martes, 10 de enero de 2012

El hacedor de problemas


Hay gustos que prefiero callar, por ejemplo, que me encanta Michael Moore. No me pierdo las películas de este gordito atorrante que la derecha norteamericana detesta y buena parte de la izquierda también. Por eso cuando vi que sacó un nuevo libro con el título de "Here comes trouble- stories of my life", en la portada la fotografía del pequeño Michael en triciclo dispuesto en llevarse por delante a quien se le atraviese, fue una de las primeras compras para la biblioteca de Kindle Fire.
Entre las víctimas del nuevo libro de Moore están precisamente "quienes leerán este libro en un aparato", para el cineasta los avances de la tecnología son el diablo: "una manera de quitarle dinero a la gente sacando el mismo aparato una y otra vez pero con una modificación para obligar al público a comprarlo de nuevo".
A pesar de esta queja anti-capitalista el más reciente libro de Moore poco tiene que ver con su libro: "Estúpido hombre blanco", "Here comes trouble" es un recuento muchas veces divertido, a veces sentimental, de su vida antes de que se dedicara a hacer documentales.
El libro comienza con lo que algunos asumieron como el capítulo final de la carrera de Moore, su discurso incendiario contra la guerra de Irak en el año 2003 cuando recibió el Oscar como mejor documental por "Bowling for Columbine": "Shame on you, Mr Bush!", gritaba Moore enrojecido de cólera mientras se oía la música de fondo, los micrófonos subían y aparecía el personal de seguridad para llevárselo casi que con camisa de fuerza.
Recuerda Moore que solo Meryl Streep y Martin Scorsese lo aplaudieron (dónde están Sean Penn, Jane Fonda y Tim Robbins cuando se les necesita) el teatro se vino abajo en abucheos contra el mensaje anti-belicista de Moore.
En las celebraciones post Oscar, Moore y su esposa fueron condenados al ostracismo, Hollywood los miraba de reojo como si estuvieran infectados, solo la productora Sheryl Lansing se acercó a saludarlos. Este apenas fue el comienzo de la pesadilla, durante meses tal fue la cantidad de amenazas de muerte que recibió el cineasta por su espíritu "antiamericano", que fue necesario que le asignaran escoltas para protegerlo de quienes planeaban matarlo, o de quienes, sencillamente, se topaban con él y querían darle una paliza por bocón: "Hasta en misa me llegaron a amenazar".
Si, leyeron bien, "en misa", una de las grandes sorpresas de "Here comes trouble" es que Moore es católico y pareciera que si no practicante, tampoco reniega de la fe. En el segundo ensayo se remonta a los pocos días de nacido, en el año 1954, cuando su madre y abuela van a cumplir una promesa a la virgen subiendo arrodilladas al templo de Santa Ana para agradecer la llegada de este sano bebé varón después de que el primer Michael naciera muerto el año anterior.
La familia Moore vivía en un barrio clase media baja exclusivamente blanco, en Flint, una pequeña ciudad en Michigan al norte de los Estados Unidos. De madre republicana y padre demócrata, Michael y sus hermanas fueron criados en escuelas católicas, tal era la fe del joven Michael, que a los 14 años entró en un seminario sintiendo vocación de sacerdote pero no de los que aspiran al Vaticano, sino al estilo de los curas marxistas.
Al cabo de un año, hormonas alborotadas, el adolescente decidió que el sacerdocio no era para él, cuando fue a comunicarle al director que se iba, este se le adelantó diciéndole que después de las vacaciones, no podría regresar. Sorprendido, Michael le preguntó al director porqué lo expulsaban si nunca había tenido problemas y sus notas siempre fueron sobresalientes: "Porque haces demasiadas preguntas y eso no es bueno para el ambiente del seminario".
"Here comes trouble" tiene las mismas cualidades y defectos de las películas de Moore. Entre las cualidades: entretenido, con mucho sentido de humor despojando al moralismo de izquierda de esa capa de aburrimiento que suele tener.  El querrequerre Moore mete el dedo en la llaga de diversos problemas enquistados en la sociedad norteamericana, en el caso de "Here comes trouble": el sexismo, la homofobia y el racismo; que eran visto como "la norma" en la sociedad americana de las décadas del 50 y del 60, y cierra con los motivos que lo llevaron a hacer su primera película: "Roger & Me", después de que General Motors acabara con 20 mil puestos de trabajo en Flint, para reducir costos mudando las ensambladoras a México.
Entre los defectos de Moore está la hipérbole, la exageración, la egolatría, hasta un toque de mitomanía, como esos amigos que no pueden echarte un cuento sin ponerle picante, perdiéndose las fronteras de la credibilidad.
En enero de 2012 Michael Moore vuelve a ser noticia, esta vez del lado de la Academia, casi diez años después de su incendiario discurso, el cineasta forma parte de un comité que regula las películas candidatas al mejor documental. A partir de 2013 solo podrán ser elegibles aquellos documentales que tienen una reseña del New York Times o de Los Angeles Times. Esta regla se debe a que cadenas como HBO estrenaban sus documentales hechos para televisión en festivales de cine para ser elegibles al Oscar.
"De esta manera los documentales hechos para cine se estaban quedando por fuera", explica Moore la decisión que ha levantado roncha entre quienes no ven fácil conseguir una reseña de alguno de los dos periódicos más importantes de los Estados Unidos.
 Moore asegura que la decisión es por el bien de todos los cineastas ante una competencia desleal, siendo él una de las supuestas víctimas de HBO, su más reciente película: "Capitalistas, una historia de amor" quedó por fuera de la nominación del 2011.
 Lástima, porque se podrá decir cualquier cosa de mister Moore, menos que da discursos aburridos.

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