De la fauna política venezolana
ninguna especie tan incomprensible para mí como los NiNi: tras más de doce años
siendo gobierno, aspirando seguir siéndolo siete años más, todos los venezolanos
mayores de 18 años deberíamos estar claros si el chavismo es lo que queremos
para nuestro país, o si no nos parece la vía. No creo en medias tintas, creo en
matices, desentenderse de la encrucijada política o sentirse mejor que las
circunstancias, me resultaba una manera cómoda de pasar agachado en un momento
decisivo para nuestra historia… hasta que esta semana testimonié el
desagradable encuentro entre una cazaniní con un NiNi que casi me hace
comprender cómo puede una persona declararse “ni con el Gobierno ni con la
Oposición”.
Sucedió poco más de doce horas
después de que los cinco precandidatos de la unidad se enfrentaran por primera
vez en un debate nacional, aunque lejos de debatir, cada quien hizo sus
propuestas de Gobierno sobre temas como la educación y la inseguridad. Vi el
debate por Globovisión, pero a la mañana siguiente andaba pendiente de otra
cosa cuando una mujer eufórica me increpó en el estacionamiento de la
peluquería: “¿Viste el debate? ¿Por quién vas a votar en las primarias?” .
Apenas la conocía de vista, una rubia desgarbada como de 50
años. Le respondí con la verdad: “ todavía no sé”.
Me preparaba para hacer un sesudo
análisis de la noche anterior pero la encuestadora amateur había perdido su
interés en mi, por lo visto yo no era un target interesante, me dejó hablando
sola dirigiéndose a un par de señores que conversaban sobre béisbol.
“¿Ustedes por quién van a votar
en las primarias?”.
Uno de los hombres hizo como que
no la oía, continúo lavando el carro de una cliente de la peluquería. El otro,
un chofer que esperaba que saliera su patrona, no se logró escabullir tan fácil, contestó incomodo: “Por ninguno, señora, yo no me meto en política”.
Más vale que hubiese dicho que su
único candidato era el Comandante Presidente Hugo Chávez porque la señora
resultó ser el peor tipo de predicadora: una cazaniní en ejercicio de su
vocación. Estos Torquemada los hay de ambos lados del
espectro político como por ejemplo, Los Espanta-Escúalidos como los que ahuyentaron a tiros a la precandidata María Corina Machado en su comienzo de campaña en el 23 de Enero.
Pero esa mañana en el estacionamiento de la peluquería pensé que la indignada rubia le
iba a dar al pobre hombre un carterazo, le gritaba desaforada acercándosele intimidante “¡Por gente como
usted está Venezuela como está! ¿le va a entregar el país al Comunismo? Después
no se queje”.
El chofer se encogió de hombros
soportando su palo de agua estoicamente como todo un caballero, mientras el
lava-carros hacía esfuerzos para contener la risa ante el regaño a su amigo. Debí
haber intervenido, la señora estaba fuera de sus cabales, pero temí que la
cazanini arremetiera contra mí, y esa mañana no estaba con ánimos para
polemizar.
Frente el fanatismo no hay quien
pueda.
La cazanini se fue mascullando
rumbo a la peluquería, iría con su cacería de brujas a interrogar a la señora
que lava cabezas, al señor que surte los tintes, a la chama leyendo Vanidades;
para después compartir con sus amigos los resultados de su encuesta sobre el
próximo presidente de Venezuela, que sí sería fidedigna porque le preguntó a “gente joven y a mucho pueblo”.
Cuando se había perdido de vista
la predicadora del cambio por venir, oí a los señores reírse entre sí comentando:
“¡Trozo e’loca!”.
Y me quedé pensando qué flaco
favor le hacen apasionadas cazaniní como esta a la causa de la Democracia.
Artículo retocado, publicado en El Nacional 19 de noviembre de 2011
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