En octubre de 2012 John Lennon habría cumplido 72 años, también se cumplieron 50 años de la salida de “Love me do”, el primer sencillo de los Beatles. Casualmente estoy leyendo “Lennon: el hombre, el mito, la música” de Tim Riley, del tipo de biógrafos que no oculta sus simpatías y antipatías. Por ejemplo, la tía Mimi que acogió al pequeño John ante el abandono de sus padres, es descrita como una mujer amarga, rígida; al contrario de Julia, la madre que abandonó a John a los cinco años, quien a pesar de vivir a pocos kilómetros, tardó años en volver a establecer contacto con él, y cuando lo hizo en la adolescencia de su hijo, lo recibía con su nueva familia los fines de semana, donde tan chévere Julia, sacaba la guitarra, cantaban canciones, antes de despachar a John de nuevo a casa de la tía Mimi.
Otro que no sale bien parado en la biografía es Paul McCartney, se repite el estereotipo que John era el Beatle artístico, de vanguardia, mientras que Paul como músico se iba por lo superficial, por lo Pop. Resultan aborrecibles estas comparaciones, The Beatles fue producto de la alquimia de sus integrantes, sobre todo Lennon-McCartney, por eso detestable esta necia manía de etiquetar a John como el cool y Paul el uncool.
Pero
no siempre Lennon fue considerado un músico cool, cuenta Riley que en 1968, cuando
la batalla de las ideas estaba en pleno auge, Lennon compone Revolution, que es un canto en contra de las
revoluciones armadas, pero sobre todo contra quienes piden apoyo económico para
ellas desde la seguridad del Imperio: "You can count me out".
Así
como Lennon fue abucheado por la extrema Derecha ante su declaración de que Los
Beatles eran más populares que Dios, pocos años después fue señalado por la extrema Izquierda por componer una canción como Revolution, mientras los Rolling Stones le cantaban al “Street Fighting Man”.
Ante semejante acusación de los comecandela ingleses, Lennon contestó: “soy pacifista, por eso compuse
Revolution, no puedo apoyar la lucha armada de ningún tipo. Además, en esa
clase de revoluciones pueden estar seguros de que tipos como Los Beatles y Los Rolling
Stones seríamos de los primeros en ser reprimidos”.
Los
Rolling Stones sí fueron a tocar tras el telón de acero en el año 1967, cuenta
Stephen Davis en el libro: “Rolling Stones: Los viejos dioses nunca mueren” que
la primera ciudad en este fallido tour fue Varsovia, tocarían en El Palacio de la
Cultura con 2.500 localidades.
Los
Stones comenzaron a sentirse incómodos cuando llegaron a un aeropuerto
militarizado, y en el hotel se sintieron como en una prisión, pero lo que más
los indignó fue cuando comenzaron a tocar al pueblo de Varsovia y se dieron
cuenta de que las primeras filas estaban llenas de los nenés privilegiados de
la Nomenklatura, a quienes Keith Richards describió: “ Hijos e hijas de la
Jerarquía del Partido Comunista, ahí sentados con sus joyas tapándose los
oídos”, mientras que afuera del Palacio de la Cultura quedaron más de diez mil fans
sin entradas vociferando: “¡Zee Rollingstonsky!”.
A la
cuarta canción, Mick Jagger paró el concierto, y pidió de mala manera a los
sifrineskis de las primeras cinco filas, que cambiaran puestos con quienes
estaban sentados en las últimas filas. Entonces fue cuando el hasta entonces
aburrido concierto despertó mientras el público vociferaba: “I can´t get no
satisfaction”.
Los
Beatles se separaron en 1970, imposible una reunión tras las muertes de John
Lennon y George Harrison. Los Rolling Stones anuncian una serie de conciertos para celebrar
sus 50 años y todavía contando… pero hasta ahora solo en la comodidad de tres ciudades: París, Londres y Nueva York. No más aeropuertos militarizados.
Artículo publicado en El Nacional el sábado 3 de noviembre 2012
Artículo publicado en El Nacional el sábado 3 de noviembre 2012
2 comentarios:
Adriana, muchas gracias por estos momentos de buena lectura.
Aprecio tu espacio y a la vez va mi reconocimiento por tu dedicación.
Saludos
Muy amable Sol, pequeñas descargas cotidianas.
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