El disco Tapestry de Carole King salió a la venta en 1971, el año que cumplí 9 años. Cuesta creerlo porque desde que tengo memoria canto las canciones de Tapestry. Pareciera que Carole King siempre formó parte de mi vida. Las canciones de Tapestry, junto con las de Los Beatles, fueron las primeras que aprendí a cantar en inglés mucho antes de que aprendiera a hablar inglés. So far away, It’s too late, You’ve got a friend, Will you love me tomorrow, Were you lead, You make me feel like a natural woman… las cantaba de corazón. Todavía las canto, hace unas semanas, tras el fuerte temblor que se sintió en Caracas, amanecí cantando: I feel the earth move.
A Carly Simon la evoco mas bien en mi adolescencia, no por un disco sino por una canción: You’re so vain; que en el subconsciente colectivo de quienes nacimos en los años 60, forma parte del soundtrack de nuestras vidas. ¿Quién a la hora de un despecho de un papito pretencioso no cantó You’re so vain? Eres tan vanidoso que no vales la pena. Esta canción compuesta por Simon en el año 1972 sigue rodeada de una halo de misterio: ¿quién era el vanidoso de la canción? ¿Warren Beatty? ¿Mick Jagger? ¿Kris Kristofferson? ¿James Taylor? Poco despreciable lista de galanes con los que a cualquiera chica le habría gustado estar involucrada en los años 70.
Joni Mitchell no cruzó fronteras como sus compañeras generacionales, pero fue una estrella del Pop-folk en los Estados Unidos y en Canadá. A tal punto que los Clinton llamaron a su hija Chelsea gracias a Chelsea Morning, tema emblemático de Mitchell. En Venezuela, hasta donde tengo memoria, rara vez, por no decir que nunca, sus líricas canciones fueron transmitidas en la radio. Sólo recuerdo una que me encantaba y que bajé hace tiempo por Internet: “Help me I think I’m falling in love again…”.
King, Mitchell y Simon son tres cantautoras a quienes oí en vinyl y hoy están en mi IPOD, así que cuando supe del libro de Sheila Wellers: “Girls like us: Carole King, Joni Mitchell, Carly Simon- and the journey of a generation”; lo compré al instante, suponiendo que las vidas de estas tres mujeres estarían entrelazadas al ser pioneras en el género Pop-rock, que hasta fines de los años 60, fue territorio masculino.
Por eso me sorprendió al leer en “Chicas como nosotras” que sus caminos apenas confluyeron en un nombre: el chamo James Taylor (1948). Inclusive Joni Mitchell se resistió a compartir protagonismo en este libro con sus dos colegas. Sólo Carly Simon accedió a ser entrevistada.
Sheila Weller, periodista autora de seis libros que también escribe para las revistas Glamour y Vanity Fair, realizó una intensiva investigación en la vida y música de las tres cantantes. En capítulos intercalados como historias separadas, el libro comienza con sus orígenes: Carole King (1942), nacida en el seno de una disfuncional familia judia clase media, Brooklyn, Nueva York, en una calle en la que según Weller: “todas las casas tenían piano”; Joni Mitchel (1943), hija única de un matrimonio con profundas raíces nórdicas, creció en Saskatchewan, un desolado pueblo en Canadá bajo la tutela de su madre, Myrtle, quien educó a su hija para que fuera ambiciosa en sus sueños de artista. En cuanto Carly Simon (1945), era la tercera y menos agraciada hija de una privilegiada familia de Nueva York: su padre, Alfred Simon, fue uno de los fundadores de la editorial Simon & Schuster. Wellers describe a la familia Simon como parte de una elite tanto económica como cultural, acostumbrada a ser invitada a la noche inaugural de cuanto evento se diera en Manhattan.
Sus inicios en la música también son muy distintos: Carole, a los 19 años, al mismo tiempo que atendía a su bebé, formaba parte junto con su primer esposo Gerry Goffin de una exitosa dupla que componía hits para cantantes de la talla de Aretha Franklin. Joni, a pesar de que al principio de su carrera estaba infelizmente embarazada, cantaba acompañada de su guitarra en pequeños locales hasta crearse un nombre y una leyenda. A quien más le costó alcanzar el visto bueno de sus iguales fue a Carly: nacer con biberón de plata la hizo objeto de prejuicios entre quienes dudaban de que una niña rica podía ser capaz de producir un buen álbum.
A pesar de comienzos tan disímiles, su auge es contemporáneo: King, Mitchell y Simon, poco antes de cumplir treinta años, lograron alcanzar la cima del mundo Pop.
Cuesta creer que entre estas tres artistas la única conexión fue James Taylor, el príncipe junkie de los años 70, quien logró enamorar a Carole King, fue pareja de Joni Mitchell y marido de Carly Simon. Aunque a semejante conexión más digna de las páginas de farándula, Weller prefirió restarle importancia. Para la autora de Chicas como nosotras… tanto King, como Mitchell como Simon – las tres pasados los 60 años todavía activas en el mundo de la música- merecen ser recordadas no por coincidir en el amor de un hombre, sino porque abrieron camino para nuevas generaciones de mujeres que siguen expresándose a través de sus canciones.
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