lunes, 22 de junio de 2015

A pocos metros de Adam Levine


Recientemente Adam Levine, líder vocalista de Maroon 5, al salir de una presentación en el programa de televisión de Jimmy Kimmel era esperado fuera del estudio por una horda de caza autógrafos buscando ver de cerca al que la revista People nombró: "El hombre más sexy del año 2014". Escoltado por guardaespaldas, barrera mediante que lo separaba de sus fans, Adam se dispuso a firmar uno por uno los afiches que le extendían sus admiradores mientras gritaban "Adam! Adam!".  
En el video de un camarógrafo amateur el guapo Levine parece apurado, un poco harto de su business as usual, hastiado con decenas de celulares apuntándolo para luego demostrar por las redes sociales cuán de cerca se estuvo de una de las estrellas pop más cotizadas del momento... de repente sucedió algo inesperado, ante otro "Adam!" a todo pulmón, al levantar la cabeza, el vocalista se vio impactado en la cara y en el pecho por una bomba de polvo blanco que no resultó ni ántrax ni talco Mennen ni cocaína, sino azúcar granulada, lo que en Venezuela llamamos Nevazúcar. 
Esta ha de ser una de las críticas musicales más explícitas de los últimos tiempos porque Sugar de Maroon 5 es de esas canciones que en la primera mitad de 2015 en los Estados Unidos se oye en todos lados como música de fondo, uno de esos temas pegajosos que no nos los podemos quitar de la cabeza en todo el día. Sugar ni siquiera es la mejor canción del último disco de Maroon 5, V, pero es uno de sus mayores éxitos gracias a un simpático video muy difundido por las redes sociales en el que la banda se colea en diversas bodas en Los Ángeles para serenatear a los novios.  
No soy inmune al encanto de Adam Levine, tendrá la edad de mis primos menores (36 añitos, nació en 1979),  pero coincido con People que es uno de los hombres más sexys del momento, por eso en mi reciente viaje a Nueva York al darme cuenta que coincidiría con Maroon 5, dos días antes del concierto en Madison Square Garden entré en Internet para conseguir una entrada. 
Hay quienes no entienden que una vaya sola a un concierto, les parece deprimente, ignoran que ir sola es de lo más conveniente a la hora de conseguir entradas a buenos precios, porque siempre quedan puestos mingos que rematan por Internet. Por vacilármela igual sola que acompañada, no solo fui a ver a la banda Pop del momento, sino que además la vi en patio a precio de gradas. 
Mis hijas en lugar de alegrarse por la suerte de su madre se indignaron, ¿cómo se me ocurría ir a ver un concierto de una de sus bandas favoritas sin ellas? Además sola como una pepa de maraca. Y a mi avanzada edad,  hellou, era como si a ellas se les ocurriera ir a ver a los Rolling Stones sin mí.
¿Acaso yo me sabía alguna canción de Maroon 5 que no fuera Sugar? 
Por supuesto, les contesté,  Moves like Jagger es una de mis canciones favoritas. 
No tenían porqué preocuparse de que su madre desentonara entre la fanaticada que la noche de ese jueves de finales de febrero colmaba el Madison Square Garden, porque entre el público asistente, en su mayoría mujeres eso sí, las jevas oscilamos entre 11 y 60 años. Quienes superábamos los tiernos 36 años del cantante, no éramos necesariamente madres llevando a nuestras hijas púberes a ver a su ídolo, más de un grupo de contemporáneas se tomaron un Girls night out para gritar desaforadas ante cualquier inflexión de voz de Levine como alguna vez gritaron nuestras madres ante un súbito movimiento de cadera de Elvis Presley. 
En la actual civilización del espectáculo, como la bautizó Vargas Llosa, el éxito multigeneracional de Adam Levine tiene bastante que ver con su participación como coach en el programa de televisión The Voice, aunque mi amor platónico por Levine se originó tras la película Begin Again con Keira Knightley y Mark Ruffalo, donde hizo un papel que no debió representar mayor esfuerzo Stanislavskiano: un atractivo y tímido músico que tras años de carrera por fin se encuentra saboreando las mieles del éxito. 
Lost Stars, cantada por Levine, fue nominada al Oscar de mejor canción ese año.  
Maroon 5 -originalmente Kara's Flowers- fue fundado en el año 1994 por cuatro panas de la escuela secundaria de los que actualmente solo quedan dos en la banda: Adam Levine y el guitarrista Mickey Madden. La inspiración de las primeras canciones era el desamor adolescente, porque hasta hace poco el hombre más sexy del año 2014 era un flacucho que no inspiraba ni un mal pensamiento.  Con el éxito musical comenzó un trabajo de imagen que convirtió al tímido flacucho, en el Adam Levine actual por el que suspiramos millones de mujeres de todas las edades. 
Esa noche en el Madison Square Garden conseguí entrada en las últimas filas de patio, no de las mejores entradas VIP pero si bastante buena. Mis vecinos de asiento a la izquierda era una pareja de mediana edad con su hijo adolescente que mientras tocaba el grupo telonero (Magic) tenía cara de burro amarrado. Del otro lado dos preadolescentes acompañadas del papá de una de ellas, quienes se debieron haber tomado por lo menos tres mil selfies. Frente a mi un grupo de amigotas con varios cosmopolitan encima, también se dieron duro con los selfies. 
Cuando se escucharon los primeros acordes de Animal, la canción con la que arrancó el concierto, tanto las preadolescentes, como las amigotas de los cosmopolitan, como el adolescente con cara de burro embarcado y su mamá; además de esta que esta aquí, nos propusimos registrar el momento con el celular. OH MY GOD, ¡Maroon 5 en vivo! Just like animals, animals... Mundo, véanme donde estoy.  Chat grupo de familia: "hijas comenzó el concierto, tengo la piel erizada". 
El chamo con cara de burro amarrado le cambio la expresión a éxtasis del bueno mientras compartía el concierto con una amiga vía skipe por su Iphone. La mamá se sabía todas las canciones. Me sorprendí que yo también, en coro las cantamos como si estuviéramos cantando a los Bee Gees. Maroon 5 tiene años sonando en la radio y sus canciones ya no son del dominio de adolescentes sino del dominio público. Tanto chamitas como las amigotas parecían competir con sus tabletas y celulares por  inmortalizar de esa noche el momento perfecto. Una de ellas cargaba un Ipad que entorpecía la visibilidad, quienes estábamos atrás de ella a ratos nos vimos obligados a ver el concierto a través de su pantalla. 
Tratando de esquivar la tableta de enfrente me acordé lo que escribió Susan Sontang hace años en On Photography -mucho antes de esta tecnología digital que hoy ha empeorado con creces la situación- Sontang denunciaba que los hombres y las mujeres modernos nos estábamos acostumbrando a ver el mundo no como es sino como nos los muestra el visor de una cámara, hoy, una pequeña pantalla digital. 

