miércoles, 25 de enero de 2012

Entrevista imaginaria a Oscar Wilde (1984)

Coloquio sobre Salomé
Lugar: Café Deux Magots
Fecha: Enero de 1984.
Participantes por estricto orden alfabético: Adriana Villanueva y Oscar Wilde.

Entre mis pertenencias más preciadas está la Enciclopedia de la Magia y las Ciencias Ocultas, para hacer este trabajo tuve que echar mano a ella para invocar al dramaturgo inglés-irlandés de fines del siglo XIX Oscar Wilde, quería saber su opinión con respecto a la versión en ópera que hiciera el músico alemán Richard Strauss de su obra Salomé·.
¿Qué mejor lugar de invocarlo que el Cafe Deux Magots en París? París fue la ciudad adoptiva de Wilde, en ella pasó sus últimos años y escribió Salomé en francés aún sin dominar el idioma. Nuestra cita se realizó a las 5 de la tarde, hora en la cual el café está tranquilo, los clientes que llenan sus mesas observan a quienes deambulan por el agitado barrio de Saint German de Pres mientras hacen como si hojearan sus periódicos vespertinos. Wilde, como buen inglés, llegó puntual al encuentro, aunque un poco malhumorado:
OSCAR WILDE: Fuiste tú, desdichada niña, quien osó invocar por mí y sacarme de ese delicioso lugar que los pobres de espíritu llaman con terror "infierno".
ADRIANA VILLANUEVA: Disculpe mister Wilde, pero necesito su ayuda.
OW: Te disculpo solo porque me trajiste a París, el único lugar de este mundo que añoro, ahora dime: ¿Qué quieres de mí?
AV: Me llamo Adriana Villanueva, vengo de la segunda mitad del siglo XX, soy estudiante de la Escuela de Arte en Venezuela...
OW: Mi querida Adriana el arte no se estudia, el arte se practica. Siempre lo he dicho, dos cosas fatales para la imaginación son la indolente costumbre de la exactitud y el trato con las personas de edad o bien informadas, por lo tanto temo que este encuentro sea un terrible error para los dos: para tí, por estar tratando con una persona un siglo mayor que tú, y para mí por estar tratando con una persona que pretende ser bien informada.
AV: Señor Wilde ¿no fue usted quien dijo que a la gente no se le debía clasificar sino en aburrida y en encantadora? Los dos somos terriblemente encantadores por lo tanto considero que nuestro encuentro no es ningún error, me gustaría su opinión sobre la versión de su obra Salomé que hiciera para la ópera Richard Strauss, pero antes me gustaría saber cómo nació Salomé.
OW: La juventud es el arte de no hacer nada útil, pero te complaceré respondiéndote porque eres atrevida y porque los jóvenes tienen derecho a coronar a un artista. Así que te daré un rato de mi eternidad para contarte cómo nació Salomé. Estaba almorzando con un grupo de escritores franceses, les contaba la historia de una obra que tenía en la cabeza desde hacía varias semanas, inventaba y completaba a medida que iba narrando. Al regresar a casa en el boulevard de los Capucinos, me fijé en un pequeño cuaderno blanco que tenía arriba del escritorio y decidí escribir Salomé. De no haber sido por eso no la habría escrito ya que no habría salido a comprar un cuaderno, haría cualquier cosa por mantenerme joven menos ser un buen ciudadano, levantarme temprano y hacer ejercicios. Así que escribí hasta las 11 de la noche cuando me dio hambre, salí a comer al Gran Café donde tocaba una pequeña orquesta, le conté al director que estaba escribiendo una obra donde una mujer bailaba descalza sobre la sangre de un hombre a quien ella había mandado a decapitar, y le pedí que tocara algo en armonía con mis pensamientos. Vaya si lo logró, tocó una música tan salvaje que quienes estaban en el local, dejaron de conversar mirándose los unos a los otros horrorizados. Después de esto, regresé a mi pieza y la terminé de escribir.
AV: Entonces se puede decir que el desenlace de Salomé fue inspirado por la música.
