martes, 19 de julio de 2011

Genio y Tigre



En 2003, dos años antes de morir el artista,visité a Jesús Soto en París, quería entrevistar a uno de los grandes amigos de mi abuelo para la recopilación de memorias de mi abuela: "Margot, retrato de una caraqueña del siglo XX".  Accedió gustoso recibiéndome en su piso en Marais con el cariño de quien recibe a la nieta de un viejo amigo.  
Contaba mi abuela Margot que el crítico Alfredo Boulton le presentó la obra de Soto a Villanueva comenzando el proyecto para la integración de la artes en la Ciudad Universitaria a principios de los años 50. Boulton insistió en que el arquitecto lo acompañara a ver la obra de un joven artista guayanés que vivía en París para ver qué le parecía. Apenas verla Villanueva dijo:
"Alfredo, este muchacho es un genio".
El artista cinético y el arquitecto por fin se conocieron en la exposición "El movimiento" que ideó Vasarely en la galería Denise René en París, que reunió a los mayores exponentes del arte cinético del momento. A pesar de la diferencia de más de veinte años entre Villanueva y Soto, la simpatía fue inmediata. Villanueva siempre llamó a Soto "Genio" y Soto llamaba a Villanueva "Tigre". 
Por eso la primera pregunta que le hice a Soto en su iluminado salón en el barrio Marais fue porqué el Genio no participó en el proyecto de integración de las artes del Tigre. 
Villanueva me hizo la invitación para colaborar en la Ciudad Universitaria sin conocerme personalmente, pero aquí en París se armó un lío tremendo, los disidentes redactaron una carta rechazándola. Para mí y para Helena (su esposa) fue una gran decepción porque ya yo había hecho una maqueta, pero los disidentes me exigieron que no la mandara porque la Ciudad Universitaria era obra de una dictadura. Ellos eran el grupo de artistas más importante de Venezuela y yo no podía ponerme en su contra. Hoy me arrepiento de no haberla mandado porque casi todos los disidentes finalmente participaron en la Ciudad Universitaria, y yo me quedé fuera del proyecto. Hasta un artista internacional de la talla de Léger, que pertenecía al partido comunista, no tuvo  objeción en participar, dijo que esa no era una obra de envergadura política sino cultural.


¿Alguna vez hubo incomodidad entre ustedes por haberte negado a participar en la Ciudad Universitaria? 
Tu abuelo jamás me reprochó no haberle mandado la maqueta, solo años después me dijo: 'Necesitamos algo tuyo en la Ciudad Universitaria, pero ya no hay presupuesto para ello. Vamos a ver qué hacemos'. Eso fue en el año 1956, el año de mi exposición en Caracas. Hice dos maquetas para él, una se la regalé, aunque Villanueva pagó la construcción. También pagó la otra maqueta que hice, que fue la que escogió para la Ciudad Universitaria esperando que aceptaran el presupuesto, pero ya era tarde, no había más dinero para el arte. Así que en la Ciudad Universitaria no tengo sino esa maqueta que era para hacer una obra de escala cinco o diez veces mayor.


Entre los recuerdos del Genio, no podían faltar los orígenes del Museo de Arte Moderno Jesús Soto en Ciudad Bolívar, que junto con el Museo de Bellas Artes de Caracas, fueron las últimas obras diseñadas por Villanueva. El Museo Soto fue inaugurado en el año 1973 con la asistencia de mi abuelo, quizás su última aparición pública. Recuerdo el momento, pero era muy chama y mis padres no me llevaron a Ciudad Bolívar. Por eso le pregunté al artista ¿cómo nació el Museo de Arte Moderno Jesús Soto? 
Una vez le comenté a Villanueva que había una pequeña corrección que quería hacer en el patio de la casa de mamá para que ella pudiera abrirla los fines de semana y mostrársela a la gente interesada. 
-Pero tú tienes bastantes obras, podemos hacer un museo más importante –me dijo.
De ahí nació la idea de hacer un Museo Jesús Soto en Ciudad Bolívar. Villanueva empezó a viajar a Ciudad Bolívar buscando una vieja casona para restaurarla, pero se tropezó con que las casonas no podían venderse porque eran de sucesiones muy enreversadas, hasta que Manuel Garrido, el entonces gobernador del Estado Bolívar que había sido alumno de él, lo ayudó a encontrar un terreno. 
Villanueva al principio quería que el museo estuviera cerca del río, pero después pensó en la humedad, así que el terreno decidieron buscarlo en Los Morichales, ciudad adentro hacía el sur. Lo consiguieron y lo compraron. Villanueva ya tenía los planos listos y yo le dije: "Vamos a echarle pichón". Este gobernador, con poquísimo dinero, poco más de un millón de bolívares, logró realizar la primera etapa de la construcción.



 Casi 40 años después de inaugurado el Museo de Arte Moderno Jesús Soto de Ciudad Bolívar que alberga más de 700 obras de Soto y de 130 artistas nacionales e internacionales -parte de su colección privada y préstamos de otras colecciones, incluyendo del gobierno francés-, el pasado miércoles 13 de julio fue publicado en Gaceta Oficial un decreto de la Gobernación del estado Bolívar ordenando la intervención del museo que hasta entonces estaba a cargo de una fundación presidida por el hijo del artista, Cristóbal Soto. Alegan irregularidades administrativas. Dicho decreto designa como presidente de la junta interventora al secretario general del gobierno, Teodardo Porras, padre de la directora del museo, Mayrim Porras, destituida el pasado junio, quien fue restituída en su cargo por su padre, el interventor.   
Según Cristóbal, la intervención del Museo Jesús Soto se efectúo tras una visita poco cordial el pasado 30 de junio del interventor Porras, acompañado por más 20 de hombres armados y un abogado. 
Cómo no recordar ante este acto de fuerza la emoción con la que Soto me habló sobre el regalo para su ciudad natal, legado que hoy parece peligrar ante el desafuero político. 

1 comentario:

Cristóbal Soto dijo...

Adriana, soy Cristóbal Soto, me gustaría hablar contigo. Por favor escríbeme a sotomand@gmail.com