Casi
todas las canciones de los tres primeros discos de Yordano eran (y siguen
siendo) coreadas por el público en sus conciertos, pero Manantial de Corazón,
en esos primeros conciertos, era el tema que rompía el aplaudómetro, si acaso
eso existe. Tras oír éxitos como Aquel lugar secreto, Otra cara bonita y Días
de Junio, apenas sonaban los primeros acordes que precedían la frase: “El suelo
está cubierto de botellas…” se levantaba el teatro completo para asumir como
propias las ilusiones que rodaban por la noche. Estamos hablando de mediados de
los años 80, década que muchos describen como superficial, pero en la que los venezolanos podíamos lanzarnos a la calle a
caminar cualquier tristeza sin la paranoia de ser víctimas de un secuestro
express, o que una bala retrechera acabara con nuestras vidas. Tiempos
hedonistas sin duda alguna, que para qué negarlo, muchos añoramos.
Cómo
cambia el feeling de una sociedad en
apenas unos años, en 1992 sale Por Estas calles en el disco De sol a sol, futuro
Hit de Yordano que dio nombre a la telenovela de Ibsen Martínez de RCTV que
trataba sobre la crisis social e institucional que vivíamos entonces en
Venezuela. Ya no era muy frecuente que a uno le provocara salir por Caracas a caminar
tristezas, demasiado peligroso, en 1992 en las noches de luna llena Yordano le
cantaba a una ciudad donde había que cuidarse en las esquinas, una Caracas donde
“la compasión ya no aparece y la piedad hace rato se fue de viaje”. Pero más
que a la inseguridad, Yordano entonces cantaba sobre la descomposición de país,
con tantos pillos y malhechores “en eso sí que no existe credo, raza o colores…”,
siendo los mayores bandidos aquellos de la clase dirigente que durante décadas habían
jugado y malversado las riquezas y las esperanzas del pueblo venezolano.
No
es de extrañar que más de veinte años después de compuesta Por estas calles, hoy
sea la canción que rompe el aplaudómetro de los conciertos de Yordano: el
estado de indefensión política y social en el que nos sentíamos viviendo en los
años 90, lejos de aplacarse, para muchos se ha exacerbado a la N potencia. Hoy
más que nunca pareciera que “Al hombre bueno le ponen precio a la cabeza”.
Yordano en más de treinta años de carrera
artística no cesa de componer y cantar. Estas calles, “testigos de mis amores”,
siguen siendo una de sus principales fuentes de inspiración. Su más reciente
disco: Sueños Clandestinos, que acaba de salir a la venta hace un par de días, incluye
10 temas inéditos entre los cuales mi favorito es Tierra del sol bendita, un son
que describe esa mezcla de agobio con alivio que sentimos los caraqueños al
llegar a casa: “Anoche llegué cansado de un día cargado de historias tristes…”.
Yordano canta la angustia diaria de vivir en una ciudad salvaje, en un “reino
del miedo” donde “no hay descanso ni garantías” Pero también le canta a la
felicidad que solo encontramos al llegar a nuestro hogar con el frágil
bienestar de aquellos a quienes amamos.
Tanto
para Yordano como para millones de venezolanos que insistimos en no claudicar a
la desesperanza, a pesar de las historias tristes que nos golpean a diario, y
de que vivimos a la merced de quienes “andan hablando de amor pero el odio es
su consigna”, no solo Caracas, sino Venezuela, jamás dejará de ser una tierra
de sol bendita. Aunque la felicidad en estos momentos se limite a llegar a casa,
cerrar la puerta con cadena y doble tranca, y abrazar a los nuestros,
agradeciendo un día más de vida.
Artículo publicado en El Nacional, sábado 4 de marzo, 2013
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