jueves, 8 de noviembre de 2018

El Antepenúltimo concierto de Paul Simon

En septiembre pasado caminaba por la parte alta de la Tercera Avenida en Nueva York cuando a mi lado pasó una muchacha apurada, casi corriendo, hablaba por teléfono: "Run, run, Paul McCartney is in Grand Central". Estuve a punto de agarrar un taxi para ver si llegaba a ver al más lindo de los Beatles aunque fuera de lejos, pero asumí que de ahí a que llegara a la estación de tren, ya sir Paul se habría ido. Me pareció surrealista que un Beatle deambulara por la estación de tren en hora pico, pensé que como mi inglés no es el mejor, seguro inventé la conversación. En el noticiero de las once supe que en efecto Paul McCartney había estado esa tarde en la concurrida estación de tren en un concierto sorpresa para presentar su último disco. Aunque hubiese agarrado un taxi y llegado a Grand Central en menos de diez minutos, quizás lo habría podido oír pero no lo habría visto: el ex Beatle cantó tras un paral ante un selecto público de V.I.P s newyorkinos.
Paul McCartney y Stevie Wonder son las barajitas que me faltan para decir que he visto en concierto a mis grandes ídolos. La última barajita que conseguí fue justo en este viaje a Nueva York, cuando sin saber que sería su antepenúltimo concierto (no me percaté que la gira se llamaba The Farrewell Tour) conseguí una entrada a muy buen precio para ver cantar en vivo a Paul Simon. Fue en el Madison Square Garden en NYC, compré la entrada por Internet sin saber que Simon, nacido en New Jersey en octubre del año 1941 pero críado en Queens, anunciara que esta sería su última gira. Como a Sir Elton John, en el 2018 sintió que ya le había llegado la hora de despedirse de los grandes escenarios. En el concierto Simon aclaró que su despedida no era como artista porque seguiría componiendo, tampoco descartaba que volvería tocar su música en público, pero se quería dedicar a disfrutar lo que le quedaba de vida en asuntos más importantes que en el ajetreo de una gira.
El verdadero último concierto de despedida de Paul Simon fue en Flushing Meadows Park en Corona, Queens, ante un público aproximado de treinta mil espectadores, el mismo lugar al que le canta en su famosa canción: "Me and Julio down by the school yard", que es de las primeras canciones que aprendí a cantar siendo niña cuando todavía no hablaba nada de inglés. Paul Simon es un músico fundamental de la banda sonora de mi vida, verlo en concierto fue un sueño hecho realidad, abrió en el MSG sin telonero, guitarra en mano, una guitarra casi más grande que él, acompañado por una magnífica banda en la que había músicos jóvenes y veteranos por igual, de diversas partes del mundo incluyendo a un guitarrista africano a quien Simon presentó como en su primera visita a los Estados Unidos. En tiempos tumultuosos políticamente, abrió con un tema de la época del duo Simon & Garfunkel: America, sobre la complejidad de alcanzar el llamado Sueño Americano. A pesar de que evitó tocar las canciones que hicieron famoso al duo a fines de los años 60, se refirió a esa popular época de su vida sin mencionar a Art Garfunkel, como una etapa de la cual prefería saltarse a favor de temas más personales, rescató de ese maravilloso lote, como a un hijo pródigo del que se tienen sentimientos encontrados, Puente sobre aguas turbulentas. Momento mágico en el concierto, una de las canciones más aplaudidas de la noche.
Paul Simon cantó una a una casi todas mis canciones preferidas de su repertorio, incluida Me & Julio down by the Schoolyard. En el concierto en Queens en el famoso silbido lo acompañó su esposa, la cantante Eddie Brickell, en el MSG silbó el viejo Paul acompañado de miles de improvisados silbadores. Entre tantos temas que el público coreo con su ídolo en MSG: Still Crazy after all this years, Fifty ways to leave your lover, You can call me Al, Diamonds on The Sole of her shoes de Graceland, una de mis canciones preferidas de uno de mis discos favoritos, además de un tema que no es tan conocido pero que a mi me encanta: René and Georgette Magritte with their dog after the war; que está incluido en su más reciente producción: In the blue Light; disco bastante jazz con diez canciones que están en discos anteriores que no fueron populares en su momento pero que Simon decidió que merecían otra oportunidad con nuevos arreglos.
Fui sola, ir sola a conciertos da para conseguir entradas a buen precio, mi puesto estaba bien pero distaba ser de los mejores, como en la mitad de la mitad del MSG. Casi todo el público pasaba de largo los cincuenta años, yo hasta me sentía una pava. Había señoras que llegaban en andadera. Chateando antes de que comenzara el concierto mis amigos me aconsejaban que me apresurara en salir una vez finalizado el show porque la cola en la escalera iba a ser bárbara entre andaderas, operaciones de cadera y rodillas maltrechas. Por hacerles caso me perdí Kodachrome, no esperaba un tercer encore.
No me puedo quejar, estaba bien sentada y el concierto alcanzó mis expectativas, pero me habría gustado estar más cerca del escenario. O por lo menos eso pensaba hasta que Paul Simon a mitad del espectáculo hizo una pausa para saludar a una amiga muy querida que esa noche lo acompañaba desde el público: Joan Baez.La audiencia aplaudió con fuerza con la esperanza de que la famosa cantante símbolo del inconformismo de los años 60, subiera al escenario a acompañar a su viejo amigo Paul. Supe que no sería así cuando Simon al no ver a su pana Joan entre las primeras filas de los VIP donde la suponía sentada, le pidió que se parara donde fuera que estuviera en el enorme Madison Square Garden para que un foco de luz la iluminara y así poder saludarla. Pasaron varios segundos tensos antes de que el foco de luz por fin encontrara a la legendaria artista folk, estaba sentada en el culo (me perdonan la expresión, pero realmente era el culo) del MSG. La leyenda de la música folk estaba sentada en la última fila del último balcón.
Y yo que me quejaba que mi puesto podría ser mejor.

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