Días atrás el escritor norteamericano Jonathan Franzen despotricaba en el Hay Festival de Cartagena contra el libro electrónico, decía que era una perversidad del capitalismo, que si le caía un vaso de agua, se arruinaba. Franzen, cuyas novelas están a la venta digitalmente, siente una justificada antipatía por la lectura electrónica: "Da angustia que dentro de 50 años los libros impresos estén obsoletos".
Amo mi biblioteca recopilada desde hace más de treinta
años, y estoy encantada con la lectura electrónica, no abandonaría una por la
otra, ambas formas tienen sus ventajas y desventajas, y aunque tienda a
repetirme con lo escrito en crónicas anteriores, aquí van algunos ejemplos de cómo
la lectura digital puede beneficiar a lectores (escritores) como yo, viviendo en un país que
hoy se encuentra a la retaguardia en muchos sentidos, y en qué aspectos jamás
logrará sobrepasar a un libro impreso.
ESPACIO: no me caben los libros en el apartamento: tengo
debajo de las mesas, torres sobre ellas, en el baño, en el cuarto de
los niños, en la cocina, empiezan a tomar las esquinas. He tratado de
donar algunos pero ya ni en el Banco del Libro los quieren, y si encuentro
quien los acepte, cuando voy a hacer la selección, soy incapaz de decidirme de
cuáles libros prescindir. Apenas he logrado regalar libros de cuentos de cuando
mis hijos estaban pequeños, y no todos, ¿cómo desprenderme de la colección de
Anthony Browne?
Formamos un
estrecho vínculo con nuestra biblioteca, deshacernos de alguno de nuestros
libros, hasta de la novela más latosa, es como deshacernos de un pedacito de
nosotros... y me perdonan la intensidad.
En cambio los libros electrónicos están en nuestro cloud
(archivo virtual) sin ocupar espacio físico, aún si cae encima de la
tableta digital el temible vaso de agua del que amenaza Franzen, el contenido
de nuestra biblioteca electrónica queda grabado en el inframundo de la Web
esperando para ser bajado en una nueva máquina. Sería como cambiar un libro de
una biblioteca a otra.
Quizás estos libros digitales no son tangibles, se hacen
tangibles en el aparato, pero allí están.
PESO-VOLUMEN- Tomemos por ejemplo dos novelas de Franzen:
Las correcciones y Libertad, ambas se acercan a las seiscientas páginas. A
quienes nos gusta llevar un libro en la cartera para mitigar las horas muertas,
el tamaño sí importa, y los libros, mientras más pequeños, mejor. Las
correcciones y Libertad son novelas que de leer impresas, de lo grandes que
son, solo leeríamos en casa o en unas vacaciones. Digitalmente la prosa de Franzen nos acompaña a donde sea.
BIBLIOTECA PORTATIL: Siguiendo con los problemas de
espacio, cuántas parejas, cuando los hijos se van, sienten que les llega la
hora de mudarse a apartamentos pequeños, y no saben dónde meter la catajarra de
libros que tienen. Se ven obligados a hacer una reducción de sus bibliotecas
con una encrucijada tipo la decisión de Sofía: "¿Cuáles libros se mudan
con nosotros y cuáles vender o regalar?". Un vecino jubilado se mudó
a un apartamento más pequeño, viviría de la renta de alquilar su apartamento de
360 metros cuadrados que tenía una hermosa biblioteca con la más espectacular
colección de libros de Política, Historia y Literatura venezolana. En ella no había novelas de Barbara
Taylor Bradford ni de Sidney Sheldon, era una biblioteca de coleccionista con
énfasis en lo nacional. El vecino trató de subirle el precio al inquilino por
dejarle el contenido de la biblioteca, recibiendo como respuesta: "Llévese
sus libros". Ahí los tuvo que dejar, donde se mudó no cabían, rogándole a
los inquilinos que se los cuidaran para cuando les encontrara mejor destino.
