jueves, 29 de marzo de 2012

Villanueva está de moda



Tenía meses la periodista Faitha Nahmens invitándome a su programa en la emisora Cultural 97.7 FM,  y no coincidíamos, quería que habláramos de Caracas, de mi abuelo, de mis crónicas, de todo un poco, pero cuando ella podía, yo no, y viceversa. Hasta que una noche por fin se dio, coincidiendo con que "Villanueva está de moda" se celebraría dos días después en el auditorio Carlos Raúl Villanueva en la Facultad de Arquitectura. Este evento ucevista tan atípico se trataba de un desfile en el que participarían jóvenes diseñadores venezolanos organizado por un grupo de estudiantes de la Escuela de Comunicación Social celebrando el patrimonio artístico de la Ciudad Universitaria, supuestamente el primer desfile de moda en la historia de la U-U-UCV.
Faitha y su compañero de programa, José Luis Ávila, después de abrir comentando los hechos más relevantes del día, entre ellos los actos vandálicos en la Ciudad Universitaria, me dieron la palabra para recordar el proceso de dos años grabando a mi abuela Margot contándome sobre su vida con Carlos Raúl Villanueva, el abuelo que apenas conocí. Entre anécdotas de cómo se conocieron los abuelos, el origen de  la Ciudad Universitaria en el gobierno de Medina Angarita, y de por qué Jesús Soto solo tiene una pequeña maqueta en el proyecto de Integración de las Artes; transcurrió la primera media hora de programa antes de abrirle paso a los estudiantes de Comunicación Social: Roger Mora y Manuel Zapata, quienes junto a su compañero Aníbal Duverger y la profesora Hilayali Valera, fueron los organizadores de "Villanueva está de moda".
A pesar del contagioso entusiasmo de los muchachos, Faitha, como buena periodista, expuso el escepticismo lógico ante un evento de esta naturaleza en la UCV: ¿cómo compagina un desfile de moda con el combatiente espíritu ucevista?
Muy coherentes en su exposición, Roger y Manuel explicaron que el desfile no era sino un pretexto para llevar la mirada al verdadero objetivo: el proyecto de la Integración de las Artes de la Ciudad Universitaria, donde ningún detalle es casual. Los estudiantes aseguraron sentir una apatía generalizada entre muchos de sus compañeros universitarios, como si no se molestaran en darle una segunda mirada al privilegiado espacio donde estudian.
También este evento es una voz de alerta ante el mal estado en el que está la universidad no solo por razones políticas o presupuestarias, sino también por desidia estudiantil. La idea del desfile basado en las obras de arte de la Ciudad Universitaria fue de la profesora Hilayali Valera, quien tenía años cocinándola hasta que por fin encontró los estudiantes adecuados para llevarla a cabo.
Esa noche en el programa de Faitha y José Luis, como miembro de la familia Villanueva, los organizadores del desfile me extendieron una invitación al evento. Luego me habrían de confesar que lo hicieron por mera cortesía, juraban que no iría.
Qué poco conocen a la más frasquitera de la familia Villanueva. Y el jueves a las 3 de la tarde, como un clavel, la nieta mayor del  "El Arquitecto" estaba haciendo la cola para entrar en el desfile "Villanueva está de moda", en el auditorio que lleva el nombre del abuelo.

                                                                         II



No sé si la impuntualidad es lo usual en este tipo de eventos, la última vez que fui a un desfile de moda fue al de Ángel Sánchez, como en el año 92, justo antes de que el diseñador nacido en Valera, ucevista también, partiera a probar suerte en Nueva York. A las cuatro de la tarde, hora en la que supuestamente comenzaría el desfile, las puertas del auditorio de Arquitectura seguían cerradas. Manuel caminaba nervioso entre el auditorio y el hall de la Biblioteca de la Facultad donde esperaban las modelos, apenas me vio, me presentó a las chicas de protocolo, diciéndome que mis hijas y yo teníamos puestos reservados como miembros de la familia Villanueva. Manuel nos confesó apenado que el desfile comenzaría después de lo pautado porque faltaban unos diseñadores por llegar.
No importa, así aprovecharía para dar una vuelta por la Facultad de Derecho donde dos noches atrás, fuera detonado un artefacto explosivo.


