domingo, 11 de julio de 2010

La mañana de la final



En la quiniela dí a Brasil campeón. El pitiyanqui de mi marido se burló, qué sabía yo de Fútbol, la modificó y puso a los Estados Unidos de primero. El verdadero experto de la familia, Ozzie, a sus 10 años, la rompió en pedacitos: si queríamos cobrar, Holanda y España eran los equipos a apostar. 
Le hicimos caso y aquí estamos, los únicos en nuestra quiniela en acertar el partido final. Mi pulpito puso a Holanda como ganador. Si gana Holanda, pagamos mercado el próximo mes, y Ozzie queda como indiscutible analista capaz de predecir no sólo a ganador sino a subcampeón días antes de que comenzara la acción. 
Pero mi corazón le va a España, un equipo que se ha ido creciendo en Sudáfrica. Le pregunto a Ozzie quién ganará, no responde, claro que le gustaría acertar la quiniela, pero siendo su religión El Barca, aunque diga que el equipo de Barcelona no es España, estoy segura de que le emocionaría ver a Xavi, a Pique, a Puyol, a Iniesta, a Villa, a Busquets y a Pedro como campeones mundiales. Así que arriba España.

sábado, 10 de julio de 2010

A la final



No imagino mayor emoción deportiva para un país que participar en un Mundial de Fútbol, los venezolanos con la oncena de la Vinotinto aunque rozamos la clasificación, todavía no hemos podido llegar. Eso nos hace una fanaticada ecléctica a la hora de ligar ganador en el Mundial, pero la gloria de unir la voluntad de 27 millones de habitantes en un equipo que nos represente ante los mejores del planeta, no la conocemos. Hay quienes opinan que deberíamos vestirnos el domingo de solidario vinotinto para ver la final del campeonato que nos tuvo en vilo las últimas semanas, por más que las intenciones sean buenas, sería como vestirse de Navidad para una fiesta de Carnaval.
Los venezolanos no tenemos problemas en asumir otras oncenas como propias, en especial la de Brasil por vecino, por su calidad de juego y porque con el equipo del rey Pelé comenzó la fiebre del fútbol en Venezuela en los años 60. Esa pasión por la Canariña nos ha pasado un poco por el desparpajo brasilero. Lamentablemente, el nuestro no es un amor correspondido. Quizás por eso la afición venezolana se ha dispersado a otros países.
Hasta este Mundial los venezolanos ligábamos oncenas por distintas razones y sin complejos: por ser hijos y nietos de inmigrantes, porque los jugadores de determinado equipo eran guapos, porque nos gustaba su juego, o sencillamente porque sí, sin tener que dar explicaciones y sin que se volviera una postura política, pero el Mundial 2010 no se salvó de la polarización que desde hace 11 años no cesa en su afán de dividir a los venezolanos en dos bandos irreconciliables.
¿Cómo empezó esta locura de clasificarnos con la moralina de los que les van a equipos europeos y los que le van a los latinoamericanos?  ¿Cómo surgió otro melodrama a lo noticiero VTV de los idealistas que desenvainan la espada de Bolívar del sueño suramericano y los Pro-Imperialistas vende patria eurocentristas? ¿Qué necesidad tenía el Presidente de todos los venezolanos de mofarse de los equipos europeos y de su fanaticada en Venezuela? De salir con fanfarronerías regionalistas y decir que la vieja Europa era reflejo de su fútbol, un continente tan acabado como su economía, a diferencia de Suramérica que entonces estaba dominando la primera ronda del Mundial, mientras Inglaterra, Italia y Francia fueron eliminados, y España se las vio mal. 
Terrible predicción, porque a la semifinal del Mundial de los equipos suramericanos sólo llegó Uruguay. Sobre todo, qué necesidad tenía de descargársele el Comandante Chávez al equipo español, que tantos hinchas tiene en nuestro país por la enorme cantidad de descendientes de españoles venezolanos, además de que nuestros niños (por lo menos el mío) son seguidores de la liga de fútbol española. Después se ofenden los oficialistas que en un juego de España en el Mundial reluciera una gigantesca pancarta con un merecido: “¿Por qué no te callas?”.
Tampoco se salvan aquellos de la oposición que cayeron en la trampa de la polarización e iban en contra los equipos de Suramérica como postura política, como si los goles argentinos o brasileros fueran un triunfo del Socialismo del Siglo XXI, sólo porque Maradona se jactara de chavista o porque Hugo Chávez luciera una camiseta de Brasil.
A la final ni los absurdos extremismos del Oficialismo ni los de Oposición tendrán la última palabra, sólo el buen fútbol, España-Holanda, que gane el mejor.

