domingo, 11 de mayo de 2008

La guerra contra los Davids



Lo dije anteriormente, no soy mujer de novedades: después de 6 años de furor mediático ahora es cuando me engancho a American Idol.
No es el primer programa que veo de este estilo: en el 2003 me volví adicta a la segunda temporada de Operación Triunfo (el año después que ganó Rosa y quedaron finalistas David Bisbal y David Bustamante). Hoy Bisbal es una superestrella, y de Chenoa, Rosa y Bustamante sabemos por ¡Hola! Pero en la segunda temporada del programa español, después de triunfar la rebelde Ainoa y quedar finalistas la hippie Beth y el guapo Manuel Carrasco, tras la euforia inicial, fue como que se los tragara la tierra. Y no sólo los jóvenes cantantes en Operación Triunfo dejaron de ser noticia en ¡Hola!, a partir de la cuarta temporada lo dejaron de transmitir por TVE y no lo vimos más en Latinoamérica.
A pesar de mi devaneo con Operación Triunfo, nunca me interesaron American Idol o su émulo Latin American Idol, carecían del drama rosa del programa español. Me parecían un karaoke glorificado. Un invento más del Imperio. Hasta que una noche, por casualidad, pasé frente al televisor justo cuando un chico sin gracia y despeinado entonaba una canción que me sonó levemente familiar.
“Háganse a un lado”, le dije a mis hijas adolescentes sentándome en el sofá del estar para descifrar dónde carrizo había escuchado antes esa canción, cuando me sorprendí entonando: “The kiiiiid is not my son!”.
No podía creer lo que este tipo de voz cavernosa estaba haciendo con la pegajosa "Billie Jean": la interpretaba como una intensa balada rock. ¡¿Un rockero cantando a Michael Jackson?!¿Existe el infierno? Sí, y es de los atrevidos.
A partir de ese quinto concierto de la sexta temporada de American Idol cuyo tema era “interpreta una canción del año en el que naciste”, me volví adicta al programa, pero sobre todo, hincha de David Cook, residente de Kansas de 24 años quien pudiendo haber escogido “Rock the Casbah” de Clash, o “I’ve got a Rock & Roll heart” de Eric Clapton, eligió “Billie Jean” de Michael Jackson, compuesta en 1983, año en el que él nació, año en el que yo la bailaba a lo moon dance en la New York.
También me sorprendió que el principal rival de David Cook para llevarse la corona de American Idol es otro cantante llamado David, pero Archuleta, residente del estado Utah de apenas 17 añitos, quien casualmente recuerda a Michael Jackson, pero no el Michael Jackson actual desteñido, decadente, como salido de una película de los años 80 de John Waters, sino al joven Michael Jackson cuando todavía era negro, llevaba afro, y representaba la máxima energía del buen pop.
Si David Cook le da la profundidad del rock a lo que canta, David Archuleta le inyecta a sus interpretaciones la alegría Pop, a tal punto, que la noche del rock se comió al rockero Cook cantando un espectacular "Stand by me" de Ben E. King.
Pero entre los dos Davids se podría interponer una Goliat puro Soul: Syesha Mercado, de 21 años, quien casi todas las semanas está entre los concursantes menos votados, pero por alguna razón, logra sobrevivir. Las malas lenguas dicen que se debe a que es oriunda del estado Florida, y ya sabemos que en ese estado se deciden elecciones que cambian la historia. Syesha es el fenómeno Obama-Hillary en uno: mujer y afroamericana luchando por el voto. Sus inspiraciones están claras: Alicia Keys, Whitney Houston, Aretha Franklin, Lauryn Hill; pero la noche en la que se la comió fue cantando "Proud Mary" de la gran Tina Turner.
Syesha parece la más débil de las concursantes no sólo porque su estilo de princesa del soul no tiene un sello original, sino porque no tuvo la popularidad de Archuleta y de Cook, quienes nunca fueron cuestionados por el público, y el jurado desde el principio los trató como ganadores.
Pero quién sabe si la chica de Miami puede emular en la recta final el fenómeno de Rosa en Operación Triunfo, y logra vengar a Goliat acabando de una sola pedrada con el par de Davids.

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