miércoles, 10 de febrero de 2010

Preciosa


Tengo una amiga que dice que al cine sólo se va a pasarla bien, que eso de ver dramones o problemas existenciales no le interesa, el drama es el pariente pobre de la tragedia, para qué ver tristezas e injusticias plebeyas comiendo cotufas y tomando nestea. Para mi amiga, un drama sólo puede ser tolerado en pantalla grande si quien sufre es Leonardo Di Caprio o Daniel Day Lewis, que se ven tan bellos sufriendo. Por ejemplo, ella ni amarrada iría al cine a ver Precious, la aplaudida historia de una obesa adolescente víctima de incesto, nominada para casi tantos premios Oscar como Avatar.
Como mi amiga piensa buena parte del público, y por lo tanto las distribuidoras de cine, que a la hora de estrenar la película de Lee Daniels en noviembre de 2009 lo hicieron en pocas salas en Norteamérica, a pesar de haber sido aclamada en los festivales de Cannes y de Sundance. Fue necesario el espaldarazo de Tyler Perry y Ophra Winfrey, los reyes Midas afroamericanos, para que la historia de la desafortunada gordita llegara a la categoría de fenómeno y cuatriplicara en taquilla su costo.
Basada en la novela Push de la escritora Saphire, Precious es una joven de 16 años embarazada por segunda vez de su padre, abusada mental y físicamente por su madre, su principal recurso de sobrevivencia es imaginar una vida privilegiada como las que salen en las revistas y en la televisión, aunque pareciera destinada a llevar una vida de fracasos y negligencias, como la de su madre, hundida en un sillón, sin trabajo, sobreviviendo de la beneficiencia.
Precious, que físicamente es todo menos preciosa, gracias a la ayuda de dos mujeres: la maestra de una escuela alternativa y una trabajadora social (Mariah Carey insólitamente creíble); logra romper el ciclo de desidia y al final los espectadores quedamos con la esperanza de que la muchacha seguro no alcanzará ese sueño americano que venden en las revistas, el cine y la televisión, pero sí llevará una vida digna en la que sus hijos no crecerán en la miseria y en el desafecto.
Esta no es una película para quienes buscan escapismo, no es Dream Girls, es para quienes están conscientes de que hay muchas más Precious que Supremas, y que sobrevivir una infancia similar, es una verdadera historia de éxito.

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