La Facultad de Derecho estaba bloqueada por una cinta amarilla tipo CSI, traté de entrar para tomar fotos, pero nadie me abrió la puerta. Me informaron que estaban suspendidas las clases en la facultad de  Derecho hasta la semana siguiente, lo único que alcancé a ver fue cómo el mural de Víctor Valera se había ahumado con la explosión al igual que un par de años atrás se ahumó el mural de Oswaldo Vigas en el Rectorado cuando los insistentes destructores de patrimonio, incendiaron un carro.
Al regresar a la Facultad de Arquitectura, casi a las 5, la cola para entrar al desfile salía del edificio. Pasadas las 6 fue que comenzó el evento animado por Eleazar Montenegro y Giovanna Herrera, quienes hicieron lo posible porque se oyera el grito de guerra ucevista:"¡u-u-ucv!", con poco éxito.
Se ve que había mucho importado.
Más éxito tuvo el Grupo de Danza Contemporáneo Pisorrojo, muy aplaudido tras el saludo de autoridades universitarias y antes de que aproximadamente 15 jóvenes diseñadores presentaran cada uno con dos modelos su homenaje a las obras de la Ciudad Universitaria.
Vistas de cerca a muchas de estas confecciones les hizo falta técnica y mejores acabados, pero en las fotos se ve como los diseñadores invitados lograron saltarse el estereotipo de la frivolidad de la moda para rendirle un sincero homenaje a la Ciudad Universitaria.





Interpretaciones de Pevsner, Vasarely, Calder, Soto, Manaure, Navarro, Vigas, y hasta el reloj emblema de la universidad, desfilaron por la inusual pasarela.
También se la comieron los muchachos de Desensamblados, cuarteto musical que alegró el intermedio del desfile con una pieza propia, seguida de un rendition de Nirvana, antes de llamar al percusionista invitado y cerrar con Jamming de Marley.
El evento se prolongó hasta pasadas las 8 de la noche, se fue vaciando el auditorio antes de que terminara  el  desfile. La Ciudad Universitaria dista de estar inmune al miedo al acecho de los malandros. Saliendo ilusionados ante la Venezuela posible, tocó enfrentarse a la cruda realidad: caía un palo de agua, el tráfico no se movía y buena parte de Caracas estaba sin luz.
Menos de una semana después de que Villanueva estuviera de moda, la UCV vuelve a estar en pie de guerra cuando encapuchados atacaron la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales el pasado martes, rompiendo vidrios gritando consignas ofensivas contra profesores y autoridades.
Por lo visto para algunos la única Venezuela posible es la violenta.




lunes, 26 de marzo de 2012

"Seré breve, tengo que ir a enterrar a un amigo..."


Y fue breve Asier Cazalis ayer domingo al mediodía en la concentración ante la violencia bautizada: "Dale un parao", convocada por varios sectores de la música nacional. 
La banda Caramelos de Cianuro estaba en México el viernes pasado donde tenía pautada una presentación cuando recibieron la terrible noticia que su manager-amigo, Libero Iaizzo, de 34 años, apareció asesinado tras ser secuestrado el jueves en la noche cuando se dirigía con su novia a su casa en la urbanización Macaracuay. Ella fue liberada, él apareció muerto horas después de pagado el rescate. 
Cazalis, antes de ir al Cementerio del Este, quiso hacer acto de presencia en la Plaza Los Palos Grandes donde otros dos panas: Felix Allueva (Fundación Nuevas Bandas) y Juan Carlos Ballesta (Revista Ladosis) habían organizado una concentración porque al hampa "hay que darle un parao". De negro y lentes oscuros que no se quitó en ningún momento, el vocalista de Caramelos de Cianuro hizo mea culpa ante las cámaras por tardar en asumir posición frente a la violencia diaria en la que vivimos en Venezuela: "fue necesario que me mataran a un amigo para hacerlo, espero que ustedes sean mejores que yo".
Para Cazalis, al igual que para su manager Libero, los artistas debían distanciar la música de su posición política, hasta que con la muerte del segundo, el cantante de "El último polvo" se diera cuenta de que hemos llegado a un punto en el que ignorar la violencia en la que vivimos es una forma de complicidad. 
Aclaro Cazalis que los malandros son una minoría, no podemos vivir el mayor porcentaje de la población venezolana, que es gente buena y trabajadora, a merced de esta violenta minoría. 
No fue el vocalista de Caramelos de Cianuro el único en participar en esta concentración, varios músicos y afines pidieron el derecho de palabra tras presentar Allueva y Ballesta la determinación del gremio en buscar un cese al fuego del hampa, y tras concertar varias opiniones previas, se llegó a una lista de propuestas iniciales que fueron leídas por Ballesta como presentar un documento ante la Asamblea Nacional que los insite a tomar posición al respecto; tratar de hacer más temprano los toques mientras esta racha delictiva continúe, y buscar que en Caracas, por lo menos musicalmente, no sea tan sentida la división entre Este y Oeste. 
Se oyeron varias participaciones buenas, como de quien tras señalar que una bala cuesta menos que una uña para tocar guitarra, afirmó que hoy se tiene la capacidad técnica de registrar los proyectiles para determinar quien compró la bala detonada, falta la voluntad política para hacerlo. Hubo quien narró su experiencia ante la delincuencia y también quien se saliera del tema de la violencia y exigiera más respeto al gremio de los músicos en Venezuela, maltratados no solo por el hampa sino también por las emisoras radiales y por los empresarios que organizan conciertos. 
Se propuso un minuto de silencio en la entrega de los premios Pepsi, un minuto de silencio en futuros conciertos, un minuto de silencio cada vez que se levante el telón en el próximo Festival Internacional de Teatro en Caracas y un minuto de silencio en Semana Santa en el casco de Petare con los participantes con los ojos vendados.
"¿Por qué vendados?"- preguntaron desde el público.
"Porque muchos se niegan a ver lo que está pasando"- dijo la joven socióloga de esta propuesta.  
Uno de los organizadores de "Sin Mordaza" comentó que tras lo ocurrido a Onechot, gravemente herido cuando se dirigía a casa de su manager, y ahora el asesinato de Libero, fue pobre la concurrencia de músicos para tomar posición ante la violencia: "Debió ser multitudinaria". 
Sin embargo ahí estaban integrantes de importantes bandas nacionales como Tomates Fritos, Rawayana, Viniloversus; y esos son los que reconoció esta bloguera no muy versada en la materia de Rock Nacional.
Para finalizar el evento, el sociólogo Tulio Hernández tomó la palabra agradeciendo la presencia de músicos, representantes de la radio y de la prensa, además de escritores, artistas, poetas, cineastas, actores, y tanto ciudadano que se resiste a quedarse de brazos cruzados ante la violencia. En nombre del Frente Cultural Cabrujas, Tulio prometió que esto no se iba a quedar en una drenada colectiva un domingo al mediodía, la lucha contra la violencia seguía, pronto se organizaría una gran concentración donde se convocaría a todos los venezolanos sin distinción partidista, porque si bien en el evento se enfatizó que la violencia es un problema "político" porque atañe a la polis, no es un problema ideológico, porque si algo no discrimina en Venezuela es el hampa: ataca a oficialistas, a ninís y a opositores por igual.
Un participante que dijo trabajar para el Estado, ofreció sus cámaras para que los artistas bien sean afectos al oficialismo o sean de oposición, se unan para hacer frente a la violencia.
Antes de finalizar "Dale un parao" por ese mediodía, tomó la palabra un representante del Sindicato de transportistas: "Lo que han pasado ustedes los músicos, multiplíquenlo por cien y eso es lo que vivimos los transportistas. Muchos nos condenan cuando cerramos las vías como protesta ante la muerte de algún compañero, quizás no sirva de nada, seguimos siendo víctimas del hampa, pero por lo menos sirve para drenar nuestra rabia ante la indiferencia de las autoridades".
Dice el líder de los transportistas "trancar una calle no evita las muertes de nuestros compañeros", y Asier antes de marcharse a enterrar a su amigo lamentó: "Los conciertos no paran balas", pero ante un Gobierno que insiste que la violencia no es más que una matriz mediática, que otra queda que unirnos como sociedad y ver como luchamos contra ella.
Si quieres participar en la iniciativa sigue por twitter @daleunparao, se recogen propuestas en el email: daleunparao@gmail.com

