domingo, 29 de junio de 2014

¿Hay que ajustarse?


"Hay que ajustarse"- balbuceaba Omar Vizquel cuando en el programa de radio En el diván de Gladys, la periodista Gladys Rodriguez le preguntaba sobre la actual Venezuela. Comprendo que para un deportista como Vizquel, ganador de once globos de oro en las Grandes Ligas, una gloria para todos los venezolanos por igual, hablar sobre el difícil momento que hoy vivimos en Venezuela es ponerlo en una situación incómoda porque en la medida que se sincere con su visión política, a favor o en contra del status quo revolucionario, disgustará a un buen porcentaje de sus fans. 
Vizquel trató de fildear la pregunta como pudo, pero sin la destreza que lo caracteriza en el campo corto, apenas atinó balbucear sobre la situación económica, sobre los tiempos difíciles, sobre transformaciones políticas, la inseguridad...  Lo mejor que se le ocurrió para salir del paso antes de que la periodista lo rescatara de su miseria y lo pusiera a navegar en aguas más cómodas, fue un "ante tanta inseguridad hay que ajustarse... una visión diferente de lo que es salir a rumbear...  hay que actuar con cautela". 
Con todo respeto, no podría estar menos de acuerdo con mi admirado Vizquel, porque aunque por supuesto a los venezolanos ante tanta violencia de país no nos queda otra que actuar con cautela, no podemos ni debemos ajustarnos, aceptar que nuestra vida es así, que vivir con miedo tenga que ser nuestra normalidad, que sea normal en Venezuela que nos sintamos obligados a protegernos lo mejor que podamos cual venaditos en un bosque lleno de depredadores.
Lo peor de todo es que estar siempre alertas y tratar de evitar el peligro no termina siendo garantía de nada porque no sabemos cuándo ni dónde se puede asomar el tigre de la violencia para darnos un zarpazo fatal. Por supuesto que hay que ser cuidadosos, pero no es normal sentir que salir a rumbear tenga que ser visto como una frivolidad capaz de pagarse con la vida, por lo tanto hay que evitarlo lo más posible.  
Estamos tan mal que ni siquiera "rumbear" es la única "temeridad" que nos puede costar la vida en la actual Venezuela: este año 2014 tres casos de muertes violentas que me han tocado a cierto nivel personal ninguno tuvo que ver con que las víctimas estaban de fiesta. 
El primero de estos casos, el de Mónica Spear y Thomas Berry, me tocó no porque los conociera personalmente, sino porque fue un crimen impactante a nivel de opinión pública el de esta joven pareja cuya única temeridad fue pretender hacer turismo nacional con su niña. El segundo de estos casos, el de mi pana el arquitecto John Machado, tampoco fue por rumbear, simplemente estaba saliendo de su oficina a última hora de la tarde cuando fue sorprendido por una banda de secuestradores con un desenlace fatal; y por último Gustavo Jimenez y Luis Daniel Gómez cometieron la temeridad de subir al Ávila en sus bicicletas un sábado en la mañana y se toparon con un supuesto deportista que tenía tiempo atracando con impunidad, y no fue sino hasta que acabó con las vidas de estos dos jóvenes padres de familia, amigos de mis cuñados y mis primos, que las autoridades se dignaron a terminar con su negocio redondo de atracar en los caminos de ese privilegiado parque nacional que en tiempos revolucionados pretenden rebautizar como Waraira Repano.   
Por eso no comparto el sentido consejo del gran Vizquel que los venezolanos debemos ajustarnos a los tiempos que corren: ¿Acaso hay que ajustarse a que en Venezuela haya toque de queda impuesto por la delincuencia que afecta actividades como el turismo nacional, salir del trabajo cuando comienza a oscurecer, o hacer ejercicio un fin de semana?  ¿Ajustarse significa aceptar que ganó la impunidad, aceptar que en Venezuela la vida no vale nada, y que hay que intentar guarecerse lo mejor posible sin que esto sea garantía alguna? 
Yo no me resigno, y creo que Vizquel de corazón tampoco a tantos "ajustes" en lo que debería ser la vida normal de cualquier ciudadano en un país sano. Pero imagino que opinar públicamente sobre "la Venezuela actual" es difícil para una gloria nacional que no desea entrar en las turbias aguas de la polarización, sobre todo ante los casos de algunos de sus compañeros peloteros que cada vez que abren la boca para opinar sobre política, terminan abucheados por la mitad de su fanáticada. 

No hay comentarios: