domingo, 29 de enero de 2012

Las vicisitudes de la ciudadana Isabel


Sorprende la cifra de jóvenes venezolanos que no se han inscrito en el Registro Electoral, se habla de millones, quizás porque esta generación creció en el maní revolucionario y aunque hoy cientos de muchachos participan en movimientos estudiantiles, también hay los que sienten que el status quo del país es asunto de viejos, que qué fastidio, que un voto más o un voto menos no gana elecciones.
Por eso mientras tienen 17 años, cuando todavía los padres tenemos cierta potestad, no está de más darles un empujoncito, por ejemplo, llevándolos a que se registren en el Consejo Nacional Electoral como quien los lleva a comprarse zapatos nuevos. Lo hice hace tres años con mi hija mayor, Camila, entonces había un operativo en la estación de Metro en Chacaíto, una mañana la monté en el carro, nos estacionamos en Beco, bajamos a la estación de Metro, y en menos de cinco minutos Camila estaba registrada para votar en una escuela a una cuadra de donde vivimos.
Meses después, votó en sus primeras elecciones para escoger a los miembros de la Asamblea Nacional, y hasta fue secretaria de mesa.
Este año le tocaba inscribirse a su hermana Isabel, pan comido, quería ir con unas amigas pero su papá prefirió llevarla para cerciorarse de que se inscribiera donde es: "Los ven inocentones y los ponen a votar bien lejos". De nuevo el CNE habilitó registros electorales en las estaciones del Metro de Caracas, pero cuando Isabel y su papá llegaron confiados a Chacaíto, les informaron que en esa estación este año no había operativo, que trataran Sabana Grande o Plaza Venezuela.  
 "Tengo demasiado trabajo para estar perdiendo el tiempo" renunció su padre a dar el empujoncito, a la Ciudadana Isabel esto de los trámites nunca le ha sido fácil, fue un parto sacarle la cédula cuando tenía nueve años, le correspondía a la madre esta vez.
¡Tan fácil que fue inscribirme en el Registro Electoral a principios de los años 80! Mis papás ni se enteraron cuando lo hice, cumpliendo 18 años me fui caminando al centro electoral que quedaba a pocos metros de mi casa, me anotaron en un cuaderno, y a partir de entonces siempre he votado en el mismo  liceo de Chapellín. Y como Camila tampoco tuvo complicación para registrarse, nos la tomamos con soda Isabel y yo, dándole largas, hasta que el padre de familia nos recordó que esa semana de diciembre terminaba el plazo para el operativo de registro electoral, si seguíamos así, Isabel se iba quedar sin votar en las próximas elecciones presidenciales.
 Sin mucho apuro, la mañana del lunes salimos Isabel y yo a que se registrara en la estación de Metro Plaza Venezuela, estaba en examenes trimestrales pero las materias de esa día las había eximido. Una vez en el carro se me ocurrió preguntarle:
"¿Trajiste la cédula?" sabiendo lo despistada que puede ser mi hija del medio.
"Dahhhh, ¿tú crees que soy boba?", me contestó al mejor estilo adolescente.
El carro no se movía, debimos salir más temprano, no tomé en cuenta el tráfico pre-navideño. Y como en la página web del CNE aparecían los centros de registro electoral pero no los horarios, temiendo que cerraran a la hora de almuerzo, preferí regresar a casa y esperar a primera hora de la tarde, lo suficientemente temprano por si trabajan en horario corrido.
Esta vez trataríamos llegar a la Estación Sabana Grande. Dejé el carro a un lado de la iglesia El Recreo, si no había operativo, caminaríamos hasta la de Plaza Venezuela.
A las dos de la tarde el estand del CNE en Sabana Grande vacío, un empleado del Metro me dijo que de repente las muchachas venían en la mañana, pero que mejor tratáramos en Plaza Venezuela que siempre estaban ahí. Tampoco tuvimos suerte, encontramos el estand de Plaza Venezuela tan vacío como el de Sabana Grande. Esa tarde solo nos rindió para pasear por el boulevard.
