viernes, 2 de marzo de 2018

De Gente Adinerada a Tan Poca Vida



Bajé de doce libros leídos en enero a ocho en febrero, sigue siendo un excelente promedio, se atravesó un carnaval donde no hubo mucho que hacer más que leer. 

Estos fueron los libros de febrero:

Expensive People- Joyce Carol Oates (Digital)
A Manual for Cleaning Women- Lucía Berlin. (Impreso).
Quicksand: What it means to be a human being- Henning Mankell (Digital)
Love & War: Twenty years, three presidents, two daughters and one Louisiana Home- James Carville y Mary Matalin.  (Digital)
This is how it always is- Laurie Frankel (Digital)
Beltenebros- Antonio Muñoz Molina (Digital)
Shop Talk: a writter and his colleagues and their work- Philip Roth (Digital)
A Little Life- Hanya Yanagihara. (Digital).

Con la excepción de la novela de Muñoz Molina y las memorias póstumas de Mankell, tuve un febrero bastante pitiyanqui en cuanto a lectura se trata, el mejor libro leído este mes, y que desde ya coroné como uno de mis libros de cuentos favoritos fue Manual de Mujeres de Limpieza de Lucia Berlin. También fue el único libro impreso leído en febrero. 
Lucia Berlin, hija de un Ingeniero de Minas, supuesto agente del CIA, nació en Alaska en 1936 y murió en Marina del Rey, California, en 2004 a los 68 años tras batallar cáncer de pulmón. Fue una escritora tardía y poco conocida en vida, aunque sus cuentos eran lectura obligada en cursos de escritura creativa en diversas universidades norteamericanas. Once años después de su muerte, en 1915, la editorial Farrar Straus and Giroux publicó una antología de sus mejores cuentos con el título A Manual for Cleaning Women, que dio a conocer póstumamente a la hermosa Lucia como una de las mejores cuentistas del siglo XX.  
 Los relatos de Berlin son difíciles de encasillar solo como cuentos, son casi crónicas, relatos autobiográficos sin disimulo, la propia princesa devaluada que se inicia con una vida de lujos como parte de la comunidad norteamericana en Chile, donde vivió su niñez y adolescencia, hasta el final de su vida: años de alcoholismo y coadicción, madre tres veces divorciada de cuatro hijos varones que se vio obligada a ejercer variados oficios entre los que no faltó limpiar casas ajenas, antes de lograr establecerse como profesora de Literatura creativa en Boulder, Colorado. Desprovista de sentimentalismos pero a la vez intensa, al leer a Berlin comprendo porqué siendo una autora bajo perfil era tan incluida en las clases de escritura creativa. Una lección de estilo leerla. La comparan con Hemingway y Carver, me acordó mas bien los cuentos de Clarice Lispector. 

El primer libro digital leído en febrero fue Expensive People, la tercera novela de Joyce Carol Oates (1938) publicada en el año 1968 cuando la escritora nativa del estado de Nueva York tenía apenas treinta años. Parte del cuarteto Wonderland -no he leído las otras tres novelas-  en el caso de Gente Adinerada es interesante el estilo Patricia Highsmith narrada desde el punto de vista de un psicópata: un chico antisocial cuenta con frialdad cómo en un mundo privilegiado se comete un crimen sin mayores consecuencias para el asesino. Si bien se lee fácil, esta Gente Adinerada para los seguidores de Oates, es apenas un abreboca de una eterna favorita a llevarse  el Nobel de Literatura por la calidad narrativa de su extensa obra. 

Arena movediza: lo que significa ser humano, es el último libro de otro de mis escritores favoritos, Henning Mankell (1948-2015), quien no acude al inspector Wallander para resolver el misterio más grande de todos, el misterio de la vida. Una mañana de enero de 2014 Mankell decide ir al médico para que le alivie una tortícolis, el escritor sueco que pensaba que de inyectarse voltaren no pasaría, sale de consulta ese mismo día con uno de los peores diagnósticos posibles: cáncer en el pulmón con metástasis. En lugar de preguntarse porqué a él, hace lo que un buen escritor haría: sentarse a escribir mientras pueda para narrar la experiencia de la batalla contra la enfermedad. Mankell compara tan delicado momento existencial con aquellas películas que veía en su niñez donde el héroe queda atrapado en arena movediza, aprovecha para reflexionar sobre su vida, sobre cómo enfrentar la enfermedad sin perder la esperanza, y siendo ateo coincide con la Biblia que inevitablemente hasta el recuerdo del más grande de los hombres, las grandes obras de los seres humanos, eventualmente la humanidad misma, del polvo vienen y polvo serán. 

Una lectura más light fue Love & War: twenty years, three presidents, two daughters and one Louisiana home; el recuento de los politólogos James Carville y Mary Matalin de cómo han hecho para que su matrimonio sobreviva más de veinte años siendo él Demócrata, asesor de los Clinton, y ella Republicana, asesora de los Bush. Entre tantas diferencias además de las políticas, Mary es nocturna, James es diurno, Mary es gran amante de los animales, y James apena los tolera, viéndose obligado a compartir el amor de su esposa y hasta su cama con cualquier número de "bestias", como él llama a los perros y gatos que ella adopta.  Las respuestas del éxito de tan dispar matrimonio son las típicas de cualquier libro de autoayuda: evitar en lo posible enojarse por política, concentrarse en su vida doméstica, y por supuesto, nunca ir bravos a la cama. Imagino la versión venezolana.

This is how it always is de Laurie Frankel es el equivalente a una película de Lifetime Channel, la premisa es interesante: Rosie siempre soñó con ser madre de una niña, su sueño se cumple cuando después de tener cinco hijos varones, el menor decide que no quiere ser más Claude, sino Poppy, y usar vestidos en lugar de pantalones. La familia entera es tan comprensiva con los deseos de la pequeña Poppy como el padre de Call me by your name; pero ¿basta el apoyo familiar para afrontar los enormes obstáculos que debe enfrentar una pequeña de cinco años que asume haber nacido en el cuerpo errado? La autora se inspira en su propia niña trans para crear la historia pero dice que no por eso es autobiográfica porque más que sobre la experiencia de tener un niño trans es sobre una amorosa familia donde como cualquier otra amorosa familia, las mejores intenciones no bastan para hacer felices a nuestros hijos.  

Beltenebros fue la única novela en español leída este mes, publicada en 1989, es de las primeras novelas de Antonio Muñoz Molina, un juego de espejos, de culpas del pasado que no claudican, un justiciero republicano sale de su retiro en Inglaterra, donde tiene una librería, para acabar con la vida de un supuesto traidor de la causa. Novela negra de lectura rápida que casualmente coincidió con la enorme gentileza de Muñoz Molina de presentar el libro Siete Sellos: Crónicas de la Venezuela Revolucionaria de la Editorial Kalathos, compilación de Gisela Kozak, donde 24 cronistas venezolanos fuimos convocados para relatar las siete maldiciones que  han caído en Venezuela con el chavismo, en especial, los últimos dos años que han sido una pesadilla: crimen, autoritarismo, hambre, diáspora, martirio, enfermedad y perversidad. 
Además de presentar el libro en la Casa de las Américas con las palabras más conmovedoras que he oído de un intelectual extranjero sobre las calamidades que hoy vivimos en Venezuela, Muñoz Molina dedicó a Siete Sellos una hermosa crónica en El País: Voces de Venezuela.

Gracias de corazón, don Antonio, por su solidaridad con nuestra sufrida tierra. 

Shop talk, las conversaciones de Philip Roth con diversos escritores parecieran originarse en su interés sobre el ejercicio del escritor en tiempos de represión, en especial la Checoslovaquia Comunista donde a Roth le llegaron a prohibir la entrada por plantear preguntas como la que le hace al escritor checo Ivan Klima: "¿Es posible seguir siendo un buen escritor y aceptar las reglas oficialistas, o se debilita la obra automáticamente al comprometerse en aceptarlas?"
O como la respuesta que le da Kundera desde el exilio en Francia: "El totalitarismo le quita a la gente la memoria convirtiéndolos en una nación de niños. Todos los totalitarismos lo hacen". 
Dedica Roth buena parte del libro a escritores judíos como Saul Bellow, Isaac Bashevis Singer, Aharon Appelfeld, Primo Levi y Bernard Malamud. Ademas de dos escritoras: Mary Mc Carthy y Edna O'Brien, que más allá del ejercicio la escritura, poco tienen que ver con el resto de los autores de estas conversaciones de trastienda.


El último libro en leer en febrero fue la mayor inversión en tiempo, 736 páginas, y la mayor decepción: A Little Life (Tan poca vida) de Hanya Yanagihara. Nominada a varios premios literarios en el año 2015 (creo que no ganó ninguno) quizás por su densidad se le promocionó como "la gran novela gay americana" aunque las diversas sexualidades de los personajes son incidentales, dista de ser el tema de esta historia de cuatro décadas en la amistad de cuatro talentosos hombres radicados en Nueva York, desde los últimos años de la adolescencia comenzando la universidad hasta verlos convertidos en exitosos profesionales: un artista plástico, un abogado, un actor y un arquitecto. Empieza bien con capítulos intercalados de la vida de tres de los amigos mientras que el cuarto pana, Jude, parece ser el centro del grupo, pero en esa primera parte no es foco narrativo. Se tuerce en la segunda parte la novela cuando la mirada narrativa se enfoca casi exclusivamente en cuán atormentado y sufrido es Jude  debido a un misterioso pasado del que se niega a hablar, que estaría bien si la novela no pasara de 350 páginas, pero con 736 páginas llega un momento en que si no fuera porque lo leí en kindle, lo habría echado por la ventana para abajo de tanto regodeo en el sufrimiento que termina aburriendo porque ni Yanagihara es Dickens ni el huérfano Jude St. Francis es Pip. 



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