martes, 17 de abril de 2012

Pongamos que hablo de Madrid


Asier Cazalis, tras el asesinato del manager de Caramelos de Cianuro, decidió entromparse con la inseguridad en Venezuela y frente a las cámaras de televisión nacional, de aquellas pocas estaciones que todavía se atreven a ser críticas al status quo revolucionario, enfatizó que lo que está pasando en Caracas y en el resto del país, la cantidad de víctimas de la violencia, el tener que salir a la calle temiendo ser atracados o presas de un secuestro express, no es normal, se nos ha vuelto normal a los venezolanos, que es otra cosa. 
Dice Cazalis que por su trabajo como vocalista de Caramelos de Cianuro le ha tocado viajar por muchas ciudades del mundo, sobre todo de habla hispana, y en ninguna pasa lo que en las ciudades venezolanas que sus habitantes nos sentimos tan vulnerables a ser blancos de la delincuencia.  
Cazalis tiene la gran suerte de ser viajero frecuente, otros venezolanos también podemos darnos una escapadita de vez en cuando, vacaciones no solo del trabajo y de la rutina sino también del agobio de vivir en un país donde cada vez que salimos a la calle nos sentimos en la mira de depredadores. Pero cuántos  venezolanos tienen los medios económicos de ir más allá de nuestras costas, donde por más hermosas que sean, ni siquiera tendrán descanso al miedo: en muchas playas nacionales sorprenden bandas de malandros que asaltan a los vacacionistas. En Playa Guacuco, en Margarita, los tolderos recogen antes de las 5 de la tarde porque los delincuentes aprovechan el atardecer para atracar a quienes salen de la playa. 
En Semana Santa suelo ir a la isla de Margarita, pero esta año tuve la oportunidad de visitar a Madrid, ciudad que en días recientes vivió una Huelga General porque como el resto de España, la economía no anda nada bien. No estoy muy enterada de los pormenores de la crisis española, con la venezolana tengo, pero me cuenta una amiga que vive en Madrid que la tasa de desempleo es enorme, y en este, mi cuarto viaje a la capital española (el primero fue en el año 1988), la energía de la ciudad la sentí distinta a otras ocasiones, entre sus habitantes usualmente alegres y amables, había cierta crispación. En cada cuadra tres o cuatro personas con la mano extendida: desempleados, inmigrantes, hombres y mujeres de todas las edades...
Me cuenta mi amiga que la polarización política entre izquierda y derecha se ha vuelto muy profunda en España, distinta a la que vivimos en Venezuela donde es más bien un enfrentamiento Gobierno-Oposición; en Madrid, además de los restos de afiches convocando a la huelga general que sucediera días antes de mi llegada a la ciudad, vi pegatinas clamando por el regreso de un hombre fuerte como Franco, y recordé tantas veces que uno oía en Venezuela la odiosa frase: "Aquí lo que necesitamos es un gobierno militar para que venga a poner orden".
¿No fue Santa Teresa quien habló de las lágrimas derramadas por las plegarias atendidas? 
Puede que la Economía en España esté pasando aceite y hay mucho descontento con los fallos de la actual Democracia, pero además de la pulcritud de una ciudad que tenía fama de sucia y el impecable funcionamiento del transporte público, leo en el diario El País una noticia que me genera una gran envidia: en lo que va del año 2012, tan solo han habido cinco homicidios en la capital española. 
¿Cuántos homicidios han habido en Caracas en lo que va del año en una Venezuela donde hoy la mayor parte del poder está en manos militares? No me atrevo a decir una cifra, casi similar a la de un país en guerra, los informes oficiales usan eufemismos para maquillarlas: y que sí ajusticiamientos, crímenes entre bandas, sicariatos, ese se lo buscó...  o aún peor, las niegan: y que si sensacionalismo, matriz mediática.
"Regrese General" rezan las pegatinas en los barrios pijos en Madrid, y yo temo por mi regreso a Caracas,  tanto miedo que le tenía a los aviones, hoy le tengo más miedo a la alta estadística de ser secuestrada en el aeropuerto de Maiquetía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Algo ha igualado a Caracas y Madrid en esta última decada y es la violencia proveniente de Colombia

Adriana Villanueva dijo...

La violencia en Madrid no me la topé, si sentí en mi breve estadía gran tristeza y preocupación por la crisis. En Caracas la violencia está en todos lados: en el tráfico, en el lenguaje político y ciudadano, sin hablar de la inseguridad. Hay una agresividad general que asusta. A Colombia no he ido, pero tengo muchos amigos que viven en Bogotá y aseguran que se sienten más tranquilos que en Caracas, a pesar de ser la capital de un país que sin duda ha sufrido como pocos los efectos de la violencia. Pero creo que Venezuela, España y Colombia son situaciones muy distintas y no se debe culpar a ningún país, por lo menos en estos casos, por los males de los otros.