Artículo publicado el sábado 10 de julio de 2010 en El Nacional

jueves, 8 de julio de 2010

Mundial desde la pajarera



El Mundial Sudáfrica 2010 muchos lo recordarán como el de las Vuvuzuelas, hay quienes lo harán por el mal arbitraje, o por el brillo de los equipos latinoamericanos en la primera ronda, yo lo recordaré como el Mundial de la Pajarera.
Seguir el Mundial por Twitter es como compartir la emoción de los juegos en una barra de divertidos comentaristas. No faltaron los Grinchs del Fútbol quienes se quejaron de que con tantos problemas en Venezuela, con el Mundial bajaríamos la guardia y el Gobierno haría de las suyas. La euforia general los calló, de vez en cuando despierta uno gritando: “¡Reaccionen, estamos anestesiados con el Mundial!”.   
Se suscitan todo tipo de nacionalismos en la pajarera: los hijos de inmigrantes le van a las oncenas de donde son oriundos sus padres. Otros tuiteros simpatizan con equipos como Alemania y Holanda por la calidad de su fútbol. No faltó quien le ligara a África, y un tuitero se extrañaba por el jolgorio en su calle ante un triunfo de Eslovaquia. Pero la mayoría de mis amigos tuiteros van por  equipos de Suramérica, aunque algunos admiten que hoy ser aficionado a Brasil es un clichet, y otros que no obstante la amenaza de ver a Maradona en pelota, le siguen ligando a Argentina .
Extrañas antipatías relucen en twitter, más de un tuitero con dolor patrio insiste que no puede ligar a los equipos que eliminaron a la Vino Tinto. Las simpatías políticas de Maradona le restan aficionados venezolanos al equipo albiceleste. Y hay tuiteros oficialistas que celebran cada gol latinoamericano como si hubiese sido un Gol del Proceso.


Gracias a Twitter quedó demostrado que un Mundial es lo más cercano a un  desfile de belleza masculino: añoramos la ausencia en el campo de los lesionados Beckham y Ballack,  hubo para quien el Mundial terminó cuando se fue el francés Gourcoff, los griegos no pasaron a la segunda ronda pero fueron electos como la oncena más guapa, y aunque Kaka es el rey y otras prefieren a Cristiano Ronaldo, no faltó quien le iba a Uruguay por los pectorales de Forlán. Tampoco faltaron las bromas fáciles, siendo el principal blanco Elano de Brasil, y las tempranas eliminaciones de Italia y Francia.
Twitter sirvió como servicio público, quien no podía ver algún juego, pedía que los tuvieran al tanto jugada por jugada.  Y aquel resentido que llamó ociosos a quienes tuvieron la dicha de ver casi todos los partidos, no fueron necesarios 140 caracteres para responderle: #wakawaka tu yú.  

Artículo publicado el martes 6 de julio en El Nacional

domingo, 4 de julio de 2010

Sacudiendo a la pacatería


Cuando compartí en Facebook un álbum en blanco y negro de escritores famosos, Valmore Muñoz Arteaga me envió desde Maracaibo esta imagen de Simone de Beauvoir desnuda frente al espejo. La foto es de Man Ray. La había visto cuando estaba buscando por Internet fotos de escritores que fueran narrativas. No la conocía, ignoraba que la precursora del feminismo sirvió como modelo del gran lente del surrealismo. Era una joya para mi álbum, pero preferí no ponerla, y así se lo escribí a Valmore, por temor a que Facebook censurara mi hermoso álbum de fotos.
Llámenme cobarde, pero es que ya fui víctima de la censura facebookiana, hace un par de años monté un post en Evitando Intensidades publicado en El Nacional en el año 2004, cuando un grupito de vengadores de la historia derrumbó el Monumento a Colón en el Golfo Triste, estatua que databa de principios del siglo XX, quedando el pedestal rayado de pintas antiperialistas (sigue igual), y el navegante genovés en el piso, ajusticiado por el fanatismo que sueña con regresar a una Venezuela indigenista.


Como la estatua era de bronce y muestra el cuello de Colón arrastrado por un soga, la foto robada de Internet pudiera parecer de un cadáver quemado y vapuleado, quizás por eso menos de 12 horas después de montado el link, facebook lo eliminó con un mensaje en inglés que decía algo así como: "nos han llamado la atención que en su perfil montó una imagen de inusitada violencia que va en contra de la política de Facebook, por lo tanto el link ha sido eliminado", no recuerdo si después venía una advertencia tipo "si sigue incurriendo en falta...", pero ya sabía en donde estaba metida, para formar parte de esta red social llamada Facebook, por lo menos en imágenes, debía ser más pacata que en una película de Disney. Porque hasta lo que no es, puede parecer.


Por eso no me sorprende que en el 2010 censuren la portada del nuevo CD del grupo Scissor Sisters con una fotografía de Robert Mapplethorpe, por "inapropiada e implícita". Mapplethorpe, el gran amor de Patty Smith que murió de SIDA en 1989 a los 42 años, no es ajeno a la censura ni siquiera 20 años después de muerto, su obra de una sexualidad explícita, particularmente la homoerótica, perturba a muchos, siendo el escándalo más grande en el que se vio envuelto el originado en vísperas de su muerte cuando la Galería Corcodan en Washingston se negó a presentar una retrospectiva del fotógrafo que abarcaba desde 1969 hasta 1988, porque algunas de las imágenes fueron consideradas por sus directores en extremo obscenas y blasfemas.
Lo que para unos puede ser obsceno y blasfemo, para otros puede ser arte. Janet Kardon, curadora de la exposición exalta en el catálogo la obra de Mapplethorpe: "captura el punto exacto que florece, el apogeo del poder, el instante más seductor, el presente que detiene el tiempo y transmite el momento perfecto a la historia".
No son para todo público las imágenes del travieso Mapplethorpe -el arte rara vez lo es- pero son hermosas en su contundencia, sacuden, como se dice que debe ser el propósito del arte. Cosa curiosa que Facebook, que tiene un grupo de Mapplethorpe en su red social, censurara una de las imágenes más pangola, de unas sencillas nalgas apretadas en una malla. Sin embargo, desde donde quiera que esté, el tremendo Robert debe estar feliz de seguir sacudiendo a la pacatería.