OW: La música nos crea un pasado que desconocíamos, nos llena de sentimientos penosos que fueron hurtados de nuestras lágrimas. Sí, debo decir que mucho de Salomé se lo debo a la música.
AV: Debe estar contento porque su Salomé no solo fue inspirada por la música sino que ella a su vez inspiró música, naciendo una de las óperas fundamentales de la era contemporánea. ¿Qué más puede pedir un artista?
OW: Tuve la oportunidad de ver el Salomé de Strauss en el Coliseo del Infierno, apreciar las mejores obras y los mejores libros es un privilegio que tenemos en el infierno que no tienen en el cielo. Me gustó lo que hizo Strauss porque respetó el texto, y al igual que el director del Gran Café, su música inspira tormento, por eso los críticos de su época la llamaron perversa. Casi el mismo efecto que produjo la música de la pequeña orquesta el día que la escribí. Aunque no puedo decir que esa sea la música que me guste, desde Wagner me parece que la música es puro ruido, hay algunos músicos que son tan poco razonables que pretenden que uno sea mudo cuando lo que provocaría es ser sordo. Pero supongo que para Salomé ese era el tipo de música adecuada, ya que yo buscaba con ella una reacción de la sociedad inglesa de mis tiempos, de principios tan anticuados y prejuicios tan elogiables, que se había arrancado los ojos y tapado los oídos. Yacía como un leproso vestido de púrpura. Permanecía inmóvil como un muerto embadurnado de oro. Quería perturbarlos y lo logré de tal modo, que un abominable ser llamado Lord Chamberlain, censor de la época, censuró Salomé gracias a una vieja ley de reformación protestante en Inglaterra, ese maldito casi logra que abandonara la nacionalidad inglesa por la francesa. Me negaba a ser ciudadano de un país que demostrara semejante estrechez de mente en su juicio artístico. A Strauss también le gustaba escandalizar a la sociedad y uno de sus métodos fue escoger mi obra más controversial y hacerla ópera 14 años después de escrita. Yo escribí Salomé en 1891 y Strauss la convirtió en ópera en 1903. Pero tuve más éxito que él ya que mi Salomé fue censurada y la de él no.
AV: ¿Qué le pareció en la ópera de Strauss la decapitación de Jokanaan y y la parte final cuando Salomé tiene la cabeza del profeta?
OW: En la parte dramática el mérito me pertenece, la música continua la belleza de la poesía.
AV: ¿Le molesta que su Salomé hubiese sido tan mal acogida en su época mientras que la obra de Strauss fue un éxito?
OW: Ser grande es ser incomprendido, cuando la gente está de acuerdo conmigo, siempre pienso que debo estar equivocado. Si a todos les hubiera gustado mi Salomé y el público hubiese aplaudido a rabiar, de alguna forma me hubiera sentido que no cumplí con el cometido de artista, porque cuando los críticos difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo. Siempre lo he dicho, la popularidad es la corona de laurel que el mundo teje para el arte malo. Todo lo popular es falso. Por eso te aconsejo, estudiante de Arte, que si le eres fiel a tu arte no serás el portavoz de un siglo sino el dueño de la eternidad.

Y con estas palabras Oscar Wilde se esfumó a la tranquilidad del infierno.

Saqué 19 en este trabajo para la materia Teatro Musical que dictaba el profesor Gustavo Tambascio en la Escuela de Arte. Tenía 20 añitos cuando lo escribí, desde entonces, Oscar Wilde no me ha vuelto a visitar.  

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial! He gozado con esta entrevista como si hubiese estado en una mesita al lado de ustedes en el café...

Adriana Villanueva dijo...

Entonces que se repita, habrá que avisarle a Wilde.

Astrologia dijo...

me gusto mucho tu blog veo que tienes cosas muy interesantes.

saludos