados por el Gobierno… el alegre Moratinos asegure que en Venezuela el nivel de Libertad de Expresión es “satisfactorio”, y que ¡vaya que hay medios críticos por estos lares!
Quizás el problema no sea el jet lag de Moratinos, desde hace años los venezolanos nos hemos acostumbrado a un peculiar ejercicio de la diplomacia teniendo un canciller sin experiencia en materia diplomática ni mayores credenciales que su incondicionalidad con el líder, quien ha impuesto un novedoso ejercer de la profesión siguiendo la línea del Gobierno Estatal que al que no se le convenza con la romántica minuta revolucionaria, o con la generosa petrochequera, hay que enfrentársele, insultarlo y amenazarlo con lo que se pueda. Debe ser eso, que Moratinos es de la vieja escuela de diplomáticos de quedar bien con Dios y con el diablo, de quienes se aseguran que entre Gobiernos amigos(sobre todo si hay negocios de por medio),como los bomberos, jamás se pisan la manguera.
O puede que sea un problema de cómo muta el castellano de un continente a otro y el satisfactorio de Moratinos, ese satisfactorio de los derechos que hoy los ciudadanos españoles esperan de sus gobiernos, no es el mismo satisfactorio que esperan de los derechos al otro lado del océano Atlántico, porque no hace falta que la Asamblea apruebe la ley propuesta por la Fiscal para temer el hostigamiento oficial. Cómo obviar que a partir de ahora se aplicarán la autocensura las estaciones de radio que sobrevivan la razzia, como lo hicieron en la televisión, sabiendo que ser críticos o transmitir noticias incómodas al Gobierno, podrá significar su clausura.
No puede ser satisfactorio el estado de Libertad de Expresión en Venezuela con un Ministro que entre orgulloso y despectivo, promete que no le dará concesiones radioeléctricas a “escuálidos”, que a más de 5 millones de venezolanos se nos negará esa oportunidad, como tenemos negado figurar en televisiones públicas -el verdadero latifundio mediático- a menos que seamos ridiculizados; como se nos niega trabajar en la empresa más importante de los venezolanos, PDVSA, porque su presidente se jacta de no aceptar disidencia política; así como se inventa cualquier marramucia para boicotear a los gobernadores electos sin el debido sello de aprobación chavista.
Sí, debe ser el jet lag, cuesta creer que un canciller de un país que hoy es ejemplo de Democracia, merezca el apodo de Desatinos.
Articulo publicado en El Nacional el sabado 8 de agosto de 2009
2 comentarios:
Lo acabo de leer, 10 días después y me pareció excelente. Muy bueno, muy ácido...
Y 10 días después de publicado el Jet Lag de Moratinos, se quedó corto tras el ataque a los periodistas de la Cadena Capriles por parte de las brigadas de malandros chavistas y la respuesta de la Fiscal que periodista que no esté de acuerdo con las leyes propuestas, debería renunciar
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