viernes, 14 de febrero de 2014

¿Y tú qué hiciste?


Me cuento en el ala escéptica de la oposición, de quienes pensamos que en un país dividido políticamente, y estando la fuerza de las armas y el control de los poderes ciudadanos exclusivamente en el lado del Gobierno; el terreno no está dado para aspirar que acciones de calle pongan en jaque a un gobierno por más cuestionado en su legitimidad que esté. 
Sin embargo decidí ir junto con mi esposo y nuestras hijas universitarias a acompañar a los estudiantes a la Plaza Venezuela, la oposición tampoco debe rendirse y abandonar la calle, simplemente, modificar sus expectativas tomando en cuenta la fuerza malandra contra la que nos estamos enfrentando.  
Pero primero a lo mundano, teníamos que pasar antes de ir a la marcha por el Centro Comercial La Florida, mi esposo necesitaba hacer un depósito en el banco. En el estacionamiento nos recibieron con un "no hay papel para los tickets de estacionamiento, el pago será colaboración". 
Las muchachas y yo aprovechamos para darle una vuelta al supermercado Luvebras para ver que encontrábamos: no había ni leche, ni aceite, ni harina, ni azúcar,  ni papel toilet... pero había margarina Mavesa. Las colas para pagar llenaban los pasillos del mercado. Ver a la clientela haciendo pasivos semejante cola para llegar con dos potes de margarina a casa, indignaba, cuando a pocos metros de distancia estaba convocada una concentración ciudadana precisamente porque hoy en Venezuela lo que estamos viviendo es indignante. 
A las 10 de la mañana la convocatoria en Plaza Venezuela era grande, sobre todo al no contar sino con las redes sociales para hacerla: algunos hablan de 40 mil manifestantes, los más optimistas hablaban de 80 mil. Lo que sí no se puede negar era que en el trayecto de La Florida a Plaza Venezuela, la ciudad estaba como un miércoles cualquiera, todos los negocios abiertos, la gente en la calle siguiendo sus faenas diarias. A pesar de lo pronosticado por las redes sociales, esta marcha no parecía afectar lo que debía ser un día normal en Caracas. Quien piense que el pulso de Venezuela es twitter y facebook, está raspado. 
En Plaza Venezuela la mayoría de los asistentes eran jóvenes, había quienes llevaban pancartas con referencia a la escasez, a la ilegitimidad del gobierno, a la violencia en la que vivimos. La tarima se montó improvisada en Plaza Venezuela, donde hablaron diversos líderes de la oposición, antes de partir la marcha a Fiscalía al mediodía. Confieso que nuestro compromiso llegó hasta Plaza Venezuela, a primera hora de la tarde ya estábamos de regreso en casa. La ciudad parecía normal. La marcha sirvió para drenar, y ya está. Como sirven las marchas que parten del este de la ciudad. 
Pero a las tres de la tarde, cuando bajaba en mi computadora las fotos tomadas en Plaza Venezuela, en el grupo de Whatsapp? de la familia recibimos un mensaje de mi cuñado Eduardo, él sí había querido acompañar a los estudiantes hasta el final, y ahora estaba escondido detrás de un quiosco porque había plomo parejo en la Avenida Universidad. 
Su hermana Irene no le creyó, ella también llegó a la Fiscalía y hasta que se fue, la marcha había transcurrido de manera pacífica. Yo no podía creer que Eduardo echara broma con eso, dudaba que fuera asustar de manera innecesaria a sus hijos adolescentes que viven en España y están muy nerviosos por el bienestar de la familia en Caracas. Mi suegra también creía que Eduardo echaba broma, ella estaba en casa viendo la competencia de patinaje sobre hielo en la televisión. Hasta hace unos meses seguro habría estado pegada a la pantalla de Globovisión. 
Como el actual bloqueo informativo impide a los venezolanos enterarnos de lo que está pasando por televisión, hoy solo podemos hacerlo por fuentes creíbles de las redes sociales. Más allá de un par de bolas rápidamente desmentidas, debo decir que me sorprendió la seriedad con la que en Venezuela se manejaron el 12 de febrero, fue a twitter donde acudí para confirmar que Eduardo no estaba echando broma, que en efecto se había armado un zaperoco en el ocaso de lo que hasta minutos antes había sido una marcha pacífica.
La televisión venezolana muda, en un día que en un futuro será estudiado por las Escuelas de Comunicación Social como vil ejemplo de censura, igual como hoy muchos recuerdan el bloqueo informativo del 11 de abril de 2002.  En el marco de los homenajes al Día de la Juventud en cadena nacional, el maestro José Antonio Abreu y Gustavo Dudamel amenizando con un mambo el discurso de lobo feroz del presidente Nicolás Maduro, mientras en las calles había estudiantes muertos, detenidos y desaparecidos. 
El saldo fatal de la marcha del Día de la Juventud fue de tres muertos: un miembro del colectivo tupamaro que presuntamente lucía una franela de la UCV, y dos jóvenes ejecutados con certeras balas en la cabeza, el primero, Bassil Da Costa, cayó en la avenida Universidad, el segundo horas después, tras cargar al primer muchacho asesinado, fue víctima de unos motorizados que dispararon a mansalva a una concentración en Chacao.
Roberto Redman se llamaba el joven muerto de un disparo en la cabeza en Chacao, tenía más de seis mil seguidores en twitter bajo el nombre EscualidoReload. Menos de dos horas antes de morir escribió en su cuenta de twitter:

"hoy me pegaron una pedrada en la espalda, un cascazo por la nariz, trague bomba lacrimogena, cargue al chamo que fallecio, y tu que hiciste?"


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