lunes, 11 de marzo de 2013

Goodbye Hugo C


 Como en el año 2004 todos los mediodías pasaban por Sony en Direct TV capítulos de la época dorada de Saturday Night Live, aquellos primeros años del programa de los sábados a la medianoche producido por Lorne Michaels que comenzó a transmitirse en los Estados Unidos en 1975,  capítulos de cuando el elenco estaba conformado por jóvenes promesas de la comedia norteamericana como Dan Ayckrord, John Belushi, Gilda Rodner, Chevy Chase, Bill Murray y Eddie Murphy.
 Ese tesoro de la historia de la televisión hace años que dejaron de pasarlo por Direct TV -se consigue fragmentado en Netflix- y hoy sigo SNL, con sus altos y bajos, los sábados a la medianoche en Sony, a pesar de la indignación que da que en la transmisión para Latinoamérica cortan la tercera parte del programa, y este año los cortes han abarcado hasta los números musicales (nos perdimos Mumford & Sons) y el monólogo de algunos invitados. 
La idea de Lorne Michaels cuando propuso este atípico programa de variedades a la cadena NBC era que sería hecho por jóvenes, ahí no trabajaría nadie que pasara los 30 años para no perder la cualidad irreverente de la juventud. Hoy Michaels, que debe andar por los 60 y pico, sigue siendo el principal productor del programa, de vez en cuando aparece entre bambalinas, y ya la regla de solo muchachos no aplica, parte del actual elenco ronda los cuarenta años. Sin embargo SNL sigue irreverente dándole ganchos bajos tanto a la Derecha como a la Izquierda exquisita.
Uno de los sketches más criticados de los últimos tiempos es en el que el presidente Obama (Fred Arnisen) se autofelicita por la captura y muerte de Osama Bin Laden, no faltaron almas sensibles que opinaron que con la muerte, inclusive la del principal enemigo de los Estados Unidos, no se bromea. Pero a los libretistas de SNL no les tiembla la mano para jugar con temas delicados, no sé cómo habrán tratado el ataque a las Torres Gemelas, pero que yo recuerde la única vez que durante unos minutos dejaron el humor a un lado fue en la reciente masacre de 25 niños en una escuela en Connecticutt, en vísperas de navidad, el programa comenzó con un coro infantil cantando Silent Night antes de que los pequeños gritaran: "Live, from New York, it's Saturday Night!".
Alimentando su humor con la actualidad, no era de extrañar que la muerte del caudillo Hugo Chávez, el hombre que acusó a George W. Bush de oler a azufre en la ONU, no pasara por debajo de la mesa en SNL, y gracias a You Tube (mientras se pudo porque ya quitaron el video por problemas legales con NBC y el copyright de la canción de Elton John) los venezolanos pudimos ver cómo es visto este duelo nacional en los Estados Unidos, lejos del intenso dolor de Sean Penn y de la izquierda gringa, o del radicalismo xenofobo de la extrema derecha. Al oír a mi amado Justin Timberlake dedicándole Candle in the wind a Hugo Chávez es fácil darse cuenta que estos últimos años, gracias a nuestro mercurial presidente, Venezuela, con sus grandes ingresos petroleros y su extravagante, simpático, voluble, a veces iracundo, pero siempre antimperialista mandatario, jamás fue causa de alarma para el Imperio sino un tipo pintoresco en una sociedad pintoresca, lo que en inglés se llama laughing stock, objeto de risa. 
Para quienes no lo han visto, el programa de SNL del sábado 9 de marzo comenzó con el veterano Fred Armisen en perfecto español (su madre es venezolana) con bigototes cual Nicolás Maduro, con la bandera de Venezuela como telón de fondo, presentando en las exequias presidenciales a un invitado especial: sir Elton John, quien le dedicaría al Comandante una versión de la canción que compuso para Marilyn Monroe y después adaptó para Lady Di: Candle in the wind. Acto seguido Justin Timberlake, en su quinta aparición como anfitrión del programa, frente al piano, vestido de azul eléctrico y con los típicos lentes a la Elton John, comienza a cantar la melosa canción admitiendo que hasta esa noche, no tenía idea de quién era Hugo C.
Ese no debe saber ni dónde queda Venezuela.
La canción continua acompañada con fotos con momentos emblemáticos de los catorce años de Chávez como primer mandatario, líder que hizo de su país "la capital del secuestro en el mundo",  Timberlake pasó desde por el famoso olor a azufre en la ONU, hasta por el programa dominical "Hello President (Great name, by the way)" donde "no todo era política también se bailaba" y ahí una foto de una faceta presidencial que para qué negarlo, hasta sus mayores adversarios gozábamos, el encantador Chávez dicharachero y bailarín que podía ser cuando no estaba insultando y amenazando a sus adversarios. 
Rubor de país sin duda dio cuando Timberlake recordó la famosa advertencia del tan llorado presidente que "el capitalismo había acabado con la civilización en Marte (he really said that)" y también verlo con una fea mueca y un loro con boina roja en el hombro, o sacando unas pistolas en una rueda de prensa, que en la canción pareciera que fuera costumbre aunque fueran momentos espontáneos, parte del show.
La oposición estuvo de acuerdo con casi todo lo cantado en esta versión de Candle in the Wind, excepto la parte de que en el gobierno de Hugo C. subió la producción de la leche en Venezuela un 50 por ciento, en esto no podrían estar de acuerdo ni los chavistas cuando una de las grandes escaseces desde hace años en Venezuela es precisamente la leche. 
Mientras tanto, los simpatizantes del oficialismo están tan ofendidos como quienes se molestaron por el sketch de la muerte de Osama Bin Laden. 
Tampoco puede negar hasta el más recalcitrante opositor las palabras con las que cierra Timberlake este singular homenaje a Hugo C. : "Fuiste amado por tu pueblo, y por eso te van a extrañar... and live, from New York, it's Saturday Night!". 
¿Adivinen qué segmento van a cortar en SNL cuando toque transmitir el programa de Justin Timberlake en Latinoamérica?

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