martes, 17 de noviembre de 2009

Miedos


El público abarrotaba El Centro de Arte Los Galpones, apenas tomó la palabra el orador de la noche, Jorge Volpi, nos ubicó en una escena que parecía salida de una apocalíptica película de Ciencia Ficción: “Ciudad de México, 21 millones de habitantes, abril año 2009, 2 de la tarde, las calles están desiertas, sólo silencio…”, así comenzó el escritor mexicano su conferencia: “Terror en la Ciudad: sobrevivir en las Megaurbes Latinoamericanas del siglo XXI” recordando la alarma desatada en su país ante el inicio de la epidemia que originalmente se conoció como “Gripe Porcina”.

Según Volpi, a pesar de que la humanidad jamás ha vivido en una era más segura que en este siglo XXI, los seres humanos tenemos más temores que nunca. A medida que el escritor los iba enumerando sentía que muchos de estos miedos son compartidos en las grandes urbes, como ser víctimas de la violencia, pero otros temores tienen sus matices de región en región, como por ejemplo, la hoy llamada gripe AH1N1 que no llegó a niveles de pánico en Caracas, a pesar de que más de un precavido ciudadano se encaramó su mascarilla y se abasteció del gel antiséptico Pureza por temor a estar ante una pandemia similar a la Gripe Española, que a principios del siglo XX, cobró tantas vidas.

Pero el Gobierno venezolano no la consideró una alarmante crisis de salud y hoy ya pocos caraqueños se asustan cuando alguien les tose al lado, y eso que en Venezuela la AH1N1 ha causado casi 100 muertes, cifra que quizás no nos asombre por ser similar a la de los decesos violentos de un fin de semana largo en Caracas.

Volpi habla de la angustia que se siente en Ciudad de México al montarse en un taxi, el pasajero teme ser robado por el conductor… y yo imagino el terror que debe sentir un taxista caraqueño cada vez que sube un pasajero, él es el que no sabe cuándo va a ser atracado. Terror compartido por conductores y usuarios del transporte público: “¿se subirá Juanito Alimaña en la próxima parada?”. Quienes andamos en carro no nos sentimos más seguros, temblamos en los semáforos o en cualquier tranca ante la posibilidad de toparnos con uno de esos motorizados y sus parrilleros que roban impunemente en el tráfico. Los motorizados honestos son los primeros que andan aterrados, además de preocuparse de que les roben la moto, no venga un paranoico a zumbarles el carro.

Tras oír a Volpi pienso que los miedos modernos también varían de ciudad a ciudad en Venezuela, mientras en Caracas tememos la amenaza de una crisis energética, en muchas ciudades del Interior dejaron de temer un futuro de apagones por la sencilla razón de que la crisis energética llegó hace rato. Mientras en Caracas unos hablan de guerra con Colombia como una gesta patriota contra el Imperialismo, y otros hacen chistes de esta nueva bravuconada presidencial, el miedo a un enfrentamiento bélico en las poblaciones cercanas a la frontera no es causa de gracia.

Pero de los terrores de los que habló Volpi en la 9na conferencia convocada por la Fundación para la Cultura Urbana, pocos nos identifican tanto como el que el escritor mexicano llamó: “la soledad cívica”, sentirnos desamparados por las instituciones que supuestamente están para protegernos. Ojalá se vuelvan palabras ciertas las de despedida del autor de El fin de la locura: “Hay que encontrar la manera de fortalecer las instituciones para ponerle límite al poder de los Gobernantes”.

Artículo publicado en El Nacional

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