Qué decir de
la ola migratoria estos últimos años de Venezuela, ¿cuántos libros han sido
abandonados en cajas? ¿Cuántas bibliotecas desmembradas? Un amigo radicado en
los Estados Unidos me cuenta que no está dispuesto dejar atrás un libro más,
desde que se fue de Venezuela casi todas sus lecturas son digitales, su
biblioteca está en su Kindle y se puede mudar con ella a donde sea.
EL TAMAÑO DE LA LETRA, PANTALLA ILUMINADA Y DICCIONARIO
INCORPORADO: De mis ventajas favoritas de la lectura digital está que los
lectores adaptamos la letra a nuestra
vista, y para quienes la presbicia comienza atacar, poner la letra a la medida
de la ceguera es de los inventos más prácticos desde el lavaplatos automático.
El diccionario incorporado también es de gran utilidad sobre todo si estamos
leyendo en un idioma que no es nuestra lengua materna: al toparnos con una
palabra desconocida la presionamos levemente con el dedo, y ahí está la
definición. Y ni se diga la pantalla iluminada, se acabó el "¿Cuándo vas a
apagar la luz?" de un cónyuge encandilado, además, la pantalla iluminada
que dura horas en las tabletas digitales, y hasta días en los kindles más
sencillos, resulta propicia en países como Venezuela donde debido a la crisis
eléctrica no sabemos cuándo nos puede sorprender un apagón.
DESCARGAS
GRATIS DE CLÁSICOS: Los libros de dominio público (los derechos de autor
expiran entre 50 y 70 años después de su muerte) se descargan gratis en su
forma más elemental: portada simple y texto. Si se desea una edición ilustrada,
con prólogo, notas al margen, con portada más bonita, hay que pagar, pero no
mucho. Esto no solo es positivo por el dinero ahorrado, sin regresar al tema
"espacio", sino porque podemos hacernos de una biblioteca que ni la
de Alejandría: los Antiguos Griegos, Las mil y una noches, todo Shakespeare,
todo Dickens, todo Tolstoi, todo Dostoievski, todo Chéjov, todo Balzac, todo
Víctor Hugo, todo Dumas. Leer cada una de las obras de los grandes
escritores sería tan ambicioso como quienes quisieron construir la torre de
Babel, pero qué bueno saber que tenemos a los clásicos a un descargar de distancia.
IR A BARNES & NOBLE SIN SALIR DE EL CAFETAL: ¿Cuántas
veces nos enteramos por Internet de un libro que acaba de salir en los Estados
Unidos, digamos "11 22 63" de Stephen King, novela que quisiéramos
leer pero de tan voluminosa que es habría que ser bien cara e'tabla para
encargársela a un amigo que se va de viaje? Gracias a la lectura digital,
raspando la tarjeta Cadivi de dólares de Internet, en menos de lo que tomaría
hacer la cola para pagarla en cualquier Barnes & Noble, podemos empezar a
leer la última novela de King o de cualquier otro autor anglosajón que tardaría
meses y hasta años, si acaso, en llegar a las librerías de Caracas.
VENTAJAS QUE TODAVÍA NO SON, POR LO MENOS PARA LOS
HISPANO-LECTORES.
TÍTULOS EN ESPAÑOL: A pesar de que Kindle Fire ya está a la
venta en España, Amazon no ha llegado a América Latina aunque muchos lectores
de este continente nos las arreglamos para bajar libros de distintas maneras.
Por Internet se encuentran decenas de portales de descargas de libros PDF
(Portable Document Format). Hay autores que comparten sus libros gratis por
este medio, al igual que se consiguen clásicos como Don Quijote sin
costo alguno, pero viendo por Amazon es. la oferta de libros en español es
fácil darse cuenta de que todavía nuestros editores le tienen tanta aprensión a
la lectura digital como Jonathan Franzen.