Por supuesto que también tomé fotos pero no muchas porque sabía que a esa distancia el esfuerzo no valía la pena, las fotos saldrían malazas. Hasta que de repente en el encore, Adam Levine y Mickey Madden se acercaron a cantar en una parte de la tarima que entraba al público a pocos metros de donde yo estaba sentada. Tan cerca que si le jalaba un tobillo, me traía a Adam para mi casa. Era el momento íntimo del concierto, cuando el resto de la banda descansaba mientras los dos fundadores regresaban a sus orígenes con uno de sus primeros hits: She will be loved.
  Levine rogó al público que guardáramos los celulares y las tablets, que viviéramos el momento en lugar de estar buscando compartirlo en Snapchat o en Instagram. Y así durante unos segundos no hubo luz de celulares, pero apenas empezó la primera línea: "Beauty queen of only eighteen...", a pesar de su sentida petición, uno a uno volvieron a alzarse los celulares, incluyendo el mío porque cuándo volveré a tener yo a Adam Levine tan cerca de mí.
Esa es la civilización del espectáculo, ya sabes qué hacer con tu momento íntimo admirado Adam. Pero como mi celular es medio obsoleto, y la mano me temblaba de la emoción, hoy lamento que me perdí la intensidad de ese momento para tomar unas fotos de regulares pa' malas. 
Si tan solo Adam Levine viniera a Caracas, no prometo que guardaremos los celulares, lo que si prometo es que seguro seguro no habrá azúcar para echarle.


No hay comentarios: