domingo, 6 de mayo de 2012

El robo



Dicen que vivir en apartamento es más seguro que vivir en casa, porque cuando te ausentas por cierto tiempo solo cierras la puerta y te vas. Así que confiados mis tíos Maciá y Paulina, en octubre de 2011, un sábado por la mañana cerraron con triple vuelta la cerradura de la puerta y se fueron de viaje, asumiendo que su apartamento quedaba a buen resguardo en un edificio con decenas de vecinos, y un vigilante de confianza que controla entradas y salidas de visitantes. Menos de 24 horas después de que despegara el avión, a plena luz del día, robaron el apartamento de mis tíos.
De la noticia me enteré vía el grupo de primas en Blackberry, Cristina dio el tubazo: “Se metieron en el apartamento de tía Paulina”. No sabía muchos detalles, sólo que del edificio contactaron al tío Carlos quien ya estaba ahí con la policía. Lo llamé para que me contara: el robo fue al mediodía, hora en que los vecinos entran y salen por las típicas diligencias dominicales, pero nadie vio cuando cuatro hombres se bajaron de una camioneta y sometieron al vigilante.
La operación tipo comando no duró ni diez minutos, tres de los ladrones subieron directo al apartamento de Paulina mientras el cuarto se quedó apuntando al vigilante para que abriera la puerta eléctrica a los vecinos como si nada estuviera pasando. Los choros forzaron la entrada del apartamento con una “pata e’cabra”, se llevaron lo que habían ido a buscar y se fueron. Nada estaba desordenado, no cargaron ni con televisor ni con computadora, ni jurungaron armarios y gavetas. Ni siquiera se llevaron los potes de Mazeite que Paulina atesora en la despensa. Pareciera que sólo se llevaron un objeto pesado, evidente por las rayas dejadas en el piso. Quizás una caja fuerte, pero hasta que no localizaran a Maciá y a Paulina, imposible determinar de qué se trataba.
Las especulaciones crecieron entre las primas: ¿qué habría en el arca perdida?, sabíamos que ni joyas ni un tesoro tradicional. Como una hora después del primer mensaje de BB, la hija única de la tía Paulina, Pali, que vive con su familia en París, se enteró vía el grupo de primas que robaron el apartamento de su mamá. Imagino a la pobre leyendo de atrás para adelante lo sucedido, como una novela posmoderna en micro capítulos. Acto seguido localizó a su mamá quien de inmediato llamó a Caracas para hacer inventario de lo robado. No pude con la curiosidad, a los pocos minutos llamé a mi tía madrina quien conmocionada me descargó su impotencia y conjeturas. El misterio mayor tardaba mi tía en revelarlo, quizás porque era dolorosa la respuesta. Insistí: “pero dime, Paulina, ¿qué se llevaron?”.
“Una caja fuerte antigua que compré en una venta de ocasión para usarla de mesa de noche”.
“¿Y qué guardabas ahí?”.
“Un frasco lleno de fuertes que empezó a coleccionar Maciá cuando era niño con su abuela, el anillo de graduación de Pepe de Arquitecto en la ULA (su querido hermano que murió hace 18 años) y la medalla del Premio Nacional de Arquitectura otorgado a mi papá en 1963, eso era lo único que había dentro de la caja fuerte”.
Tras la indignación de saber que bienes de gran valor sentimental para la familia se los habían robado, no pude dejar de reír pensando en los ladrones, tan cronometrados, tan directo al objetivo, una vez en su madriguera, ante el botín por develar, esperando joyas, dólares, lingotes de oro… un tesoro digno de Jack Sparrow, y al abrir la caja en lugar de dólares encontraron fuertes, en lugar de joyas un viejo anillo de graduación, y en lugar de lingotes una medalla reconociendo a un tal arquitecto Carlos Raúl Villanueva, que vayan a saber ustedes si los malandros tendrían idea de quién fue ese señor.

Artículo publicado el sábado 5 de mayo de 2012 en El Nacional, el detalle del Mazeite es adicional, fue ayer que me contó Paulina que esos ladrones eran: "tan cusurros que ni el Mazeite se llevaron".

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