lunes, 24 de septiembre de 2012

Emmys bajo par


Si de algo podemos estar seguros es que en los Emmy 2013 no estarán nominados los escritores de los Emmy 2012, la entrega de los premios a lo mejor de la televisión este año estuvo bajo par, tras el sketch inicial donde las actrices nominadas consuelan en el baño a Jimmy Kimmel por un supuesto exceso de botox, el presentador no logró agarrar las riendas del espectáculo a pesar del fallido intento de entrar en el trending topic de las redes sociales sugiriéndole al espectador, con la complicidad de Tracy Morgan, que twitearan que la estrella de 30 Rock había colapsado en escena. La parte donde Kimmel manda a sacar a sus padres del teatro por no haberlo preparado para la derrota, lo que dio fue pena ajena.
Y eso que estamos viviendo una era dorada de la televisión, sobre todo por cable, porque ninguna de las series dramáticas nominadas pertenece a una de las grandes cadenas, son series cortas, de no más de 12 o 13 capítulos por temporada, no hay espacio para tonterías ni rellenos como los desaciertos que vimos anoche, son historias redondas, casi que perfectas.
De las seis series nominadas como mejor drama, la única que no he visto es la que ganó: Homeland, dicen que una versión inferior a la serie original israelí que trata sobre el mundo del contraespionaje. Debe ser muy buena porque superó a puro peso pesado: cuesta decidir cuál es mejor entre Game of thrones, Boardwalk Empire, Downton Abbey, Mad Men; pero si tengo que escoger mi favorita entre tantas series buenas sería Breaking Bad, la historia de Walter White, un profesor de Química que tras serle diagnosticado un tumor letal, para dejar bien provista a su familia se convierte gradualmente en Eisenberg, su mr Hyde, despiadado fabricante de metanfetamina.
Las series de comedia, o sitcoms, no las sigo tanto, como no tiene mayor continuidad dramática, las veo cuando las agarro de manera casual por tv, por eso de las nominadas las que más he visto son Modern Family (que arrasó anoche con los premios) y The Big Bang Theory; que son las que más pasan por Direct Tv. En este renglón de comedia todavía dominan los grandes networks.
Jon Stewart, quien ganó por enésima vez el premio al mejor programa de variedad, dijo en su discurso de agradecimiento que si había un Apocalipsis y en un futuro otra civilización encontraba una caja llena de esos galardones con su nombre, servirían como testimonio de cuán predecibles eran los premios Emmys.
Ni tan predecibles, las apuestas no daban a Homeland como ganadora sino a Mad Men, serie que de haber ganado habría tenido casi tantos triunfos seguidos como Jon Stewart.
Pero la gran sorpresa de la noche, para mí fue el galardón menos merecido: Jon Cryer como mejor actor de comedia en Two and half men, sitcom que desde que botaron a Charlie Sheen, dejó de ser divertido  y se volvió patético: hoy Alan Harper, el eterno arrimado, no da risa lo que da es dentera.
La noche terminó con un blackout, Glen Weiss, el director de los Emmys -ganador de la noche por la entrega de los Premios Tony edición 65- mandó a subir la música, poner los créditos y apagar la luz mientras el productor de Modern Family, acompañado del elenco de la serie de comedia ganadora, manifestaba su emoción de volver a merecer semejante reconocimiento de la Academia.
Nada que no hayamos oído el año pasado, diría el fastidiado director quien sabría que por lo menos con este programa, no se llevaría un Emmy.


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