lunes, 3 de julio de 2017

Corazones de hierro


Hace años, en unos de los primeros auges de protesta en esta V República, durante la huelga petrolera de 2002 cuando empezaron las represiones de parte del gobierno de Chávez, no faltó quienes lo compararan con Hitler y el nazismo, siendo una comparación tan exagerada que terminó favoreciendo al chavismo porque no había punto de comparación entre un gobernante que comenzaba a dar los primeros rastros de autoritarismo, y el responsable de uno de los mayores genocidios de la Historia. 
Sigue pareciendo abismal comparar los desafueros de las actuales fuerzas represoras revolucionarias con el nazismo, pero no hay duda que el Gobierno de Maduro en los últimos 90 días se está formando un dossier que la ha convertido en una de las Dictaduras con mejor hemeroteca gráfica. Muchas de estas imágenes recuerdan, aunque a mucha menor escala, algunos métodos de las fuerzas del Reich para aplastar al enemigo.
La foto de cómo se llevan detenidos en una cava a decenas de universitarios es prueba de ello. Viendo esta imagen de la Policía Nacional Bolivariana encerrando a más veinte muchachos en un camión cava sin ventilación, y saber por testigos que antes de cerrar las puertas lanzaron bombas lacrimógenas adentro, es un detalle que muchos seguidores del Reich habrían aplaudido. Al ver las fotos de los muchachitos -porque son poco más que unos niños- acorralados por la fuerza militar, tratados peor que si fueran ganado, me vino de inmediato a la mente una novela histórica que acabo de leer: HHhH de Laurent Binet, premio Goncourt Primera Novela 2010, sobre la operación Antropoide durante la ocupación nazi en Checoslovaquia.  
Difícil bajar la intensidad cuando se narra cualquier evento relacionado con el Holocausto, Binet lo logra creando una historia dentro de la historia sobre un narrador moderno que busca hacer una novela sin ficción sobre el atentado contra uno de los verdugos más feroces del nazismo: Reinhard Heydrich, general nazi que así sería de cruel que Hitler lo llamaba con respeto: "El hombre con el corazón de hierro".
Por supuesto que por más malvadas que sean hoy las fuerzas represoras que sostienen a la Dictadura de Maduro, todavía son unos bebés de pecho si se les compara con los nazis responsables de la muerte de millones de hombres mujeres y niños. Pero entre una maldad que germina sometiendo estudiantes en un camión cava lanzándoles gases lacrimógenas adentro, y una maldad capaz de encerrar en camiones a miles de familias judías para gasearlas fatalmente -patraña ideada por Heydrich para que los soldados encargados de realizar ejecuciones masivas no tuvieran que verle el rostro a sus víctimas no fueran a flaquear- nos encontramos haciéndonos las mismas preguntas: "¿Cómo pueden ser tan malos? ¿Cómo se los permiten? ¿Acasono tienen conciencia? ¿Hasta dónde habremos de llegar para que tantas infamias se detengan?".


Siempre hay quienes en desesperados actos heroicos intentan detener la maldad cuando se convierte política de Estado, lo que los venezolanos no logramos ponernos de acuerdo es si Oscar Pérez fue responsable de uno de estos actos. Hasta hace días pocos sabían quien era este policía de ojitos claros que junto con unos enmascarados -que en las redes sociales llegaron a decir que eran muñecos- sobrevoló Caracas en un helicóptero del CICPC invocando el derecho a rebelión, antes de lanzar un par de granadas sobre el TSJ, y desaparecer por el horizonte (todavía se desconoce su paradero). 
El apuesto policía/entrenador de perros/actor, el pasado miércoles en la noche en cuestión de minutos en las redes sociales pasó de héroe a villano, de una especie de Rambo dispuesto a desenmascarar la Dictadura, a un peine planeado por el G2 cubano para distraer la atención, a irrefutable prueba de que muchos militares y policías sienten un gran descontento ante la represión que hoy se vive en Venezuela, a un loquito aislado que solo buscaba llamar la atención. 
HHhH no solo es una novela sobre Heydrich, también sobre dos valientes idealistas de los que se sirvió el Servicio de Inteligencia Británica para detener al general nazi que tenía bajo su dominio a Checoslovaquia: Jan Kubiz y Josef Gabzik, el primero checo y el segundo eslovaco, quienes en diciembre de 1941 en misión suicida cayeron en paracaídas en medio de plena zona de guerra invadida por las fuerzas nazis, con el propósito de asesinar al Reichsprotektor de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich, también conocido como "El carnicero de Praga". Misión que en parte lograron cumplir en mayo de 1942, hiriendo fatalmente a Heydrich, quien habría de morir días después del atentado.
La venganza nazi fue tan cruel, que por sospechosos de haber encubierto a los asesinos del Reichprotektor, asesinaron a todo el pueblo de Lídice, con excepción de una decena de niños a quienes consideraron aptos para la "germanización". El barrio Lídice en Caracas lleva su nombre en honor al pueblo checo masacrado por los nazis. En la Venezuela de Maduro no han asesinado a todo un pueblo, pero los últimos días se han realizado allanamientos militares y saqueos de los colectivos en distintas zonas del país, siendo el caso más reciente Barquisimeto. Tímidos antecedentes si se les compara con los Nazis, pero muestras irrefutables de cuando la violencia de Estado se ensaña contra comunidades señaladas como rebeldes. 
Kubiz y Gabzik  lograron esconderse durante varios días en una catedral ortodoxa, fueron delatados por un compañero de la resistencia, al verse emboscado por más de 800 guardias nazis, se suicidaron para no caer prisioneros.  
De Oscar Pérez solo el tiempo dirá cuál era su verdadera intención tras su hazaña del pasado miércoles, por lo pronto, en su cuenta de Instagram subió de 6 mil seguidores, a más de 400 mil en menos de 24 horas, antes de que desapareciera de manera misteriosa de la red social donde exhibía tanta galanura, dicen que su cuenta fue hackeada, quién sabe. 