Al día siguiente fui a buscar a mi hija al colegio al finalizar el examen de Literatura, la llevaría a la Estación Bellas Artes estacionando el carro en el aledaño Teatro Teresa Carreño, pero oh casualidad, el Comandante Chávez estaba en el teatro con no sé que acto, y los soldados de su guardia tenían bloqueado el estacionamiento.
Intenté Colegio de Ingenieros, la cola para estacionar le daba la vuelta a la cuadra. Regresábamos derrotadas, habría que llegar en Metrobús, cuando me fijé que en la Avenida La Salle había un estacionamiento mecánico con el carteloncito: "Hay puesto".
Tras caminar tres cuadras largas, poco antes del mediodía, llegamos a la estación del Metro Plaza Venezuela, los empadronadores del Registro Electoral estaban ahí, había unos cuantos muchachos  inscribiéndose, hoy era nuestro día, o así pensaba cuando con horror me fijé que Isabel venía con las manos vacías. La voz me tembló al preguntarle:
"Isabel, mi vida, supongo que habrás traído la cédula".
"Uuups, la dejé en el morral en el carro", me contestó al borde de las lágrimas.
No había tiempo de hacer una escena, salí corriendo, tres cuadras largas de regreso al estacionamiento mientras la Ciudadana Isabel se quedaba haciendo la cola. A pesar del vértigo, subí con el parquero por el ascensor del palomar hasta llegar al carro y al buscar en el morral, la cédula nada que aparecía.
Tres cuadras largas de regreso iba pensando: "ojalá que se la hayan robado porque si la dejó en la casa, la mato".
Por supuesto que la había dejado en la casa.
El castigo fue que al día siguiente se perdería el desayuno de fin de año con sus compañeros de escuela, nos quedaba un día para volverlo a intentar, a la tercera va la vencida, ese miércoles salimos más temprano, cuando llegamos a la Estación Plaza Venezuela a las 10 y media, el estand del CNE estaba vacío.
A punto de un ataque de histeria, de lanzarme al piso a patalear, nos informaron que del otro lado de la estación era que estaban registrando a los muchachos, el mismo estand al que habíamos llegado el día anterior, del lado oeste, solo que esa mañana la cola de chamos por inscribirse en el Registro Electoral salía de la estación.
A pesar de que solo había un empadronador, no tardamos más de una hora en salir con el papelito que acreditaba a la Ciudadana Isabel en el Registro Electoral en el mismo centro de votación de su hermana. Además de los muchachos que fueron a inscribirse, también había adultos que deseaban cambiar de centro de votación. Detrás de nosotras: una señora con su hija, como suele suceder en las colas largas, a los pocos minutos ya éramos mejores amigas, nos contaron que venían del sureste de la ciudad: "Por ese lado no hay donde registrarse, nos ha costado hacerlo, ayer en la estación de Los Dos Caminos no había nadie, pero si no lo logramos hoy, la llevo hasta el mismo CNE del centro pero esta muchacha no se queda sin votar".
Isabel cumple 18 años a mediados de 2012, en octubre podrá ejercer por primera vez su derecho al voto en las elecciones presidenciales, esperemos que esta vez no deje la cédula.
El operativo de registro electoral se reinició en enero, para las elecciones presidenciales el 7 de octubre podrán votar aquellos jóvenes que hayan cumplido 18 años hasta el día anterior, tomen sus precauciones para que no pasen por las vicisitudes de la Ciudadana Isabel.

3 comentarios:

roger vilain dijo...

De acuerdo contigo. La he pasado bien leyéndote. Saludos cordiales.

Nico dijo...

Es anacrónico que en Venezuela un país petrolero se haga cola para la inscripción. Es que acaso el CNE no tiene nuestros datos.

Anónimo dijo...

Mis felicitaciones, más pruebas de que las madres de este país son lo más apretao que hay :)
Espero que el domingo les vaya bien, y que la Ciudadana Isabel se dé cuenta de que le tocaron unas elecciones fantásticas para ejercer su voto por primera vez :)