viernes, 16 de septiembre de 2011

El chino de la paloma


Los latinoamericanos somos políticamente incorrectos: a quienes tienen rasgos asiáticos los llamamos "chinos" indiferentemente de que sean japoneses, coreanos o tailandeses... difícil diferenciarlos a simple vista, como un asiático no podría diferenciar a un argentino de un chileno de un venezolano. No obstante, podría jurar que en el ala de arte moderno del Metropolitan Museum de Nueva York el joven que hacía énfasis en pintarle una paloma al gigantesco lienzo de Mao Zedong de Andy Warhol, tenía que ser chino porque quién sino un chino, a 36 años de la muerte del líder de su revolución, puede sentir tanto odio por un fantasma.
Imaginemos dentro de 50 años que una pared del segundo museo más visitado del mundo, en la ciudad templo del capitalismo, esté ocupada por un retrato del líder de la revolución bolivariana, quién sino un compatriota a quien el chavismo le hiciera la vida a él o a su familia cuadritos, se tomaría la molestia de pararse frente a la obra y dispararle una y otra vez a su cámara digital haciendo la señal del dedo.
Aunque la comparación histórica es bastante exagerada porque ni el más ferviente antichavista (o chavista) compararía a nuestro presidente con Mao, el de aquí parecería un improvisado cacique ante el fundador de la República Popular China que instauró un comunismo tan rígido en su país que ni la modernidad ha podido contra él. Por ejemplo, en el año 2011, lo que en el resto del mundo damos por sentado: Internet, en China, como en otros países amigos de la Revolución Bolivariana como Irán y Cuba, la web está limitada al contenido que le convenga al Estado.
Pensándolo bien el chino de la paloma podría ser japonés, es legendaria la enemistad entre ambos países, quién sabe, no le iba a preguntar de dónde era, lo importante es que esa mañana de agosto, el chico dale y dale pintándole palomas al camarada Mao.
No andaba solo, un amigo lo regañaba avergonzado. Yo no entendía ni papa pero me atrevería a traducirlo: "Ya basta pana, qué pena, nos van a llamar la atención", pero el fotógrafo insistía porque quería conseguir el ángulo perfecto de la obscenidad. El amigo avergonzado, al ver que una señora que parecía mexicana (o colombiana o brasileña) estaba muerta de la risa viendo al pana cuadrando palomas, se excusó: "He's clazy".
 Le dije que por mí no se preocupara, lo entiendo, hay rabias que no caducan, como también entiendo el genio de Andy Warhol en equiparar la imagen de un férreo líder comunista como lo fue Mao Zedong con otros modelos Warholianos como la sopa Campbell o estrellas del cine y del rock como Brigitte Bardot y Mick Jagger. Un líder comunista puede ser también un producto de consumo masivo cuidando la presentación del empaque. Y aunque el cuadro de Mao Zedong es una de las grandes obras de Warhol, la obra más trascendente del Arte Pop, sin duda alguna, es el retrato del Ché Guevara de Korda que lucen en sus franelas todos los revolucionarios de cuartilla.
El chino pintando palomas era lo que se llama "un momento Kodak" así que saqué mi cámara Lumix y le pregunté en inglés si no le importaba que le tomara una foto. No entendió, el amigo trató de negarse y cuando le contó lo que le dijo la señora, el de la paloma respondió quizás la única palabra que sabía en inglés: "yes, yes, yes" y regresó frente al cuadro de Mao para descargar su rabia por última vez.



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