sábado, 23 de marzo de 2013

Artistas Patriotas


Un pequeño grupo de artistas nacionales decidió salir del closet chavista manifestando su apoyo público a la Revolución Bolivariana, y por ende, al heredero impuesto por el Comandante antes de morir, Nicolás Maduro Moros. Se hacen llamar algo así como "Artistas Independientes con el Proceso".
Nada malo en apoyar un proceso político en el que se cree, no podría menospreciar el apoyo a la Revolución Bolivariana mientras lucho por mi libre derecho a opinar que este régimen es una basofia. Los artistas involucrados en este movimiento "revolucionario-independiente" no son los artistas que desde un principio han manifestado su apoyo a la Revolución, son un grupo que no pasa de una docena de artistas de quienes no conozco ni la mitad porque para ser sincera, desde que estoy suscrita a televisión por cable, ya no veo telenovelas. La última culebra venezolana que vi fue Cosita Rica con Fabiola Colmenares, actriz vetada hace unos años por el Ministro de la Cultura Farruco Sesto a la hora de participar en una obra de teatro en el Celarg, tildándola de "soldada menor de la oposición".
También confieso que ni idea de quién es el vocero de dicho movimiento de artistas independientes con el proceso, el señor Roberto Messuti, su cara me resulta familiar, tiene 62 mil seguidores en twitter así que debe ser famoso, pero ni que me pongan una pistola en la sien podría decir dónde lo he visto; por supuesto que conozco a Henry Stephen (mi generación creció cantando El Limonero), a Jorge Reyes -protagonista de Guerra de mujeres que también me pegué completica- y a Roque Valero, más por su papel en esta misma telenovela que por su música.
Más allá de las diferencias políticas o ideológicas, y a pesar de la cara circunspecta que tenían los presentes mientras se atrevían a salir del closet chavista, no encontré nada objetable en el discurso de Messuti, como dije antes, tiene derecho a respaldar el proyecto político en el que cree.  Tampoco quiero pensar que les pagaron por hacerlo como se llegó a rumorar. Doloroso para quienes lo admirábamos fueron los últimos años del querido Joselo burlándose desde el canal del Estado de los millones de venezolanos que no compartíamos su pasión revolucionaria, o bochornoso el animador Winston Vallenilla rodilla en tierra en uno de los gestos más aduladores que nos ha tocado testimoniar a los venezolanos estos últimos años, y miren que hemos visto gestos aduladores. Se especula que semejante oda revolucionaria le mereció el jugoso contrato de locutor de Kino Táchira que hoy comparte con su esposa.
El mensaje de apoyo revolucionario de Messuti en ningún momento fue de odio sino pidiendo y ofreciendo tolerancia, de debemos respetarnos y convivir a pesar de nuestras diferencias políticas, además de convocar a un proyecto social para beneficiar a los artistas en situación comprometida. Aunque este proyecto no es nuevo, recuerdo cuando Mirla Castellanos asumió el reto de la Casa del Artista Nacional, con planteamientos similares. Como no soy del medio, ignoro qué pasó con el proyecto de La Primerísima.
El problema de credibilidad de estos "Artistas Independientes" que exigen respeto y tolerancia, radica en la respuesta de a quien dicen apoyar, el candidato-presidente-encargado Nicolás Maduro, quien con el discurso de perro agresivo que lo caracteriza, un día después de despotricar contra las telenovelas, tras oír a los artistas en apoyo al Proceso, de inmediato los tildó como "artistas patriotas a quienes hay que respetar". 
¿Si solo los artistas Maduristas pueden considerarse patriotas y dignos de respeto, cómo quedan tantos artistas -yo diría que la mayoría- que no creen que con esto de la Revolución Bolivariana Venezuela va por el camino correcto? ¿Son apátridas? ¿Pitiyanquis? ¿Pro-imperialistas? ¿Basura? ¿Escoria? ¿Qué respeto reciben los artistas no chavistas de parte del Gobierno Revolucionario? ¿Tendrían la oportunidad, como la tuvieron los autodenominados Artistas Independientes, de tener semejante plataforma política de los múltiples canales del Estado? 
Esa es una pregunta que deberían hacerse los "Artistas Patriotas" en una Venezuela donde hasta los medios privados hoy están sometidos a los caprichos del Gobierno. 

martes, 19 de marzo de 2013

Los escoltas de la señora Tibisay


Leí en twitter que la directora del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, propuso que al presidente-encargado-candidato, el señor Nicolás Maduro Moros, le reforzaran la escolta de seguridad porque su vida corría peligro. Nada dijo del candidato de la unidad democrática, Henrique Capriles Radonski.
La exigencia de reforzamiento de la escolta para el candidato del oficialismo me hizo recordar aquel momento en el que casi todos fuimos chavistas, en los primeros días del gobierno de Hugo Chávez en 1999 cuando juró hacer tabla rasa de los males del país, unir a los venezolanos en el trabajo y en el esfuerzo, y eliminar los gastos superfluos del Estado, como por ejemplo: se acabaron las colitas en los aviones de PDVSA, cada pasajero de un avión del Estado debía ser justificado, y se acabaron los escoltas que no fueran estrictamente necesarios. 
Retrocediendo años atrás, mi primer hogar de recién casada, a principios de los 90, era un apartamento en un pequeño edificio en Santa Eduvigis, de los primeros edificios construidos en esta zona residencial de Caracas. Hoy el punto de referencia para llegar a Santa Eduvigis es subiendo por el Excelsior Gamma, entonces el punto de referencia era "donde vive Luis Herrera". 
El 43º Presidente de la República de Venezuela, militante del partido Copei, electo por voto popular para gobernar el período 1979-1984; tras cederle la banda presidencial a Jaime Lusinchi, regresó a esta, su casita blanca, no se puede decir que humilde pero si sencilla, cuyo mayor lujo era un pequeño jardín, como con tres escoltas parados a la sombra de unas trinitarias en la entrada de la casa para resguardar la integridad física del ex-presidente, su señora doña Betty, y sus cuatro hijos, que eran mis contemporáneos, entonces rondarían los 20 años, a los dos varones los conocía de vista del colegio Santiago León. 
Caracas a principios de los años 90 no es como la Caracas a partir de esta V República, todavía no estaban de moda los secuestros express, y aunque de vez en cuando sucedían atracos, te encañonaban para quitarte el carro, te jalaban la cadena, o se metían en las casas para robar; no existía la paranoia en la que vivimos hoy que sentimos que en cada esquina nos puede estar esperando un grupo de malandros con la advertencia "Tranquila, mami, que si colaboras no te va a pasar nada". 
Por eso cada vez que mi mamá me iba a visitar y se encontraba con las escoltas del ex-mandatario conversando bajo la sombra de las trinitarias, se indignaba: "Pongan a esos hombres a trabajar, ¿quién se va a robar a Luis Herrera?".  Le recordaba que era una mínima deferencia para un ex-presidente, y además, se podía gustar o no de la gestión de Gobierno de Herrera Campins, lo que no se podía negar es que tras pasar al retiro el ex-presidente vivió una vida austera. Tan austera como su entierro, ya que a los ex-presidentes en el Gobierno de Hugo Chávez se les negó el honor de luto nacional o un funeral de Estado. 
La verdad es que la escolta de Luis Herrera tampoco era que metiera miedo, dos o tres hombres con pinta de funcionarios de Ministerio a punto de ser jubilados, vestidos de flux oliva, mostaza, marrón, con corbatas que hacían juego; pasados en kilos y en años, más que escoltas, parecían unos buenos compañeros para una partida de dominó. 
Y ahí estuvieron hasta que el nuevo mandatario, Hugo Chávez, decidiera que como parte del plan de austeridad de la Nación se eliminaría a los escoltas superfluos, lo que no especificó es que se refería a los escoltas de otros ex-presidentes, porque los escoltas de los funcionarios del Gobierno, lejos de mermar, han ido en descarado aumento. El oficialismo niega que se deba a la actual situación de inseguridad y violencia en Venezuela, sus voceros dicen que hay que cuidarse porque los compañeros-camaradas están amenazados por las fuerzas del Imperio, de la oligarquía rancia, de la Derecha desestabilizadora...  Hasta Mario Silva, el bufón del Gobierno, merece una guardia petroriana, mientras el difunto ex-presidente Herrera Campins en los últimos años de su vida vivió como cualquier hijo de vecina, a merced del hampa. 
Casualmente hoy, en 2013, tengo unos cuantos ilustres vecinos revolucionarios, dicen que una es Luisa Estela Morales, la actual presidente del Tribunal Supremo de Justicia, la verdad es que no me la he cruzado ni en el abasto, bueno en el abasto uno jamás se encuentra a los chivos del chavismo, tienen sus escoltas que hacen las compras por ellos.
Precisamente cerca del abasto vive el actual Alcalde del Municipio Libertador, el doctor Jorge Rodríguez, jefe de campaña del candidato-presidente Maduro. Mi ex-vecino de columna en Papel Literario está residenciado en una casa vieja de La Florida, al igual que la casa de Santa Eduvigis de Luis Herrera, dista de ser una mansión pero sí está remodelada con buen gusto y cierto lujo. A pocos metros de su puerta suele estar parado un grupo de hombres que supera en cantidad a la modesta escolta del presidente Herrera. Son fáciles de reconocer, en su mayoría hombres jóvenes, altos, con gorra, y con chaquetotas probablemente para esconder sus armas reglamentarias. Ni se te ocurra tratar de estacionar el carro frente a la casa del Alcalde cuando al abasto llega harina o leche y no encuentras donde estacionarlo, sus escoltas amablemente te lo impedirán, sin darte una razón, porque ellos saben que ya tu sabes. 
De estos escoltas se ha dicho mucho, hay vecinos que los celebran porque sienten la urbanización más protegida, hay quienes dicen que pueden ser los primeros involucrados en los constantes atracos de la zona. Pero en honor a la verdad, a una vecina la intentaron atracar un domingo en la tarde y fue la escolta del Alcalde quien impidió el atraco (o secuestro). A Rodríguez tampoco me lo he topado por el vecindario. Los vecinos de la calle dicen que llega a su casa sin mucha bulla, su rostro oculto por un casco montado en una moto como parrillero rodeado por sus escoltas.
Con quien sí me he topado varias veces, aunque nunca la he visto, pero cuando me pasa le mento la madre a ella y al entorno que la rodea, es a Tibisay Lucena, quien cada vez que llega a su casa hace un despliegue de seguridad que ni Barack Obama entrando en la Casa Blanca. 
La doctora Lucena vive en una  calle que conecta a dos urbanizaciones, cada vez que va llegando a su casa, a ambos lados de la vía se para un Guardia Nacional, Fal en mano, deteniendo el paso. La primera vez que me sucedió, con el carro lleno de niños, pensé que había ocurrido un atraco, o un choque, ¿a cuenta de qué un Guardia Nacional para el tráfico? Me asomé a la ventana a preguntar qué era lo que estaba pasando, para ver si daba media vuelta y tomaba otra vía. El Guardia me respondió retrechero: "Quédese tranquila que ya le vamos a dar paso, espere a que entre la señora". 
Así que cada vez que la señora Tibisay entra o sale de su casa, en una caravana de tres camionetotas blindadas, se detiene el tráfico de la calle por unos  minutos. No recuerdo que ese privilegio lo tuviera el ex presidente Herrera, a quien en dos años como vecinos, jamás me percaté cuando entraba o salía de su casa. 
La escolta de la presidente del Consejo Nacional Electoral, es aún mayor que la del Alcalde Rodríguez,      cuando la señora está en casa he llegado a contar hasta cuatro Guardias Nacionales, además de varios escoltas de esos con chaquetotas. Por lo menos diez custodios para la señora del CNE, para ella solita. Pablo Escobar en el Patrón del Mal no tenía ni la mitad. 
Qué sabroso saberse así de protegido, con razón se aferran como niguas al poder, pregúntese usted,  querido amigo, cómo se siente cada vez que sale de noche, en el trayecto de regreso a su casa. 


lunes, 11 de marzo de 2013

Goodbye Hugo C


 Como en el año 2004 todos los mediodías pasaban por Sony en Direct TV capítulos de la época dorada de Saturday Night Live, aquellos primeros años del programa de los sábados a la medianoche producido por Lorne Michaels que comenzó a transmitirse en los Estados Unidos en 1975,  capítulos de cuando el elenco estaba conformado por jóvenes promesas de la comedia norteamericana como Dan Ayckrord, John Belushi, Gilda Rodner, Chevy Chase, Bill Murray y Eddie Murphy.
 Ese tesoro de la historia de la televisión hace años que dejaron de pasarlo por Direct TV -se consigue fragmentado en Netflix- y hoy sigo SNL, con sus altos y bajos, los sábados a la medianoche en Sony, a pesar de la indignación que da que en la transmisión para Latinoamérica cortan la tercera parte del programa, y este año los cortes han abarcado hasta los números musicales (nos perdimos Mumford & Sons) y el monólogo de algunos invitados. 
La idea de Lorne Michaels cuando propuso este atípico programa de variedades a la cadena NBC era que sería hecho por jóvenes, ahí no trabajaría nadie que pasara los 30 años para no perder la cualidad irreverente de la juventud. Hoy Michaels, que debe andar por los 60 y pico, sigue siendo el principal productor del programa, de vez en cuando aparece entre bambalinas, y ya la regla de solo muchachos no aplica, parte del actual elenco ronda los cuarenta años. Sin embargo SNL sigue irreverente dándole ganchos bajos tanto a la Derecha como a la Izquierda exquisita.
Uno de los sketches más criticados de los últimos tiempos es en el que el presidente Obama (Fred Arnisen) se autofelicita por la captura y muerte de Osama Bin Laden, no faltaron almas sensibles que opinaron que con la muerte, inclusive la del principal enemigo de los Estados Unidos, no se bromea. Pero a los libretistas de SNL no les tiembla la mano para jugar con temas delicados, no sé cómo habrán tratado el ataque a las Torres Gemelas, pero que yo recuerde la única vez que durante unos minutos dejaron el humor a un lado fue en la reciente masacre de 25 niños en una escuela en Connecticutt, en vísperas de navidad, el programa comenzó con un coro infantil cantando Silent Night antes de que los pequeños gritaran: "Live, from New York, it's Saturday Night!".
Alimentando su humor con la actualidad, no era de extrañar que la muerte del caudillo Hugo Chávez, el hombre que acusó a George W. Bush de oler a azufre en la ONU, no pasara por debajo de la mesa en SNL, y gracias a You Tube (mientras se pudo porque ya quitaron el video por problemas legales con NBC y el copyright de la canción de Elton John) los venezolanos pudimos ver cómo es visto este duelo nacional en los Estados Unidos, lejos del intenso dolor de Sean Penn y de la izquierda gringa, o del radicalismo xenofobo de la extrema derecha. Al oír a mi amado Justin Timberlake dedicándole Candle in the wind a Hugo Chávez es fácil darse cuenta que estos últimos años, gracias a nuestro mercurial presidente, Venezuela, con sus grandes ingresos petroleros y su extravagante, simpático, voluble, a veces iracundo, pero siempre antimperialista mandatario, jamás fue causa de alarma para el Imperio sino un tipo pintoresco en una sociedad pintoresca, lo que en inglés se llama laughing stock, objeto de risa. 
Para quienes no lo han visto, el programa de SNL del sábado 9 de marzo comenzó con el veterano Fred Armisen en perfecto español (su madre es venezolana) con bigototes cual Nicolás Maduro, con la bandera de Venezuela como telón de fondo, presentando en las exequias presidenciales a un invitado especial: sir Elton John, quien le dedicaría al Comandante una versión de la canción que compuso para Marilyn Monroe y después adaptó para Lady Di: Candle in the wind. Acto seguido Justin Timberlake, en su quinta aparición como anfitrión del programa, frente al piano, vestido de azul eléctrico y con los típicos lentes a la Elton John, comienza a cantar la melosa canción admitiendo que hasta esa noche, no tenía idea de quién era Hugo C.
Ese no debe saber ni dónde queda Venezuela.
La canción continua acompañada con fotos con momentos emblemáticos de los catorce años de Chávez como primer mandatario, líder que hizo de su país "la capital del secuestro en el mundo",  Timberlake pasó desde por el famoso olor a azufre en la ONU, hasta por el programa dominical "Hello President (Great name, by the way)" donde "no todo era política también se bailaba" y ahí una foto de una faceta presidencial que para qué negarlo, hasta sus mayores adversarios gozábamos, el encantador Chávez dicharachero y bailarín que podía ser cuando no estaba insultando y amenazando a sus adversarios. 
Rubor de país sin duda dio cuando Timberlake recordó la famosa advertencia del tan llorado presidente que "el capitalismo había acabado con la civilización en Marte (he really said that)" y también verlo con una fea mueca y un loro con boina roja en el hombro, o sacando unas pistolas en una rueda de prensa, que en la canción pareciera que fuera costumbre aunque fueran momentos espontáneos, parte del show.
La oposición estuvo de acuerdo con casi todo lo cantado en esta versión de Candle in the Wind, excepto la parte de que en el gobierno de Hugo C. subió la producción de la leche en Venezuela un 50 por ciento, en esto no podrían estar de acuerdo ni los chavistas cuando una de las grandes escaseces desde hace años en Venezuela es precisamente la leche. 
Mientras tanto, los simpatizantes del oficialismo están tan ofendidos como quienes se molestaron por el sketch de la muerte de Osama Bin Laden. 
Tampoco puede negar hasta el más recalcitrante opositor las palabras con las que cierra Timberlake este singular homenaje a Hugo C. : "Fuiste amado por tu pueblo, y por eso te van a extrañar... and live, from New York, it's Saturday Night!". 
¿Adivinen qué segmento van a cortar en SNL cuando toque transmitir el programa de Justin Timberlake en Latinoamérica?

lunes, 4 de marzo de 2013

Tarde de nalgas


Ayer, en una concentración de la juventud oficialista en la Plaza O'Leary, el Gobernador de Aragua, Tareck El Aissami, con el verbo soez que va caracterizando cada vez más al desespero oficialista ante la falta visible de líder, llamó a los estudiantes que se concentraron en la Plaza Bryon de Chacaíto: "Los nalgas blancas...".
Semejante alusión se basa en los estudiantes que hace algunos años, para demostrar el caracter pacífico de sus manifestaciones, se pintaron las manos blancas para entregarle flores a los guardias nacionales que empuñaban sus armas contra ellos. Como el despectivo "manitos blancas" del oficialismo le pareció un tanto comeflor, al galante gobernador se le ocurrió ayer recrudecerlo a "nalgas blancas" -además de llamar a los estudiantes de la oposición "mamitas", "pendejos", "sifrinos"- siguiendo lo aprendido en la escuela de Mario Silva de la cual Nicolás Maduro es alumno dilecto, esa escuela que enseña que mientras más se insulte a quienes se atreven a dudar de la Revolución, más se fortalecerá la causa gobiernera. 
Ante un Presidente que tiene tres meses desaparecido, viviendo al margen de la constitución, sin un Tribunal Supremo de Justicia, o un Fiscal o una mayoría de la Asamblea que se pronuncie ante un país acéfalo; mientras gran parte del país espera ansiosa que termine de reventar la olla de presión ante el desconcierto en el que vivimos; un pequeño grupo de estudiantes decidó dar un paso más allá de la pasividad actual del resto de los venezolanos, y realizan acciones de calle pacíficas para exigir que salga a flote la verdad sobre la salud del presidente y se tomen las medidas constitucionales pertinentes.
Tras el despectivo "nalgas blancas" de El Aissami al referirse a estos estudiantes, ayer en twitterzuela el trending topic fue la palabra "nalgas", al principio con indignación, y después como nos los tomamos todo los venezolanos, a broma. Así leí por un rato un sin fin de combinaciones y lugares comunes con la palabra nalgas: La noche de las nalgas frías, Cien nalgas de Soledad, Fiebre del sábado por las nalgas, Nalgas al borde de un ataque de nervios, desnalgues por doquier, chistes homofóbicos, aplausos de nalgas, nalgas, nalgas, nalgas... durante horas en mi timeline esa era la palabra que más se leía.
Fue divertido al principio, pero al rato ya me sentía como se deben sentir quienes odian eventos como la entrega de los Grammys o de los Premios Oscar cuando las redes sociales se monopolizan comentando el vestido de Beyoncé o de lo ultra guapo que siempre luce George Clooney o que si el premio se lo merecía nuestro artista favorito y no el cretino que se lo llevó.
Nalgas, nalgas, nalgas, fue de lo único que twiteamos los arrechos venezolanos una tarde con su noche de un caluroso domingo de principios de marzo en el que el Presidente de la República lleva tres meses desaparecido, y quienes están al mando de esta nave a la deriva llamada Venezuela, solo parecen tener aptitud para insultar. 
Y no crean que tengo algo contra las nalgas, mucho menos contra las nalgas blancas, estoy satisfecha con las mías que son lo suficientemente grandes para sentarme con comodidad y lo suficientemente pequeñas para que a estas alturas de la vida todavía entren en un blue jean talla 8. Pero toda una tarde con su noche leyendo chistes de nalgas en un país violento, devaluado, desabastecido, con un presidente que puede estar o no estar en capacidad de gobernar (cómo saber), y quienes hoy parecen tener las riendas del poder solo han demostrado ser aptos para vejar y amenazar. Y así de mal como estamos, y apenas un grupito de estudiantes son los únicos en hacer bulla para bien o para mal, y mientras tanto en twitterzuela  lo que se lee son chistes malos con la palabra nalgas. 
Tardes como la de ayer son las que me hacen comprender lo cruda que está la oposición todavía.   

sábado, 2 de marzo de 2013

Tierra del sol bendita



Casi todas las canciones de los tres primeros discos de Yordano eran (y siguen siendo) coreadas por el público en sus conciertos, pero Manantial de Corazón, en esos primeros conciertos, era el tema que rompía el aplaudómetro, si acaso eso existe. Tras oír éxitos como Aquel lugar secreto, Otra cara bonita y Días de Junio, apenas sonaban los primeros acordes que precedían la frase: “El suelo está cubierto de botellas…” se levantaba el teatro completo para asumir como propias las ilusiones que rodaban por la noche. Estamos hablando de mediados de los años 80, década que muchos describen como superficial, pero en la que los venezolanos podíamos lanzarnos a la calle a caminar cualquier tristeza sin la paranoia de ser víctimas de un secuestro express, o que una bala retrechera acabara con nuestras vidas. Tiempos hedonistas sin duda alguna, que para qué negarlo, muchos añoramos.
Cómo cambia el feeling de una sociedad en apenas unos años, en 1992 sale Por Estas calles en el disco De sol a sol, futuro Hit de Yordano que dio nombre a la telenovela de Ibsen Martínez de RCTV que trataba sobre la crisis social e institucional que vivíamos entonces en Venezuela. Ya no era muy frecuente que a uno le provocara salir por Caracas a caminar tristezas, demasiado peligroso, en 1992 en las noches de luna llena Yordano le cantaba a una ciudad donde había que cuidarse en las esquinas, una Caracas donde “la compasión ya no aparece y la piedad hace rato se fue de viaje”. Pero más que a la inseguridad, Yordano entonces cantaba sobre la descomposición de país, con tantos pillos y malhechores “en eso sí que no existe credo, raza o colores…”, siendo los mayores bandidos aquellos de la clase dirigente que durante décadas habían jugado y malversado las riquezas y las esperanzas del pueblo venezolano.
No es de extrañar que más de veinte años después de compuesta Por estas calles, hoy sea la canción que rompe el aplaudómetro de los conciertos de Yordano: el estado de indefensión política y social en el que nos sentíamos viviendo en los años 90, lejos de aplacarse, para muchos se ha exacerbado a la N potencia. Hoy más que nunca pareciera que “Al hombre bueno le ponen precio a la cabeza”.
Yordano en más de treinta años de carrera artística no cesa de componer y cantar. Estas calles, “testigos de mis amores”, siguen siendo una de sus principales fuentes de inspiración. Su más reciente disco: Sueños Clandestinos, que acaba de salir a la venta hace un par de días, incluye 10 temas inéditos entre los cuales mi favorito es Tierra del sol bendita, un son que describe esa mezcla de  agobio con alivio que sentimos los caraqueños al llegar a casa: “Anoche llegué cansado de un día cargado de historias tristes…”. Yordano canta la angustia diaria de vivir en una ciudad salvaje, en un “reino del miedo” donde “no hay descanso ni garantías” Pero también le canta a la felicidad que solo encontramos al llegar a nuestro hogar con el frágil bienestar de aquellos a quienes amamos. 
Tanto para Yordano como para millones de venezolanos que insistimos en no claudicar a la desesperanza, a pesar de las historias tristes que nos golpean a diario, y de que vivimos a la merced de quienes “andan hablando de amor pero el odio es su consigna”, no solo Caracas, sino Venezuela, jamás dejará de ser una tierra de sol bendita. Aunque la felicidad en estos momentos se limite a llegar a casa, cerrar la puerta con cadena y doble tranca, y abrazar a los nuestros, agradeciendo un día más de vida.

Artículo publicado en El Nacional, sábado 4 de marzo, 2013