Otro traumático episodio narrado por Binet en HHhH es cuando el poderío militar, y además extranjero, se impone a lo civil al invadir las fuerzas nazis a Checoslovaquia. Muchos países europeos -incluyendo Francia e Inglaterra- se hicieron la vista gorda como un mal menor, después de todo era un país dividido en dos territorios que parecen irreconciliables entre sí: Chequia y Eslovaquia. 
Hachá, el conservador presidente checo, llegó a Berlín a tratar con Hitler el futuro de su pueblo, a pesar de que fue recibido como a un rey, se encontró con que no había nada que tratar, ya todo estaba decidido, la invasión era un hecho, si se negaba a firmar la capitulación: "la resistencia será doblegada por la fuerza bruta". Göering sostiene la mano a Hachá para firmar la capitulación: "no puedo firmar esto -dice- si firmo la capitulación seré para siempre maldecido por mi pueblo". Le tiembla la mano, se desmaya de los nervios. Los generales nazis se asustan no se les vaya a morir el viejo, logran revivirlo con una inyección de adrenalina. Finalmente tras una noche de amenazas y cavilaciones, según Binet, el Führer -que se había ido a dormir tras anunciarle que la invasión iba por las buena o por las malas-  regresa y es quien sostiene la mano del presidente checo para que firme de una buena vez, de lo contrario media Praga sería destruída en menos de dos horas.
Pareciera exagerado comparar la capitulación de Hachá con el empujón a Borges del comandante Lugo, pero a veces uno se pregunta cómo son capaces de salirse con la suya ante semejante tiranía, y la respuesta es la misma: porque con el poder de las armas, saben que pueden. Cuando el poderío militar se impuso sobre lo civil el pasado miércoles en el Palacio Federal Legislativo, dos días después Nicolás Maduro condecoró al infausto comandante Lugo por haber avasallado con actitud arrogante al presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, en una escena que los militares grabaron para compartirlo orgullosos por las redes sociales, como si se la estuvieran comiendo. 
Tras las más diversas opiniones sobre si la pasiva actitud de Borges fue de valientes o de cobardes, ante tantos indignados porque Borges se había dejado "carajear", pensé que a mi me habrían carajeado igualito, porque no todo el mundo puede ser Ramos Allup, con los años y la astucia de un zorro viejo, de reacciones inmediatas ante los abusos de esta Dictadura, capaz de reaccionar con desparpajo hasta frente al peor bully oficialista. 
El enfrentamiento entre Julio Borges y el comandante Lugo, es una muestra más de unas Fuerzas Armadas avasallando a la sociedad civil, como tienen más de 90 días avasallando a las marchas pacíficas a punta de bombas lacrimógenas y perdigonazos al igual que contra cualquier comunidad que se rebele como fue el caso de las residencias Los Verdes en El Paraíso; como buscan acabar con lo que queda de Democracia a punta de una Constituyente que termine de darles el poder absoluto, como aspiran destituir a la Fiscal porque se les volteó, como impusieron un TSJ a su medida, como se llevaron detenido a Roberto Picón porque es capaz de demostrar un posible fraude electoral, como está en un calabozo Leopoldo López  y juegan con sus visitas familiares, como está presa Mamá Liz, y tantos otros presos políticos que uno no entiende ni por qué, incluyendo a los treinta estudiantes a quienes se llevaron encerrados en un camión cava en medio de una protesta pacífica, que afortunadamente, un buen juez, antes de poner su cargo a la orden, les dio libertad plena, felicitando a los muchachos por su valor.
 No es que Julio Borges sea un pendejo, es que estamos en Dictadura, Dictadura, este no es un asunto de machos ni de quién se deja o no amedrentar ni quien es más arrecho, es asunto de un narcoestado con el poder de las armas buscando hasta las últimas consecuencias imponerse sobre lo civil. Nos queda que somos mayoría quienes buscamos un cambio que devuelva Venezuela a ser una sociedad demócrata dirigida por civiles, mostrarnos unidos como oposición y seguir en la lucha pacífica de calle como muestra de que a pesar de sus caribeos de matones de barrio, no nos rendiremos ante la barbarie.

(Los últimos párrafos los compartí en Facebook, los rescato como intensidad porque los posts de Facebook pasan pero las intensidades quedan). 


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