jueves, 26 de noviembre de 2015

Sumisión


 Sumisión de Michel Houellebecq la compré por carambola, a pesar de que no soy fan de la pluma provocadora del novelista francés, me pareció interesante cómo trataría el irreverente escritor el tema sobre la llegada al poder de un partido islámico en Francia en un futuro no tan lejano. Quizás Sumisión se habría quedado en el limbo de mi nube de libros digitales por leer de no ser porque los recientes ataques terroristas en París le dieron al pesado de Houellebecq una desafortunada vigencia. 
Acusado por sus detractores de racista, misógino, decadente, obsceno, reaccionario; el rey de la incorrección política les pellizca las nalgas a quienes los llaman Islamófobo al publicar esta novela sobre Francia en un futuro cercano sumisa al dominio musulmán, novela que casualmente salió a la venta el mismo día de la masacre en el semanario Charlie Hebdo, temiendo que la próxima víctima de la ira islamista pudiera ser el controversial autor de Las Partículas Elementales. 
Siguiendo con el buen, o mal timing, la edición en inglés de Sumisión salió a la venta días antes de los ataques de Isis al corazón de París, dándole a la novela un nuevo empujón publicitario que dudo que hasta el más cínico autor sería capaz de celebrar. 
La pasada novela de Houellebecq la dejé por la mitad, pero al leer el tema de Sumisión la compré en Amazon al acordarme de una de mis novelas favoritas de Philip Roth: "The plot against America" aunque esta no trata sobre un futuro no tan lejano sino un qué habría pasado si Charles Lindbergh hubiese llegado a la presidencia de los Estados Unidos a fines de los años 30, abriendo las puertas al nazismo en América. 
Pensé que abominaría Sumisión, pero no la detesté, más bien me gustó, por las mismas razones por las que me gustó la novela de Roth, es una buena obra de ficción política sobre la historia de un país, de una sociedad, que de la noche a la mañana le cambia irremediablemente el destino. En el caso de la novela de Houellebecq el narrador es Francois, un solitario profesor universitario de Literatura, con las mismas mañas misóginas de la mayoría de los personajes masculinos de Houellebecq, que al igual que el otoñal profesor protagonista en "The Dying Animal" también de Philip Roth, el hábito sexual de Francois consiste en elegir cada principio de año quién será su amante entre sus nuevas alumnas.
La vida de Francois es gris, sin apasionamientos ni ataduras sentimentales ni familiares, cero intensidades, más allá de esporádicas noches de pasión con la alumna del año, su existencia se limita a la universidad donde su área de experticia es el escritor de fines del siglo diecinueve Joris-Karl Huysmans a quien Wikipedia describe: "Famoso porque sus obras expresaban el más profundo pesimismo".
Sin mayor expectativa ante lo que debe ser el sentido de la vida, Francois es testigo pasivo del viraje histórico en la Francia del año 2022 cuando tras negociaciones con el partido Socialista, el ficticio partido Fraternidad Musulmana llega al poder. Contar lo que viene después sería contar la novela, pero hay una escena tras el posible triunfo del partido islámico que me conmovió en particular quizás por mi bagaje actual, más que por la nada sensiblera prosa de Houellebecq, cuando Francois camina por París, admirando el paisaje, sabe que mucho de lo que está presente en poco tiempo ya no estará más. 
Sensiblerías de quienes vivimos en un presente histórico que en nuestro pasado ni en la peor pesadilla habríamos llegado a imaginar.

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