viernes, 28 de septiembre de 2012

El musiú pendejo


Francisco Toro acaba de publicar un artículo en The Guardian titulado: "The cult is over", donde afirma que tras catorce años de gobierno, la mística relación entre Chávez y el electorado venezolano parece haber mermado. Según el primo Quico, a pesar de los millonarios esfuerzos para captar votos y del innegable ventajismo electoral del presidente-candidato, por primera vez en esta V República hay una posibilidad real de que el candidato de la oposición triunfe en la próximas elecciones presidenciales.
Como suele suceder en estas publicaciones extranjeras, en los comentarios por la web saltan los aguerridos defensores de las revoluciones ajenas, quienes defienden como punto de honor a gobiernos autoritarios que se jacten ser de izquierda revolucionaria, claro, desde la comodidad de países cuyas instituciones y habitantes jamás tolerarían semejantes abusos de poder.
A la fuerza hemos aprendido en Venezuela que la democracia no solo es ganar procesos electorales, vivir en democracia es vivir en un país cuyos poderes públicos sean independientes del Gobierno y se garanticen los derechos ciudadanos sin distinción ideológica; y en esta República Bolivariana todos los poderes están bajo la batuta del Comandante en Jefe y serán favorecidos quienes juren alianza al credo chavista.
Entre los defensores del proceso revolucionario venezolano desde la comodidad de algún Imperio, un bolsa comenta en The Guardian: "Si los venezolanos no votan por Chávez, habrán sido dramáticamente manejados por una campaña masiva de propaganda dirigida por una combinación de neo-liberales, zionistas, miembros del tea-party, evasores de impuestos, imperialistas, hombres y Margaret Thatcher".
¿Margaret Thatcher?
¿Dónde está esa campaña papito? ¿En Globovisión? ¿Cuántos venezolanos tienen acceso a este canal privado de noticias comparado con las decenas de canales en manos del Estado? Si hasta la más inocua publicidad contra el Candidato-Presidente es censurada mientras en el Canal del Estado no se ahorran insultos, injurias y burlas contra el candidato de la oposición.

No solo la revolución es televisada en vivo y en directo, y horas y horas y horas del Comandante encadenado en todos los medios de comunicación nacional; no hay kilómetro en Venezuela en el que no esté multiplicado el omnipresente rostro del líder de la revolución bolivariana inaugurando lo inaugurado, ofreciendo obras que quién sabe si se realizarán, o que fue necesario que se acercaran unas elecciones para emprenderlas.
Cualquiera que haya visitado este territorio revolucionado sabrá que apenas entrando en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía ya vemos al sonriente rostro del presidente de la República dando la bienvenida. Rostro que no dejará de estar presente en cuanto edificio público, valla y mural sea posible. Hasta en las ambulancias está la cara de Chávez.
Ni el más cinico revolucionario se atrevería a negar que en el renglón propaganda la del actual Gobierno no ha tenido mengua en los últimos catorce años siendo el rostro del Comandante el equivalente al Mickey Mouse de este parque de atracciones de la izquierda trasnochada.

Enfrentando de nuevo unas elecciones que pueden garantizar que el maní del culto a un hombre de boina roja y chaqueta militar dure seis años más, imposible no preguntarse: Y qué fue de la vida del Contralor y del Fiscal y del CNE que admiten propaganda electoral en instituciones públicas como el Seniat, ente responsable de la recaudación de impuestos, donde en operativos especiales para sacar el RIF ostentan una poca disimulada campaña electoral.

Sabrá el musiú que insiste que hasta Margaret Thatcher metió mano en estas elecciones que decenas de canales de televisión del Estado en Venezuela, al igual que cientos de radios comunales, están al servicio de la campaña electoral del Comandante en Jefe, sin olvidar la obligación de transmitir en la televisión comercial propagandas electorales disfrazadas como "campañas institucionales", como por ejemplo, la del hombre que dice: "Primero Dios y después mi Comandante".
 ¿Dónde está lo institucional de esa frase?
Sabrá el hincha inglés que en Venezuela se cierran calles indiscriminadamente con camiones que regalan comida y afiches del candidato-presidente. ¿Obra social o propaganda electoral?
 La desproporción de propaganda entre los candidatos se hace obvia hasta en la Cota Mil a la altura de Chacao, zona vinculada con la oposición, el tramo entre La Castellana y Altamira tiene un radio aproximado de por cada pendón publicitario del candidato Henrique Capriles Radonski, hay cuatro pendones del presidente-candidato Hugo Chávez.  Lo que hace evidente el desequilibrio de fondos entre ambas campañas.
 Por lo menos en esta parte de la ciudad se admite la propaganda del candidato de la oposición, en muchas zonas decretadas "territorio rojo" cualquier amago de campaña de la oposición es arrancada de inmediato.
Y después viene un musiú pendejo a hablar de Margaret Thatcher y la propaganda.

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