martes, 4 de agosto de 2009

Y no nos quitarán el derecho a informar

El lunes 3 de agosto las escaleras de la entrada del edificio de Conatel en Las Mercedes amanecieron tomadas por periodistas y  trabajadores de los medios de comunicación social uniformados con camisas blancas, bajo el lema: "Y no, y no, y no nos quitarán el derecho a informar".
Escoltados por una barrera armada con escudos antimotines, los periodistas, liderados por su jefa de barra, Milagros Socorro, exigieron el derecho a ejercer su profesión a un Gobierno que cada vez cerca más la libertad de expresión. Los motivos: la ley de Delitos Mediáticos propuesta a la Asamblea Nacional por la Fiscal Luisa Martínez Ortega y el inesperado cierre de las primeras 34 emisoras radiales amenazadas por Conatel. Entre las víctimas, varias estaciones del circuito CNB. Las razones parecen obvias: este circuito radial transmite a nivel nacional el programa más popular de la oposición: Aló, Ciudadano. Su director, Nelson Belfort, es el actual presidente de la cámara de radiodifusión, y William Echeverría, el actual presidente del Colegio Nacional de Periodismo, transmiten sus programas desde ahí. Ambos entes críticos al gobierno.
De 7 a 8 de la mañana los periodistas clamaron su indignación en Conatel antes de trasladarse a la aledaña plaza Alfredo Sadel para brindarle su apoyo a CNB que transmitía para Internet desde la calle.  
Muchos de quienes protestamos ante Conatel, nos vimos horas después en el centro cultural Chacao en el foro organizado por el Frente José Ignacio Cabrujas, cuyo tema bajo el título de "Radiocidio", fue el estado de la Libertad de Expresión en Venezuela. 

Pasadas las 7 pm, en una sala abarrotada en la que se encontraban numerosos intelectuales y artistas; el actor Gustavo Rodríguez presentó el proyecto y la página web del Frente Cultural José Ignacio Cabrujas, antes de darle la palabra al moderador de la noche: Tulio Hernández, quien simbólicamente alumbrado por el Sagrado Corazón de Jesús como fondo de pantalla, después de transmitir un video del ministro Diosdado Cabello jactándose de que no le serán otorgadas concesiones radioeléctricas a "escuálidos", presentó a los 4 expositores invitados, tras acotar que debemos salir de la perplejidad ante esta tiranía del siglo XXI.

El primer invitado en hablar fue el profesor Marcelino Bisbal asegurando que en Venezuela vivimos una situación límite que va más allá de la libertad de expresión: "Son golpes desde el Estado de manera gradual y continua haciendo uso de todo artilugio político". Después de enumerar ejemplos, terminó desmontando la mentira del latifundio mediático que alegan los partidarios del gobierno para justificar el cierre de las emisoras, asegurando que el verdadero latifundista es el sector oficial, que si llega a concretar su plan de cerrar las más de 250 emisoras bajo la mira y otorgarle esas concesiones sólo a simpatizantes del régimen, tendrá en su poder casi el 58% de la señal radioeléctrica en Venezuela, sin contar la autocensura que se verá obligada ejercer el 42% restante.

Terminó Bisbal deplorando el discurso del gobierno que divide a los venezolanos en Pueblo (los que están a su favor) y Escuálidos, quienes no lo apoyamos.
Alonso Moleiro fue el próximo en ejercer el derecho de palabra enfatizando sobre la importancia de los circuitos radiales, en su mayoría de pequeños propietarios que se unen para recibir beneficios mutuos y estar conectados con todo el país.  Acotó Moleiro que el presidente Chávez entiende la importancia de la comunicación en el poder, nadie la ha usado tanto a su favor como él, pero también la entiende como una inefable herramienta del descontento. 
Las últimas palabras de Alonso fueron exigirle al público ser proactivo, no esperar momentos límites para reaccionar. Como vice presidente del Colegio Nacional de Periodistas le consta que la mayor parte del tiempo somos indiferentes, hay que canalizar el descontento para que dé resultados concretos.
María Isabel Párraga, locutora de CNB,  logró el momento más emotivo de la noche cuando prendió una radio para oír sólo estática, así quedó el sábado en la mañana la estación en la que ella trabaja. La locutora aprovechó para narrar la perversidad del ejecútese: los funcionarios de Conatel esperaron al cambio de turno de microondas para que su salida del aire no pudiera ser televisada.

 La participación más esperada fue la del periodista Vladimir Villegas, el único de los invitados que simpatiza con el Proceso Revolucionario. Villegas se llamó a sí mismo "el negro necesario", la voz disidente a la oposición, aunque esta vez no pudo disentir: "Hay hechos tangibles, concretos, los hechos son los hechos, y son que hoy hay 35 emisoras menos y un proyecto de ley que puede criminalizar el periodismo... Ante una constitución que es un modelo de país que comparto, que hay que defender, que es nuestro plan de vuelo, me alarma, me indigna, me preocupa, los largos abismos entre esa constitución que yo firmé, y lo que está pasando el día de hoy".
Villegas, poniendo su ética profesional por delante, se pregunta cómo amigos periodistas revolucionarios puedan estar de acuerdo con esta ley contrarevolucionaria que promueve la autocensura y estigmatiza la denuncia.
Cuando Villegas hablaba, no pareció que lo hacia a quienes estuvieran de acuerdo con él en este punto, sino con aquellos camaradas, compañeros de sueños revolucionarios, quizás colados en este público escéptico de revoluciones.
Esperé la participación de un valiente kamikaze defendiendo el cierre de las emisoras burguesas y contarrevolucionarias. No sucedió. En las intervenciones improvisadas el numeroso público comenzó a dispersarse. Tulio Hernández, como moderador, trató de agilizarlas, pero nada entusiasma más que un micrófono, como tenemos diez años padeciendo.
Tras unas breves palabras de despedida de los invitados de la noche, Tulio, en nombre del Frente José Ignacio Cabrujas, invitó al próximo foro que será en septiembre sobre la participación (o indiferencia) de los artistas en este momento histórico en Venezuela.

Al finalizar  esta crónica, me informan que en la Asamblea Nacional la ley de delitos mediáticos no pasó, por lo visto, con la revocatoria de los medios, es suficiente. No hay que descuidar el radiocidio, dos pasitos para alante, un pasito para atrás, así el modus operandis del gobierno.

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