lunes, 19 de marzo de 2012

Ratón de país

                                                                            I
En Venezuela llamamos "ratón" al inevitable malestar tras una noche de abuso etílico. Pero hay otra forma de ratón que no se quita ni con analgésicos ni con un buen bloody mary: el ratón de país, ese pesado sentimiento de tristeza, nudo de angustia en el pecho que no se desata, miedo, sobre todo miedo; ratón de país que cargo desde hace días tras cuatro sucesos recientes que reiteran lo vulnerables que estamos los venezolanos ante la violencia.
Casualmente anoche, haciendo zapping en televisión, vi a José Vicente Rangel conversando en el canal del Estado con la socióloga Maryclen Stelling quien con alarde de superioridad moral advertía que los medios golpistas volvían esta semana a incluir en su agenda la palabra "violencia", es decir, que la violencia en Venezuela no es más que una "campaña de terrorismo" de la oposición buscando generar "pánico en la población" para desacreditar al Gobierno Revolucionario. 
Cómo no recordar que hace un par de años la periodista Tania Díaz, del programa Dando y Dando en VTV, acusó al artista Onechot de amarillismo porque el video de su tema Rotten Town mostraba a un niño jugando metras que muere abaleado en un barrio de Caracas y su sangre mancha a tantos indiferentes a la muerte que no los roza de cerca. Muerte similar a la de la pequeña Yismar Herrera de siete años, cuya vida terminó ayer domingo por una bala desafortunada cuando estaba llegando con su familia a su casa en San Agustín. 
La transmisión del video Rotten Town fue censurada en el año 2010 en la televisión nacional pero se volvió viral por las redes sociales. Ignoro si la periodista del canal del Estado hizo algún comentario de solidaridad cuando en febrero de 2012 Onechot, de 32 años, se preparaba para una gira nacional la noche que fue sorprendido por unos delincuentes en Bello Monte, y al intentar evadirlos, recibió un disparo en la cabeza. 
Tres semanas después de esa madrugada fatídica, Juan David Chacón, Onechot, hijo del sociólogo-poeta Alfredo Chacón, se recupera lentamente en la clínica Santa Sofía aunque ya dando señales que mantienen a la familia, a los amigos, y a los seguidores de su música rastafari, confiados en que su recuperación será satisfactoria.
 ¿Se acercaría la sociologa Stelling a la Clínica Santa Sofía a darle un abrazo a su colega ante los momentos tan difíciles por los que está pasando su familia? ¿Lo habrá recordado con un atisbo de conciencia cuando le insistía a José Vicente Rangel que en Venezuela la violencia no es sino una matriz de terrorismo mediático?

                                                                           II
En esta ciudad violenta a la que le canta Onechot, la Universidad Central de Venezuela es uno de los pocos objetivos a los que no le ha podido echar el guante el gobierno revolucionario. El pasado 18 de enero, cuando se repetían las elecciones del Centro de Estudiantes en las Escuelas de Sociología y Comunicación Social, elecciones boicoteadas en el 2011, Alexandra de Armas, 22 años, estudiante del quinto semestre de la Escuela de Letras, fue a solidarizarse con aquellos compañeros ucevistas que volvían a ser víctimas de un intento de boicot electoral. En medio de los disturbios, varias bombas lacrimógenas fueran detonadas y Alexandra, que sufría de una dolencia pulmonar, tuvo que ser hospitalizada. 
Orgullosa "manitos blancas" (como algunos llaman despectivamente a los estudiantes que creen en la autonomía universitaria) Alexandra twitteo su emergencia a raíz del humo de las detonaciones, pero entonces logró vencer la crisis pulmonar y regresó días después a los pasillos de la Facultad de Humanidades. El martes 13 de marzo, tras una nueva crisis, la joven murió, y en un comunicado del Centro de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Social responsabilizaron de su muerte a aquellas bombas lacrimógenas que fueron detonadas por un grupo de estudiantes oficialistas en el boicot electoral en enero. De esta acusación se hizo eco la prensa. 
La indignación por la muerte de Alexandra se volvió viral en las redes sociales, pero aunque en efecto la estudiante sufrió una crisis causada por las bombas lacrimógenas en la UCV, salió de ella y su temprana muerte ocurrió fue por un triste desenlace de su enfermedad. Su hermana exigió por twitter más respeto con la muerte de Alexandra, no había que caer en exageraciones políticas. Ante lo cual más de un ardiente opositor saltó indignado por la aclaratoria de la familia de la muchacha, exigían una nueva víctima del  oficialismo, ¿cómo osaban quitársela?
No se daban cuenta los ultracombatientes, los más papistas que el Papa, que precisamente este tipo de actitudes son las que alimentan a la socióloga Stelling y a sus peroratas.

                                                                          III

Cinco días después de la muerte de Alexandra, Karen Berendique, de 19 años, estudiante de Comunicación Social en Maracaibo, regresaba de un reencuentro colegial con su hermano cuando a cuatro cuadras de su casa, no frenaron ante la voz de: "¡Alto!" en una improvisada alcabala. El carro en el que iban los hermanos fue acribillado, recibiendo Karen tres impactos de bala que le ocasionaron la muerte.
Quizás la noticia no habría causado semejante bulla, no es la primera vez que pasa, de no ser porque los hermanos Berendique son hijos del Consul de Chile en Maracaibo, diplomático con 30 años de residencia en el país, cuyos hijos son venezolanos. 
Doce funcionarios del CICPC ya están detenidos por lo que se está tratando como un caso de abuso de  fuerza policial. Las autoridades aseguran que los culpables serán castigados con todo el peso de la ley,  pero qué hizo a los hermanos Berendique desoír la voz de "¡Alto!", ¿acaso eso le importa a las autoridades? Quizás porque prefieren obviar que hoy los venezolanos le tenemos tanto miedo a la policía como a los malandros.
Y las preguntas continúan, ¿por qué hay doce funcionarios detenidos? ¿Por qué tantos policías en una alcabala en una zona residencial en Maracaibo? ¿Por qué dispararon a matar a un carro con placas diplomáticas en lugar de dispararle a los cauchos? ¿Eran funcionarios que realmente buscaban velar por el orden o se trataba de un nuevo caso de secuestro express que ya ha tenido como víctimas a varios diplomáticos en Venezuela?
Ninguna de estas preguntas serán respondidas con fiabilidad, el cónsul de Chile, que entierra en estas tierras a su hija venezolana, lamentó que el actual gobierno se haga la vista gorda ante el problema de la   violencia que ha enlutado a tantas familias venezolanas. 
Mientras tanto la socióloga Stelling se regodea en el canal del Estado que la violencia es puro terrorismo mediático. Cómo no preguntarse si tendrá un hijo, un sobrino querido, o una pareja bien amada, a quien  cada vez que sale de casa, sin un ápice de preocupación, lo despide: "Ve  confiado, amor mío, que en tu país la violencia es un mito, todo es felicidad revolucionaria".

PD: Menos de una semana después de escrita esta crónica, el ratón insiste, Libero Iazzo, de 35 años, mánager de la banda Caramelos de Cianuro, fue encontrado muerto de un balazo tras haber sido secuestrado el jueves en la noche cuando se dirigía a su casa. La violencia en Caracas no da tregua, mientras tanto, esta tarde el cantante Manu Chao dará un concierto gratis en la plaza Diego Ibarra patrocinado por el Ministerio Popular para la Cultura, un canto a la Revolución, ¿se hará aunque sea un minuto de silencio en nombre de las víctimas de la violencia en Venezuela? Ah, es verdad, tonta de mí, para los verdaderos revolucionarios lo sucedido a Juan David, Yismar, Karen, Libero; no es más que una matriz mediática. 

viernes, 16 de marzo de 2012

El pana técnico


El lunes en la mañana la secadora no quiso arrancar, hizo un intento la pobre, pero nada. No quedó otra que "hay que llamar al técnico", una de las frases más odiadas de todo repertorio del hogar, pero qué remedio, quienes vivimos en un apartamento en un edificio de estrictas normas de condominio no tenemos la alternativa de secar nuestros trapitos al sol. Por lo menos esa clase de trapitos.
Así que fue necesario llamar al técnico, el pana, el que no es carero, el que se ve que es un tipo serio y no te clava. Pero tampoco es puntual, se tardó un día en contestar y un día en venir, y la ropa se iba acumulando. Quizás es un truco de marketing. Cuando por fin llegó en un santiamén desarmó la secadora:
"Están de suerte, solo es la correa que se rompió".
Solté un suspiro de alivio, pudo haber sido algo más grave, como el motor, o el condensador, o una de esas piezas que cuestan casi tanto como comprarse una secadora nueva. El pana técnico tenía una correa en el carro. También aprovechó para hacerle mantenimiento a la secadora, pidió prestada la aspiradora y le quitó la burusa acumulada en años. No tardó ni media hora en la reparación cuando llegó la hora de la dolorosa, de la cuenta, calculé que hoy saldría barata, esa correa no debía costar más de cincuenta bolívares, además el hombre es solidario, ¿cuánto podía salir la mano de obra?
Sin un rastro de timidez el pana técnico, el que no es carero, me pasó la factura: 700 bolívares fuertes.
"Qué, qué", casi me le desmayo en los brazos, me bajó la tensión, y yo que pensé que el dinero lo iba a sacar del bolsillo.
Haciendo el cheque con la mano temblorosa sabiendo que la llevada al dentista del chamo ya no sería este mes, recordé tantas veces que me han pedido que colabore en una publicación con una crónica, todavía a estas alturas no sé pasar la factura, quisiera tener la destreza del pana técnico, lo hago con pena, como quien está martillando.
No debería darme pena, después de todo escribir también es un trabajo que amerita pericia, tiempo, cierta destreza y aunque sea una pizca de talento; pero cuando se me ocurre preguntar cuánto hay para eso, cuántas veces no me han contestado entre apenados y ofendidos, que dinero no hay, pero a los escritores se nos dará el debido crédito por nuestro texto.
Así que la próxima vez que venga el pana técnico, el que no es carero, justo antes de que me pase la factura, le pediré que con el destornillador firme su trabajo, porque dinero no hay, pero con el crédito de un trabajo bien realizado debería estar más que satisfecho.