El catálogo electrónico de escritores hispanoamericanos es
pobre, inclusive de autores contemporáneos de prestigio internacional como
Antonio Muñoz Molina, Almudena Grandes y Enrique Vila Matas, sus obras aún no
se consiguen por esta vía. Otros escritores, como Rosa Montero, encontraron en
la lectura digital la manera ideal para rescatar sus primeras novelas. Sin
embargo el catálogo de libros en español está en pañales, ya vendrá, es cosa de
meses, y será perfecto para tener acceso no solo a las novedades que tardan en
llegar en muchas ciudades latinoamericanas sino a aquellos títulos que han ido
saliendo de circulación por falta de espacio en las librerías.
VOLVER A CARACAS SIN SALIR DE MONTREAL: ¿Cuántos emigrantes
venezolanos, al saber que un pariente o un amigo los irá a visitar, en lugar de
pedirle que le traigan Nestea o Torontos, le piden la más reciente obra venezolana?
Miles de latinoamericanos se han ido a probar fortuna a otras tierras,
llevándose la nostalgia de sus países, qué mejor manera de mitigarla, a quienes
aman los libros, que con la literatura local, esa que mientras vivían en sus
ciudades de origen quizás no se dignaban a destapar. ¿Cuántos libros de autores
venezolanos llegarán en los próximos meses a las librerías en Canadá, España,
Australia o los Estados Unidos? Qué bueno sería que quienes hayan
emigrado, o vivan temporalmente lejos, y quieran estar al tanto de la
Literatura Contemporánea de sus países de origen, tengan acceso a ella de
manera digital. Por los momentos, ya El regalo de Pandora del amigo Héctor Torres está disponible en Amazon.
INTERNACIONALIZACIÓN: Primero pasa un escritor latinoamericano
por el ojo de una aguja antes que por los estantes de las librerías de un país
que no sea el suyo. Gracias a los libros electrónicos, cada escritor tendrá la
oportunidad de entrar en esta gran biblioteca universal donde el único freno
será el idioma. Se acabó eso de que los editores no se arriesgan a vender
libros fuera de las fronteras del autor (a menos que haya pasado por el filtro de una importante editorial
española) porque publicar un libro digital no tiene mayor costo a
diferencia de la arriesgada inversión de embarcar cientos de libros a
librerías donde el autor es un desconocido. En un futuro, esperemos cercano, los autores venezolanos no solo podremos ser leídos en Venezuela,
los Ecuatorianos solo en Ecuador, los panameños solo en Panamá; sino podremos
compartir nuestra obra en esta infinita biblioteca virtual, donde quizás habrá
tantos libros como estrellas en el cielo, pero ahí estarán.
LA
AUTOGESTIÓN: Los autores con manuscritos inéditos bajo el brazo que no
encuentran editorial que se los publique, gracias a los libros electrónicos
pueden editar a bajo costo su obra en la web, e inclusive vender sus libros en
Amazon, o permitir su descarga gratis a lectores interesados. Además de
aquellos proyectos privados como
el de mi tía Paulina que está por
terminar la historia de las recetas de cocina de la familia, especie de memoria
emocional de 500 páginas basada en casi un siglo de gastronomía doméstica, el libro estará en PDF al
acceso de la familia y amigos, aunque de tan bello que quedó, debería ser impreso.
LA LITERATURA DIGITAL COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA: Apple
anunció que pondrá a la disposición guías educativas para ser bajadas por IPad
gratis, eso sí, los niños deberán leerlas en una herramienta de 500 dólares a
la que si le cae un Toddy encima, se fregó.
Los aparatos
de lectura digital vienen a distintos precios y eventualmente las guías
educativas podrán ser ampliamente distribuidas. El Kindle más básico no llega a
100 dólares. Ustedes dirán: "pobres niños que les vamos a imponer desde
pequeños la fría lectura digital", pero la realidad en países como
Venezuela, y me consta por mis hijas mayores es que a partir de tercer año de bachillerato los
muchachos deben acudir a las fotocopias porque la mayoría de los libros que les
mandan, más allá de las guías escolares, están desaparecidos de nuestras
librerías.
