lunes, 8 de junio de 2015

El sacrificio


Anoche las redes sociales casi explotan maldiciendo a David Benioff y D.B. Weiss, responsables de la serie Game Of Thrones que transmiten por HBO: ¿Cómo se puede ser tan canallas, tan sádicos, tan mala sangres; como para llevar a la hoguera a la pobre Shireen, una niña que era un dulcito de coco, y que además aún vivía en los libros de George R.R.Martin?
Muchos se preguntan cuándo será el día en el que el escritor de la saga A song of fire and ice, en la cual está basada Game of Thrones, pondrá orden en tanta insubordinación creativa, y le jale las orejas a los guionistas de HBO para que dejen de violentar y matar en la serie personajes que no están muertos ni han sufrido tanto en sus libros. 
Hay que darles un parado porque ¿Y si nos matan a Jon Snow?
¿Será que el buen George es inocente de tan inesperadas calamidades televisivas? 
Después de todo, el autor de los libros tiene más de una temporada que no escribe un capítulo en la serie de televisión, pero eso no quiere decir que esté desvinculado: los cambios de trama entre lo que pasa en HBO y lo que pasa en los libros hasta ahora han sido respaldados por el escritor, quien advierte a los fieles seguidores de sus libros que la serie televisiva no tiene que ser reflejo exacto de la saga literaria, son medios distintos, por ejemplo, la nefasta noche de bodas de Sansa con el canalla Ramsay ocurre en los libros de Martin con otra muchacha, pero por economía dramática los guionistas se la adjudicaron a quien hasta el capítulo pasado se pensaba la única sobreviviente de la casa de los Starks. 
Lo explicó pacientemente George R.R. Martin hace unos días, no es que la serie sea irresponsable ante un tema tan sensible como el maltrato a la mujer, es que la corrección política tampoco puede obviar que la trama de esta guerra de tronos sucede en la era medieval, cuando las mujeres eran vistas como simples trofeos, a la libre disposición del poder masculino. 
Para ser justas en pocas series hemos visto personajes femeninos tan memorables en su lucha contra el destino de sumisas damiselas como los de la imaginería de George R.R. Martin: Cersei Lannister, Arya Stark, Daenerys Targaryen, Margaery Tyrrel y su abuela, hasta la misma Sansa, un poco tontica en los libros de George R.R. Martin,  que a fuerza de golpes del destino en la serie ha evolucionado para ser una mujer de carácter parco y fuerte contra la adversidad. 
Sin embargo es imposible para sus seguidores evitar pensar cuál será el destino de la próxima temporada de Juego de Tronos, una cosa es tomarse ciertas licencias creativas con respecto a la obra literaria, y otra escribir una historia alterna a la que su autor todavía no tiene fecha de publicar. Como si Dumas cediera a medio camino el destino de sus mosqueteros antes de que siquiera recuperaran el collar de la reina.  
 El primer tomo de A song of fire and ice: Juego de tronos, fue publicado en el año 1996,  seguido por Choque de reyes (1998), Tormenta de espadas (2000), Festín de cuervos (2005) y Danza de Dragones (2011); con un éxito arrollador aun antes de empezar la serie de HBO. Según George R.R. Martín le faltan por lo menos dos tomos más para dar esta guerra por concluida. Si los primeros tres tomos estuvieron distanciados por dos años, el cuarto y el quinto se tomaron cinco y seis años respectivamente en ser publicados. Por eso era de esperarse que la sexta entrega ya por lo menos debería tener una fecha estimada de publicación, pero no. 
 El estreno de la serie de HBO en el año 2011 coincidió con el lanzamiento de la última entrega de George R.R. Martin, quizás calculando sus productores que Vientos de Invierno (el esperado sexto tomo de la saga de Martin) estaría lista en cinco años. Pasó el temido plazo, el invierno finalmente llegó, y George R.R. Martin sigue sin dar una posible fecha de publicación de la continuación literaria:
 "No me apuren", le exige a sus fans, "o mato a sus personajes preferidos".
Los seguidores de Martin temen que en manos de los guionistas de HBO la saga se salga fuera de control. En otras palabras, que los productores puedan sabotear creativamente a su autor original. Viendo el desarrollo de esta última temporada siento que por el contrario,  los guionistas de HBO no han dado puntada sin dedal. Sospecho que de alguna forma George R.R. Martin está detrás de ellos, manipulando los hilos de sus personajes de alguna manera, aprobando o desaprobando decisiones que puedan ser un giro importante, contando que los guionistas de HBO con la libertad de enmendar detalles solo le darán fuerza a una historia que en su versión televisada no cuenta con las casi mil páginas de cada tomo para explayarse.
Por ejemplo el capítulo de ayer donde los escritores, tan malucos, decidieron sacrificar a un personaje que aun vive en el imaginario literario de Martin: ¿cómo tomar así de fácil la decisión de inmolar al único descendiente real de la casa Baratheon? La más dulce pequeña de esta historia, una niña con un libro siempre en la mano.  
 Llámenme desalmada pero para mi el final de Shireen fue dramáticamente genial, más allá del horror de la escena de ver a unos padres sacrificar a su niña ante un altar de fuego, los escritores hacen énfasis en la incontestable pregunta de hasta donde puede llegar el ansia de poder y si acaso esta decisión de Stannis de sacrificar a su único vástago por una superstición, no terminará representando el final de su dinastía.  
Stannis Baratheon es un padre que capítulos antes tiene una de las escenas más tiernas que recordemos de la serie cuando le rebela a su pequeña sobreviviente de la peste gris de cómo cuando todos los infectados morían de esta enfermedad, el no cejó hasta lograr encontrar una cura que salvara a su bebé, aunque con la cara marcada. La dulce Shireen se siente segura y querida si bien no por su madre,  por su padre, pero el invierno finalmente llega y para la bruja Melisandre -amante de Stannis- solo queda una esperanza para alcanzar el triunfo ante la adversidad: hacer a los dioses una ofrenda de sangre de reyes, la princesa Shireen. 
Abraham no duda en sacrificar a su único hijo para demostrar su amor y sumisión a Dios, pero el Dios judeocristiano lo impide segundos antes del sacrificio. Los dioses de Game of Thrones no son tan benévolos. El sacrificio de Shireem se hace efecto ante la mirada incrédula de millones de espectadores que gritamos al unísono: "¡Pero si tanta maldad filial no está en el libro!". 
 Con la cabeza fría hay que reconocer que el sacrificio de Shireen es una movida perfecta de los escritores con toda la lógica dramática de una serie que sucede en medio del horror y la superstición de la era medieval. 
¿Tendría un mejor destino planeado para Shireen George R.R. Martin? Lo dudo, como tampoco creo que los escritores de HBO se decidieron a tomar la decisión de matar a un personaje sin antes  consultarle a Martin si tenía un mejor destino preparado para el personaje a sacrificar.
Si da cierta angustia que el próximo domingo finalice la quinta temporada de Juego de Tronos por HBO sin que George R.R.Martin se haya dignado a anunciar la publicación de su sexto libro, pero por como se ha manejado hasta ahora la serie  en manos de Benioff y Weiss (and of course Martin), tengo la plena confianza de que estamos en buenas manos. 

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