Hay novelas que por alguna razón quedan grabadas en la memoria como si las hubiésemos leído la semana pasada. Es el caso de Before & After (Antes y después, 1992) de Rosellen Brown, la leí recién editada, y 18 años después, recuerdo el escalofriante efecto que me causó.
En 1996 el director Barbet Schoereder estrenó la versión fílmica con Liam Neeson y Meryl Streep, la película no es tan buena como el libro, el tema se diluía en el drama matrimonial. La novela era mucho más que eso: trataba sobre el impacto de una familia modelo enfrentándose primero con la posibilidad, y después con las consecuencias, que su adorado hijo fuese capaz de cometer un acto brutal.
Caroline Reyser y su esposo Ben viven en un pueblito en Nueva Inglaterra, respetados y queridos miembros de su comunidad. Carolyn es la pediatra del pueblo, Ben es escultor, sus dos hijos adolescentes son muchachos estudiosos y populares. La vida se les derrumba el momento en el que la policía toca el timbre de su casa para llevarse a Jacob, el hijo de 17 años, acusado de haber dado muerte a Martha, una compañera de escuela que apareció asesinada en un bosque aledaño.
Días antes del arresto a Carolyne le tocó hacer la autopsia de la desfigurada muchacha preguntándose qué tipo de ser humano sería capaz de semejante atrocidad. Cómo imaginar que el monstruo que mató a golpes a Martha, salió de sus entrañas.
Cada vez que pasa un incidente como el asesinato de la linda Oriana Monasterios, de 20 años, y de su mamá, cuyos cuerpos calcinados fueron encontrados en Parque Caiza la semana pasada, pienso como Carolyne: ¿qué tipo de ser humano puede ser capaz de semejante atrocidad?
Por lo leído en la prensa Oriana era una muchacha estudiosa, deportista, con novio nuevo, lo tenía todo para ser feliz, y su mamá Joaquina, a los 53 años, todavía le quedaba mucho por vivir después de haber criado a su hija.
Dicen quienes las conocieron que eran muy unidas, ellas contra el mundo, aunque el papá de Oriana, un maestro de Artes Marciales, estaba presente en la vida de su hija.
Sus muertes no fueron un acto impulsivo, por la saña como fueron encontrados sus cadáveres se supuso que había varios implicados en el crimen. ¿Qué engendros del mal pudieron ser capaces de dejarlas así de irreconocibles? ¿No hubo uno que levantara la voz para protestar tanta crueldad?
Suponíamos que sería un caso como el de Charles Mason y sus seguidores, una comuna de fanáticos del satanismo que se volaron el coco con las drogas, Helter Skelter, maldad descontrolada, incapaces de sentir empatía con sus víctimas. Asesinos como los que protagonizan semana a semana la serie de televisión Mentes Criminales, para quienes acabar con una vida humana supone la misma frialdad de ejecución de un matadero.
El horror no tiene límites al enterarnos por la prensa que el principal responsable de los asesinatos de madre-hija estaban en su círculo de afectos: Geomar, un ex novio de Oriana que le pidió una oportunidad para despedirse, y la muchacha accedió. Imposible sospechar que su amor de adolescencia quería robar el dinero ahorrado por Joaquina para comprarle un carrito a Oriana. No estaba solo, el crimen lo realizó con la complicidad de un primo y 5 jóvenes más.
Atrocidades que pasan, que han pasado y que seguirán pasando hasta en el último rincón de la tierra, pero nunca esperamos que semejante maldad se asome en nuestro vecindario, entre nuestros amigos, y mucho menos, en nuestros muchachos.
5 comentarios:
Estas noticias me estremecen el alma desgraciadamente. Quizás no es un caso relacionado directamente con la inseguridad que sufrimos en Venezuela pero el haber sido victima de ésta hace que estos casos me duelan mas que los viva con mayor intensidad, espero al menos que el sistema judicial sea implacable y que ese chamo enfermo de odio no sea mas un peligro para los Venezolanos de bien
Crimen y Castigo de Dostoievski es sin duda la gran novela sobre el tema, narrada desde el punto de vista del asesino. A Sangre fría es otra lectura obligada. Before & After no es una gran novela, pero es la primera vez que leo la historia desde la óptica de la familia del victimario, ellos también pensaban: "Este horror no lo pudo haber hecho nuestro hijo, nosotros somos gente de bien".
Gracias Adriana creo que estas lecturas me van a gustar saludos
Este caso también me dejó horrorizada... e igual pensé lo mismo. El otro de los adolescentes que le apuñalaron y prendieron fuego al amiguito en el apartamento fue otro que se sumó al impacto esta semana...
Y hoy salió en el periódico el caso de un adolescente que mató a otro porque se burlaba de él en el Liceo. La verdad es que el aumento de violencia en Venezuela es alarmante, no debemos acostumbrarnos a ella, ojalá la solución fuera tan sencilla como prohibir las pistolitas de juguete.
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