Las de arriba son las primeras declaraciones públicas del diputado suplente del PSUV, Michael Reyes Argote, tras la tangana del martes en la Asamblea Nacional en la que fue captado por una cámara indiscreta, como bien lo dice él, cayéndole a coñazos al diputado opositor Julio Borges, con el ímpetu de un matón a sueldo de la corte de Tony Soprano.
Estas declaraciones de Reyes Argote -docente de profesión- quien desde el martes en la noche habrá de pasar a la historia como "el gordito de la chaqueta tricolor", me inspiraron un tweet fácil: "Ya tenemos dos gorditos para el Hall de la Infamia en Venezuela: el gordito de la franela rosada y el gordito de la chaqueta tricolor".
De inmediato tuve varias respuestas en la pajarera agregando gorditos: Rosendo, los hermanos Escarrá, Ricardo Sánchez... pero la interacción que más me sorprendió fue la de la muchacha que preguntaba: "¿Y quién es el gordito de la franela rosada?".
Es que el chavismo ha pasado tantos años en el poder que los venezolanos menores de 30 años son incapaces de recordar la prehistoria del movimiento bolivariano. En cambio yo recuerdo la madrugada del 27 de noviembre de 1992 como si fuera ayer, estaba por cumplir tres años de casada, con una bebé de un año durmiendo en su cuna, cuando nos despertó el teléfono a las cuatro y media. Era la suegra. Mi primera reacción fue preguntar: "¿Quién se murió?".
"Nadie, solo prendan la televisión en el canal 8", y colgó.
Al prender la televisión comprendimos el apremio de la suegra: en pantalla tres hombres que se decían parte de un tal Movimiento 5 de Julio que acababa de tomar a la fuerza el canal del Estado, que entonces no era un canal de propaganda oficialista como el que conocemos hoy. El triunvirato declaraba una insurrección cívico-militar al Gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, llamando al pueblo venezolano a la calle para unirse a la insurrección.
Hoy habría que buscar en la hemeroteca para recordar los nombres de quienes nos amanecieron de golpe. Pero la imagen que difícilmente se borrará de la memoria de quienes lo vimos en televisión es la del gordito de la franela rosada que empuñaba un fusil en segundo plano. José Ignacio Cabrujas habría de inmortalizarlo en una de sus mejores crónicas "El hombre de la franela rosada" (Diario de Caracas, 6 de diciembre 1992).
Escribía Cabrujas que ni la destrucción del Muro de Berlín, ni Yeltsin inaugurando un MacDonalds junto a la tumba de Lenin, hicieron tanto por la derechización nacional y quien sabe si planetaria, que el gordito a quien describía: "Inexpresivo como en mi vida he visto a nadie tan inexpresivo, triponazo, desaliñado de franela mal metida en la pretina, que es el peor desaliño de este mundo, inmóvil que ni tic hizo mientras el teniente hablaba, mondonguero esencial y ubicado, a la izquierda del televisor como una cariátide de Borneo celebrando el día de la tocineta, fulminó no solo al movimiento bolivariano y a los resabios del 26 de julio y al pensamiento de Mao- Tse Tung, sino a la mismísima Guerra Federal en pleno con Juan Crisóstomo Falcón incluido, por no evocar en este día aciago al general Zamora, un hombre que en materia de aspecto y ropa planchada, solía lucir decentísimo a la hora de encarar la Historia".
No llegó a saber Cabrujas, quien murió en octubre de 1995, que al contrario de lo que él apostó en su genial artículo, la ilusión del Teniente-Coronel Chávez del "mientras tanto" y el "por ahora", no "terminaron sus días en ese sobrepeso fatídico del hombre de la franela rosada".
Cómo imaginar Cabrujas que la causa fallida del Hombre de la Franela Rosada apenas fue un tropiezo en el camino de la revolución bolivariana, tropiezo que hoy los más jóvenes ignoran y que buscando datos por la Web que me ayudaran a escribir esta crónica, me topé con un foro en Aporrea donde se insistía de manera descarada que no hubo tal gordito de la franela rosada, otro invento de la canalla de la oposición. Su prueba está en You Tube donde se encuentra montado un video del teniente de bigoticos transmitiendo el mensaje insurgente por Venezolana de Televisión, sin la incómoda presencia del gordito aferrado al fusil.
Como si uno fuera loco y no recordara haberlo visto.
Eventualmente alguien aclara en el foro que hubo dos grabaciones del mensaje de insurrección, la primera pre-grabada sin el gordito, que era la que Movimiento 5 de julio pensaba transmitir una vez tomada la televisión nacional, pero al final el llamado a la insurrección popular tuvo que ser en vivo con el gordito de la franela rosada asido a su fusil, sin imaginar que estaba robando cámara para la posterioridad.
No habrán sido proféticas sus palabras, pero en su diagnóstico Cabrujas no se equivocó que esa madrugada del 27 de noviembre de 1992 se invadieron nuestras esperanzas. Imposible no preguntarse cómo habría tratado la pluma del gran José Ignacio Cabrujas, al gordito de la chaqueta tricolor.
Hoy habría que buscar en la hemeroteca para recordar los nombres de quienes nos amanecieron de golpe. Pero la imagen que difícilmente se borrará de la memoria de quienes lo vimos en televisión es la del gordito de la franela rosada que empuñaba un fusil en segundo plano. José Ignacio Cabrujas habría de inmortalizarlo en una de sus mejores crónicas "El hombre de la franela rosada" (Diario de Caracas, 6 de diciembre 1992).
Escribía Cabrujas que ni la destrucción del Muro de Berlín, ni Yeltsin inaugurando un MacDonalds junto a la tumba de Lenin, hicieron tanto por la derechización nacional y quien sabe si planetaria, que el gordito a quien describía: "Inexpresivo como en mi vida he visto a nadie tan inexpresivo, triponazo, desaliñado de franela mal metida en la pretina, que es el peor desaliño de este mundo, inmóvil que ni tic hizo mientras el teniente hablaba, mondonguero esencial y ubicado, a la izquierda del televisor como una cariátide de Borneo celebrando el día de la tocineta, fulminó no solo al movimiento bolivariano y a los resabios del 26 de julio y al pensamiento de Mao- Tse Tung, sino a la mismísima Guerra Federal en pleno con Juan Crisóstomo Falcón incluido, por no evocar en este día aciago al general Zamora, un hombre que en materia de aspecto y ropa planchada, solía lucir decentísimo a la hora de encarar la Historia".
No llegó a saber Cabrujas, quien murió en octubre de 1995, que al contrario de lo que él apostó en su genial artículo, la ilusión del Teniente-Coronel Chávez del "mientras tanto" y el "por ahora", no "terminaron sus días en ese sobrepeso fatídico del hombre de la franela rosada".
Cómo imaginar Cabrujas que la causa fallida del Hombre de la Franela Rosada apenas fue un tropiezo en el camino de la revolución bolivariana, tropiezo que hoy los más jóvenes ignoran y que buscando datos por la Web que me ayudaran a escribir esta crónica, me topé con un foro en Aporrea donde se insistía de manera descarada que no hubo tal gordito de la franela rosada, otro invento de la canalla de la oposición. Su prueba está en You Tube donde se encuentra montado un video del teniente de bigoticos transmitiendo el mensaje insurgente por Venezolana de Televisión, sin la incómoda presencia del gordito aferrado al fusil.
Como si uno fuera loco y no recordara haberlo visto.
Eventualmente alguien aclara en el foro que hubo dos grabaciones del mensaje de insurrección, la primera pre-grabada sin el gordito, que era la que Movimiento 5 de julio pensaba transmitir una vez tomada la televisión nacional, pero al final el llamado a la insurrección popular tuvo que ser en vivo con el gordito de la franela rosada asido a su fusil, sin imaginar que estaba robando cámara para la posterioridad.
No habrán sido proféticas sus palabras, pero en su diagnóstico Cabrujas no se equivocó que esa madrugada del 27 de noviembre de 1992 se invadieron nuestras esperanzas. Imposible no preguntarse cómo habría tratado la pluma del gran José Ignacio Cabrujas, al gordito de la chaqueta tricolor.
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