Y no hablo de libros especializados, hasta fotocopias de
clásicos como Utopía de Thomas More han tenido que sacar porque no es fácil
conseguirlo en las librerías locales. La fotocopia de un libro sale más
costosa que cualquier edición de bolsillo. Sin duda más cara que la descarga
gratis de un clásico. Mi universitaria ha gastado cientos de bolívares en
fotocopias, y sabemos qué pasa con esos papeles engrapados, suelen ir al cesto
de basura terminado el trimestre.
LA VENTAJA QUE YA NO LO ES: Una de las ofertas recién
lanzado el primer Kindle en el año 2007 fue que los libros digitales saldrían
mucho más económicos que comprarlos impresos. Ese primer Kindle costaba 400
dólares y se agotó en 5 horas y media. Ante el alto costo del aparato, Amazon
se comprometió en que ningún libro digital costaría más de 10 dólares ya que se
estaban saltando varios eslabones de la cadena de costos como la distribución y
la producción del libro físico. Hoy la diferencia de costos entre
los libros digitales y los libros impresos no suele ser mucha, a lo máximo dos
dólares en una novedad como la biografía de Steve Jobs de Walter Isaacson. He
encontrado casos donde el precio de los libros digitales está por encima de los
impresos, volvemos a la razón "espacio", hay libros que se van
quedando fríos y las librerías les bajan el precio para darle paso a las
novedades. No es el caso de la literatura digital, el espacio es infinito.
También hay muchos libros sobre temas especializados como sociología que
comprados digitalmente cuestan hasta más de 100 dólares. En Amazon, al tener
que retractarse de la política inicial de que ningún libro digital pasaría los
10 dólares, cuando superan el precio estimado, ponen un cintillo que
especifica: "El precio está puesto por el editor".
DUDAS: Aunque Kindle ya tiene cinco años en el mercado, Kindle Fire apenas salió en 2011 y el IPad en 2010, quizás demasiado reciente para saber cuál es el standar de vida útil de las tabletas digitales¿Cada cuánto habrá que cambiarlas? No son a locha. ¿No tiene nuestra biblioteca digital un límite de aparatos en donde ser descargada? ¿Cuán confiados podemos estar de que estos libros permanecerán a nuestra disposición en el inframundo virtual? Se han dado casos, no muchos, de libros que han sido borrados de Kindle por distintas razones y desaparecen del cloud, aunque garantizan reponerte el dinero a cambio de vales por otros libros digitales. En cambio el libro físico estará ahí, en nuestra biblioteca, a menos que nos los robe un amigo o se lo coman las polillas.
DUDAS: Aunque Kindle ya tiene cinco años en el mercado, Kindle Fire apenas salió en 2011 y el IPad en 2010, quizás demasiado reciente para saber cuál es el standar de vida útil de las tabletas digitales¿Cada cuánto habrá que cambiarlas? No son a locha. ¿No tiene nuestra biblioteca digital un límite de aparatos en donde ser descargada? ¿Cuán confiados podemos estar de que estos libros permanecerán a nuestra disposición en el inframundo virtual? Se han dado casos, no muchos, de libros que han sido borrados de Kindle por distintas razones y desaparecen del cloud, aunque garantizan reponerte el dinero a cambio de vales por otros libros digitales. En cambio el libro físico estará ahí, en nuestra biblioteca, a menos que nos los robe un amigo o se lo coman las polillas.
TAMPOCO
PODEMOS OBVIAR QUE:
LOS LIBROS IMPRESOS SON MÁS BONITOS: Vamos a estar
claros, cualquier libro es más bonito impreso, y sería nuestra primera opción si
no fuera por los problemas "espacio" y “disponibilidad” que nos hacen alternar
con la lectura digital. Pero cuando es el tipo de libro que va más allá de su contenido literario: libros
con gráficos, ilustraciones, catálogos de exposiciones, cuentos infantiles, libros
de Arte y fotografía; vale la pena tenerlos impresos, como el caso del
Doña Bárbara de Rómulo Gallegos editado por Armitano con ilustraciones de
Alirio Palacios, o el catálogo de la exposición del diseñador Alexander McQueen
en el MET, que es una joyita de arte en sí, sería criminal bajarlo digital, a
menos que claro, no nos quede otra que esperar a que salga en este formato porque
es la única manera de tenerlo si no
se va a Nueva York.
QUÉ ESPACIO NI
QUE ESPACIO: NADA MÁS BELLO EN UNA CASA O UN APARTAMENTO QUE UNA BUENA COLECCIÓN
DE LIBROS ARRUMADOS DONDE SEA.
EL PLACER DE
COMPARTIR: Cuando bajé Los Enamoramientos de Javier Marías por Kindle Fire, al
leerlo pensé en todas aquellas personas a quienes les habría podido prestar esta
novela de amor y muerte: a mis padres, a un par de amigas, a mi vecina. En
cambio leído en Kindle, conmigo terminó la cadena de lectores. Con una cuenta
en Amazon o en Apple se puede crear un “plan familiar” y mis hijos, mi esposo y
yo tendríamos acceso a la misma biblioteca en Cloud. Pero mis hijos todavía no
tienen tabletas digitales, ni les interesaría la obra de Marías, y mi esposo no
pasaría de la tercera página de tan intensa novela. Así que mi edición digital
de Los Enamoramientos se quedó con el triste destino de tener una sola lectora.
SEGURIDAD:
Caracas es una ciudad en la que cuando atracan no te piden la cartera sino el
celular. Ya surgió una banda de ladrones de IPad, presencié como en el Centro
Cultural Chacao le robaron el suyo al escritor Oscar Marcano intercambiando el
maletín donde había guardado su tableta digital por uno similar. Y no es la
primera vez que pasa. Al igual que el teléfono celular, la gran ventaja de las
tabletas digitales es precisamente su portabilidad, no solo para leer, a la
hora de trabajar, llevar documentos, guardar fotos; pero en Caracas los
malandros no perdonan, y una tableta digital es un bocado demasiado jugoso.
En cambio un libro impreso, ¿habrá un manjar menos
apetecible para un malandro? Por
eso no salgo a la calle con mi Kindle Fire, para la cartera seguiré apelando a
un buen libro de bolsillo.
DISTOPÍA: Así
como Jonathan Franzen tiembla ante un futuro sin libros impresos, yo tiemblo
ante un futuro sin librerías. ¿Se imaginan que las librerías desaparecieran del
paisaje de una ciudad como desaparecieron las tiendas de discos?
Me encanta visitar el portal de Amazon para
descubrir que hay de nuevo, pero escoger libros exclusivamente a través de la
pantalla de una computadora no lo habría concebido ni la novela más distópica
de Aldous Huxley. Así como las grandes cadenas de librerías se comieron a las
librerías independientes en los Estados Unidos, la venta de libros electrónicos
ha afectado a las grandes cadenas al punto de que Barnes & Noble sacó su
tableta digital, el Nook: cuando un cliente entra con ella en una de sus
librerías se activa la lectura de su inventario, y se desactiva al salir del
local, a menos que se haya comprado el libro que se hojeaba (o ¿pantalleaba?).
Sin embargo hojear un libro digital es como sexo sin amor, puede
que esté bien pero no se compara con la empatía que sentimos por determinados
libros impresos, esa fuerza que nos conduce hacia ellos, que entre miles de
opciones ese libro sea el que abrimos, que en el primer párrafo ya sabremos si
nos va a gustar o no, por más que Amazon ofrezca bajar gratis el primer
capítulo de muchos ebooks, no es lo mismo. Tanto así que en algunas
librerías se han dado cuenta que hay clientes que anotan los títulos de
algunos libros hojeados, suponen que para luego bajarlos por Internet. Ya la
cadena Borders quebró, mi apuesta es que en los Estados Unidos, a corto y
mediano plazo, esta coyuntura favorecerá a las pequeñas librerías puesto que los
enormes locales de Barnes & Noble son de alquileres costosos para mantenerse
ante una considerable disminución en sus ventas.
