miércoles, 20 de mayo de 2015

Valar Morghulis


Los pasados domingo y lunes fueron bastante intensos para los telespectadores venezolanos gracias a tres momentos cumbres en nuestras series preferidas: la muerte de Mc Dreamy en Grey's Anatomy, la noche de bodas de Sansa Stark en Game of Thrones, y el capítulo final de Mad Men.
Algunos dirán que es una blasfemia mezclar la mediocre serie de Shonda Rhimes con las consentidas de la crítica y de los literatis: Mad Men y Game of Thrones, pero hace años, cuando comenzó, millones de espectadores la seguíamos sin rubor enganchados en las vidas y amores de los internos del Hospital Seattle Grace. 
Con el paso de los años, a medida que fue creando otras series exitosas, Shonda Rhimes se reveló como una escritora más truculenta que Delia Fiallo, y más sanguinaria que el mismo George R. R. Martín, pero mientras el "valar morghulis" (todos los hombres deben morir) de Game of Thrones tiene coherencia dramática dentro de la lucha por el poder medieval, el Valar Morghulis en Seattle Grace depende de la relación de Shonda Rhimes con los actores y sus contratos, y así la protagonista Meredith Gray ha visto perecer a buena parte de su familia y amigos, siendo la última y más truculenta muerte la de su marido, Dereck Shepard, el célebre neurocirujano a quien tras un accidente automovilístico no le supieron diagnosticar a tiempo una lesión cerebral.
La muerte de Dereck fue transmitida hace unas semanas en la televisión norteamericana, en Caracas ese capítulo no se vio sino hasta esta semana, por eso el martes twitterzuela amaneció atiborrada de condolencias por la abrupta salida de Mc Dreamy, y mentadas de madres a Shonda Rhimes, muchos jurando que hasta aquí llegaron, no la verían más, demasiado sufrimiento en esta vida para además sufrir con tan mórbida imaginería. 
En lo que a mi respecta le perdí el interés a Grey's Anatomy tras el accidente aéreo en el que Shonda salió de un plumazo de McSteamy y de Lexie Gray.
El "hasta aquí llegamos con esta serie" fue un rugido que también estalló el domingo por la noche por las redes sociales en los Estados Unidos tras una de las escenas más crudas en una serie que se ha destacado por sus escenas crudas: la noche de bodas de Sansa Stark cuando el psicópata Ramsay Bolton la ultraja, obligando al hermano de crianza de la muchacha a presenciar la violación. 
Si algún personaje de ficción ha sufrido aún más que Meredith Gray esa ha sido Sansa Stark, la adolescente que al partir de su hogar juraba que lo hacía para ser una princesa como las de los
cuentos de hadas, y el sueño se le convirtió en pesadilla al asumirse como la única sobreviviente de su masacrada familia.
La ira de los televidentes norteamericanos (incluido un senador) se debe a que esta escena en la novela de Martin la víctima de la violación no es Sansa sino otra muchacha que no sale en la serie de televisión, pero por economía dramática, los realizadores decidieron que Sansa sería la novia del psicópata Ramsay, dándole aún más protagonismo a este sufrido miembro del clan de los Stark que el que tiene en los libros.
Millones de lectores de la saga de Martin estarán indignados, pero Sophie Turner, la actriz que interpreta a Sansa, no lo está, recordará que el inicio de Daenerys Targaryen fue similar, antes de convertirse en madre de dragones y una de las más fuertes contendoras de esta Guerra de Tronos. ¿Será Sansa una nueva rival a temer por el cotizado trono de hierro?
Si muchos claman haberse despedido de este par de series por la mala suerte de sus protagonistas, a los fieles seguidores de Mad Men no nos quedó otra que despedirnos del guapérrimo Don Draper porque este lunes (en Venezuela), tras siete temporadas, la serie llegó a su final.
Mucho se especuló al respecto pero nadie tenía idea de cómo el genial Mathew Weiner (guionista de Los Sopranos) terminaría su exitosa serie sobre el mundo de la publicidad en los Estados Unidos de Eisenhower a Nixon. Había quienes apostaban a que Don se lanzaría por un rascacielos como muestran los créditos. Otro temimos que terminaría asesinado por la misteriosa mesonera que se asomó capítulos atrás. Las apuestas eran grandes que su socio el bon vivant Roger tampoco llegaría vivo al final. Nos equivocamos, nadie murió, el último fue un buen capítulo sin mayores intensidades, las intensidades las vimos en el penúltimo capítulo cuando a Betty le diagnostican cáncer terminal, y Joan pierde su trabajo y la mitad de su inversión al afrontar el sexismo laboral.
El capítulo final de Mad Men fue un buen capítulo final, sin ser perfecto, por ejemplo el abrupto descubrimiento de amor entre Peggy y Stan parece salido de una película romántica poco acorde con el estilo Mad Men, de resto todas las historias de los principales personajes que seguimos durante siete temporadas se cierran adecuadamente, aunque confieso que segundos antes del final me asusté al pensar que Don Draper acabaría como un intenso gurú en la costa californiana. Al verlo en posición de loto frente al mar repitiendo: " om", casi lanzo el televisor por la ventana como me dieron ganas de lanzarlo con el capítulo final de Lost.
Pero esa sonrisa.
Ay esa sonrisa, y el pase al histórico comercial de coca cola.
Quizás el final de Mad Men no es perfecto, pero esa última escena sin duda lo fue.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajaja, has dicho lo correcto con respecto a Grey'Anatomy, que serie tan fastidiosa.Pensé que era la única a quien no le gustaba pues nunca he soportado nada que tenga que ver sobre hospitales en TV. En cambio adoro a Juego de Tronos,siendo mis personajes predilectos Arya Stark y el Tyron Lanister. Mad Men no la seguí, veré si la puedo conseguir en internet en esos portales que suben los capítulos unos días después de su estreno. Bueno, menos mal que aun nos queda Juego de Tronos a falta de Dowton Abbey cuya sexta y última temporada estoy esperando.