martes, 3 de enero de 2012

Tres balas frías en la isla


Nada más exquisito que una empanada de cazón, pero cuando tenemos varios días en la isla, tras múltiples empanadas y sandiwchs de lo que sea, anhelamos almorzar sin tanta grasa y carbohidratos. Difícil encontrar alternativas en las playas de Margarita que no sean restaurantes a orilla del mar, la mayoría muy sabrosos pero costosos para el apretado bolsillo del bolívar cada vez menos fuerte, por eso todavía con espíritu navideño de compartir, en Evitando Intensidades presentamos tres alternativas de balas frías en tres playas margariteñas.
Aunque suman calorías y tampoco son a locha, nada resuelve mejor a la hora del munchie que una buena pizza, y en el quiosco Macao, en medio de Playa El Agua (al lado del quiosco La Isla), se comen unas pizzas divinas cocinadas en leña. El lugar es sencillo pero agradable, sin música changa que atormente, el  único problema es que las pizzas se tardan una barbaridad, así que si le apetece una pizza, pídala, tómese una caipiriña, vaya a bañarse en el mar, dé un paseo, juegue paleta, haga un castillo de arena, y júrelo que todavía le faltara un rato a su pizza para estar lista.

 En Playa Parguito no pueden dejar pasar los mejillones a la brasa en un ranchito al final de los quioscos, camino a Cimarrón. A diferencia de Macao, en este establecimiento no están preparados más que para servir mejillones, ni sillas ni toldos, a menudo ni cerveza ni refrescos tienen, hay que comprarlos en el establecimiento de al lado, sólo un par de destartaladas mesitas para sentarse bajo unas palmeras secas.
Pero señores, qué mejillones. No hay cocina ni paredes sino brasas, de un lado un frasco de mayonesa lleno de mejillones, del otro, las conchas vacías. Al calor del fuego se unen la concha con el mejillón, abundante ajo y perejil, y listo. Al comer mejillones en Parguito se me saltan las lágrimas de la emoción. Hay quien les pone alioli, prefiero comerlos al natural, con sabor a brasa.
 Un par de advertencias: preferible comer in situ, ofrecen llevar los mejillones hasta el toldo donde uno está instalado, pero pierden el calor muy rápido y no es igual comerse los mejillones recién salidos de la brasa que medio fríos; de ahí la segunda advertencia, no vaya mucha gente a la vez, cuando salen varias raciones de mejillones, llegan fríos.
Los mejillones de Parguito y las pizzas de El Agua los había probado en vacaciones anteriores. Este diciembre 2011 el gran descubrimiento en la isla fue el ceviche express: carritos que pasean la playa ofreciendo ceviche preparado al instante.
Por Playa El Agua pasea: "Er cevichero", que se anuncia en su carrito como "el original, no acepte imitaciones", pero yo probé fue el de Playa Guacuco, un guapo y simpático muchacho de origen italo-venezolano llamado Gianni que según me contó, tenía dos semanas vendiendo ceviche en Guacuco y le estaba yendo buenísimo, en menos de dos horas vendía toda la mercancía que llevaba.
No son económicos estos ceviches, el vasito cuesta 50 bolívares, y tampoco sirven como almuerzo, pero para picar el ceviche de Gianni es mejor alternativa que cualquier dip, viene acompañado de un paquete de galletas de soda.
Gianni no es egoista, da la receta a medida que prepara el ceviche: " buen dorado o cualquier otro pescado blanco, limón, gengibre, semillas de ajonjolí, cebolla morada, ají dulce, pimentón, maíz tostado, jugo de tamarindo o de parchita...".
Lo felicito, no todo el mundo da tan fácil una receta, me contesta mientras atiende a su clientela: "Para qué ocultarla si la saqué de Internet".

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