jueves, 25 de noviembre de 2010

Isabel ante La Ola


Somos animales de costumbres, nuestra familia tiene el rito que los domingos en la noche se come pizza, por eso cuando me cambiaron la seña porque a Isabel, mi hija de 16 años, la invitaron del colegio a ver en el Teatro Trasnocho "La Ola" del grupo Skena, me preguntaba malhumorada llevándola bajo un diluvio: "¿A quién se le ocurre ir un domingo en la noche al teatro?".
Por lo visto que a mucha gente porque el teatro Trasnocho estaba lleno, de casualidad logré conseguir una entrada a un lado de la sala. Isabel no tenía problemas porque Sergio, su profesor de Filosofía, había comprado las entradas el viernes en la tarde para los alumnos de 4to y 5to año que se anotaron en una lista. Pensé que con ese aguacero a lo mejor algún muchacho se echaría para atrás y me quedaría con su entrada, pero de los aproximadamente 14 que se anotaron, fueron 15 porque una de las muchachas a última hora sus amigos la convencieron de que esta era una Ola que valía la pena surfear.  El que se tuvo que quedar afuera fue el profesor de Filosofía, que como había visto la obra, le cedió la entrada a Valentina.
A las 8 en punto ya estaba sentada en mi rincón en una sala llena de parejas jóvenes, familias con hijos adolescentes, algunos adultos contemporáneos; tras abrirse el telón mostrando un aula con varios monitores que transmitían a Hitler dando un discurso frente a las masas enardecidas, la obra comienza con un estruendo de música rock y un grupo de colegiales que en su dinámica social no parecen muy distintos a Isabel y a sus compañeros de clase.
La Ola del grupo Skena, dirigida por Armando Álvarez, está basada en la película alemana La Ola del director Denis Gansel, que a su vez se basa en el libro sobre un experimento realizado a fines de los años 60 en una universidad de California por un profesor de Ciencias Políticas quien tenía la teoría de que cualquier grupo de personas, ante la seducción de un líder carismático, podía abrazar una conducta fascista y agresiva.
Aunque en los monitores muestran imágenes de Caracas y su soundtrack es rock nacional, el escenario de La Ola puede ser un colegio cualquiera, en una ciudad cualquiera, donde el rebelde y popular profesor  Zelko Rainer ( Basilio Alvarez)  buscando cómo darle la vuelta a un tema aborrecible como lo es la "Autocracia", ante la certeza de sus estudiantes de que después de la experiencia de la Alemania Nazi el hombre moderno no volvería a cometer el mismo error de entregarle el control a un líder desaforado, Rainer decide demostrarle a su escéptica clase que siguiendo paso a paso el manual del fascismo (líder irrefutable, disciplina férrea, darse un nombre como grupo, no aceptar disidencias, uniformarse) la mayoría de sus alumnos, sobre todo los más débiles, serían presa fácil del delirio de sentirse pertenecer a una fuerza todopoderosa.
Ahí está el tema, hay que ver la obra para vivir la experiencia aunque muchos de sus espectadores esa noche sentimos vivir en ella desde hace 12 años, solo queda decir que más allá de las excelentes actuaciones de los adultos, además de Basilio Álvarez (un rock star en las tablas), Catherina Cardozo y Juan Carlos Ogando; el elenco juvenil es para quitarse el sombrero de la generación de actores que se está formando.
Ante semejante elenco apenas un poco mayor que los alumnos de Sergio, viendo en los monitores su ciudad, tras oír la música que ellos oyen, quizás el grupo Skena logró que ninguno de los muchachos presentes ese domingo en la noche deje de anotarse la próxima vez que en el colegio vuelvan a sugerir ir al teatro, y quién sabe si logran comprender un poquito no sólo la historia en la que les tocó criarse, sino que hasta en la escuela pueden llegar a ser carnadas de un proyecto totalitario.

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