domingo, 21 de febrero de 2010

Rafael



El alumno más destacado de mi promoción en el año 1981 del colegio Santiago León de Caracas es Rafael Vidal, ganador de medalla de Bronce en natación modalidad Mariposa 200 metros en las Olimpíadas Los Ángeles 1984, hazaña que no ha vuelto a repetir otro deportista venezolano. Creo que hasta ahora no había escrito sobre él, ni siquiera a raíz de su trágica muerte el 12 de febrero de 2005 a los 41 años cuando una madrugada, regresando a su casa, un carro con exceso de velocidad embistió el suyo en el cruce de un semáforo en La Trinidad.
Para ser sincera conocí poco a Rafael Vidal, a pesar de que recibimos nuestros diplomas de bachiller juntos, y por los apellidos, cuidado y si no uno detrás del otro, pero no se puede decir que fuimos compañeros de infancia: yo estaba un año adelantada, sólo me emparejé con mis compañeros de generación en Cuarto año, cuando regresé de vivir un año en los Estados Unidos con mi familia.
Mis compañeros desde primer grado hasta tercer año estaban por graduarse, y aunque me recibieron con cariño, cuando entré en Cuarto años de Humanidades hice un nuevo grupo de amigos. Humanidades acababa de abrir en el Santiago, no tendría más de dos años, pocos eran los santiagueros que se dignaban a recibir un diploma donde materias como Latín y Sociología suplantaban a Física y Química. La mayor parte de mis condiscípulos de los últimos dos años de bachillerato venían de otros colegios.
No habremos sido amigos, pero claro que recuerdo a Rafael Vidal desde su adolescencia, no cambió mucho entre el nadador más destacado del colegio, el medallista olímpico y el comentarista de eventos deportivos, con sus espaldotas, melena de rizos dorados, lentes de míope y siempre con una sonrisa.  Cómo olvidarlo si era uno de los alumnos estrellas de Alfonso Victoria, alias "El Viejo", el legendario entrenador de natación del Santiago de León de Caracas. El mayor orgullo santiaguero era precisamente su equipo de natación, del cual no participé ni por asomo,  y eso que era deporte obligatorio, pero me las solía arreglar con una rápida sambullida.
Así que mientras Rafael estaría piscina, tras piscina hasta llegar a ser campeón olímpico, yo estaría ingeniándomelas cómo jubilarme a la redoma bajo la mata de mango fuera del colegio donde santiagueros de varias generaciones aprendimos a fumar.
Ya graduados, no me sorprendió la medalla olímpica de Rafael, sabía que de nuestro colegio en algún momento saldría un campeón mundial de natación, lo que sí me sorprendió fue que cuando cumplimos  10 años de graduados, en la reunión de egresados, no había nadie de Humanidades. A mis compañeros humanistas dos años en el Santiago como que no les dio suficiente arraigo ni nostalgia escolar. Así que me encontré en el patio de colegio, rodeada de compañeros de promoción que nunca estudiaron conmigo, sin mucho que decir porque no me destaco por ser el alma de la fiesta, sintiéndome como los niños nuevos bajo el escrutinio de miradas tipo: "¿Y esta quién es que era?".
Yo tampoco a la mayoría de los compañeros de Ciencias siquiera les recordaba el nombre, sólo a los que se jubilaban para fumar en la redoma, y a Rafael Vidal, porque vamos a estar claros, él era Rafael Vidal, estrella de natación en bachillerato y campeón olímpico después, el alumno más famoso de nuestra promoción,  el que logró la primera plana de todos los periódicos aquel verano de 1984 besando su medalla, y para mi gran sorpresa, fue el campeón olímpico Rafael Vidal quien se me acercó, quien me dijo "Hola, me acuerdo de tí, de Humanidades, ¿cómo era que te llamabas?", fue el campeón de natación quien me integró en el grupo de ex-alumnos, de sus bromas y sus recuerdos, y por ese pequeño detalle, más que por una medalla olímpica, lamento no haber conocido mejor a Rafael, un gran tipo sin duda alguna.

3 comentarios:

Isa O'conn dijo...

He llorado con esta historia(tú dulce forma de relatar no esquiva mi lagrimeo) es realmente emotiva es duro pero los buenos son los primeros en marcharse a veces y la mayoria por culpa de la inseguridad que sufrimos a diario y de la cual no se ocupa quien debe

Jon Aristuiguieta Iradi dijo...

Fue lider,ejemplo para el deporte patrio, gran persona ....no sera olvidado

Anónimo dijo...

Lo mismo opino, una gran persona, pocos como el