sábado, 1 de agosto de 2009

Vigilia a las puertas de CNB

No soy doliente directa de las emisoras de radio clausuradas, rara vez oigo radio, prefiero escuchar mi IPOD o un CD, pero si soy doliente de la libertad de expresión que ha sido vulnerada con el cese de la concesión a las primeras 34 estaciones de radio -de las más de 200 amenazadas-. Apostamos fuerte contra locha que el espectro de estas estaciones reacias a trasmitir la versión oficial de la noticias, les será concedido a comunicadores complacientes con los supuestos logros revolucionarios. 
Una modesta estación en Guatire: Radio Bonita, con 33 años de fundada, fue una de las primeras en ser clausurada sin previo aviso. Hijo de su fundador y actual propietario, Felíx Alí Obelmejías, sospecha que este inesperado cierre quizás se deba a que en ella se transmite un programa del gobernador de Miranda Henrique Capriles Radonski, conocido líder de la oposición. De seguir por este camino, más temprano que tarde en Venezuela tendremos una sola línea de información, la que le conviene a un gobierno que cada día muestra más sus colmillos de dictadura. Por eso no dudé en acercarme a la sede de la red CNB en la urbanización La Carlota, uno de los primeros circuitos radiales afectados al suspendérsele ayer la concesión a varias de sus estaciones a lo largo del país. Quise manifestarles mi apoyo, lo hice en horas de la noche, durante una vigilia donde decenas de personas, sobre todo mujeres, sostenían velas prendidas a sus puertas, mientras los trabajadores de la estación y periodistas amigos compartían el dolor y la impotencia de constatar cómo el ejercicio de su oficio en la República Bolivariana de Venezuela está sujeto a los caprichos del régimen.No podía faltar el chamo agitrop compinche de Mario Silva en La hojilla, escoltado por un gorilón encargado de que al impertinente muchacho nadie le diera un pescozón. Los presentes le gritaban: "¡Fuera, fuera!", y el insistía de lo más frescolita en sus entrevistas demostrando una vez más lo fundamental que es la libertad de expresión. Alguien le tiró con la puntería de Johan Santana una botellita de plástico. El lanzador inmediatamente fue regañado por la multitud: "Eso no se hace". El aborrecible comunicador tenía derecho a estar ahí a pesar de que quienes esa noche compartimos la vigilia por la libertad de expresión, sabemos que el lunes seremos ridiculizados en el programa La Hojilla, en el canal de todos los venezolanos.A las 9 de la noche los periodistas Carlos Acosta y María Isabel Párraga, representando los trabajadores de CNB, sin poder ocultar su tristeza dieron unas palabras de aliento recordando que la lucha por la libertad de expresión apenas comienza.

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