jueves, 3 de octubre de 2013

Sobre el final de Breaking Bad (Spoiler Alert)


No recuerdo de ningún otro evento televisivo que haya causado en mí tal nivel de expectativas que los últimos cinco capítulos de Breaking Bad, la historia de Walter White, profesor de Química convertido en gran capo de la droga en Albuquerque, Nueva México. 
Como dicen por ahí, si Shakespeare viviera en el siglo XXI su medio narrativo sería la televisión, y bien podría haber sido el autor de una serie como Breaking Bad, aunque al contrario de mi apuesta, la serie ideada y escrita por Vince Gilligam (Virginia, 1967) y un equipo de 8 escritores, al final no llegó al nivel de Tragedia ni griega ni shakesperiana, como yo apostaba sería su desenlace, terminó siendo un gran drama a lo norteamericano, que tampoco es reprochable, ya que buena parte de la mejor narrativa de los últimos cien años ha salido de los Estados Unidos, lo que no pueden negar ni los antiyanquis empedernidos.
Quienes seguimos paso a paso las aventuras del Walt Smith, fuimos testigos de cómo el timorato profesor de Química en la mañana y maltratado empleado de un autolavado en las tardes, tras serle diagnosticado un cáncer terminal, desarrolló lentamente (en el paso de la serie que no llega a dos años) su alter ego del taimado Heisemberg. 
"De protagonista a antagonista" dice Gilligam era su deseo al escribir sobre Walter White. Al principio Walt parece tener ciertas reservas, sabe que lo que está haciendo, el nivel más puro posible de metanfetamina, es un delito que se paga con varios años de cárcel, por eso se promete que solo lo hará por un tiempo para asegurar que su esposa Skylar, su hijo adolescente y la bebé por nacer no pasen apuros económicos cuando él falte. 
Pero como le confiesa a Skylar al final, la familia pasó a ser una excusa, a partir de la segunda temporada Walter White va haciendo un obvio cambio de piel a Heisemberg, el Mr Hyde que se despierta en él, quien no solo planea imaginativos ataques contras quienes amenazan a su negocio o a su familia, también es capaz de dejar morir a una muchacha de una sobredosis, mandar a asesinar a un químico bonachón, darle un poderoso veneno a un niño, y ver cómo otro niño es asesinado por estar en el lugar equivocado, todo por lo que él llama: "Un bien mayor" (A greater good).
Mucho se ha escrito, discutido, discernido sobre Breaking Bad en las redes sociales, blogs y en los portales de noticias de Internet, a pesar de ser una serie de televisión por cable que comenzó con una modesta audiencia, y gracias a Netflix que permitió verla después de transmitida por AMC, fue agarrando fuerza hasta que llegó a casi siete millones de seguidores, palabras menores para las cadenas comerciales, pero grandes ligas para la televisión por cable. 
Sin embargo Breaking Bad en sus capítulos finales despertó más furor que una serie tan popular como House, aquel malhumorado doctor especialista en diagnósticos difíciles al que tanto disfrutamos, pero que ya al final nos importaba un rábano cuál sería su destino y el de su sufrido compinche, el doctor Willson. 
La página de Breaking Bad en Facebook tiene casi seis millones de seguidores, y en ella se leyeron tantas especulaciones sobre la suerte de Walter White, sus socios, némesis y familiares; como en su momento especulamos sobre el destino de los náufragos en la serie Lost. Recordando Lost, aquel final que dejó tantos cabos sueltos, tan decepcionante para muchos de los seguidores de la serie de J.J. Abrams,  la expectativa del final de Breaking Bad era igual de grande ¿lograrían Vince Gilligam y su equipo de escritores brindar a su devota audiencia un final, quizás no el que esperábamos, porque todos teníamos una idea particular de cómo podría o debía terminar Breaking Bad, pero sí por lo menos satisfactorio? 
En mi opinión, lo lograron.
Leyendo la página de Facebook de Breaking Bad es fácil darse cuenta que surgieron tres tipos de hinchas de la serie: el team Walt que aspiraba a que Heisemberg de alguna manera saliera triunfador, el team Hank que aspiraba a que triunfara la ley, y el team Jesse (al que yo pertenecí) aquellos que apostábamos por la redención, porque mientras Hank cumplía a cabalidad su trabajo de agente de la DEA desde el principio hasta el final de la serie, hay un desarrollo marcado en los personajes de Walt y Jesse, quienes comienzan juntos en la fabricación del cristal azul sin saber muy bien en las aguas turbias en las que se estaban metiendo, pero mientras Walter convertido en Heisemberg se hunde en las tinieblas del mal, Jesse Pinkman intenta desesperado salir de ellas. 
"Bitch!" era la expresión favorita de Pinkman, un droguito a quien el profesor que lo reprobó Química en bachillerato eligió como socio en el crimen por ser la única persona a quien conocía que estaba relacionado con la venta de drogas. "Karma is a bitch",  a pesar de los cuartos llenos de billetes que Heisemberg lograba almacenar, de alguna forma siempre algo salía mal y tenía que empezar de nuevo, asegurándose ser más cuidadoso la próxima vez.
¿Cuál era el final que yo imaginaba de Breaking Bad? Como dije antes, lo imaginaba como a una tragedia, tipo el Rey Lear, donde el héroe sucumbe a su terrible destino no sin antes verse rodeado de desolación, y quizás con un bufón para dar el mensaje final, que en este caso sería Saul porque ya está anunciada: "Better call Saul", una serie con el abogado de Heisemberg como protagonista.
Imaginaba un final como la tercera parte de El Padrino, el capo Heisembreg solía tratar de convencerse de que todo lo hacía por la familia, por eso yo pensaba que al final su familia terminaría siendo víctima de su ambición, ¿puede haber mayor castigo?
Pero como bien confesó Walter a su esposa cuando Skylar le dice: "No me vuelvas a sacar que todo lo hiciste por la familia", Heisemberg finalmente se sincera: "No, todo lo hice por mí". La motivación de los actos de ese Walter convertido en Heisemberg fue su recién descubierta sed de ambición, como Macbeth, una vez probado el poder, no podía aspirar sino a más poder.
Puedo decir que aunque el final no era el que yo esperaba, me resultó satisfactorio, dista de estar a la altura de To' Ohajiilee y Ozimandía, entre otros capítulos magistrales de la serie, pero Vince Gilligam decidió despedir Breaking Bad, según sus propias palabras: "sin darle una patada en los dientes a la audiencia", qué terrible habría sido, por ejemplo, ver masacrada a la familia White, bebé Holly incluida. 
Gilligam y su equipo ofrecieron un final sin dejar cabos sueltos, y donde los personajes de ese triángulo conformado por los tres héroes -o antihéroes- de la historia, tienen un final digno capaz de causar empatía en el espectador: Hank cae en el cumplimiento del deber; Walt muere en sus propios términos, confiando que su familia quedará protegida; y Jesse libre por fin de las garras de Heisemberg, su padre espiritual, redimido de su pasado, rumbo a un horizonte desconocido. 
Dudo que alguien no apueste para Jesse una vida mejor.


No hay comentarios: