miércoles, 3 de septiembre de 2014

Tres horas de gamelotadas


"¿Qué haces oyendo a Maduro?"- me preguntó mi chamo de catorce años cuando lo fui a buscar a un partido de fútbol. Es un reflejo condicionado en nuestra familia que cada vez que el hombre se encadena, apagar de inmediato el radio.
Es que habla demasiada pendejada.
Pero le expliqué a mi chamo que a veces no queda otra que escucharlo, qué remedio, después de todo es el presidente de Venezuela (aunque queda la duda de si electo o no). Pero está ahí, despechando desde Miraflores, y en sus manos el destino de un país en absoluta debacle. Estamos tan mal tan mal tan mal pero tan mal, que hasta en el portal revolucionario Aporrea comienzan a denunciar que estamos mal, por ejemplo, recientemente salió publicado un artículo de una compañera doctora sobre la actual crisis de medicamentos en Venezuela.
La escasez de medicinas es quizás la crisis más grave que actualmente vivimos en Venezuela. Hoy me tocó ser testigo en una consulta de rutina de cómo mi doctora hacía esfuerzos inútiles para encontrar el tratamiento anticonvulsivo para un joven paciente.
No hay anticonvulsivos, punto.
Lo mismo pasa con los tratamientos para el cáncer, la diabetes, la hipertensión, el HIV; es que ni siquiera analgésicos como acetaminofén o iboprufeno se consiguen en las farmacias.
Sin olvidar lo que ante esta urgencia hoy nos parecen frivolidades como champú, desodorante, alimentos de la canasta básica, quitaesmalte, repuestos para los carros, pasajes aéreos, la lista es larga.
Señores, no hay que ser de oposición para darse cuenta que en Venezuela el desabastecimiento llega a los niveles de un país en guerra.
Por eso en julio de 2014 Maduro anunció que tomaría medidas que el mismo bautizó como "El Sacudón". A amarrarse los cinturones pues. El presidente convocó al país a una cadena nacional para anunciar medidas de emergencia. Y todos los venezolanos con nuestros cinturones de seguridad puestos esperando la sacudida, pero esa noche de julio lo único que obtuvimos fue una prórroga. El presidente le confesó al país que medidas como las que se estaban planteando no se podían tomar así como así, mejor realizar consultas, había que perfeccionar los detalles, y pidió hasta mediados de agosto para anunciar en qué consistiría el temido pero necesario Sacudón.
Llegó septiembre y nada,  pero imposible ocultar el desastre por más buena fe revolucionaria que se tuviera,  en Aporrea exigen que la falta de medicamentos en Venezuela sea catalogada como crisis nacional: "la gente se está muriendo", clama desesperada la doctora revolucionaria.
Por eso cuando Maduro por fin a principios de septiembre volvió a convocar al país para retomar El Sacudón, los venezolanos pensamos que iba anunciar medidas contundentes, y así me encontró mi chamo ayer en la nochecita, oyendo a Maduro en cadena, ingenua de mi, esperando las medidas necesarias para aunque sea parapetear la grave crisis que vivimos en Venezuela.
Se especuló sobre aumento de la gasolina, se especuló sobre una nueva devaluación, se especuló sobre desmontar el control de cambios... pensé que por ahí irían los tiros porque Maduro estaba pidiendo apoyo y fe del pueblo revolucionario para El Sacudón que estaba por anunciar.
Anoche mis hijos me prepararon la comida, porque mamá se sentó frente al televisor vodka en mano esperando las medidas. Y el hombre habló,  habló, y habló. Pasó más de tres horas hablando. Qué capacidad para hablar sin decir nada. Como una hora y media dedicada a la autopropaganda incluyendo pertinentes menciones al difunto comandante; como una hora dedicada a irse por las ramas con la jerga de izquierda demodé;  chistecitos internos; menos mal que no cantó; un reconocimiento para la Primera Combatiente; los típicos insultos a la oposición, y después el enroque acostumbrado, moviendo tímidamente piezas en el tablero gubernamental, la cantidad de cargos a militares va en aumento. Quizás el único sacudón fue para Rafael Ramírez, quien dejó de ser el cacique petrolero, para pasar a ser el nuevo Canciller.
¿Medidas que apoyar haciendo alarde de sacrificio revolucionario? Ninguna, más allá de que Maduro se le ocurrió fusionar ministerios para crear vicepresidencias. Bla bla bla. La huella biométrica... blablabla... "los pelucones en el Estudio 54"... blablabla.
Es el segundo recule de Maduro del prometido Sacudón.  Quién lo habrá hecho entrar en razón: el piso político no está dado para ello, preferible que nos comamos los unos a los otros antes de tomar medidas necesarias pero impopulares.
Mientras tanto en las farmacias no hay para el dolor de cabeza que da oír tres horas de gamelotadas.

(Ilustración de Weil conseguida en Internet)

2 comentarios:

Maria dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Adriana Villanueva dijo...

Comentario anterior suprimido por spam, qué fastidio con la publicidad a juro