Dicen que vivir en apartamento es más seguro que vivir en casa,
porque cuando te ausentas por cierto tiempo solo cierras la puerta y te vas. Así
que confiados mis tíos Maciá y Paulina, en octubre de 2011, un sábado por la
mañana cerraron con triple vuelta la cerradura de la puerta y se fueron de viaje, asumiendo
que su apartamento quedaba a buen resguardo en un edificio con decenas de
vecinos, y un vigilante de confianza que controla entradas y salidas de
visitantes. Menos de 24 horas después de que despegara el avión, a plena luz
del día, robaron el apartamento de mis tíos.
De la noticia me enteré vía el grupo de primas en Blackberry, Cristina dio el tubazo: “Se metieron en el apartamento de tía Paulina”. No sabía muchos detalles, sólo que del edificio contactaron al tío Carlos quien ya estaba ahí con la policía. Lo llamé para que me contara: el robo fue al mediodía, hora en que los vecinos entran y salen por las típicas diligencias dominicales, pero nadie vio cuando cuatro hombres se bajaron de una camioneta y sometieron al vigilante.
De la noticia me enteré vía el grupo de primas en Blackberry, Cristina dio el tubazo: “Se metieron en el apartamento de tía Paulina”. No sabía muchos detalles, sólo que del edificio contactaron al tío Carlos quien ya estaba ahí con la policía. Lo llamé para que me contara: el robo fue al mediodía, hora en que los vecinos entran y salen por las típicas diligencias dominicales, pero nadie vio cuando cuatro hombres se bajaron de una camioneta y sometieron al vigilante.
La operación tipo comando no duró ni diez minutos, tres de
los ladrones subieron directo al apartamento de Paulina mientras el cuarto se quedó apuntando al vigilante para que abriera la puerta eléctrica a los vecinos como si nada estuviera pasando. Los choros forzaron la entrada del apartamento con
una “pata e’cabra”, se llevaron lo que habían ido a buscar y se fueron. Nada estaba
desordenado, no cargaron ni con televisor ni con computadora, ni jurungaron armarios
y gavetas. Ni siquiera se llevaron los potes de Mazeite que Paulina atesora en la despensa. Pareciera que sólo se llevaron un objeto pesado, evidente por las rayas
dejadas en el piso. Quizás una caja fuerte, pero hasta que no localizaran a
Maciá y a Paulina, imposible determinar de qué se trataba.
Las especulaciones crecieron entre las primas: ¿qué habría en
el arca perdida?, sabíamos que ni joyas ni un tesoro tradicional. Como una hora
después del primer mensaje de BB, la hija única de la tía Paulina, Pali, que
vive con su familia en París, se enteró vía el grupo de primas que robaron el
apartamento de su mamá. Imagino a la pobre leyendo de atrás para adelante lo sucedido,
como una novela posmoderna en micro capítulos. Acto seguido localizó a su mamá
quien de inmediato llamó a Caracas para hacer inventario de lo robado. No pude
con la curiosidad, a los pocos minutos llamé a mi tía madrina quien conmocionada
me descargó su impotencia y conjeturas. El misterio mayor tardaba mi tía en
revelarlo, quizás porque era dolorosa la respuesta. Insistí: “pero dime,
Paulina, ¿qué se llevaron?”.
“Una caja fuerte antigua que compré en una venta de ocasión
para usarla de mesa de noche”.
“¿Y qué guardabas ahí?”.
“Un frasco lleno de fuertes que empezó a coleccionar Maciá cuando
era niño con su abuela, el anillo de graduación de Pepe de Arquitecto en la ULA
(su querido hermano que murió hace 18 años) y la medalla del Premio Nacional de
Arquitectura otorgado a mi papá en 1963, eso era lo único que había dentro de la caja
fuerte”.
Tras la indignación de saber que bienes de gran valor
sentimental para la familia se los habían robado, no pude dejar de reír
pensando en los ladrones, tan cronometrados, tan directo al objetivo, una vez
en su madriguera, ante el botín por develar, esperando joyas, dólares, lingotes
de oro… un tesoro digno de Jack Sparrow, y al abrir la caja en lugar de dólares
encontraron fuertes, en lugar de joyas un viejo anillo de graduación, y en
lugar de lingotes una medalla reconociendo a un tal arquitecto Carlos Raúl
Villanueva, que vayan a saber ustedes si los malandros tendrían idea de quién
fue ese señor.
Artículo publicado el sábado 5 de mayo de 2012 en El Nacional, el detalle del Mazeite es adicional, fue ayer que me contó Paulina que esos ladrones eran: "tan cusurros que ni el Mazeite se llevaron".
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