sábado, 8 de marzo de 2008

Intervenciones


“¡Intervención!”, el grito de guerra de los gobiernos de Venezuela y Ecuador, también es un concepto detestable para cualquier ucevista: en el contexto universitario significa que el Estado impondrá su ley. Pésimos antecedentes tiene la historia de la UCV de pasadas intervenciones; aunque no todas las intervenciones gubernamentales tienen que ser violentas: eliminar el examen de admisión es una manera de interferir en la autonomía universitaria.
Sin embargo hay intervenciones buenas, Luciano Matus, joven artista mexicano, vino a Caracas en noviembre de 2007 a participar en una exposición colectiva en el Celarg, y se enamoró de la Ciudad Universitaria. Matus, que es arquitecto, sorprendido de que Carlos Raúl Villanueva y su obra apenas fueron referencia de paso en sus estudios, quiso intervenir la Ciudad Universitaria con su arte efímero en lo que él llama “un reconocimiento del espacio”.
Dos meses después, Matus regresó a Venezuela a tejer en el techo de la Plaza Cubierta delgadas láminas de níquel para hacer simbiosis con el Pastor de Nubes de Arp, con el Anphion de Laurens, con los murales de Vasarely, Manaure, Léger y Navarro. Como la Ciudad Universitaria no es sólo artes plásticas, el “interventor” mexicano cubrió una pared de bloques calados en el hall de la Sala de Conciertos con papel lustrillo para jugar con la luz; marcó el jardín de chaguaramos para no olvidar la naturaleza; culminando su recorrido en Medicina Tropical, donde las láminas de níquel se esparcieron como un rayo luminoso que resaltaba la forma estructural del concreto armado. En la obra de Matus, como en la obra de Villanueva, nada es casual.
No es la primera intervención de un espacio histórico que hace Luciano Matus, desde el 2002 ha trazado sus telarañas por México, al sur de Paraguay, Guatemala, Lima, Cuzco y Cartagena. En Caracas escogió la Ciudad Universitaria no sólo porque le impactó el modernismo de la arquitectura de Villanueva y su relación con el arte y su medio ambiente, sino también por el mal estado en el que se encuentra este patrimonio mundial: la obra limpia llena de graffitis, jardínes secos, ventanas rotas, filtraciones…
La intervención del artista mexicano quiso servir de alerta para preservar un espacio que marca pauta en la integración de las artes en el mundo. Aunque no se puede negar que la Plaza Cubierta, corazón de la UCV, hoy tiene más vida que nunca. Ese jueves de febrero la telaraña de Matus vibraba con la energía de decenas de jóvenes estudiando, conversando, enamorándose, bailando, practicando artes marciales. Algunos ignoraron los hilos de níquel, otros los resintieron, muchos se pararon bajo ellos por unos segundos, absorbidos por su fuerza, hechizados por su entorno.
Menos afortunada fue la intervención publicitaria que se dio esa tarde en la Plaza del Rectorado a raíz de un evento musical: mientras Matus –tratando de ganarle al estruendo del reggaetón- resaltaba a quienes lo acompañamos en su recorrido: “¡cada detalle de la Ciudad Universitaria cuenta!”, una escultura de Francisco Narváez lucía despaturrada entre dos gigantescos inflables de plástico de un polivitamínico en promoción.
Los inflables y el estruendo musical fueron capaces de desinflar cualquier orgullo ucevista, sólo quedó asegurarle al artista invitado lo que él ya supondría: “nada más alejado al espíritu de la Ciudad Universitaria que Villanueva soñó”.

3 comentarios:

Imágenes urbanas dijo...

¡Ay Narvaez! Entre inflables te veas!!

¡¡Lástima que me perdí esto!!

Melin Nava dijo...

Acabo de encontrarme este post y tengo ue hacer un comentario: Buena experiecia fue aquella ue vivimos en el montaje de la instalación de Luciano en la CUC. El pobre Narvaez estrangulado, ironicamente por "Natural Systems" no fue el único mal signo de esos dias: tambien el infortunado evento de FARMATODO que promovio el entonces director de cultura de la UCV. El COPRED, del que entonces era directora pudo evitar una exposición-fiesta corporativa en la Plaza Cubierta. Sin embargo, el concierto de los 50 años de FARMATODO se dió en el Aula Magna y a su salida, fueron destrozados los hilos de niquel de la hermosa instalación que hubo que ser reconstuida al dia siguiente para presentarla a la comunidad de la UCV. Ese era el tipo de dificultades que nos encontrabamos cotidianamente en el cumplimiento de nuestra misión de preservar el patrimonio. Cuando se dará cuenta la comunidad de la UCV que la peservación de nuestro parimonio está por encima de los valores e intereses corporativos de cualquier signo?

Adriana Villanueva dijo...

Tienes razón Melin, aunque por problemas de espacio en mi columna de El Nacional no comenté sobre el evento la noche anterior de Farmatodo en la Plaza Cubierta que destruyó parte de la intervención que el artista mexicano tenía días preparando, si recuerdo el asombro de Luciano ante la parcial destrucción de su obra la noche antes de presentarla, y la vergüenza ucevista que sentimos quienes estábamos presentes al ser incapaces de explicar cómo un evento corporativo pudo arrasar con el homenaje que un joven artista extranjero le rendía a la Ciudad Universitaria.