domingo, 11 de marzo de 2012

Relato de dos viudas



De niña me encantaban los melodramas mexicanos, una escena típica era el desalmado casero que dejaba en la calle a la desamparada viuda con sus escuincles: “¿qué vamos a hacer mamacita?”. Desde entonces permanece el estereotipo que todo arrendador es perverso y todo inquilino su víctima. Pero en este mundo sin matices de la República Bolivariana de Venezuela, hoy son muchas las víctimas de sus inquilinos.
María y su esposo compraron un apartamento en el Litoral Central para llevar a los niños los fines de semana. Poco tiempo después de que María enviudara repentinamente a los 40 años, no le quedó más remedio que alquilarlo para redondear lo que ganaba con su trabajo. Se lo alquiló a un joven piloto que quería vivir cerca del aeropuerto. Se veía simpático y decente, con un trabajo estable, parecía un buen inquilino. Hubo quien le recomendó a María mejor vender el apartamento de la playa y sacar el dinero en dólares, pero ella insistió que con tres muchachos que mantener necesitaba la renta en bolívares y no se quería comer esos reales.
Los primeros meses el piloto pagó puntual, después se empezó a retrasar: “Disculpa, es que tengo otras deudas”, los retrasos se hicieron constantes, hasta que con la nueva ley de inquilinato, simplemente, el piloto paga muy de vez en cuando y la cantidad que le da la gana. Así que la joven viuda tiene desde hace más de dos años a un chulo instalado en su apartamento en la playa al que además, le tiene que pagar condominio porque de lo contrario podría perder el inmueble.  
Desde entonces María ha perdido la cuenta de las veces que ha ido un Centro de Mediación de Inquilinato que queda en Las Mercedes a exponer su caso para tratar de recuperar el apartamento. En este lugar se abren expedientes que determinan si el propietario del inmueble tiene mérito para llevar al arrendatario a juicio, un proceso que suele tardar meses. El arrendador no debe faltar ni a una citación porque se cerraría el expediente y habría que empezar de nuevo. El inquilino puede faltar a las citas que sea. Las veces que María ha sido citada para exponer su caso no es recibida inmediatamente, debe hacer una larga cola de afectados con inmuebles en litigio. Dice que la mayoría son viejitos, sobre todo viudas cuyo principal ingreso es la renta de alguna propiedad. María dista de ser la única desamparada por la ley.
La última vez le dio una gran tristeza cuando tras de ella en la cola había una anciana con las piernas tan hinchadas que María no sabía cómo se podía mantener en pie. La doña tenía marcado acento italiano, le contó a mi amiga que era la primera vez que venía a hacer el reclamo, tenía 82 años, viuda hace décadas y para más desgracia, se le murieron sus hijos. Su único patrimonio era un caserón en una zona popular y cuatro nietos adolescentes de quienes ocuparse.
La Nonna para mantener a su familia convirtió la casa en una pensión, hasta que un mal día a partir de la Nueva Ley de Inquilinato, uno de sus inquilinos decidió que no pagaba más el alquiler del cuarto, y los demás siguieron su ejemplo. Después de todo, es más fácil matar un burro a pellizcos que cobrarle en Venezuela a un inquilino moroso. Hoy solo dos de sus inquilinos tienen la decencia de pagarle a la Nonna. La casa se está cayendo, ya le cortaron la luz una vez, sin embargo la desgraciada señora está confiada de que su caso se resolverá rápido porque ella cree en el Proceso: “Al presidente lo quiero como a un hijo, pero es que hay muchos aprovechadores en esta vida, mija”.
María suspira ante la ingenua abuelita: “otra más que jura que el desgobierno no es culpa del Gobierno”. No la contraría, después de todo, les queda más de dos horas de cola.  

Artículo publicado en El Nacional el sábado 10 de marzo de 2012.

