jueves, 1 de noviembre de 2018

Por qué lloramos como lloramos a Teodoro Petkoff


La noticia de la muerte de Teodoro Petkoff a muchos nos cayó como garrote de cochinero, aunque Teodoro tuviera 86 años, aunque no era ningún secreto que tenía tiempo delicado de salud, que su memoria comenzaba a divagar, que la tristeza de país se había apoderado de él teniendo a "Venezuela por cárcel", como declaró en el 2015 al recibir en su casa de manos de Felipe González el Premio Ortega y Gasset de periodismo, imposibilitado de viajar a España a recibirlo porque en el año 2014 le fuera dictado prohibición de salida del país cuando se atrevió a reproducir en Tal Cual un artículo de Wall Street Journal que vinculaba a Diosdado Cabello con el narcotráfico. 
Y sobre todo el dolor de pensar que en sus últimos días más que  la tristeza de tener a "Venezuela por cárcel", el enorme desasosiego que debió sentir este luchador de izquierda de arraigados principios demócratas, de saber que moriría antes de que este capítulo de horror en la Historia de Venezuela, llegara a su final. 
Muchos dolientes por las redes exaltaron distintas facetas de Petkoff: su etapa en la lucha armada, su par de fugas como de película del Cuartel San Carlos, cómo a pesar de nunca dejar de considerarse un hombre de Izquierda tuvo la honestidad política de señalar los desmanes de los regímenes comunistas, como criticar la invasión soviética a Checoslovaquia, publicando un libro sobre el tema, cortando pajita no solo con la Unión Soviética, sino también con el Partido Comunista de Venezuela.
Que más que un político, fuera un intelectual, un hombre de ideas, honesto y cabal.
No faltaron quienes recordaron que Teodoro fue fundador del Movimiento al Socialismo, el partido MAS, del cual el primer candidato fue José Vicente Rangel, y luego Petkoff fuera el candidato presidencial en las dos elecciones de los años 80 llegando en un distante tercer lugar. Eventualmente  renunciaría al partido del cual fuera fundador cuando la nueva generación de masistas decidiera  apoyar al Chavismo. 
También se resaltó que Teodoro habría sido el candidato ideal, el presidente ideal, para sustituir a Hugo Chávez en 2007, pero como nunca fue un político popular, el consenso decidió por el gobernador Manuel Rosales para enfrentarse con Chávez, decisión que Petkoff aceptara con humildad. 
Tampoco faltaron quienes recordaron otra de las causas perdidas de Teodoro, su militancia incondicional por los Gloriosos Tiburones de la Guaira, militancia que desde los noventa temporada tras temporada dejara con el corazón roto a la fanaticada escuala. Ni faltaron las mujeres que resaltaron que junto con Américo Martín, Teodoro fue el político más guapo de su generación, guapura que cual Paul Newman el catire del mostacho poblado conservara hasta el final de sus días. Hace pocos años, ya en la era de las redes sociales,  se creo en twitter el hashtag  #Teoessexy, del cual admito ser una de las más activas participantes como la fan enamorada de Teodoro que siempre fui. 
También muchos resaltaron su etapa como ministro de Cordiplan durante el gobierno de Rafael Caldera, dividiéndose las opiniones de si con éxito, o no, a pesar de que le tocara encargarse de las finanzas en uno de los momentos económicos más críticos para el país por la baja del precio barril del petróleo, obligado a tomar decisiones que fueron controversiales. 
No todos los venezolanos lloraron la muerte de Teodoro, muchos lo llamaron "comunista", sin derecho a redención por haber sido un hombre de Izquierda, tampoco faltaron quienes recordaron su supuesta participación en la masacre en el tren del Encanto, aunque estaba aclarado que Teodoro no participó en este ataque guerrillero donde murieron varios soldados. 
Había quienes no apreciaban su verbo cascarrabias, ni que se atreviera a denunciar que en el 2002 con el Carmonazo hubo un golpe de estado, una ruptura del hilo constitucional. 
También muchas fueron las voces que destacaron que Teodoro siempre fue solidario con las denuncias que llegaban a él en su oficina como director de Tal Cual, por ejemplo fue el primero en prestar las páginas de su periódico para relatar la huelga de hambre de la cual finalmente moriría Franklin Brito. 
Pero los detractores de Petkoff, por lo menos entre mis contactos en las redes sociales, son una minoría, lo que sentí por las redes fue una inmensa pena, como si nos quedáramos huérfanos más que por todo lo antes señalado, que ya es bastante, porque desde el año 2000 sus editoriales en la primera página de Tal Cual de lunes a jueves, incluyendo las notas de su alter ego Simón Boccanegra, más que un faro de opinión sobre los desmanes autoritarios que fueron en incremento desde que Hugo Chávez llegara al poder, hoy se podría considerar un histórico dossier que explica detalladamente los abusos del chavismo. 
Durante más de una década millones de venezolanos estábamos pendientes de que diría Teodoro ante la más reciente patraña de un gobierno que se volvía cada vez más autoritario hasta desembocar en la Dictadura en la que hoy vivimos. 
Lloramos a Teodoro no solo sabiendo que murió un gran hombre, un hombre de ideales, que algún día dijo "solo los estúpidos no cambian de opinión", que vivió una vida plena y productiva, luchando hasta el final por el regreso de la Democracia a Venezuela, no solo lloramos por quien fuera un guía intelectual para muchos, con la muerte de Teodoro, tanto los que lo admiramos como los que de cierta forma lo responsabilizan por sus ideales de izquierda como cómplice de la catástrofe revolucionaria, lloramos porque en estos últimos veinte años la lucha demócrata se nos ha vuelto como la piedra de Sísifo, que por más que nos esforcemos en llevarla cuesta arriba en la montaña, cuando ya parecemos llegar,  termina rodando otra vez hacía abajo.
Pero por la memoria de Teodoro Petkoff y tantos otros luchadores que han muerto sin ver el final de esta pesadilla revolucionaria que ya va para dos décadas, no debemos rendirnos hasta lograr que Venezuela vuelva a  regresar a la Democracia. 

2 comentarios:

Alí Reyes dijo...

De verdad que ahora es cuando más lo necesitábamos

Unknown dijo...

Teodoro era nuestro Norte, nos ha dejado un gran vacío pero tenemos el compromiso de seguir adelante hasta lograr de nuevo tener pais