domingo, 3 de julio de 2011

QUEREMOS A CJ


No siempre se puede estar en todo, por ejemplo ahora es que estoy viendo por DVD The West Wing (El ala oeste) serie creada por el productor Aaron Sorkin- el mismo de Social Network- transmitida por la cadena NBC desde el año 1999 hasta el año 2006.
En el año 1999 no sólo Jed Bartlet (el presidente de ficción interpretado por Martín Sheen) se iniciaba como cabeza de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, en el mundo de la no ficción el candidato del descontento en un país al otro lado del mar Caribe, un teniente coronel retirado llamado Hugo Chávez Frías que años antes había intentado un golpe de Estado, llegó a la presidencia de Venezuela por voto electoral. 11 años después sigue mandando, sus partidarios, que lo llaman "Comandante", aspiran que indefinidamente
Mucha agua ha pasado por el río desde entonces, en la ficción Jed Bartlet y su equipo ocuparon el ala oeste de la Casa Blanca durante dos períodos presidenciales de cuatro años cada uno, lo permitido por la constitución estadounidense, poco más de los 7 años que abarcó la serie, pero a diferencia de la historia paralela de los Estados Unidos que tuvo al republicano George W. Bush como presidente durante esos períodos, Bartlet era del partido demócrata, tanto así que sus detractores llamaban a la serie “The Left Wing” (El ala izquierda).
Sin ánimos de comparar la realidad con la ficción, mas allá de la alternabilidad de poder, saber que Bartlet no se consideraba ni mesías ni redentor de una nación, que había poderes públicos independientes, lo que más envidio del gabinete imaginario de Sorkin, lo que desearía para mi querida Venezuela es una figura como la de CJ Cregg, secretaria de Prensa de la Casa Blanca, cuya obligación era servir de enlace entre los medios y el gobierno.
Todos los días, las veces que fueran necesarias, CJ se reunía con representantes de la prensa para responder preguntas de interés nacional y mundial, ese era su trabajo, y si bien tenían que ser hechas con respeto, estas preguntas no eran fáciles, por algo los periodistas eran los corresponsales en el principal centro de poder del planeta.
CJ debía responder estas preguntas, por delicadas que fueran, sin llamar a los periodistas instigadores, o acusarlos de querer causar zozobra, de desestabilizar la Nación.
Y es que los periodistas ni en la ficción, y mucho menos en la realidad, deben estar para secundar el poder, para alabarlo, para justificarlo, los periodistas estás precisamente para cuestionarlo, para servir de puente de información entre quienes dirigen el destino de una Nación y la opinión pública. En una sala de prensa donde los periodistas son escogidos con el criterio que las preguntas que se hagan no sean controversiales, un gobierno que se rija por ese canon, que denigre a los periodistas que lo incomodan, que evite y tema ser interrogado, nos está diciendo que algo anda podrido en las antesalas del poder.
Triste que los venezolanos ya parecemos acostumbrados a que a los representantes de la prensa se les trate a las patadas, que se les niegue acceso a la información, que se les amenace con multarlos o cerrarlos hasta por noticias de obvio conocimiento público como anunciar un sismo antes de que lo haga el gobierno.
Qué mejor muestra que ante los rumores en torno a la salud del presidente Chávez tras tres semanas en Cuba tratándose un “abseso pélvico”,  si bien la salud es un asunto íntimo, al estar enfermo el jefe de Estado esta intimidad se pierde. En momentos como estos en los que los venezolanos necesitamos claridad, saber qué es lo que está pasando, lo que obtenemos son medias tintas, silencios, mentiras, y los mismos insultos de siempre de las mismas fuentes de siempre, valiéndose de los medios del Estado para injuriar y amenazar a quienes se atrevan a investigar y a preguntar. 
¿Hasta cuándo esta será la normalidad en Venezuela? Un acceso limitado a la información es una manera obvia de ejercer la represión, solo abriendo de nuevo los caminos para que en Venezuela haya libertad de acceso a la información, en lugar de injurias contra quienes intentan acceder a ella, podremos volver a decir que estamos viviendo en una Democracia.

Artículo publicado en El Nacional, me avisaron 1 hora antes que debía publicar al día siguiente, tenía 40 minutos para escribir el artículo, y enviarlo. Menos mal que ya tenía una idea. Así que  lo que salió publicado en El Nacional, aunque no me quedó mal, fue un borrador, este sería el artículo corregido de haber dado tiempo, pero me alegro porque fue un excelente ejercicio de escribir bajo presión. 

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