lunes, 5 de marzo de 2012

El cortanota


El sábado en la noche se oía una fiesta a lo lejos de mi apartamento que debía ser la celebración de unos cincuenta años, yo leía mientras tomaba una copa de vino tinto cuando por la ventana entró la inconfundible música de Men at Work: "Traveling in a fried-out combie/ on a hippie trail head full of zombie...", oir esta canción del grupo australiano tan de moda en los años 80, me hizo vivir un típico momento magdalenas de Proust, y antes del estribillo: "Do you come from a land down under?...", me encontré evocando los locales nocturnos del este de Caracas de hace casi treinta años.  
Quizás debí regresar al recuerdo de ellos con mi esposo, que estaba fajado en la cocina aspirando preparar una tortilla de papas "como la del Urrutia", pero comenzamos a salir en el 88, nos casamos en el 89, y este ejercicio de memoria en pareja podía terminar mal. Así que dejé el Kindle Fire de lado, tomé el celular y comencé a twittear mi evocación rumbera ochentosa como quien comparte con los panas. 
¿Cuál es el sentido de twitter?, me pregunto a menudo,  por lo menos en esta Venezuela revolucionada: ¿estos ciento cuarenta caracteres acaso son algo más que una efímera descarga personal que se une a una ola de  efímeras descargas personales? Nadie inventa la pólvora en twitter, ni escribe decálogos de filosofía: es como un gran bar donde a veces se discute un tema, a veces hay polifonía, y nunca falta un loco hablando solo. 
El sábado pasado la loca hablando sola era yo que me dio por recordar a dónde se iba cuando en Caracas se oía Men at Work, e hice un recuento de la movida caraqueña de los años 80 comenzando por Le Club, el templo de la rumba sifrina en el sótano del Centro Comercial Chacaíto, seguido por Seasons, en el CCCT, a donde uno iba si no entraba en Le Club. Las discotecas gay: Crazy's, El Ice Palace y una que quedaba en el callejón de La Puñalada en Sabana Grande que no recuerdo cómo se llamaba; aterrizábamos en ellas cuando Le Club o Seasons perdían ambiente antes de las cuatro de la mañana. 
Sin olvidar las areperas de la época: La Sifrina, Doña Caraotica y el Trolley, cuando ya era de día y hasta en las discotecas gays había sonado el Alma Llanera. También estaba la "New York" que era una discoteca enorme en el Centro Comercial Concresa, donde se bailaba con comodidad los pasos del Thriller de Michael Jackson; o L'Antró en Los Chaguaramos, ya más en la segunda mitad de los años 80, por cuyo ambiente decadente los chicos serios no te querían llevar, y después te los encontrabas desatados. O la Magic, para bailar gaitas al ritmo de Guaco. 
También estaban los bares: Gala, que aunque no era privado era más difícil entrar que a Le Club, al criterio de los porteros que escogían en la cola quienes entraban y quienes no. Con la música demasiado alta, en el Gala no se podía casi hablar pero tampoco se bailaba, siempre estaba llena de intensos, a quienes entonces se les llamaba vaporosos. El mejor momento que recuerdo en Gala fue la vez que cerraron el local como a las tres de la mañana, apagaron la música y el dueño, que era amigo del amigo con el que yo estaba, sacó un dominó y nos quedamos jugando hasta que salió el sol. El Barbú, que quedaba en un segundo piso en Las Mercedes, de intensos más dañados, se oía buena música en vivo. O el Mambo, que después de la redada fue el Coco's, en Sabana Grande. El Chooky-Looky, en Bello Campo, donde se iba a escuchar jazz pero corrías el riesgo de encontrarte a un tío o al papá de un amigo, montando cachos. 
Y aunque la memoria se me estaba secando habría seguido recordando bares y discotecas (Copas y algo más, Mr Ribs, el Café del Ateneo, el bar del Rajatabla, La Lechuga, Estudio Mata de Coco...) que hace décadas desaparecieron, de no ser porque un twittero, cuyo avatar es la foto de Albert Camus, me hizo una mención. Ingenua de mí, pensé que era para recordarme algún bar que había olvidado, pero no: "hoy puede prescindirse de los twits de @pikivil, hace copioso y estéril ejercicio de memoria de sitios nocturnos".
Tremendo cortanota, pero qué se puede esperar de alguien cuyo avatar es la imagen de Camus, con el debido respeto al autor de La Peste, y aunque varios twitters-panas agregaron a mi "estéril ejercicio de memoria" lugares como el Tío Pepe, Particular, Julius, La Delia, Dog & Fox; el mal estaba hecho, ya por la ventana no entraba la música de Men at Work sino se oía a Adele entonando "Rolling in the deep".
Volví a 2012, al tuit del monotema, a la salud del enfermo, a los derrames de petróleo, a los rumores especulando sobre un nuevo muerto que no ha muerto... al caudal de la corriente twittera.
Esta visto que en Venezuela, ni siquiera los sábados, una se la puede tomar con soda.