lunes, 23 de octubre de 2017

Oda al Diablitos



De los amigos que han emigrado a algunos les da por extrañar el Diablitos Underwood, jamón enlatado creado en Boston en 1820 por el británico William Underwood que los venezolanos hicimos parte fundamental de nuestra gastronomía, como no lo hizo ningún otro país. Hoy solo se consigue en Venezuela y en los Estados Unidos. No solo los venezolanos que han emigrado extrañan al Diablitos, los que seguimos en Venezuela también lo extrañamos, porque a cuarenta mil bolívares la lata grande, veinte mil bolívares la pequeña, pocos bolsillos lo pueden costear. 
La semana pasada encontré dos latas grandes de Diablitos en un Farmatodo, eran las últimas que quedaban a quince mil bolívares. Me llevé las dos, justificándome con la señora que me miraba de manera desaprobadora: "Están a precio viejo y a mis hijos les encanta". 
La señora fue bien despectiva: "Por mi se las puedes llevar todas, después que me dijeron de los deshechos con los que preparan el Diablitos, ni se me ocurre comprar una lata de esa porquería". 
Tan aguafiestas la señora, yo soy de las que vivo feliz sin saber de qué está hecho el Diablitos, las salchichas Oscar Mayer y los Nuggets de McDonalds. Cada vez que alguien empieza con un análisis químico sobre nitratos, colas de ratón, pollitos abortados y demás, me retiro de inmediato de la conversación. Sobre todo en lo que concierne al Diablitos, que si algún alimento ha sido una constante en mi vida, ha sido el jamón endiablado. 
Hace un tiempo una amiga comentaba que una tarde decidió darse un gusto y comer galletas con Diablitos, tenía desde niña que no lo hacía, ella se preguntaba si la decadencia en Venezuela llegaría hasta el jamón endiablado, porque le había parecido infecto, lo tuvo que escupir, poco tenía que ver ese Diablitos comido en una Venezuela revolucionaria con el Diablitos de su infancia feliz. 
Anthony Bourdin escribe que el problema de regresar a los sabores de nuestra infancia, aquellos a los que tenemos años sin regresar, es que cuando por fin lo hacemos, es difícil que cumplan las expectativas, porque como bien dice Neruda: "Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos". En el caso del Diablitos, si mi amiga estaba acostumbrada a comerlo con la arepa que le servía su abuelita querida, extrañará el entrañable momento, para ella el Diablitos de entonces jamás se podría superar.
La verdad que no me atrevo a certificar o no la supuesta decadencia, soy de las que ha comido Diablitos a lo largo de mi vida, y me sigue gustando igual, desde que era la merienda favoritas de las piñatas de mi infancia: Pirulí con Diablito (aclaro que no son los Pirulín pequeñas barquillas rellenas de nutella, producto con el que crecieron mis hijos que también se puso por el cielo y hoy pocos pueden comprar en esta Venezuela revolucionada). Los pirulí de las piñatas, que hasta hace poco cuando no había escasez de harina de trigo en Venezuela todavía se conseguía en muchas panaderías, son pancitos medio dulzones, que en las piñatas los niños devorábamos bien fuera con Diablitos, con una pasta de queso, o con jamón y mantequilla. 
Las tías, abuelas y las mamás se reunían en la mañana de la piñata para prepararlos, una vez listos los sandwichitos, les ponían un trapo húmedo encima para que no perdieran frescura antes de la hora de la fiesta. 
Traté de servir pirulís en las piñatas de mis hijos, nos los comíamos las mamás y las abuelas, en las piñatas a las que fueron mis hijos comenzaron a ofrecer chucherías, que los niños preferían a los pasapalos de antaño, aunque los tequeños nunca perdieron vigencia. Hablo de las piñatas de los 90 y 2000, que fueron las de la infancia de mis hijos, no puedo imaginar con esta inflación en las piñatas actuales que servirán de merienda. 
Regresando al Diablitos de mi niñez, cada familia tenía su receta particular para prepararlo, la de mi bisabuela carupanera era mezclado con mantequilla y salsa inglesa, así me acostumbré a comerlo  cuando lo desayunaba con pan de a locha que entonces todas la mañanas, sin falta, llevaba a casa el panadero junto con un litro de leche y el periódico. Otra costumbre que se perdió hace años en Venezuela, entre otras razones, por la inseguridad. 
Adolescente, en casa de mis primas, merendábamos con galletas de soda su versión de Diablitos: mezclado con salsa de tomate. Si mi bisabuela se hubiera enterado de semejante profanación. Mis hijos también rompieron la tradición del Diablito de Granmamá, ellos no le ponen mantequilla, pero si le ponen un puntico de salsa inglesa, a la que le agregan queso pecorino rallado, porque queso parmesano, en esta Venezuela, sería impensable.  

El año pasado cundió el pánico cuando la empresa productora de Diablitos, General Mills, anunció que al igual que tantas transnacionales, se iba de Venezuela, ¿sería que nos iba a abandonar hasta el Diablitos? Pero vendieron la fábrica a unos misteriosos inversionistas, y hasta ahora, en Venezuela, Diablitos no se ha dejado de producir. Sin embargo, hasta hace poco el jamón endiablado era un alimento si bien no nutritivo, accesible al bolsillo del venezolano común del cual se podían derivar muchas recetas: arepa con Diablito, huevos con Diablito, pasta con Diablito. 
Aunque a mi siempre me gustó comerlo fue con pan, si acaso galletas, tampoco es que lo desayunaba todo los días, pero por lo menos una vez cada quince días. A mis hijos les gusta la arepa con Diablitos, por eso históricamente en la compra de la semana compraba varias latas sin desequilibrar el presupuesto familiar. A la gata Madonna de vez en cuando le servíamos su lata de Diablito que se comía feliz, y murió de vieja la gatita. 
Pero ahora a cuarenta mil bolívares la lata grande -aunque quienes viven afuera nos recuerden que es un dólar a precio del dólar negro hoy- pero para el bolsillo devaluado del venezolano es un lujo que preferible invertir en placeres menos culposos y más nutritivos. 
Esperemos que el Diablitos no corra con la misma suerte del Nutella y los pirulín, sabores que nos llevan a nuestra infancia, que en esta revolución muy pocos se pueden costear. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

1.- ¿De qué está hecho Diablitos™ Underwood™?

Diablitos™ Underwood™ está hecho de pernil y espalda de cerdo, especias, sal, azúcar, y nitrito de sodio. Puede encontrar la lista de ingredientes en cualquiera de nuestros empaques.

Diablisabores ™ Jamón Serrano está hecho de pernil y espalda de cerdo, sazonador sabor a jamón serrano, sal, azúcar, y nitrito de sodio. Puede encontrar la lista de ingredientes en cualquiera de nuestros empaques.

Diablisabores ™ BBQ está hecho de pernil y espalda de cerdo, sazonador sabor a BBQ, sal, azúcar, y nitrito de sodio. Puede encontrar la lista de ingredientes en cualquiera de nuestros empaques.

Diablisabores ™ Tocineta está hecho de pernil y espalda de cerdo, sazonador sabor a tocineta, sal, azúcar, y nitrito de sodio. Puede encontrar la lista de ingredientes en cualquiera de nuestros empaques.

Rico Jam™ está hecho de paleta de cerdo, tocino, aislado de proteína de soya, especias, papa deshidratada, sal, azúcar, eritorbato de sodio y nitrito de sodio. Puede encontrar la lista de ingredientes en cualquiera de nuestros empaques.

Los productos no son nocivos, son microbiológicamente sanos ya que son envasados al vacío y sometidos a un proceso de esterilidad comercial que garantiza su vida útil por 3 años.

En Diablitos™ Underwood™ estamos comprometidos con la calidad y sabor de nuestros productos.

anguelazota50@gmail.com dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
anguelazota50@gmail.com dijo...

Qué especias le ponen? Vi el video donde hacen el diablitos y le ponen una sustancia oscura...qué es?