miércoles, 8 de mayo de 2013

Cuando solo quede censura



Uno de los momentos más impactantes de la película chilena NO (Pablo Larraín, 2012) es cuando tras quince años de férrea censura, ante la presión internacional, el Gobierno del general Augusto Pinochet cede a  someterse a un referéndum revocatorio pensando que al hacerlo desde el poder no había formar de perder. Para darle un viso de legitimidad a este referendo, la Dictadura permite que la oposición disponga de 15 minutos todas las noches para hacer campaña por el NO a Pinochet. El momento impactante al que me refiero es cuando un veterano periodista saluda al pueblo chileno con algo así como: “buenas noches, por primera vez en quince años la oposición tiene abierto un espacio televisivo donde opinar, después de este proceso electoral, no sabemos si lo volveremos a tener”.
Esta primera voz de la disidencia que se deja oír en tres lustros en el Chile de Pinochet, hoy impacta tanto a los venezolanos porque vemos en peligro la única rendija que todavía queda abierta a la disidencia en la televisión: el canal de noticias Globovisión, un canal que no hay que ser adicto a él, ni siquiera tiene que gustarnos, para saber que es necesario que siga al aire si se quiere aspirar a que en Venezuela quede un vestigio de eso que llaman Libertad de Expresión.
Durante los catorce años que duró la era de Chávez en el poder, al canal de noticias se le fustigó de diversas maneras: con multas y procedimientos, ejerciendo presión en los anunciantes para que el canal no tuviera casi pautas publicitarias, mandándoles hordas amedrentadoras exigiendo respeto a la lucha del pueblo revolucionario.
Pero mal que bien Globovisión legitimaba al Gobierno del presidente Chávez que tenía el control de todos las instituciones que velan precisamente, porque las Democracias no se vuelvan Dictaduras. Mientras el gobierno tuviera a Globovisión a quien echarle la culpa de cualquier “canalla mediática”, y los venezolanos con servicio de televisión por cable supiéramos que podíamos llegar a las seis de la tarde a casa y ahí nos estaría esperando el ciudadano Leopoldo Castillo con alguno de sus invitados denunciando la última patraña oficialista, en Venezuela todavía no se podía hablar de Dictadura, en todo caso de Autoritarismo porque para qué negarlo, el presidente Chávez era un líder fuera de serie y se podía dar el lujo de que en medio del abuso de poder revolucionario, quedara como en Asterix, un pequeño foco rebelde sobreviviente a los embates del poder.
¿Qué pasa cuando súbitamente falta ese carismático liderazgo al proceso autoritario? Solo queda la censura y la represión. Al negársele a Globovisión formar parte de la red digital, se le condenó a una muerte lenta pero segura, la única manera de apostar por la sobrevivencia del canal, fue cambiando de  propietarios, y en ese proceso están. Pero en este momento en el que está en el poder un Presidente sin el carisma de a quien llama “su padre”, acusado de ganar unas elecciones viciadas y en proceso de impugnación, ante una Asamblea donde no solo se le impide el derecho de palabra, sino que también se agrade físicamente a la voz opositora; ante un Ministerio de Información que el único medio de imponer su verdad es a punta de cadenas; frente a la satanización de las ONG y de cualquiera que se atreva a desmentir la versión revolucionaria; al diablo la Libertad de Expresión, la única verdad posible es la verdad oficial. En momentos como estos  a un gobierno  espurio solo le queda el camino de la censura.
(Terminando de escribir esta crónica me entero que Vladimir Villegas será el nuevo Director de Globovisión secundado por el Ciudadano Leopoldo Castillo, interesante movida que le da un nuevo aliento al canal en terapia intensiva).

Artículo publicado en El Nacional el sábado 4 de mayo de 2013.

PD: La noche del 13 de mayo Vladimir Villegas anuncia por su cuenta de twitter que declinó el cargo de presidencia de Globovisión por diferencias con la nueva junta directiva: "No hubo consenso en materia de programación ni con respecto a mis competencias". El paciente Globovisión vuelve a entrar en terapia intensiva y su pronóstico es poco alentador. ¿Qué dirá El Ciudadano hoy?

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