Se regresará al reino de los libreros, que por estas
fronteras nunca dejó de estar vigente.
En cuanto a Venezuela, que el pez de la literatura digital
se coma al pez de la literatura impresa dista de estar en nuestro futuro
cercano, aquí pocos amantes de los libros se han mudado a la lectura
electrónica, en parte porque las tabletas digitales todavía son artículo de
lujo al sur del Mar Caribe. Nuestro problema es otro: la dificultad de los propietarios de las
librerías para importar libros ante las trabas para acceder a divisas
extranjeras.
Sin embargo la lectura digital comienza a picarle el ojo a
muchos lectores venezolanos que no se atreven a dar el paso, tengo amigos que
han recibido el Kindle de regalo y no lo han sacado de sus cajas, y quienes
aunque aman a su IPad, no se les ocurre leer en él, consideran una
especie de traición a sus amados libros impresos comenzar a leer libros
digitales, pero a cada rato me preguntan: “¿Y qué tal? ¿Ya te acostumbraste?”.
No le hagan
mucho caso a Jonathan Franzen, recuerden como los bisabuelos alguna vez
aborrecieron la televisión porque no era el cine o la radio, y hoy no
concebimos al mundo moderno sin alguno de los tres.
Y para quienes estén interesados en el aspecto funcional de
Kindle Fire en Venezuela, pueden regresar a la
crónica:
8 comentarios:
Estupendísimo análisis. Tengo mi Kindle en la mesa de noche esperando que la dueña se desocupe de la intensidad de las primarias. Desde que descubrí tu blog no me lo pierdo.
Excelente artículo. Lo publiqué en todas mis redes sociales y hasta en BB para que la gente pueda leerlo. Yo tengo un Kindle 3 desde hace un año y estoy más que satisfecho por él. Ahora te comento que no sólo se quedan en la Cloud. los libros puedes descargarlos a tu PC a través de la herramienta Kindle for PC que descargas desde la misma página de Amazon®. Por otro lado te comento que cuando tengo un libro deteriorado pero de pocas páginas yo mismo lo digitalizo a través del scanner y programas OCR y listo! Edición Digital homemade :) Eso hice con "La Revolución de la Inteligencia de Luis Alberto Machado"
Gracias, como digo en el post del mes con el kindle fire, los conocimientos de quienes aquí opinan superan con creces mi capacidad técnica, sigan pasando datos.
Todos los libros de mi biblioteca gritan. "¡Traición! "¡Que le corten la cabeza!".
No sé, Adriana, no sé. Todavía no me convence. No es lo mismo "Howards End" de Forster en una primera edición encuadernada en seda que la pantalla del Kindle.
En todo caso, como dice un personaje de Astérix: "He nacido demasiado tarde en un mundo demasiado antiguo".
Procuraré no visitarte con mi Kindle Fire, so pena de ser comida para tus gatos. En lo que respecta a mi edición de Howards End es de 2003, 5.99 $. Te consta Andrés que si comparamos nuestra bibliofilia, tu serías la Europa y yo el equivalente a los Estados Unidos de Henry James. Por cierto, el valor de Howards End en Kindle es 0.0 dólares, ¿será que lo bajo?
En España no se vende el Kindle Fire desde Amazon!!
Buen dato, pensé que Kindle Fire lo vendían por Amazon en España, pero tienen Amazon, al contrario de Latino América que nos las vemos verdes para bajar material en el Kindle fuego
A mi me gustó mucho esta reflexión: "hojear un libro digital es como sexo sin amor, puede que esté bien pero no se compara con la empatía que sentimos por determinados libros impresos"
Publicar un comentario