lunes, 13 de junio de 2011

La chica que no era


La semana pasada el Huffington Post publicó una escalofriante noticia: la bloguera siria, Amina Arraf, tenía varios días desaparecida. La información la dio conocer en su mismo blog una prima de Amina quien aseguraba que tres hombres armados la habían detenido tres días antes, y desde entonces, no se sabía de ella. 
No hay que ser experto internacionalista para estar al tanto de que en Siria la candela está prendida. Al leer la noticia de la desaparición de la joven de 24 años, temí por su vida no tanto por motivos políticos sino porque su blog se titula: "A gay girl in Damascus", una osadía en un país donde la homosexualidad es penalizada.
 Me pregunté qué suerte correría esta valiente chica de ascendencia sirio norteamericana. La foto del blog la mostraba especialmente linda con melena corta y enormes ojos negros. Imaginé todo tipo de horrores a los que la someterían sus captores en una sociedad en la que cualquier desacato a la estrictos parámetros de la la sexualidad femenina es tomado como un deshonor que se paga con la vida.  
 Días después el Huffington Post tuvo que pasar por la vergüenza de confesar que la noticia era falsa, el engaño se descubrió cuando una joven inglesa de origen croata- ni gay ni siria ni perseguida- aseguró que fue la involuntaria modelo de la foto de Amina. Le debieron haber robado la imagen por facebook. Tras esta revelación salió a la luz que "A gay girl in Damascus"  ni siquiera era escrito por una mujer sino por un norteamericano de 40 años, quien se excusó por difundir una noticia falsa diciendo que jamás pensó que el blog tendría semejante repercusión, pero tampoco sintió que le estaba haciendo daño a nadie al crear esta voz femenina para tratar temas que para él eran importantes. 
El caso de la bloguera siria que no lo era me recordó a la película Catfish (2010) documental que trata sobre la amistad a distancia por facebook entre Nev, cineasta veinteañero, y Abby, niña de 8 años de Michigan. Los lazos entre el joven neoyorkino y la familia de la niña se van estrechando hasta que a Nev le comienzan a surgir dudas sobre la verdadera identidad de la pequeña, entonces decide viajar a Michigan para descubrir cuánto en esta amistad cibernética hay de realidad y cuánto hay de ficción.
 La misma duda queda ante la película dirigida y producida por Henry Joost y Ariel Schulman. Ellos aseguran que es un documental-documental, les interesó la amistad entre Abby y Nev (hermano de Ariel) cuando comenzó, por eso la filmaron desde sus inicios. Pero Morgan Spurlock, director de Super Size Me, salió de Catfish asegurando que era el mejor documental de ficción que había visto en su vida. 
A Catfish hay que verla sin prejuicios, por eso no se las resumo, es como ir abriendo una caja de sorpresas. Tras verla uno queda con la misma inquietud que al revelarse la identidad de la "Muchacha Gay en Damascus" preguntándonos si ficcionarse por las redes sociales no será acaso el gran arte del siglo XXI.

No hay comentarios: